viernes, 29 de marzo de 2019

MOONLIGTH

Chiron, un afroamericano de 9 años, vive en una zona conflictiva de Miami. La gente lo llama Little (Alex R. Hibbert), por su estatura y es un blanco fácil para los matones del colegio, que le tienen etiquetado como "suave", por su forma de caminar y comportarse.
Un día en que intenta escapar de la persecución de sus compañeros de clase, se refugia en una casa abandonada de la que le rescata Juan (Mahershala Ali), un narcotraficante que le lleva a comer a un restaurante y, luego, a la casa que comparte con su novia, Teresa (Janelle Monáe).
A la mañana siguiente Juan lleva a Chiron a casa junto a su madre Paula (Naomie Harris), una mujer que tiene al pequeño desatendido, presenta una conducta abusiva y coquetea con las drogas.
El único niño que mantiene una relación amistosa con Chiron, es Kevin (Jaden Piner), un vecino de su barrio, un niño alegre y resuelto, con quien comparte juegos y comienzan a fraguar una amistad y a crecer unidos.
Poco a poco, Juan comienza a pasar más tiempo con Chiron y, dado su origen cubano y su relación con el mar, le enseña a nadar y, poco a poco, comienza a realizar, cada vez más, un papel semejante al de un padre, resuelve sus dudas y le enseña a enfrentarse a los insultos de otros muchachos.
A medida que se convierte en un introvertido adolescente de 16 años, Chiron (Ashton Sanders) ha de aprender a convivir con su propia identidad sexual, mientras la insistente presencia de los matones le obliga a rehuírlos como puede.
Ya joven adulto de veintitantos años, sigue siendo una persona vulnerable, refugiado bajo una fachada de dura masculinidad y, siguiendo el ejemplo de Juan, se protege a sí mismo contra el mundo, más, sin embargo, su viaje desesperado hacia la evolución y el autodescubrimiento aún no está completo.


Con un presupuesto ridículo para lo que se estila en Hollywood (apenas 1,5 millones de dólares), el guión se basa en una obra teatral semi-autobiográfica titulada In Moonlight Black Boys Look Blue (A la luz de la Luna los chicos negros parecen azules), escrita en 2003 por Tarell Alvin McCraney.
Barry Jenkins, director y guionista del film, cambió la estructura narrativa del original, inspirándose en la película Tiempos de amor, juventud y libertad del director taiwanés Hsiao-Hsien Hou (2005) y la divide en tres capítulos que abarcan la infancia, la adolescencia y la madurez del protagonista.


La película reflexiona sobre las dificultades de un chico negro, de un barrio marginal donde abunda la droga, dejado de la mano de su madre y que sufre los abusos de sus compañeros de colegio.
La crítica, en general, acogió bien la película, si bien, no fueron pocas las voces que señalaron que su triunfo en los premios de la Academia de Hollywood, se debió más a los asuntos que trata, que a la calidad del film, como una forma de apaciguar conciencias, ya saben, película hecha por negros y con todos los actores afroamericanos.
Lo cierto es que los diálogos de la película no son nada del otro mundo, poco profundos y, en ocasiones, da la sensación de que en cada uno de los temas que aborda, se mete en túnel, con luz al principio y, poco a poco, va perdiendo perspectiva y se diluye.
A mí, lo que más me ha llamado la atención, es un asunto que las reseñas apenas comentan, como es el de la justicia que se toma por su mano el muchacho y las consecuencias que tiene.
Tras verse acorralado, perseguido de manera cansina por unos y otros de entre sus compañeros, traicionado por su mejor y único amigo, humillado, golpeado salvajemente, un buen día, se le hinchan las narices y le pega un silletazo con toda su alma al matón de la clase, por la espalda y le deja tendido en el suelo.
A diferencia de lo que le han hecho a él, siempre a escondidas, lejos de las miradas de los mayores, amparados en el anonimato del grupo, Chiron perpetra su venganza a ojos de todos y es detenido y enviado al reformatorio.
Es cierto que las leyes contemplan atenuantes de todo tipo (ofuscación, provocación...), pero no lo es menos que, a veces, parece que la justicia no es equitativa y el que ha estado sometido a constante hostigamiento, el día que pierde los nervios o que se arma de valor para hacer frente a quienes le humillan, siente sobre sí todo el peso de la justicia que, hasta entonces, nada quiso saber de él y de lo que estaba soportando, todo porque los malos, son cobardes y taimados y el que no tiene maldad, no sabe ocultar sus deslices y enseguida es cazado.




En la entrega de los Oscar de 2016, el film provocó, de manera fortuita, una anécdota que pasará a la historia de los premios, pues alguien equivocó el sobre que contenía el nombre de la Mejor Película que debían leer Warren Beatty y Faye Dunaway, y anunciaron que la ganadora era La la land, en lugar de la auténtica ganadora que era esta Moonligth.
Mi opinión, al hilo de este equívoco es que, más valía que le hubieran dado el premio a la película de Damien Chazelle. El cine, además de poder estar comprometido con asuntos que a todos nos importan, es entretenimiento y saber contar las historias. Creo que el musical de Chazelle consigue mejor sus propósitos. ¿Que los temas que aborda Moon ligth son muy profundos y de gran relevancia? Por supuesto, pero si solo nos guiamos por eso, los Oscar deberían llevárselos todos los años los documentales que nos hablan del hambre en el mundo, de las injusticias, del sufrimiento que ocasionan las guerras o de la devastación del planeta.




jueves, 28 de marzo de 2019

MADELINE'S MADELINE

La primera imagen de lapelícula, nos muestra una escena en lo que parece una sala hospitalaria de psiquiatría en la que la joven Madeline (Helena Howard) se encuentra inmersa en un mundo irreal y alucinante.
Su madre, para ayudarla con sus problemas, que nunca se nos aclara del todo cuáles son, la introduce en el mundo de una prestigiosa compañía teatral, al frente de la cual está una directora ambiciosa, arriesgada y amante de lo experimental, Evangeline (Molly Parker). Si bien la expresión artística desinhibida de Madeline, cautiva a Evangeline, la intimidad discordante pronto lleva a líneas cada vez más borrosas entre el rendimiento artístico y la realidad e intensifica la relación un tanto problemática, entre Madeline y Regina (Miranda July), su madre sobreprotectora.
La película se mueve constantemente entre lo onírico y lo real, de manera que, en ocasiones, al espectador se le hace difícil discernir entre lo real y lo imaginado, que la realizadora subraya por medio de desenfoques que tanto molestan a algunos, pero que no dejan de ser un recurso como otro cualquiera.
No deja de parecer una larga sesión de psicoterapia teatral, en que la protagonista trata de espantar sus propios demonio personales.
Una película en que su directora, la también actriz y performer norteamericana Josephine Decker, nos muestra una vez más, su pasión por lo experimental en un arriesgado ejercicio en el que plantea preguntas sin respuesta y somete al espectador a un constante desafío, al llevarnos fuera de los habituales escenarios y adentrarnos en el mundo de lo impreciso, con una historia que no te va llevando de la mano, sino que te deja en absoluta libertad para que interpretes y obtengas respuestas que, seguramente difieren de las de otros, pero son igual de válidas.


Una película que muchos no aguantarán y pedirán que, por favor, se acabe de una vez, pero que encantará a quienes se deleitan con los experimentos audiovisuales que buscan nuevos estímulos y desafíos.
Magnífica interpretación de la debutante Helena Howard, en un papel en el que creo adivinar que la realizadora le ha dado cancha para la improvisación, en lo que parece un estupendo duelo entre la fuerza y el convencimiento por este tipo de arte de la directora y la explosión interpretativa de la joven protagonista.




miércoles, 27 de marzo de 2019

MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA

El ex policía Max Rockatansky (Tom Hardy), vaga en solitario por una Australia post-apocalíptica, tratando de enterrar los inquietantes recuerdos de su esposa e hijos muertos y los de otras personas a las que no pudo salvar. Tras perseguirlo y hacer que se estrelle, Max es capturado por un grupo conocido como los War Boys, comandado por Inmortal Joe (Hugh Keays-Byrne), un tirano que tiene alienada a la población y a sus soldados totalmente sometidos a su voluntad, mediante la gestión de las reservas de agua en pleno desierto.
Max es asignado como donante de sangre para el wat boy Nux (Nicholas Hoult) que está enfermo. Mientras tanto, Imperator Furiosa (Charlize Theron) conduce un camión cisterna para recolectar gasolina para Joe. Sin embargo, su verdadera intención es huir del tiránico Joe con sus cinco mujeres, seleccionadas para reproducirse, a las que lleva escondidas en el camión, para llevarlas a su tierra natal.
Inmortal Joe organiza la expedición para dar caza a Furiosa y lleva a Max encadenado al auto de Nux. Furiosa dirige el camión en una tormenta de arena, pero Nux continúa persiguiéndola. Después de la tormenta, Max logra escapar del auto y trae a Nux encadenado con él. Ve a Furiosa y las cinco esposas y decide huir en su camión de guerra; pero hay un secreto para operar el camión y no tiene más remedio que esperar al grupo de Furiosa si quiere proseguir su huída. Cuando la pandilla de Joe llega, rescatan a Nux y siguen a Furiosa. A partir de ese momento se establece una carrera mortal entre Max y las mujeres, que quieren escapar y la banda de Joe que pretende darles caza.


La película alcanzó alto reconocimiento entre la crítica y una exitosa acogida entre los espectadores, sobre todo por lo que supuso de renovación sobre la famosa saga protagonizada, hasta entonces, por Mel Gibson, a la que insufló nuevos aires y un enfoque diferente, dando protagonismo al papel de la heroína, de modo que Max queda, en algunos momentos del film, como un secundario de lujo de una espléndida Charlize Theron.


De cualquier manera, este es un film de esos que, depende con qué ojos lo veas, te gustará más o menos. Por ejemplo, supongo que desde el punto de vista de niños y jóvenes, con toda la acción que tiene, los vuelcos de coches, las piruetas de las motos y todas esas cosas, resultará poco menos que apasionante. Algo parecido ocurre con los amantes de este tipo de películas, indistintamente de la edad que tengan, para la mayoría de ellos, que simplemente esperaban una secuela más de las otras películas sobre el personaje que había dirigido el propio George Miller, supuso una grata e inesperada sorpresa que este hombre, con setenta años recién cumplidos cuando se estrenó el film, hubiera sido capaz de darle un giro que lo volvía fresco y original dentro de los parámetros del género.
Sin embargo, para el resto de los mortales, la película no deja de ser una persecución con final previsible, cuyas escenas más llamativas las componen un grupo de coches de diseños estrambóticos, pululando por la arena del desierto y cuyo guión es de lo más pueril.


Gustos aparte, la película es una maravilla visual, con planos realmente hermosos, magnífica fotografía, un empleo inteligente de la técnica y un montaje que se nos antoja debió ser realmente difícil y complicado, por el cual se vio recompensada con uno de los seis Oscar que se llevó.
Acción trepidante, choques y vuelcos, piruetas con motos y coches, escenas arriesgadas, tiroteos, peleas sobre los vehículos en marcha... Desde luego, si eres amante de la acción y encima quieres ver imágenes no exentas de alta calidad, esta película te encantará.




martes, 26 de marzo de 2019

LA BUENAS NOTICIAS DEL REINO DE DIOS

Aun para los no cristianos, la muerte de Jesucristo es un hecho capital en la historia de la humanidad, pues gracias al sacrificio del Gólgota, el mundo sufrió una transformación definitiva en todos los órdenes, que ha llegado hasta los rincones más escondidos de la tierra.
Confieso, no obstante, que haberme decidido por esta versión de los Evangelios publicada en 1960, viene de que uno de los traductores del texto original griego, es José Mª Valverde Pacheco, Premio Nacional de Poesía en 1949, por su obra "La espera".
Catedrático, poeta, escritor y traductor, había nacido en Valencia de Alcántara (Cáceres) en 1926, aunque muy niño, se trasladó con su familia a Madrid. Tras la Guerra Civil, durante la cual su padre estuvo encarcelado en Valencia por los republicanos, por haber pertenecido a la CEDA, retomó sus estudios de bachillerato en el instituto Ramiro de Maeztu de Madrid.
Vinculado al SEU, sus primeras publicaciones vieron la luz en revistas falangistas (Escorial, Garcilaso, Espadaña, Proel...). En su etapa universitaria, a través de las tertulias que frecuentaba, conoció a Carlos Bousoño y Eugenio de Nora e hizo buena amistad con Camilo José Cela. También alternó con Luis Felipe Vivanco y con un grupo de poetas nicaragüenses, que tanto habían de influírle con posterioridad: Carlos Martínez Ribas, Ernesto Cardenal y Pablo Antonio Cuadra.
Por esas fechas acababa de nacer un grupo literario con cierta cohesión, entre los que destacaban Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales, Leopoldo Panero, José Luis López Aranguren, Pedro Laín Entralgo y el propio Valverde, como se ve, todos procedentes de Falange o simpatizantes con aquellas ideas antes de cambiar de posturas políticas.
El mismo Valverde había cambiado sus concepciones y ahora estaba cercano a la llamada Teología de la Liberación. En 1964, en solidaridad con los profesores Tierno Galván,  Aranguren y  García Calvo, cuando fueron expulsados de la universidad de Madrid por las autoridades académicas franquistas Valverde renunció a su cátedra de Estética en la Universidad de Barcelona, obtenida tan solo un año antes y se fue al exilio en EE.UU. y Canadá. Regresó a España en 1977, reincorporándose a la universidad.
De este libro del que hoy hablamos, José Mª Valverde dijo: “Esas paráfrasis poéticas me llevarían      –como intermedio dominical entre mis fatigas de traductor profesional– a emprender una traducción de los Evangelios, en la lengua más diaria y corriente, la más poética según Juan de Mairena. Se publicó el resultado en 1960, no sin cierto miedo, bajo el título “Las Buenas Noticias del Reino de Dios”, y, lejos de recibir excomuniones, aquella versión fue aceptada como estímulo seglar en la magna tarea de traslado de la liturgia a lengua vulgar, emprendida por entonces al calor del Concilio.”
El cristianismo, más allá de que uno sea o no creyente, es la religión que ha aglutinado a los pueblos occidentales, tras haber pasado por el llamado Renacimiento, abandonamos la Edad Media, en la que siguen sumidos los pueblos de alguna otra religión, hemos sabido aceptar que los textos sagrados a veces tienen una parte de parábola o fábula y nos hemos quedado con la esencia. Sea por eso o por mera casualidad, el caso es que hoy, nuestro orbe cristiano es el que lidera al mundo junto a China y Japón y, frente a la amenaza más real que latente de lo que otras culturas nos ofrecen en cuanto a una posible regresión de libertades, no está de más echar un vistazo a los textos que sustentan nuestro pensamiento religioso.

lunes, 25 de marzo de 2019

LOS ESPIGADORES Y LA ESPIGADORA... DOS AÑOS DESPUÉS

A lo largo de toda Francia, Agnès Varda se reunió con espigadores y recolectores, coleccionistas y buscadores. Por necesidad, oportunidad o elección, estas personas están en contacto con lo que otros desechan, los restos. Su universo es sorprendente. Estamos lejos de los espigadores del pasado, que recogieron los restos de las cosechas de cereales, tubérculos y otros productos de la tierra, hoy encontramos en los alrededores de las grandes y pequeñas superficies patatas, manzanas y otros alimentos arrojados, objetos sin dueño y relojes sin agujas, estas son las espigas de nuestro tiempo que más gente de la que parece va espigando y recogiendo para comer o para darle otro uso que el ser arrojado como desperdicio pura y simplemente. Pero Agnès también es la cosechadora del título y su documental es subjetivo. La curiosidad no tiene edad.
La realizadora filmó Los espigadores y la espigadora en 2000 y dos años después vuelve a entrevistar a algunas de aquellas personas y a recorrer los mismo lugares que filmó dos años atrás.
Varda, que proviene del mundo de la fotografía, explora las variantes que ofrecen las imágenes en movimiento, todas las posibilidades que ofrecen y todas sus fantasías y, como lo que ven sus ojos, a veces no es suficiente, inventa formas que le pertenecen a ella y que comparte con nosotros.


Al comienzo del film, en apenas tres minutos, vemos a cámara superrápida, el documental original, del que esta película es secuela o segunda parte.
Varda nos habla de los premios que ha recibido, pero a lo que verdaderamente da importancia es a los cientos de cartas y comunicaciones que ha recibido en este tiempo de personas absolutamente desconocidas para ella y a las que el film a servido como fuente de inspiración o que, simplemente, le muestran su agradecimiento por haberlo hecho. También se entrevista con algunas de ellas.


La verdad es que esta especie de segunda parte de Los espigadores y la espigadora, no aporta demasiado a lo que ya nos había trasladado su realizadora en la primera parte, se limita a hacer una especie de recordatorio de las inquietudes que expresaba en el mismo y se da una especie de autobombo sobre las consecuencias que tuvo, así que, pienso yo, se lo podía haber ahorrado, porque lo que tenía que decir estaba dicho, con originalidad y sabiendo llegar al corazón de aquellos a quienes va destinado. Con este segundo, apenas aporta algo y con esa autopromoción que hace, enturbia un tanto el mensaje.




viernes, 22 de marzo de 2019

THREE TIMES (TIEMPOS DE AMOR, JUVENTUD Y LIBERTAD)

Tres épocas (1966, 1911, 2005) y tres historias, interpretadas por la misma pareja de actores, Shu Qi y Chang Chen. Un cuento sentimental que evoca la triple reencarnación de un amor infinito.
1966, Kaohsiung - El tiempo del amor: Chen conoce a May, una chica que trabaja en los billares donde él suele ir. Juegan una partida y el joven  que, tras fracasar por dos veces en su examen para ingresar en la universidad, está haciendo el servicio militar, le dice que le escribirá. De permiso, Chen vuelve para verla, aunque ella ya no trabaja allí y él la buscará de pueblo en pueblo por las salas de billares, mientras suenan de fondo "Smoke Gets In Your Eyes" ("El humo ciega tus ojos") o "Rain And Tears" ("Lluvia y lágrimas"), dos preciosas e icónicas canciones de esas que a muchos les traen recuerdos inolvidables..
1911, Dadaocheng - El tiempo de la libertad: En una época en la que Taiwan estaba a punto de ser anexionada a Japón, una cortesana ve como su amor ayuda a pagar la libertad de otra compañera embarazada de otro hombre, despertando la admiración de los demás por este gesto. A la vez vive obsesionado con la situación política. La chica vive una tragedia, pues a ella no le compra su libertad y se llena de lágrimas mientras lee una carta de su amado y comprende que nunca volverá.
2005, Taipei - El tiempo de la juventud: Jing, una cantante, es epiléptica y está perdiendo la visión del ojo derecho. Vive con su madre y su abuela y tiene una relación amorosa con otra mujer Micky (Pei-Hsuan Lee). Zhen es fotógrafo, trabaja en una tienda de fotografía digital y vive con su novia, Blue. Jing y Zhen tienen una relación amorosa a escondidas de sus parejas.


Como alguien dijo: Tres épocas o tres maneras de aburrirse mortalmente.
Y es que la película es, sobre todo, un ejercicio de estética. Película que hay que ver para gozar de las imágenes, de la esplendorosa fotografía y de la presencia de una formidable pareja protagonista. Parca en diálogos, casi todo es silencio, miradas, gestos y un lento discurrir del tiempo.
La segunda de las historias, está rodada a modo de homenaje al cine mudo, con intertítulos y es en ella donde la fotografía alcanza momentos sublimes, al tiempo que la historia, para quien vaya buscando otra cosa, se vuelve lenta y aburrida.


Al parece, en el origen del film estaba la idea de que tres realizadores diferentes, contaran cada cual una historia de amor. Pero al final fue Hou Hsiao-Hsien quien se encargó de dar su visión de tres distintas maneras.
Es una película que apenas cuenta nada, la vida transcurre con sencillez y apenas hay movimientos de cámara. Largas secuencias en las que vemos, por ejemplo en la primera historia, las bolas de billar deslizarse por el tapete, mientras los personajes se mueven alrededor, entrando y saliendo del plano.
Un film para gente paciente, que esté dispuesta a gozar de la estética y olvidarse de la acción narrativa.




jueves, 21 de marzo de 2019

PETRA

Petra (Bárbara Lennie), una joven pintora, inteligente, sería, nostálgica, que trata de armar el puzzle que otros rompieron para ella usando la pintura como vehículo de comunicación, se acomoda en la casa de Jaume (Joan Botey), un artista plástico de éxito, viejo, muy poderoso y despiadado.
¿El motivo? Petra cree que Jaume puede ser su padre, a ella nunca le dijeron quién era, se lo ocultaron toda su vida y, tras la muerte de su madre, inició una búsqueda que la ha llevado hasta él.
Petra también entra en contacto con Lucas (Alex Brendemühl), hijo de Jaume, y con Marisa (Marisa Paredes), esposa de Jaume y madre de Lucas. A partir de ese momento, la historia de estos personajes se va entretejiendo en una espiral de maldad, secretos familiares y violencia que los lleva a todos al límite.
Petra se ve inmersa en esta familia de la clase alta catalana, en la que las consecuencias que se derivan de la actitud del padre de familia serán nefastas para los que le rodean, incluida ella misma.
Una historia de familia fracturada que va desde la humillación y el sadismo en el sexo que se deriva de las relaciones de poder y de las jerarquías que produce el dinero, al misterio que suponen el perdón y la culpa, pasando, claro, por la sangre que causan las pasiones humanas.
El destino dará un giro a su lógica cruel abriendo un camino para la esperanza y la redención.


A modo de tragedia griega, Jaime Rosales nos acerca una reflexión sobre la tiranía de los poderosos, en cualquier ámbito de la vida, personas que han tenido éxito en algún campo, sea de las finanzas, los negocios, el arte u otro cualquiera y se creen investidos de un derecho a mirar desde arriba las vidas de los demás; una reflexión que también lo es sobre la maldad, sobre la falta de caridad o comprensión con quienes nos rodean.
El destino que, según el argumento de la película, parece gobernar nuestras vidas, se encarga de tensar los hilos de la tela de araña en que están atrapados los personajes y cortarlos cuando cree oportuno.


Decía un conocido mío que para hacer mucho dinero (salvo loterías, herencias y alguna otra casualidad), hay que haber matado.
Hay personas que con su trabajo o sabiendo desenvolverse en los negocios, con un poco de suerte, logran un estatus de desahogo que les permite vivir bien, incluso muy bien, pero cuando digo hacer mucho dinero, no me refiero a estos, sino a los que pueden derrocharlo sin que lo note apenas su bolsillo. Y lo que mi amigo quería decir, no es que vayan con un puñal matando gente, sino que en un momento determinado, su alma endurecida, soporta perfectamente que otro robe para poder pagar una deuda, que cometa una estafa que le lleve a la cárcel porque no puede llevar comida a casa o que se suicide porque se ha quedado en la calle al no poder pagar la hipoteca. Esa gente (banqueros, especuladores, etc.), viven con la conciencia tranquila, ellos no han matado y así lo sienten, pero han arruinado la vida de más de uno, por más que no se sientan responsables.
Este es Jaume, uno de los villanos más detestables que se han visto en la pantalla, magníficamente interpretado por Joan Botey. Una frase de la película define su forma de ser y pensar: Detesto la autocompasión.
Son esos tipos que, en algún momento de su vida, se han visto poco menos que desahuciados y han sabido sobreponerse, el típico que cuenta que ha estado trabajando desde que era niño y ha llegado a la cima. Entre ellos, los hay, y muchos, que se apiadan de los sufrimientos de los demás y, sin pretender salvar a la humanidad, echan una mano cuando pueden, pero hay otros que, amparados en que ellos salieron de la acequia, no tienen compasión de nadie que esté en situación difícil y, no solo no le ayudan, que tampoco tienen por qué, sino que, si pueden, lo hunden más en el barro, lo desprecian y humillan.
Esto, el ansia de dinero y poder, el odio que producen estas situaciones y las miserias, tragedias y venganzas que originan; el sentimiento de culpa ante la desgracia sobrevenida y lo difícil y necesario que es saber perdonar, es lo que retrata el film.
Es cierto que a veces cae un poco en el folletín, pero en general, está bien construída la narración y consigue transmitir el mensaje, con un final que se aleja de la amargura de la trama para romper una lanza en favor del perdón que permita vivir en paz.




martes, 19 de marzo de 2019

MUNICH

En septiembre de 1972, haciéndose pasar por atletas, un grupo de palestinos logra introducirse en las instalaciones de la villa olímpica donde se alojan los deportistas que participan en los Juegos Olímpicos de Munich.
Pertenecientes al grupo terrorista "Septiembre Negro", los asaltantes toman como rehenes a varios atletas y entrenadores israelíes, exigiendo como rescate, la liberación de prisioneros árabes que consideran ilegalmente presos en cárceles de Israel.
El gobierno israelí se niega a ceder a las pretensiones de los terroristas que terminan por asesinar a once de los rehenes.
Más allá de la respuesta oficial ante la masacre, el gobierno de Golda Meir decide formar un equipo encubierto, cuya misión será tomar venganza, matando a a aquellos palestinos a quienes consideran responsables de la matanza.
Este equipo no tendrá vínculos oficiales, ni con el gobierno, ni con el Mossad, aunque sí un enlace con el mismo, Ephraim (Geoffrey Rush). El líder será un empleado del servicio secreto, Avner (Eric Bana), a quien han convencido para que abandone a su esposa embarazada, olvide su identidad y desaparezca de la faz de la tierra para cazar y matar a los once hombres acusados por los servicios secretos israelíes de haber planeado la matanza de Munich.
A pesar de su juventud y de su falta de experiencia, Avner no tarda en hacerse con las riendas de un equipo de cuatro miembros (además de él) tan diferentes como hábiles: Steve (Daniel Craig), un surafricano temerario y duro; Hans (Hanns Zischler), un judío alemán experto en falsificar documentos; Robert (Mathieu Kassovitz), un fabricante belga de juguetes reconvertido a fabricante de explosivos; y Carl (Ciaran Hinds), un hombre silencioso y metódico.
Desde Ginebra, Frankfurt, Roma, París, Chipre, Londres hasta Beirut, Avner y su equipo viajan de incógnito, buscando a cada uno de los objetivos incluidos en una lista secreta, asesinándolos uno a uno mediante complicados complots. Obligados a trabajar fuera de la ley, siempre de un lado a otro, sin hogar ni familia, la única conexión con otros seres humanos son los demás miembros del equipo. Pero incluso esta relación se resquebraja cuando empiezan a discutir por preguntas que se hacen cada vez más presentes.
Atrapados entre el deseo de justicia y las crecientes dudas, la misión empieza a corroer las almas de Avner y de su equipo.


Esta película está basada en el libro de George Jonas "Venganza" (1984). Pretende contar la verdadera historia de la venganza contra los terroristas de Septiembre Negro utilizando la información proporcionada por un supuesto agente del Mossad llamado Yuval Aviv como fuente principal de Jonas. Los servicios de inteligencia israelíes siempre lo han negado, diciendo que Aviv es un fraude. Aviv argumenta que lo negarían de todos modos.
El libro y la película difieren en cuanto a que Spielberg es mucho más comedido en sus planteamientos haciéndonos ver que los miembros del grupo israelí tienen reticencias morales sobre lo que están haciendo y se cuestionan los fines de su misión. El autor del libro, sin embargo, lo tiene muy claro y establece una clara diferencia entre terrorismo y contraterrorismo, sosteniendo que Aviv jamás se cuestionó la legitimidad del encargo que había recibido que considera una acción justa y proporcionada.
La película hace ver que esas dudas morales del grupo son las que originan el fin de la misión, mientras que la realidad, al parecer, fue el incidente de Lillehammer, que no se menciona en la película, cuando en esta localidad noruega, el grupo encontró a uno de los terroristas. El objetivo estaba saliendo de un autobús con una mujer embarazada, y lo mataron. Pero más tarde se reveló que habían disparado al hombre equivocado. Ni siquiera era palestino, sino un camarero marroquí, y la mujer embarazada era su esposa.


Así pues, frente al libro de Jonas, la película de Spielberg construye un relato que cobra cierta equidistancia ante la actitud de ambos bandos, presentándonos un problema que se nos antoja irresoluble y que si alguna vez se llega a algún acuerdo entre las partes, será ante el convencimiento de que pueden seguir matando por los siglos de los siglos, pero nunca van a renunciar a sus postulados y poner fin a esa sangría sin fin.
"Septiembre Negro" abrió la caja de los truenos y el gobierno israelí, con sus acciones de represalia la alimentó, entrando en una espiral de violencia y venganza de proporciones bíblicas.


Quizá por esto, el film no gustó a ninguno de los dos bandos y siempre se comentó que el lobby judío había influido en los premios a los que optaba la película, por ejemplo en los Oscar, de los que no pasó de la etapa de nominaciones, cuando optaba a cinco, entre ellos Mejor Película, Director y Guión Adaptado y también al de Mejor Banda Sonora, merced al esplendido trabajo de John Williams.
Del otro lado, los palestinos la pusieron en su lista negra, pues en ese bando tienen muy claro que ellos son los oprimidos y todo lo que suene a ser comprensivo con Israel, o a establecer equidistancias entre ambos, se contempla como un ejercicio de complacencia con el opresor.
Aparte de poner en cuestión que la política de ojo por ojo sirva para otra cosa que engendrar más odio, la película deja una visión desasogante de la realidad y de las estrategias políticas ocultas, con servicios secretos de medio mundo jugando a dos bandas, empezando por la propia CIA, suministrando informaciones y facilitando armas y medios a facciones enfrentadas, con tal de que les dejen al margen y no cometan atentados en su país.
Eso por no hablar de la frialdad con que contemplan algunos de esos llamados daños colaterales, aunque la película también pone de relieve cómo los miembros del comando, tratan de evitar que personas inocentes sufran daños, pero cuando lo hacen, por errores, fallos de cálculo o por cualquier otro motivo, lo ven como algo que tenía que suceder.
Un film muy interesante que además puede verse desde distintos ángulos y que gustará tanto o más a quienes no estén interesados en el conflicto o no lo conozcan suficiente, pues además de ser un film de los llamados políticos, tiene la fuerza de un buen thriller y la suficiente carga de suspense como para mantener atento al espectador durante todo su desarrollo a pesar de su larga duración.




lunes, 18 de marzo de 2019

UNA MUJER EN ÁFRICA (WHITE MATERIAL)

En un conflictivo país del corazón de África, del que no sabemos el nombre, vive María (Isabelle Huppert), una terrateniente en cuyas tierras se cultiva sobre todo café. Es una mujer de carácter fuerte y altivo, acostumbrada a ejercer un férreo control en sus propiedades. Por eso, cuando está a punto de estallar en el país una guerra civil, no duda en defender la plantación que heredó de su familia y su cosecha, con uñas y dientes.
Además de sufrir el conflicto postcolonial, Maria debe hacer frente a los problemas derivados de su condición de mujer. El centro de los temas de propiedad de la tierra en el África subsahariana, proviene del cambio experimentado al pasar del concepto de posesión comunal, al de tenencia individual de la tierra bajo la entrada en vigor de leyes de liberalización de imposición occidental.
Claire Denis, coguionista y directora del film, teje habilmente lo que estos cambios en la propiedad de la tierra significan para las mujeres, tanto blancas como negras. A través de este modelo, la posición social de las mujeres en los estados del África subsahariana ha experimentado cambios en los procesos de despojo de tierras, siendo el matrimonio y los parientes fundamentales para la copropiedad de las tierras. Las mujeres en países de todo el continente han sufrido de tal liberalización económica y desarrollo ligados a los discursos masculinos de apropiación de tierras. Estas disparidades sexuales se resaltan desde el punto de vista de María, a través de tomas cerradas y cinematografía claustrofóbica.
La recuperación de tierras por parte del grupo rebelde considera que la "blancura" de María ya no le otorga ningún tipo de privilegio.


Claire Denis pasó su infancia en algunas colonias francesas de África (Burkina Faso, Somalia, Senegal y Camerún), en las que su padre trabajó como funcionario del gobierno galo y en esta película regresa a esos territorios para traernos una reflexión sobre el mundo postcolonial africano, con una mujer que se niega a ver la realidad del peligro que la rodea y se obstina, no tanto en conservar la propiedad de las tierras de la familia, como en salvar una cosecha cafetera que nos queda claro desde el principio que no es posible que salga adelante por la situación del entorno, con facciones enfrentadas a tiro limpio. En esta peculiar familia, el único que desea regresar a Francia es el marido de María. Tanto ella, como su hijo y su suegro, parecen querer quedarse allí, cada cual con distintas actitudes. Ella, con esa especie de ofuscación por salvar la cosecha de café; el hijo, con una actitud primero indolente y después sumido en una especie de arranque irracional que le lleva a confraternizar con los rebeldes y el suegro, totalmente desentendido de la realidad, con una actitud absolutamente pasiva. Los tres, cada cual a su manera, se sienten africanos, pero se niegan a ver que allí no les quieren, bien por el color de su piel, o por considerarles una herencia de la colonización, o por ambas cosas a un tiempo.


De cualquier modo, la narración nunca acaba de ser clara, ni sabemos la ideología o los motivos (más allá de la típica corrupción que parece aquejar a los gobernantes) ni del gobierno, ni de los rebeldes; ni se nos aclara qué persigue el personaje interpretado por Isaach de Bankolé, un tipo apodado El Boxeador, del que apenas sabemos nada sobre su pasado, pero que aparece de forma recurrente en el film, como una especie de fantasma.
Uno acaba con la sensación de no saber muy bien qué es exactamente lo que nos quiere contar Denis y qué clase de cuentas quedó pendientes su memoria africana.




sábado, 16 de marzo de 2019

SHARPE Y EL ÁGUILA DEL IMPERIO

Ya tenemos a Richard Sharpe de nuevo en tierras españolas, tras atravesar la frontera portuguesa con las tropas de Sir Arthur Wellesley, futuro duque de Wellington. El ejército anglo-español, se dirige hacia Madrid, pero primero, el nuevo regimiento South Essex, al que ha sido asignado el grupo de fusileros que comanda Sharpe, recibe la misión de volar un puente en un lugar llamado Valdelacasa, para que las tropas francesas, que están al otro lado del río, no puedan atravesarlo. Una misión sencilla, si no fuera por la incompetencia de Henry Simmerson, un noble británico que ha sufragado la formación del nuevo regimiento, enemigo político de Wellesley, a quien desea desprestigiar. Cuando llegan al puente, el regimiento español comete la temeridad de cruzar el puente, cuyas cargas de dinamita ya estaban preparadas, para provocar a los franceses que estaban en la orilla contraria y a Sir Henry no se le ocurre otra cosa que ordenar al South Essex que vaya tras los españoles: Si ellos van, nosotros iremos más lejos, argumenta en una acción de orgullo sin sentido, que pone en peligro a todas sus tropas.
Cuando desde las filas españolas, se produce una ridícula descarga de mosquetería a destiempo y fuera del rango de disparo, los franceses reaccionan y atacan. El regimiento español resulta masacrado y las bisoñas tropas inglesas huyen en desbandada, salvo los fusileros de Sharpe y unos pocos veteranos que se dan cuenta de la situación y defienden el puente para que puedan pasar los suyos hacia la orilla segura. Hasta que Simmerson, dejándose llevar por el pánico y la cobardía, ordena prender las mechas. El puente salta por los aires y Sharpe y los suyos quedan en la orilla equivocada. Para mayor vergüenza, el South Essex ha perdido sus banderas, lo que se considera la máxima afrenta para un regimiento. Antes de conseguir vadear el río de vuelta al campamento inglés, Sharpe, contra todo pronóstico y en una acción desesperada, logra recuperar uno de los dos estandartes, pero Simmerson, en lugar de reconocer sus errores y la valentía de Sharpe, le hecha la culpa de lo ocurrido y cuando se encuentran en Plasencia con el general Wellesley, que tiene establecido su estado mayor en el palacio de Mirabel, le denuncia. Sin embargo, Sir Arthur sabe de sobra lo que ha ocurrido y, no solo desoye la diatriba de Simmerson, sino que nombra a Sharpe capitán.
No obstante, el fusilero sabe de sobra que ha sido elegido como cabeza de turco en la guerra política que enfrenta a Sir Henry con Wellesley y que tarde o temprano, merced a los contactos de Simmerson en el parlamento, será castigado y enviado a las colonias. Para evitarlo, solo ve una salida: Acometer una acción heroica y arrebatar a los franceses una de las águilas que hacen de estandarte de cada regimiento. Sería el primero que lo lograra y ante eso, en Londres, nadie osaría poner en cuestión a Sharpe.
Al final, las tropas españolas y británicas, se enfrentarán a los invencibles ejércitos de Napoleón en la famosa jornada de Talavera y allí estará Sharpe que, además, tiene una cuenta pendiente con dos tenientes ingleses a cuenta de la bella Josefina Lacosta, una dama portuguesa que sigue al ejército y a la que Sharpe ha prometido proteger.
De nuevo los caracteres perfectamente definidos de los personajes y la acción que Cornwell nos presenta a todo color, logran una novela trepidante, llena de enredos, de injusticias vengadas y de episodios bélicos que cobran especial altura con las detalladas y épicas descripciones tan típicas de Cornwell.



viernes, 15 de marzo de 2019

EL NIÑO (L'ENFANT)

Bruno (Jérémie Renier) tiene veinte años. Sonia (Déborah François), dieciocho. Son pareja y acaban de tener un hijo a quien Sonia llama Jimmy.
Bruno, que jamás la visitó mientras estaba en el hospital, se burla de la idea de tener un trabajo tradicional y prefiere seguir ganándose la vida cometiendo delitos menores junto a su joven compañero Steve (Jérémie Segard), de apenas 14 años. Incluso ha subarrendado el pequeño apartamento de Sonia mientra ella estaba en el hospital, en tanto él duerme en el albergue para personas sin hogar, o envuelto en cartones en lo que llama el refugio, situado a la orilla del río.
Al día siguiente de salir del hospital, Sonia permite a Bruno llevar a Jimmy a dar un paseo mientras ella aguarda en la cola a que le toque su turno para cobrar el subsidio que percibe. En ese tiempo, Bruno toma la decisión unilateral de vender a Jimmy a una agencia de adopción del mercado negro. Al descubrir lo que Bruno ha hecho, Sonia tiene una crisis y pierde el conocimiento. Ante el temor de que Sonia le entregue a la policía cuando recupere la conciencia, Bruno intenta recuperar a Jimmy mientras deja a Sonia en el hospital en su estado inconsciente.
Pero Bruno pronto aprenderá que recuperar la confianza de Sonia no será tan simple como piensa en su infantil y fantasiosa imaginación. Y también aprenderá que recuperar a Jimmy no es tan fácil como devolver el dinero sin más.


Escrita y dirigida por los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, fue galardonada con la Palma de Oro en el festival de Cannes de 2005.
La película nos traslada imágenes realistas que retratan a una pareja de escasa formación, escasos recursos económicos, tendencia a la marginalidad y una mentalidad de absoluta inmadurez.


Sin embargo, a Sonia, el nacimiento de su hijo parece que le ayuda a replantearse su vida y a tomarse en serio sus obligaciones, algo que no ocurre con su pareja que continúa con su despreocupada actitud de adolescente, pensando solo en el día a día y gastando lo que obtiene de sus trapicheos sin pensar en lo que pueda suceder mañana.
El mismo título de la película es un juego de significados, el niño es el bebé, pero también es el padre, un tipo de una inmadurez que resulta extrema. Cuando le dice a Sonia que ha vendido al niño, sorprendido ante la perplejidad de ella, solo se le ocurre decirle, con la más absoluta naturalidad: "No te preocupes, haremos otro".
A lo largo de la película, vemos imágenes que resaltan esta actitud inmadura del joven, como cuando está con el cochecito del bebé y no hace sino meter los pies en el barro, para estamparlos contra la pared y dejar la huella de su zapatilla, como un adolescente cualquiera.
El amor que siente la pareja es sincero, pero también inmaduro. A pesar de todos los pesares, de sus engaños y las faenas que prepara, Bruno no puede vivir sin el refugio de Sonia y ésta, tras habérselo quitado de encima, no puede evitar darle otra oportunidad, en un final que abre una ventana a la esperanza de futuro.




jueves, 14 de marzo de 2019

BAJO EL MISMO TECHO

Adrián (Jordi Sánchez) es un exitoso comercial felizmente casado con Nadia (Silvia Abril), una mujer que trabaja con su amiga Lucía (Malena Alterio) en el primer sex-shop para mujeres que se abrió en España, inaugurado por las dos. Con el objetivo de hacer realidad sus sueños, Adrián compra una casa en un suburbio de Madrid para mudarse allí desde la ciudad y pasar la vida juntos cuidando a su pequeña hija Marina (Clara Chacón). Pero varios años después, las cosas están lejos de haber resultado idílicas: Adrián se ha convertido en un hombre aburrido, excesivamente preocupado por su trabajo como vendedor de autos, ayudado por su amigo y compañero de trabajo Álex (Daniel Guzmán); Nadia se da cuenta de que el sex-shop está bajo amenaza de fracasar debido a sus bajas ventas, y la ahora adolescente Marina se toma un año sabático en sus estudios, para viajar a Malta persiguiendo su sueño de ser jugadora de póquer on line. Con el síndrome del nido vacío, Nadia intenta recuperar la pasión con Adrián y lo cita para una noche especial en su 50 cumpleaños, el mismo día en el que Adrián debe dar un discurso en una reunión con un director general estadounidense, que le ha encargado su jefa Arancha (Cristina Castaño). Incapaz de cumplir con el horario para la cena con su esposa, tras un discurso desastroso por haber tomado un par de sedantes mezclados con champaña para calmar su nerviosismo, Adrián se despierta en su casa al día siguiente para encontrarse frente a una enojada Nadia que le presenta su decisión final: el divorcio.
Desconcertado y creyendo que Nadia tiene un romance con otro hombre, Adrián es mal aconsejado por Álex al mismo tiempo que Nadia lo será, igual de mal, por Lucía.


La película tiene una correcta factura, más o menos bien rodada y con dos estupendos actores a la cabeza de un reparto que, a grandes rasgos, sale airoso en su trabajo.
Sin embargo, a pesar de que la vemos con una sonrisa, no acaba ni de ser una comedia de esas que te dejan satisfecho porque, independientemente de su calidad, te han hecho reír y pasar un rato agradable, ni tampoco ahonda en las reflexiones serias para las que da la historia que relata. Vamos que se queda a medias tintas y acaba no siendo ni una cosa ni otra.


Una lástima, porque la idea no es mala y creo que podría haber dado mucho más juego y haber sacado provecho del un buen cuadro de actores que tiene.
El problema principal es un guión que resulta bastante plano y como sin ideas.
Y para acabar de rematarlo, pienso que sobra la escena final, esa que a veces te reconcilia un poco con la película y que aquí está de más. Si la hubieran suprimido y hubiera quedado como remate el momento en que Adrián alcanza al camión de mudanzas en que va Nadia, para decirle el giro que han dado las cosas en el último momento, hubiera quedado mucho mejor.




miércoles, 13 de marzo de 2019

TIMBUKTU

En el año 2012, la ciudad maliense de Tombuctú, está en manos de extremistas religiosos.
Los yihadistas han impuesto un régimen de terror que obliga a la población a padecer un sin fin de prohibiciones: No escuchar música, no reír, no fumar, incluso prohíben jugar al fútbol. En esta situación, las mujeres se ven especialmente acosadas, se han convertido en verdaderas sombras que intentan resistir con dignidad, ante una ortodoxia musulmana radical, que parece tener como objetivo central los prejuicios contra ellas.
Cada nueva jornada, los tribunales islámicos improvisados emiten sentencias tan absurdas como trágicas.
No muy lejos de la ciudad, entre las dunas que la rodean, vive pacíficamente el orgulloso ganadero tuareg Kidane (Ibrahim Ahmed), junto a su familia, su esposa Satima (Toulou Kiki), su hija Toya (Layla Walet Mohamed) e Issan (Mehdi Ag Mohamed), su pastor de 12 años encargado de cuidar de su rebaño.
El caos que reina en Tombuctú no parece afectar a Kidane, todo transcurre en aparente tranquilidad, hasta el día en que Amadou (Omar Haidara) un pescador, molesto porque uno de los animales que cuida Issan se ha escapado del rebaño cuando el niño lo lleva a beber en el río y ha estropeado sus redes, acaba con la vida de GPS, la vaca favorita del rebaño, que estaba preñada y cuyo ternero, Kidane pensaba regalar a Issan. Kidane se pelea con el pescador y acaba con su vida al disparársele de forma accidental la pistola que llevaba. Ahora debe enfrentarse a las leyes impuestas por los ocupantes extranjeros.


Hay películas que deben ser vistas porque son obras de arte, aunque el argumento, a veces, no nos diga demasiado y hay otras que hay que ver por lo que nos cuentan , por su mensaje, aunque no sean grandes films.
No estoy diciendo que Timbuktu esté mal hecha, tiene imágenes preciosas, el plano fijo desde cierta distancia en el que observamos la pelea del protagonista y el pescador es una de ellas, y hay muchas más. Lo que ocurre es que su narración es bastante inconexa, nos ofrece algunas historias paralelas que están metidas de cualquier manera, sin hilazón entre ellas.
Pero repito, que las imágenes son bellas y de gran fuerza, apoyándose en ocasiones en el maravilloso paisaje del desierto y la ribera del río, así como de la peculiar arquitectura urbana. De todo ello saca un magnífico partido.
Otra cosa es el mensaje del film, no tanto una crítica a la ortodoxia musulmana en particular, sino sobre el peligro de que unos palurdos investidos de una autoridad que ellos, de forma ventajista, consideran bajada del cielo, lleguen a gobernar nuestras vidas. No hay nada más peligroso que un ignorante con poder, cuando este trata de imponer sus ocurrencias por la fuerza. ¿Qué le dices?, ¿qué argumentas para hacerle ver que está equivocado?. Nada, no puedes hacer nada porque él no va a reconocer que está equivocado y además porque ni sabe, ni quiere razonar.


El film comienza con una escena que es toda una metáfora de lo que va a ser la película. Los yihadistas, desde un todoterreno, persiguen un venado disparando sus armas y uno de ellos dice: "No lo mates, cánsalo". Eso es precisamente lo que hacen con la gente por medio de sus cansinas proclamas, con su policía, armada hasta los dientes, que recorre las calles y azoteas día y noche en busca de gente que incumple sus absurdas normas: Cansarla, someterla a un maltrato que va más allá de lo puramente físico, doblegarla mediante el terror. Ahí quedan las espeluznantes imágenes de la pareja enterrada, con las cabezas asomando a ras de suelo y lapidada hasta la muerte; o los jóvenes del lugar jugando al fútbol con un balón imaginario, porque el deporte está prohibido; los 40 latigazos por haber sido sorprendidos cantando, ¡oh, sí!, ¡qué pecado tan grave!; la niña casada a la fuerza con un yihadista en contra de su voluntad y de la de sus padres, amenazando con el uso de la fuerza si se niegan, vamos, una violación legal; las figuritas de arte popular utilizadas como blanco en las prácticas de tiro, porque el Islam prohíbe la representación de seres vivos y hay que destruírlo... Mientras ellos, los que velan por que se cumplan las normas, no hacen otra cosa que incumplirlas, pero claro, las balas y los fusiles, están en sus manos y eso les da bula.
El mensaje es claro, una cosa es yihadismo y otra cosa es Islam y, aunque occidente se ve golpeado por sus maldades, son los que están cerca quienes primero las sufren.
La película no cuenta nada que no sepamos, pero la hace un creyente, Abderrahmane Sissako, desde dentro, e invita a que todos reflexionemos sobre un problema que va más allá de la religión. Como él dice: "Los fanáticos siempre piensan que van a ganar, pero son unos cobardes. En el caso del Islam, una minoría la tiene tomada como rehén, nadie nace con una barba y un kalashnikov".




martes, 12 de marzo de 2019

COMENTARIOS A LA GUERRA CIVIL

Al igual que había hecho con sus campañas en la Galia, César escribió sus propias memorias -también en tercera persona- referentes a la guerra civil contra Pompeyo, obra que normalmente se conoce con el título de Comentarios sobre la guerra civil (Comentarii de bello ciuili). El primer libro de esta obra tiene un especial interés para nosotros por transcurrir en tierras españolas.
Pompeyo había concentrado la mayor parte de sus tropas en Brindisi, con la intención de pasar a Grecia. César no consigue imperdírselo y la falta de naves, le obliga a desistir de seguirle, aunque por el momento, lo más importante para él es asegurarse el Occidente y, después de mandar tropas a Cerdeña, Sicilia y África y de una breve estancia en Roma, parte hacia la Galia, donde deja un lugarteniente para sitiar Marsella, y se dirige apresuradamente hacia España, a enfrentarse con los generales de Pompeyo y sus siete legiones. No es cosa fácil batir a tan gran ejército. César lo vence después de varios contratiempos, cercándolo junto a Ilerda (Lérida) al norte del Ebro. Para ello contó con la ayuda de los habitantes de algunas ciudades que le prometieron lealtad, así hicieron oscenses, calagurritanos, tarraconenses, jacetanos o los ilurgavonenses, ribereños del Ebro.
El libro II está dedicado a la derrota y muerte de su legado Curión frente a pompeyanos y númidas.
El libro III, narra la llamada Guerra Alejandrina, originada por la insubordinación de los generales egipcios.
Ni la crítica más contraria a César ha podido demostrar que la obra no narre la realidad de los hechos, ya que las fuentes paralelas son abundantes y no se ha logrado descubrir que César alterase los hechos en su beneficio e interés propio.



lunes, 11 de marzo de 2019

A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS

Estamos en medio del invierno de 1961. El cantante de folk de Greenwich Village, Llewyn Davis (Oscar Isaac), anteriormente componente del dúo Timlin y Davis, que tuvo un cierto éxito, especialmente dentro de la escena local, está tratando de emprender su carrera en solitario.
La disolución del dúo, se debió a circunstancias que escapan al control de Llewyn y ya no hay posibilidad alguna de que ambos vuelvan a estar juntos.
Llewyn no tiene dinero, recurre a dormir en una especie de circuito que ha montado con los sofás de sus amigos y conocidos y no le gusta tener que pedir a esos amigos que le dejen un lugar más o menos permanente para dormir.
A pesar de necesitar a sus amistades, no tiene ningún problema en cortar puentes con ellos para mantenerse fiel a sí mismo como músico profesional, en parte enojado y frustrado por su actual situación.
Sus difíciles circunstancias le hace estar ciego y ajeno a los acontecimientos de la vida de cualquiera que no sea la suya propia, mientras su situación económica se agrava, ya que su primer álbum en solitario, Inside Llewelyn Davis, apenas se vende, en buena medida debido a los problemas que tiene con su manager, Mel Movikoff (Jerry Grayson). Además, su situación de persona sin hogar, le hace complicado de localizar si surge algún concierto de última hora, lo que aún dificulta más su capacidad para generar ingresos.


Película muy particular de Joel y Ethan Coen que, aunque tiene muchas cosas reconocibles de su cine, se aparta bastante de aquello a que nos tienen acostumbrados.
Como dijo algún crítico, es una especie de cara B de la música y, yo añadiría, del arte en general, un mundo en el que hay unos pocos que ganan mucho dinero y pueden dedicar su vida a hacer lo que les gusta y otros muchos, muchísimos, que apenas sobreviven o, simplemente, tienen que dejarlo, porque no logran triunfar.


El principal problema del film es que, bajo mi opinión, la historia no acaba de enganchar y, aunque se ve con agrado, más que nada porque logra que estemos esperando que ocurra algo, ese algo parece que nunca acaba de llegar.
Es cierto que refleja muy bien ese mundo del que hablaba poblado por un sinfín de fracasados que se dejan la piel, las esperanzas y los mejores años de su vida, persiguiendo un sueño que no llega y que jamás llegará, su frustración y la amargura que acaba afectando a su propia manera de ser, pero el espectador puede tener la sensación, al acabar el film de que, o se ha perdido algo que le impide entender del todo la película, o que aquello no cuenta nada especial.