El teniente coronel Owen Thursday (Henry Fonda), viaja hacia su nuevo destino, Fort Apache, en Arizona, acompañado de su hija Philadelphia (Shirley Temple). Thursday, un hombre elegante, soberbio y ambicioso, está resentido por su situación en el ejército, al haber sido degradado tras finalizar la guerra civil.
Ha remitido telegramas a su nuevo destino, pero no sabe si habrán podido ser transmitidos, ya que es posible que los cables del telégrafo hayan sido cortados. De hecho, al llegar al fuerte, le sorprende que nadie le esté esperando.
Al fuerte también ha llegado el teniente Michael Shannon O’Rourke (John Agar), hijo del sargento mayor O’Rourke (Ward Bond), recién graduado en West Point, que simpatiza al instante con Philadelphia y ella le corresponde lo cual no agradará a Owen ya que desea un militar de mayor rango para su hija y más sabiendo que en Fort Apache las posibilidades de ascender y conseguir honores son prácticamente nulas.
Durante un paseo por los alrededores del fuerte con Philadelphia, el teniente O’Rourke ve humo en el horizonte y, al acercarse, descubre que un equipo de reparación enviado para restablecer la línea de telégrafo, ha sido masacrado por los indios. El teniente coronel, tras felicitarle por el acertado informe dado sobre el incidente, muestra su visible disgusto por haberse ido con su hija y le prohíbe de manera terminante que vuelva a sacar a Philadelphia del fuerte sin su permiso.
Por otra parte, los indios han abandonado la reserva como protesta por la forma de actuar de Silas Meacham (Grant Withers) de quien Thursday opina que es un indeseable, pero al ser representante del gobierno, el coronel le ofrece protección. Envía al capitán Kirby York (John Wayne) a parlamentar con los indios, pero, cuando ha convencido a estos para que regresen a territorio norteamericano y, a pesar de las garantías dadas por el capitán York, se apresta a atacarles, pues ve en ello una oportunidad de ascenso, al darse cuenta de la popularidad de Cochise (Miguel Inclán), el jefe apache, en los medios periodísticos del este, viéndose ya en los titulares como el hombre que acabó con Cochise.
El argumento toma como base un relato del coronel James Warner Bellah, que forma parte de una serie escrita al acabar la II Guerra Mundial, que se desarrolla en un lugar imaginario llamado Fort Starke, y vieron la luz en The Saturday Evening Post. Fort Apache está basado en el titulado Massacre, publicado el 22 de febrero de 1947, inspirado en la derrota de Custer en Little Big Horn. Hay evidentes diferencias entre la narración de Bellah y la película de Ford.
Ford no se limita a hacer una recreación libre del famoso episodio de Custer, sino que retrata la vida diaria de los habitantes del fuerte, una sociedad endogámica, al estar apartada de otros lugares civilizados, con un montón de peculiaridades que Ford sabe acercarnos con economía de imágenes y diálogos, poco le hace falta para que tengamos un detalle pormenorizado de cómo se las apañaban en el fuerte y de su forma de vida y de relacionarse entre ellos.
La vida dura de estas personas, la aligera el realizador con numerosos momentos de humor, sobre todo con el protagonismo de los cuatro sargentos. Ford siempre supo dar en sus films sus momentos a los secundarios y en este así lo hace, cada cual tiene su momento de protagonismo y, como suele suceder, este grupo, que formaba parte de los habituales en las películas del maestro, está a la altura, con interpretaciones brillantes.
Otra cosa que destacan prácticamente todos los críticos y estudiosos es que en la película, Ford pone cara y voz a los indios, probablemente por primera vez. A pesar del epílogo patriótico del film, antes hemos asistido a unas escenas que no dejan en muy buen lugar a las autoridades y mandos del ejército de la Unión, al tiempo que vemos a unos indios, bastante más juiciosos y comprometidos con los valores de paz y convivencia de los que animan a los blancos que les engañan, tratan de sacar provecho de ellos y les tratan como a seres inferiores, salvo honrosas excepciones, mientras que nosotros vemos a unos nativos que, dentro de sus limitaciones de medios, son personas inteligentes y honorables.
Magnífica película del oeste, bien ambientada, estupendamente interpretada y con algunos momentos realmente para el recuerdo.
Una anécdota: En muchas reseñas se puede apreciar que se hace referencia a lo que se califica como un tremenda fallo de racord, cuando Wayne ayuda a su superior que ha quedado herido y sin montura, para lo que tiene que atravesar la zona expuesta al fuego, tras socorrer al jefe del regimiento, volvemos a ver a Wayne, de nuevo a salvo, en zona apartada del combate, sin que se nos explique en imágenes cómo fue capaz de hacer todo aquello sin recibir un tiro, cuando todos los demás estaban siendo masacrados. Yo pienso que más que un fallo, cuando montaron el film, se encontraron con que no tenían imágenes que rellenaran esos huecos, probablemente porque decidieron no rodarlas a causa de de lo ajustado del presupuesto, supongo. De cualquier modo, estos fallos no eran inhabituales en las películas de Ford, que pasaba bastante de estos detalles y no tenía empacho en dar estos saltos bruscos que quedan perplejo al espectador.
Una frase para acabar: "Si los ha visto, es que no son apaches".
Otra obra maestra del mejor director de cine de todos los tiempos (y van unas cuantas, y las que quedan...). Magnífica, con todas las características de Ford y sus particulares lugares comunes vistos en anteriores filmes, que en realidad eran borradores de este. El relevo de Fonda por Wayne en la ficción y en la realidad. Ideal para extraer conclusiones que parecen contradecirse, pero que al final se resumen en una: lo que importa es la leyenda (aunque sea mentira) para unir a la comunidad.
ResponderEliminarImprescindible.
La obra de maestro.
Eliminar