¿Qué tiene esta obra para haber llegado donde ha llegado?
No es una gran novela, ni tiene un estilo depurado. Sus personajes son, más o menos, estereotipos que ya están, aún con otras apariencias, en otros libros ya escritos; su trama es, en ocasiones, previsible...
Pero algo tiene
Millennium que la distingue de otras obras que puedan parecer similares. Yo no me atrevería a encuadrarla dentro de la llamada
novela negra, creo más bien que es una novela de aventuras, con sus buenas dosis de intriga, una buena parte de eso que ahora se llama
thriller, con un ritmo ágil en la narración, que hace que no te resulte pesada, que se lea muy bien. Las historias paralelas que se van contando a lo largo de los tres volúmenes, aparte de darnos datos y de ayudarnos a conocer a los personajes, tanto principales como secundarios, ayudan a mantener ese ritmo vivo, a que no decaiga la acción.
Para nada es novedoso , como se ha dicho en alguna parte, que una mujer sea la protagonista de la saga, ahí están ya desde la vetusta
Miss Marple, hasta
Kinsey Millhone (que, por cierto, a mí me encanta), por no hablar de las heroínas del comic o los videojuegos, como
Lara Croft o la
Alice de
Resident Evil.
Quizá una de las novedades sea presentar a tantas mujeres en papeles relevantes, que en momentos tienen su especial protagonismo, aparte de la propia
Lisbeth,
Erika Berger (presente en todos los relatos),
Susane Linder,
Mónica Figuerola...
Otro aspecto novedoso, es el arma de esta superheroína moderna, que cambia la espada láser, el revólver u otro tipo de ventajas especiales sobre el resto de los humanos por sus habilidades informáticas, en eso consisten sus superpoderes en su condición de
hacker.
Le doy la razón a Vargas Llosa que viene a decir que la verosimilitud de tantas cosas que parecen imposibles o poco creíbles, la consigue
Larsson a base de describirnos, a veces hasta con detalle, las cosas cotidianas que rodean a los personajes, sus comidas, las calles que pasean, los tatuajes y los piercings de
Salander, en fin todo aquello que nos resulta cercano y reconocible.
Lisbeth Salander, ha sido tremendamente maltratada, no por la sociedad, sino por el poder. Su lucha, sus venganzas contra esos poderosos, hacen que nos pongamos de sus lado inmediatamente, porque es como un moderno caballero andante, que va repartiendo justicia allí donde la justicia se pone del lado del
establishment . Cuando leía el interrogatorio al
Dr. Teleborian, se me venían a la cabeza aquellas tardes de domingo, de sesión doble de cine, en que la chiquillería se emocionaba cuando el bueno aparecía para salvar a los desdichados que habían pasado las mil y una y se las devolvía todas juntas a los malos malísimos que habían estado actuando hasta entonces impunemente, muchas veces amparados por la misma ley.
No creo que estas novelas pasen a la historia, tal vez me equivoque, pero no lo creo. De lo que no tengo duda es de que el que se decida a leerlas, no se va a arrepentir. Si lees el primer libro, puedes dejarlo al acabar, sin más, la historia tiene un principio y un fin que te deja satisfecho. Si cometes el "
error" de empezar el segundo, ya no tendrás más remedio que leer también el tercero. Estás avisado.
Para finalizar, una curiosidad, los títulos en castellano, no se corresponden a una traducción más o menos literal del sueco, dicha traducción sería, por orden cronológico,
La chica con el tatuaje del dragón,
La chica que jugaba con fuego y
La chica que destapó la caja de los truenos (también se podría traducir por
La chica que le dio una patada al avispero)