Un día de este pasado verano, hablaban mis amigos Eduardo y Angelito del antiguo cauce del Valderaduey en Zamora, no se a cuento de qué. El caso es que en un determinado momento, el Angelito me dice que si yo se cuándo desviaron el Valderaduey, porque ellos lo recuerdan de siempre así.
Yo le respondo con algo que digo de vez en cuando y que es cierto: Yo no soy de aquí. Y es que se les olvida que, efectivamente yo soy de otros lares y que ni mi infancia, ni mi juventud transcurrieron en Zamora.
El caso es que me quedé con la copla, que suele decirse, porque yo siempre había pensado en el desvío del Valderaduey como una magna obra de ingeniería y que era relativamente reciente en el tiempo. Pues veréis, ni fue obra de ingeniería, ni es reciente en el tiempo, bueno en el tiempo geológico es de esta misma mañana, podríamos decir.
Me puse a indagar y mi primera sorpresa, fue que toda la gente que vive actualmente, ha conocido aquello siempre así, pero también la generación anterior y la anterior y la anterior y la anterior y la anterior... Esto ya empezó a descolocarme un poco, la cosa no era del siglo pasado, ni tampoco del XIX, ni del XVIII, que era lo más lejano que yo, en mi ignorancia del asunto me imaginaba.
Sigo haciendo averiguaciones y algo que leo por ahí, relaciona ese desvío fluvial con el terremoto de Lisboa. Bien, ya lo tengo, pensé. Pero no, es cierto que el terremoto de Lisboa de 1755 se dejó sentir por estos lares, no en vano, en Valladolid la torre de la catedral quedó afectadísima, hasta el punto de caerse o ser derribada pocos años después y construírse otra al lado derecho de la fachada principal, como está ahora, la otra estaba en el lado contrario; en Zamora, Benavente o Toro, sonaron solas las campanas de la iglesias; en Salamanca, la cúpula de la torre de la clerecía quedó inclinada. Pero yo seguía sin encontrar un dato fehaciente que ligara el desvío del curso del Valderaduey con este fenómeno sísmico.
Con tantas lecturas como hice durante un tiempo, pude comprobar que está documentado, al menos geológicamente que en su día el Valderaduey rodeaba Zamora por lo que hoy se conoce como el antiguo cauce, que pasaba por la zona baja del Barrio de San Lázaro y que desembocaba en el Duero por la zona de Olivares. Eso, unido a nombres tan inequívocos como "Arenales", "La Vaguada", etc. que dan nombre a barrios o zonas de Zamora, acababa de reafirmar que efectivamente el Valderaduey había sufrido un desvío.
Fue haciendo un trabajo de recopilación periodística para mi padre, como encontré una buena pista. En el suplemento de La Ilustración Española y Americana de diciembre de 1882, el insigne marino e historiador zamorano D. Cesáreo Fernández Duro, se hace eco de que en los Anales Compostelanos, se hace referencia a un suceso (posiblemente un terremoto) acaecido allá por el año 949. El cronista, en el lenguaje del momento, habla de llamas que salieron del mar y quemaron animales y personas y cita algunas villas de Burgos, Carrión y Zamora. D. Cesáreo lo interpreta como un terremoto y lo relaciona con topónimos tan conocidos en Zamora como La Brasa (la calle de ese nombre) y Las Llamas (el paraje, donde había una fuente y hoy se asienta un barrio).
El caso es que haciendo hipótesis sobre el estado de las ruinas del puente romano, cuyos restos aún se ven en el Duero y que sólo llegan hasta la mitad del cauce; los restos del puente de Ricobayo, que sorprendieron al ingeniero que había de hacer el nuevo, pues no encontró explicación a que al antiguo se accediera sólo por caminos de ganado, sin restos de calzada ni nada por el estilo y algún detalle más, Fernández Duro apunta la idea de que a causa de ese terremoto, el Duero ensanchó su cauce a su paso por Zamora, pues él cree que pasaba algo más lejos de la ciudad por su ribera derecha y a partir de entonces se acercó hasta las Peñas de Santa Marta. Es decir que a consecuencia del seismo, bajaron los cauces del Esla (por eso el antiguo puente de Ricobayo estaba derrumbado y más bajo de la que debió ser su emplazamiento original); del Duero (por eso el puente romano sólo llegaba a la mitad de lo que hoy es el río, que en su día fue menos ancho) y del Valderaduey, llevando a este a buscar una salida hacia el Duero aguas arriba de donde lo hacía antaño, que era por la estación del ferrocarril, La Vaguada, San Lázaro y Olivares.
Para quien quiera leer al propio Cesáreo Fernández Duro, puede consultar la edición facsímil del número XLVI de la Ilustración Española y Americana, que la Biblioteca Virtual Cervantes ha puesto en Internet a disposición de todos.
Yo cumplí con lo que le dije un día a Angelito: Ya buscaré por qué y cuándo fue desviado el Valderaduey. Si llego a saber las vueltas que había de dar, lo que tendría que buscar y las horas que invertí, vive Dios que no hubiera abierto la boca.