Es la última asamblea antes del verano y Josep (Francesc Garrido) quiere que se apruebe el borrador del concierto a toda costa. Los afectados tratan de alcanzar un acuerdo para no demorar más los plazos. Todos a una, respetando tanto la pluralidad ideológica como el turno de palabra... si es que eso es posible.
Juli Disla y Jaume Pérez adaptan la obra teatral La Gente, escrita por los propios autores del guión y estrenada en 2013. Precisamente la estructura teatral está presente durante toda la película rodada prácticamente en un único escenario.
Primer largometraje dirigido por Álex Montoya, después de una carrera de casi 20 años dirigiendo cortometrajes premiados en diferentes festivales.
Asistimos a la reunión de un grupo de personas que no sabemos a qué sector o colectivo pertenecen, algo que importa poco, podría ser igual una reunión de vecinos o una asociación de cualquier tipo, aunque parece desprenderse de los diálogos que trabajan en la misma empresa y discuten una especie de convenio que, también por lo que se deduce, les van poco menos que a imponer. Están allí para elegir a sus representantes conforme a un correo electrónico que les ha enviado Josep y la reunión no es sino una disculpa para plantear el verdadero asunto que le interesa al film: las rencillas y discrepancias entre unos y otros.
Casi todo descansa en el guión, los diálogos de los intérpretes y unas subtramas sencillas.
La película cuestiona con humor el concepto mismo de participación, ahondando en lo ininteligible del lenguaje burocrático, la dificultad que tenemos para ponernos de acuerdo, las artimañas que permiten vencer en una discusión y reflexiona sobre una cuestión: diálogo no es sinónimo de democracia.
La obra teatral y, por ende la película, nace a la sombra del movimiento 15-M y aborda con cierto escepticismo y mucha ironía este tipo de manifestaciones asamblearias, llamando la atención sobre la capacidad que tienen quienes dominan el debate dialéctico a la hora de conducir la opinión de los grupos. La casi esperpéntica escena en que descubren el malentendido de uno de los asistentes, así viene a subrayarlo.
Interpretada correctamente, la película se ve con gusto y el tono de humor viene dado de que casi todos reconocemos las escenas que en ella reproducen situaciones reales.