viernes, 30 de septiembre de 2016

EL REY PASMADO

La película gira en torno a la hecatombe político-moral que se produce en la Corte cuando el rey (lograda actuación de Gabino Diego en el retrato del pasmo auténtico del pánfilo de Felipe IV de Castilla y III de Aragón, extensible a sus parientes y, tiempo después, sucesores Borbones), impresionado al descubrir el cuerpo desnudo de Marfisa (Laura del Sol), la puta más cara de la Corte, con la que se acuesta regularmente gracias a la labor como intermediario del Conde de la Peña Andrada (Eusebio Poncela), exige contemplar de igual modo a su católica esposa (Anne Roussel).
Esto origina un terremoto moral en el que política y religión se mezclan y ante el que todo personaje relevante de la corte debe tomar partido. De inmediato se crean dos bandos, los que están en contra de tentar a Dios permitiendo pecaminosos comportamientos al soberano, espejo de su pueblo ante los juicios divinos y la concesión de sus favores, y los que desde el principio se saltan a la torera los apocalípticos e interesados mensajes del miedo que sirven para el control político por parte de la Iglesia más cerril, y conspiran para que los jóvenes reyes pasen una noche de amor en libertad entre los muros de un convento de monjas (cuya priora es Carmen Elías), justo el mismo día que en el coro y durante la celebración de la Santa Misa, el Conde Duque (Javier Gurruchaga) copula con su esposa en búsqueda de una bendición divina en forma de sucesor.


El guión de la película se basa en una novela de Gonzalo Torrente Ballester titulada "Crónica del Rey Pasmado", que había publicado Planeta en 1989.


Con un extenso reparto que incluye a algunos actores y actrices muy conocidos, Imanol Uribe hace un buen trabajo de dirección en un film que tiene una lograda ambientación y con un papel que ha pasado a la historia, el de Gabino Diego, que logra una caricatura genial del ínclito Felipe IV, aunque quizá la interpretación más lograda sea la de Juan Diego que nos trae el histriónico retrato de un fraile intransigente y apocalíptico.
Tras la historia cargada de humor, hay una parodia de la alta sociedad de la época, con sus miedos y sus tópicos y una clara crítica a la Iglesia y sus instituciones y a la monarquía y las suyas que, en algunos aspectos, no se si de forma intencionada por parte de Torrente en su novela, incluye una velada referencia a la monarquía española del momento en que se escribió.




jueves, 29 de septiembre de 2016

LAS PEQUEÑAS MENTIRAS

Cristina Sasiain, una mujer de la alta sociedad donostiarra, aparece muerta en el interior de la peletería de lujo que regenta. La inspectora de la Ertzaintza Carmen Arregui, se encargará del caso junto a su pequeño equipo. Cuando comienza sus pesquisas, se ve sumergida en el complejo mundo de relaciones de la víctima, en el que las apariencias juegan un papel fundamental, las personas con las que se entrevista le cuentan verdades a medias y le va a costar desentrañar los disimulos y falsas apariencias con los que muchos se presentan ante ella.
Os puedo asegurar una cosa, a las personas que, por una razón u otra, estén vinculadas a San Sebastián, les va a gustar, la ciudad y su entorno está muy bien descrita, de forma que quien no la conozca se puede hacer una idea de los lugares por los que transcurre la novela y a quien los conozca, le dará la impresión de estar dando un paseo por los mismos.
Junto a la trama de novela negra hay una historia de personas y mundos, de manera que el asesinato en sí y su esclarecimiento, sirven para retener la atención del lector, pero no es menos atractivo todo el mundo en el que se desenvolvía la víctima y el universo de la protagonista, una mujer normal, madre de familia, con sus problemas cotidianos en los que muchos lectores y, sobre todo, lectoras, se verán reflejados a sí mismos: Los hijos, su marido, con el que mantiene una buena relación, pero dentro de los parámetro normales, su madre anciana con sus problemas de salud, las relaciones con su hermana y su cuñado... Todo ello va salpicando la novela, ofreciendo un contrapunto de normalidad y sencillez, pero dosificado en su justa medida, complementando y no distrayendo del tema central.
Una novela bien escrita, dinámica, muy descriptiva, sin lecciones morales y en la que la vida de la clase media queda muy bien retratada, junto a las pinceladas que se ofrecen sobre el mundo distinguido de Donostia.
Recomendable y entretenida.



miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL PRÍNCIPE DE LAS MAREAS

La infancia de Tom Wingo (Nick Nolte) transcurre entre los malos tratos de su padre, que pierde el control de vez en cuando y, sin razón aparente, la emprende a golpes con su familia cuando menos se lo espera, hasta el punto de llegar a hacer verdadero daño tanto a su esposa como a sus tres hijos.
Pasados los años y ya casado y con tres hijas, recibe la visita de su madre, con la que no se lleva demasiado bien, a instancias de la cual, Tom decide ir a Nueva York a entrevistarse con la psiquiatra de su hermana Savannah (Melinda Dillon), que acaba de intentar suicidarse una vez más. Cuando toma esa decisión, Tom no espera que su vida se va a convertir en una auténtica ruina a medida que se suceden los acontecimientos, su mujer le confiesa que tiene un amante y que se plantea la separación y, para colmo, cuando llega a una ciudad a la que odia profundamente, se encuentra con que es él quién habrá de entrevistarse prácticamente a diario con Susan Lowenstein (Barbra Streisand), la psiquiatra que intenta poner algo de claridad en las oscuras tinieblas que nublan la cabeza de Savannah .
Tom hará de la terapia de su hermana con Lowenstein, una terapia para sí mismo, pues al contarle a ella toda su vida, abrirá las dolorosas puertas que creía tener cerradas a cal y canto en lo más profundo de su ser.


El guión se basa en el best seller del mismo título de Pat Conray, en el que hablaba de forma novelada de su torturada infancia, víctima de un padre sádico que había machacado la existencia de su esposa y de sus siete hijos. Conray era hijo de un piloto de los marines que infligía castigos físicos a sus hijos, abusaba de su mujer y había implantado en su hogar una disciplina militar.


Buena mano la que tuvo Barbra Streisand para dirigir este film después del éxito que había obtenido con Yentl, cuenta con una estupenda banda sonora y unas actuaciones de sobresaliente, de hecho Nick Nolte hace la que para algunos es la mejor representación de su carrera. Y para acabar de rematarlo, una preciosa fotografía que tiene escenas realmente espectaculares.
Streisand, además, interpreta a la protagonista femenina del film y sabe hacerlo con mesura, sin abusar de su posición dominante en el film del que también era productora, demostrando que, si es un verdadero mito de la canción y una excelente actriz, creo que como realizadora exhibe una capacidad que no desmerece en absoluto.


La película adapta bastante bien la novela de Conray, un trabajo nada fácil, pues los asuntos que trata dan para perderse en cada uno de ellos: la violencia doméstica, los traumas infantiles, la infidelidad, el suicidio... y todo ello tratado con elegancia y con absoluta ausencia de morbo.
Un gran melodrama con muchos pasajes de tinte romántico que, aunque no obtuvo ninguno, estuvo nominado, nada menos, que a ocho Oscar.
Un par de anécdotas para concluír, el papel de Sally Wingo, la esposa del protagonista, lo encarna Blythe Danner, que es la mamá de Gwyneth Paltrow y el del hijo de la psiquiatra, lo interpreta Jason Gould, hijo de Barbra Streisand en la vida real.




martes, 27 de septiembre de 2016

LOS JINETES DEL ALBA

La trama se inicia a finales del verano de 1922 en Las Caldas, un pueblecito del interior asturiano que esquiva su monotonía gracias a la agitada vida social del balneario, regido por una rica indiana, de la que las malas lenguas dicen que mantiene una relación homosexual con una prima que a su vez tiene una hija, una avispada joven acosada sexualmente por su tío y que ambiciona apoderarse del establecimiento. La revolución obrera del 34 -especialmente virulenta en Asturias- y la Guerra Civil, trastocan el destino de los personajes. Oviedo y Llanes, Vidago, al norte de Portugal -donde se localizó un balneario de características similares al descrito en la novela- y la provincia de Madrid son los escenarios en los que se desarrolla la serie, cuyo rodaje se inició el 17 de septiembre de 1989 y se prolongó durante cinco meses.
La miniserie, de cinco capítulos, dirigida por Vicente Aranda, traslada a la pantalla la novela del mismo título de Jesús Fernández Santos, que con esta obra volvía a las tierras de su devoción, las montañas astur-leonesas.
Victoria Abril, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Antonio Iranzo y Fernando Guillén interpretan los papeles principales de la serie, que fue presentada en el Festival de Cannes.


Producto de innegable calidad que nos lleva a uno de los periodos más convulsos de la reciente Historia de España. La narración entremezcla los levantamientos obreros, junto a la historia de Marian (Victoria Abril), su obsesión por hacerse con el balneario y sus amores con Martín (Jorge Sanz). Ambientada excelentemente, con localizaciones muy adecuadas y un diseño de vestuario a cargo del mítico Javier Artiñano.
Se podrá discutir la manera en que está enfocado el periodo histórico dependiendo de las inclinaciones políticas de cada cual, pero no cabe duda de que estamos ante una serie muy digna, técnicamente conseguida y bien interpretada en general, que Aranda concibió más como una película de cinco horas que como una serie por capítulos.




lunes, 26 de septiembre de 2016

EL ALMUERZO DESNUDO

La película no es exactamente una adaptación de la novela que lleva el mismo título –por otro lado, para muchos resultaría inadaptable–, sino una suerte de biopic narrado en primera persona por un drogadicto, William Lee (Peter Weller), álter ego de William Seward Burroughs. La acción se desarrolla en  Nueva York y en un espacio imaginario denominado “Interzona”, en el film fácilmente identificable con Tánger y su zona internacional en los años en que se desarrolla la historia. El autor describe a toda una suerte de drogadictos, policías, traficantes y seres monstruosos nacidos al calor de los delirios de la droga y como resultado de sus experiencias en el lado más oscuro de la sociedad estadounidense. Asimismo, describe turbios ambientes homosexuales, frecuentados por Burroughs, quien a pesar de haber contraído matrimonio con Joan Vollmer –a quien quitó la vida de un disparo mientras jugaba a ser Guillermo Tell colocado hasta las cejas, escena que se recoge en la película–, no ocultaba su homosexualidad, de hecho, uno de los personajes, Kiki (Joseph Scoren) era el nombre de un joven con el que Burroughs tuvo un romance en Tánger. También aparecen otros personajes que se corresponden con personas reales, como Hank (Nicholas Campbell) y Martin (Michael Zelniker), colegas escritores de Bill, fácilmente identificables con Jack Kerouac y Allen Ginsberg, que visitaron a Burroughs cuando estaba en Tánger.


Peter Weller hace una estupenda interpretación de su difícil papel en este film que recrea ambientes semioníricos, tenebrosos y delirantes. La recreación del Tánger de la época (años 50), se ha hecho mediante decorados y transparencias con imágenes de la ciudad que se ven a través de las ventanas.
Los títulos de crédito están clarísimamente inspirados en los del mítico Saul Bass y fueron realizados por Randall Balsmeyer y Mimi Everett a través de su estudio Balsmeyer & Everett, Inc., conocido por sus colaboraciones con cineastas como Spike Lee,  Woody Allen, Jim Jarmusch, Paul Thomas Anderson, y Joel y Ethan Coen.


Estamos hablando de una película que no es para todos los espectadores, sino para un determinado público cuyo gusto va más allá del cine de mero entretenimiento, que disfruta diseccionando la película y descubriendo posibles interpretaciones y los detalles de calidad con los que David Cronenberg va salpicando la historia. Tiene algunas escenas realmente brillantes para un trabajo muy interesante, un cine diferente en torno a uno de los personajes más influyentes en la literatura norteamericana contemporánea y que, como digo, no es para todos los paladares. También creo que quien no conozca la biografía de Burroughs, puede perderse bastante en la narración o, al menos, no apreciar todos sus matices y, ¿por qué no?, disfrutar de todo lo que nos cuenta. De hecho, a quien no conozca previamente al personaje real, puede resultarle aburrida.
En España sólo pudo verse en unas pocas salas y únicamente en versión subtitulada.




viernes, 23 de septiembre de 2016

COMO SER MUJER Y NO MORIR EN EL INTENTO

Carmen (Carmen Maura), una mujer independiente que lucha por ser ella misma a pesar de las innumerables trampas que le tiende su propia condición femenina: hijos que reclaman atención, un marido que anda a sus asuntos, el perro que hay que pasear, jefes incompetentes que es preciso aguantar, ligues inesperados que hay que quitarse de encima, endemoniadas instrucciones de cremas de belleza que hay que descifrar... En fin, la permanente carrera de obstáculos que cualquier mujer tiene que salvar sin morir en el intento.
El film adapta el libro del mismo título de Carmen Rico-Godoy, que es también la autora del guión.
Al final la película se convierte en una comedia que hace sonreír porque las cosas cotidianas son así, cuando las vemos reflejadas en una pantalla nos provocan la sonrisa porque vemos lo tontorrones que somos a veces y cómo nos repetimos en nuestras vidas a pesar de lo singulares que nos creemos, pero ahí se queda, en una serie de clichés poco o mal desarrollados, caricaturas que acaban resultando pesadas por lo manidas y el tratamiento poco original que se les da.
Cuenta con una banda sonora de Antonio García de Diego, Pancho Varona y Mariano Díaz, que tiene una canción que interpreta Sole Giménez acompañando los créditos del inicio, que me ha gustado especialmente.
La actuación de Carmen Maura es lo mejor de un film del que esperaba algo más, Ana Belén, en su única incursión en la realización decepciona, uno cree que va encontrar otra cosa tratando el tema que trata y sabiendo cómo piensa ella, pero creo que perece en el intento.




jueves, 22 de septiembre de 2016

EL ÚLTIMO CATÓN

Desde el archivo secreto de la ciudad del Vaticano, donde trabaja, la hermana Ottavia Salina, paleógrafa de prestigio internacional, se enfrenta a un extraño enigma: descifrar los tatuajes aparecidos en el cadáver de un etíope. Con la ayuda de Kaspar Glauser-Röist un capitán de la guardia suiza encargado de los trabajos sucios del Vaticano y de Farag Boswell, un arqueólogo de Alejandría, Ottavia tendrá que descubrir quién está detrás del robo, en las iglesias de todo el mundo, de las reliquias de la Vera Cruz, la Cruz de Cristo. Siete pruebas basadas en el purgatorio de La Divina Comedia de Dante Alighieri tienen las llaves para abrir las puertas. La expiación de los siete pecados capitales se realizará en las siete ciudades que ostentan la fama de practicarlos: Roma por su soberbia, Rávena por su envidia, Jerusalén por su ira, Atenas por su pereza, Constantinopla por su avaricia, Alejandría por su gula y Antioquía por su lujuria.
La línea entre realidad y ficción se difumina en la novela de Matilde Asensi, hasta el punto que en el prólogo de una reedición reciente, que es la que yo he manejado, la autora aclara que los staurofilakes no existen y la hermandad es un invento de ella, pues muchos lectores le han preguntado al respecto.
Vastísimo trabajo de documentación el de la escritora alicantina que en ocasiones abruma con los datos que va desparramando por la novela. Es cierto que en algunos tramos recurre a algunos trucos narrativos que resultan algo forzados, pero en general logra un trabajo ágil que atrapa al lector sumergiéndole en el interés por cómo se van resolviendo cada una de las pruebas a las que se ven sometidos los protagonistas.
El hilo argumental es bastante directo, sin desviarse más que lo justo en las tramas paralelas a las que no dedica demasiadas líneas, sino que más bien le sirven para perfilar la personalidad de los tres personajes centrales.
Es inevitable que quien los haya leído, recuerde, por ejemplo, los libros de Dan Brown, pero hay que señalar que El último Catón es anterior a la obra más conocida del norteamericano, "El código Da Vinci" y muy anterior a "Inferno" que también tiene a la Divina Comedia como eje.
No es, ni mucho menos, a mi juicio, una novela redonda, pero es una buena novela. Asensi ha conseguido vender más de tres millones de ejemplares de este libro, lo que la sitúa en el exclusivo club de escritores españoles autores de best sellers, algo que, por otra parte, despierta no pocas envidias que se dejan traslucir en alguna de las críticas que ha debido soportar.



miércoles, 21 de septiembre de 2016

BELTENEBROS

Darman (Terence Stamp) es un antiguo capitán del ejército republicano que vive su exilio en Inglaterra dedicado a restaurar libros antiguos y que es llamado por sus superiores de la organización comunista a la que pertenece para que vuelva a España para ejecutar a un traidor que está delatando a todos los miembros de la organización y facilitando su captura por la policía franquista, alguien a quien no conoce. Eso obliga a Darman a sumergirse en los tenebrosos abismos de una clandestinidad poblada de agentes dobles, traidores, entusiastas del régimen, supervivientes, activistas escondidos y guerrilleros urbanos, y en la que encuentra a Rebeca (Patsy Kensit), una cantante de sala de fiestas imitadora de Rita Hayworth en Gilda, que es la viva imagen de un antiguo amor, una mujer que intenta disuadirle del cumplimiento de su misión y a la vez un sueño recurrente que le persigue y le hace cuestionarse la utilidad de su encargo.
El film adapta a la pantalla el libro del mismo título del escritor Antonio Muñoz Molina, con reflexiones alrededor de este mundo oscuro de la lucha clandestina, en el que se mueven hombres mitad profesionales, mitad idealistas.
El film, que en general se ciñe al original, recoge muy bien el ambiente tenebroso que describe la novela de Muñoz Molina, con una lograda ambientación que recuerda a las películas clásicas del cine negro, con una logradísima fotografía de Javier Aguirresarobe e interpretaciones correctas.
La narración se estructura en dos planos que se van alternando, uno corresponde al momento presente (años 60) y otro a 1946, en el que, mediante flashbacks, el protagonista revive otra misión que le llevó a Madrid años atrás y en la que mató a un activista a quien los dirigentes del exterior creían un delator, pero que era inocente.


Pienso que el film, a pesar de sus virtudes, no logra hacer que la historia nos acabe de enganchar, en parte porque uno de los recursos de la novela es mantener la intriga del delator al que ha ido a liquidar Darman y a media película, el espectador ya ha identificado que el comisario Ugarte y Valdivia (José Luis Gómez) son la misma persona, lo que supone una pista determinante.
A pesar de que está bien narrada, algunos de los pasajes resultan poco creíbles y el final es bastante patético en cuanto a planificación, obligando a sobreactuar a José Luis Gómez..
Mucho mejor en el aspecto técnico, en el que Pilar Miró se luce, incluso con escenas que no aportan nada a la historia, como el bolero con aires de tango que bailan los protagonistas a media película, con un picado impactante y efectista, pero el film tiene muchos más de estos recursos, que están muy bien logrados, desde el travelling que acompaña a los títulos de crédito del arranque que va recorriendo el tren, hasta los picados y contrapicados, sobre todo los de las escaleras.
Un film correcto que no logra sacar todo el partido que tiene la historia.




martes, 20 de septiembre de 2016

AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS

Aquella célebre frase que da título a la entrada, que es el santo y seña de la llamada Doctrina Monroe y que en el fondo quería decir (y así lo ha demostrado la Historia) "América para los norteamericanos", si tuvo un representante paradigmático fue William Walker, el último filibustero, un tipo nacido en 1824 en Nashville (Tennessee), que había viajado a Europa con el fin de estudiar medicina, para muchos un defensor del destino manifiesto de los EE.UU., la idea de que el país debía expandirse por todo el continente. En 1853 intentó invadir Baja California y Sonora con el fin de separar la región de México y fortalecer la posición estratégica de los estados esclavistas. Tras el fracaso de su intento, por el que fue juzgado por violar las leyes de neutralidad y absuelto por un jurado complaciente, Walker encontró un nuevo objetivo en Nicaragua, desde donde la facción liberal solicitó su ayuda en el transcurso de la guerra civil que vivía el país entre estos y los conservadores. A Walker le interesó Nicaragua porque su territorio constituía una de las rutas de tránsito entre California y el resto de los Estados Unidos, ya que antes de la construcción del ferrocarril transcontinental y del Canal de Panamá, dos rutas atravesaban el istmo, una a través de Panamá y la otra por Nicaragua (desde Nueva York se viajaba al puerto nicaragüense de San Juan del Norte para luego cruzar el Río San Juan, el lago de Nicaragua y el istmo por San Jorge y se navegaba por el Océano Pacífico hasta San Francisco).
A Walker lo encontramos el 8 de noviembre de 1855, dando la orden de que un pelotón fusilara al General y político conservador Ponciano Corral en la plaza central de la ciudad nicaragüense de Granada. Por supuesto, Walker no se marchó una vez conseguidos los objetivos por los que había sido llamado con sus tropas mercenarias, sino que decidió tomar el poder, consiguiendo el reconocimiento diplomático norteamericano, pero las protestas de España, Francia y países americanos como Brasil, Chile y Perú hicieron que el presidente Franklin Pierce no tuviese más remedio que desaprobar sus acciones. Declaró el inglés idioma oficial de Nicaragua y restableció la esclavitud, con la idea de incorporar Nicaragua a su país natal como un estado esclavista más, y así ayudar a alterar el equilibrio interno de Estados Unidos en favor de los estados confederados.
Sus intenciones no dejan lugar a dudas en una de sus cartas escritas en 1857: "El restablecimiento de la esclavitud del negro constituye el medio más rápido y eficiente para que pueda establecerse permanentemente la raza blanca en Centroamérica (...) ".
Sin embargo Walker se buscó dos enemigos peligrosos y muy poderosos: Inglaterra y Cornelius Vanderbilt.
Los ingleses, por un lado, vieron con recelo el sueño de Walker de construír un canal que uniera el Pacífico con el Atlántico, en el que ellos no tendrían participación. En cuanto a Vanderbilt, Walker expropió los bienes de la Accessory Transit Company, propiedad de Vanderbilt y que durante la Fiebre del Oro de California en 1849, ofreció transporte por medio de la ruta nicaragüense de la que hemos hablado, hacia California, eliminando 960 kilómetros del recorrido y un 50% sobre el costo de un viaje a través del Istmo de Panamá.
Vanderbilt puso el dinero y los ingleses las tropas y Walker tuvo que salir por pies de Nicaragua, pero no se resignaba a haber sido vencido por una gentes a las que consideraba inferiores y en 1860 desembarcó en Honduras, decidido a reconquistar el poder, pero la aventura estaba mal planeada. Tuvo que enfrentar deserciones de sus compañeros de iniquidades, y se terminó rindiendo a la Royal Navy.
Si Walker se hubiera presentado como ciudadano norteamericano quizás le hubieran protegido, pero se declaró presidente depuesto de Nicaragua en guerra por recuperar lo que le pertenecía, y entonces los británicos lo entregaron a las autoridades hondureñas. Una corte marcial le condenó a morir frente a un pelotón de fusilamiento.



lunes, 19 de septiembre de 2016

MISERY

Un escritor llamado Paul Sheldon (James Caan) lleva años malgastando su talento con unas románticas historias, de gran éxito comercial, cuya protagonista es una mujer llamada Misery. Decidido a acabar con esta situación, mata al personaje y se refugia en las montañas de Colorado para escribir una novela seria.
Terminado su trabajo, emprende el regreso a pesar de que las condiciones meteorológicas son adversas, con un temporal de nieve que ha cubierto por completo la carretera de montaña por la que transita, debido a lo cual, Paul pierde el control de su coche y sufre un grave accidente.
Annie Wilkes (Kathy Bates), una brusca e impetuosa mujer, gran admiradora suya, lo rescata, se lo lleva a su casa y lo cuida con esmero. Obsesionada con el personaje de Misery, retiene a Sheldon para obligarle a escribir una nueva historia en la que resucite al personaje.
Annie es una antigua enfermera, involucrada en varias muertes misteriosas ocurridas en diversos hospitales. Esta mujer es capaz de los mayores horrores, y el escritor, con las piernas rotas y entre terribles dolores, tiene que luchar por su vida.


Adaptación de un relato homónimo de Stephen King que, por un lado respeta bastante la historia original, pero por otro, la suaviza mucho, la película es bastante menos horripilante que el libro. Para muestra un botón: en el film, Annie le rompe los tobillos a Paul con un mazo, en el libro, directamente le corta el pie izquierdo con un hacha.
King tenía reparo en vender los derechos para el cine tras anteriores experiencias (incluída la de El resplandor), con las que no había quedado nada satisfecho. Sin embargo al final accedió bajo la condición de que fuera Rob Reiner el realizador. Después de verla, Stephen King siempre dijo que era la mejor adaptación que se había hecho de cualquiera de sus obras, es más que probable que la mano del gran William Goldman, autor del guión, fuera decisiva para que sacara esta conclusión.
La película, como decimos, sigue la línea del libro y además contrapesa la tensión de la trama con las notas de humor proporcionadas por el matrimonio del sheriff (estupendo Richard Farnsworth) y su esposa (personaje este que no está en la novela).
Espléndidas las interpretaciones de James Caan y Kathy Bates, quien se llevó el Oscar a la mejor interpretación femenina, con su papel fascinante y aterrador de la desequilibrada Annie Wilkes, la fan número uno de Paul Sheldon.


Estamos ante una magnífica película de terror, en la que con elementos sencillos y sin recurrir a truculencias (tipo apariciones o fenómenos paranormales), Rob Reiner consigue meter de lleno al espectador en la historia y contagiarle el miedo y el sufrimiento al que se ve sometido el pobre Paul.
La escena a la que hacíamos referencia, cuando Kathy le machaca los tobillos con un mazo, es espectacular, la mano se te va instintivamente para proteger los tuyos y sientes el dolor y el terror te recorre todo el cuerpo.
Muy buena, los amantes del género disfrutarán sin duda de esta joya.




viernes, 16 de septiembre de 2016

NO SIN MI HIJA

El 3 de agosto de 1984, Betty Mahmoody (Sally Field) y su marido Moody (Alfred Molina), un medico iraní afincado en Estados Unidos, se van de vacaciones a Teherán con su hija Mahtob (Sheila Rosenthal), de cuatro años. Transcurridas dos semanas, el marido decide establecerse allí y, amparado por la ley iraní, obliga a su mujer a quedarse en el país, a menos que acepte separarse de su hija. Betty, atrapada en una cultura que le es ajena, planea huir con su pequeña pero comienza el calvario de ver cómo, aunque hay personas buenas que tratan de ayudarla en la medida de lo posible, muchas otras, comenzando por la propia familia de su marido, cierran el cerco sobre ella impidiendo que se desenvuelva libremente.
Madre e hija se refugian la una en la otra, viendo en su padre un enemigo común, pues la niña tampoco quiere quedarse, mientras Betty comienza a sufrir malos tratos por parte de Moody cada vez que le recuerda que él prometió que regresarían cuando salieron de EE.UU.
Tras lograr ponerse en contacto con la embajada suiza, que lleva los asuntos norteamericanos, pues este país no tiene representación diplomática en Irán, y después de varios intentos fallidos, al fin consiguen escapar de la vigilancia a que están sometidas por parte de amigos y familiares de Moody, pero esto sólo será el comienzo de la odisea que han de vivir para verse fuera de peligro.


El film intenta adaptar el libro del mismo título escrito por la verdadera Betty Mahmoody y el escritor y guionista William Hoffer.
En realidad en la adaptación se pierden partes importantes del relato, por ejemplo, no quedan reflejadas todas las señales que Betty iba percibiendo de la volubilidad del carácter de su esposo cuando estaban aún en EE.UU., de hecho es un poco chocante la narración del film en este aspecto, pues parece que Moody era un encanto de persona y al llegar a Irán sufre un cambio radical ¿Entoces por qué Betty le hizo jurar sobre el Corán que regresarían sanas y salvas ella y su hija? Si tienes un marido tan amante y perfecto, no le sometes a ese trance.
Otro de los aspectos en el que pierde el film respecto a la novela, es la trepidante huida por las nevadas montañas que las llevarán a Turquía, una parte del relato que en el libro resulta tensa y emocionante y que aquí se resuelve con unas pocas imágenes con poco magnetismo dramático, en el que se cambian los pasos nevados, por unas montañas peladas, desérticas y bajo un sol del justicia. Al parecer tuvieron dificultades en encontrar localizaciones donde hubiera nieve y lo resolvieron de este modo.
De cualquier modo, el asunto central de la historia, que es el tremendo cambio que ha sufrido Irán tras el ascenso al poder de los ayatolás, su conversión en un régimen teocrático que alecciona a la población, la somete a la dictadura de la sharía y en el que las mujeres han pasado a estar sometidas, sí que se ve reflejado en la pelicula.
A pesar del tiempo transcurrido, la película y su mensaje no han perdido un ápice de fuerza.
Y para terminar, un comentario personal, no entiendo cómo Sally Field estuvo nominada a los premios Razzie, cuando bajo mi punto de vista, su actuación es buena, incluso en algunos tramos, notable, al igual que ocurre con la de Alfred Molina que, por cierto, confesó cuando acabó el rodaje, que lo pasaba muy mal en las escenas en las que tenía que pegar a su esposa en la ficción.




jueves, 15 de septiembre de 2016

LA FORJA DE UN REBELDE

Estructurada en seis capítulos de hora y media cada uno, está basada en la novela del mismo título de Arturo Barea Ogazón, una suerte de autobiografía que abarca aproximadamente desde 1907 hasta 1938, cuando el protagonista, enfermo, parte hacia su exilio británico tras haber ocupado un alto cargo en la censura de prensa en el bando republicano.
Desde su infancia, en la que estudió como alumno pobre en las Escuelas Pías de San Fernando, la serie acompaña a Arturo en su crecimiento físico e intelectual, al tiempo que hace un retrato, primero del Madrid de la época, con ciertos tintes costumbristas, en parte herederos del estilo galdosiano, para trasladarnos, a partir de 1920 al protectorado español de Marruecos, donde Barea servirá como sargento de ingenieros durante su servicio militar. En este tramo, la crítica a la corrupción en las fuerzas armadas se hace patente.
La última parte narra los convulsos años que arrancan con la llegada de la República, primero con la relativamente plácida vida de Arturo, gracias a un buen trabajo en una empresa al que ha accedido gracias a sus estudios de idiomas, hasta que poco a poco su vida va tomando una deriva de cierta amargura, por su fracaso matrimonial y por la derrota del bando republicano en la Guerra Civil, al que Barea sirvió con convencimiento.
Se trata de una coproducción hispano-alemana gestada en tiempos de Pilar Miró, aunque se rodó cuando ella ya había dejado el cargo de Directora General de TVE. Es quizá la última gran producción de la televisión estatal, con un presupuesto que convertido a los actuales euros rondaría los catorce millones y hay que reconocer que estuvieron bien aprovechados.
Con un reparto que mezcla actores del momento con otros ya consagrados y algunos mitos vivientes de la escena española (Ángel de Andrés, Manuel Alexandre, José Luis López Vázquez, Javier Escrivá...), la partitura musical se le encargó a Lluís Llach y la adaptación corrió a cargo del propio realizador, Mario Camus con el asesoramiento histórico de Javier Tussell.
La serie es un prodigio de ambientación, con detalles muy cuidados, exteriores bien localizados y unos decorados grandiosos y a la vez  que sencillos, gigantescos, de 100.000 metros cuadrados, que recreaban la Gran Vía y Lavapiés de principios del siglo pasado.
Aunque en general fue aplaudida por la crítica, hubo un sector que la tachó de tendenciosa. Ante esto quiero aclarar que la serie se basa, como queda dicho, en la novela de Barea y es bastante fiel a lo que éste escribió. Por supuesto, su visión es sesgada, y no lo digo en sentido peyorativo, él escribe lo que vivió y bajo el prisma de sus ideas y su forma de pensar, lo que cuenta hay que verlo como una parte de un todo, los libros son historias que uno cuenta según sus perspectivas y trayectoria vital y entre todos ellos, forman la Historia con mayúsculas.
En el apartado puramente audiovisual y artístico, estamos ante uno de los mejores productos de las televisiones españolas de todos los tiempos, una serie que se ve con placer, pues está rodada con pausa pero sin resultar pesada ni reiterativa.
Que en el apartado de la Guerra Civil y sus antecedentes es maniqueista, pues puede ser (de hecho lo es), pero para eso está la inteligencia del espectador y su espíritu de saber, que le hará bucear en otras aguas para tener una visión más certera y completa.
A mí particularmente me gustó toda la parte referida a África en la que el autor desmonta toda esa historia de generales heroicos que nos contaron durante el franquismo y nos trae una crónica más cercana a la realidad, con un ejército corrupto de estructuras coloniales, al que el protectorado le vino muy bien para seguir manteniendo la ficción de era el brazo armado de un país que aún pintaba algo en el panorama internacional, cuando todos sabemos lo que éramos, y de una guerra sin épica alguna.
Una anécdota para terminar: Durante dos meses estuvieron rodando en las ciudades marroquíes de Tetuán, Asilah, Xauen y Mdiq; Marruecos denegó en la frontera el paso de un camión español con cientos de de fusiles y armas. Mario Camus alegó que sólo pretendían rodar una película y que nunca irían a hacer uso de las armas. Al final les dejaron pasar, pero con una escolta permanente de diez gendarmes marroquíes. No puedo reprimir una sonrisa imaginando a un grupo de españoles conquistando Marruecos con un camión de fusiles.




miércoles, 14 de septiembre de 2016

LAS EDADES DE LULÚ

Lulú (Francesca Neri), una adolescente de 15 años, la séptima de nueve hermanos, entre los que se encuentra Marcelo (Fernando Guillén Cuervo), un dios hecho hombre para ella, su referente materno y paterno y a la vez su refugio, ya que sus padres no le prestan demasiada atención.
Fruto del poco valor que se otorga a ella misma, la lleva a quererse a través de Pablo (Óscar Ladoire), el mejor amigo de Marcelo, profesor de universidad y 12 años mayor que ella.
Una atracción que no es exactamente amor platónico, sino básicamente carnal, lleno de deseos y perversiones que la llevan a perder la virginidad con 15 años, de una manera poco tradicional. Lo que ocurre es que Pablo, sin que ella lo supiera de antemano, se marcha de profesor a una universidad norteamericana. Cuando regresa, no sólo no se han olvidado uno del otro, sino que contraen matrimonio, dentro del cual, seguirá los caminos que le marca su marido, tratando de satisfacer sus peculiares exigencias, lo que  la llevará a convertirse en una adicta al sexo y a toda clase de perversiones sexuales involucrándose en infinidad de relaciones, manteniendo sexo con parejas, tríos, travestis y participando incluso en orgías. Acaba realizando todas sus fantasías sexuales, pero no consigue escapar de la infelicidad y la baja autoestima que arrastra, entrando además en una deriva que la lleva a un peligroso descenso a los infiernos.


Según comentaba Almudena Grandes, autora de la novela en la que se basa el film y coautora del guión, junto al propio realizador, lo que más preocupaba tanto al director, Bigas Luna, como a ella, era que, al ver la película, alguien pensara que los protagonistas eran unos psicópatas o unos seres enfermos o unos seres excepcionales. Estuvieron de acuerdo en tratar de reforzar todo lo que llevara a hacer comprensibles las relaciones entre los personajes y en no mantener su relación en un plano que llevara a la gente a suponer que ésta es una historia que no ha pasado nunca, tratando de transmitir la impresión de que es una historia que pasa en Madrid, en una época determinada, en un país donde se dan unos condicionamientos determinados.


Bueno, eso es lo que ellos trataron de hacer al llevar a la pantalla la novela que supuso la irrupción de Almudena Grandes en el panorama literario y que supuso todo un éxito editorial. Sin embargo la cosa quedó en intento. La novela es ya de por sí muy visual, pero creo que al trasladarla a la pantalla hay cosas que no quedan bien explicadas y el final, que no está del todo bien logrado ya en el texto, aquí queda aún peor, como si se hubieran metido en un jardín del que no saben salir.




lunes, 12 de septiembre de 2016

LA SOMBRA DEL CIPRÉS ES ALARGADA

De niño, Pedro se educa en casa de un veterano preceptor en Ávila, la ciudad mística por excelencia. El preceptor teoriza sobre la conveniencia de no atarse demasiado a las cosas y situaciones que nos proporcionan la felicidad (el amor, los bienes materiales...). El contacto con él en el ámbito de la ciudad amurallada origina en el muchacho una creciente preocupación por la muerte. El fallecimiento de un condiscípulo con el que ha trabado una profunda amistad, aumenta la lúgubre obsesión. Privado de su amigo, Pedro se jura no vincular jamás su vida a la vida de otro. En el fondo, es un instinto egoísta lo que le mueve, el miedo al dolor de la pérdida, el temor a sufrir una privación. Cuando se hace hombre, Pedro elige la profesión de marino como impulsado por esa voluntad de independencia y cambio de horizontes. Una mujer, Jane, llega a enamorarse de él y a enamorarle, pero el arisco prófugo se resuelve a dejarla: teme amarla y que se le pueda morir. Jane, obstinada en su afecto le recupera, sin embargo. Cuando Pedro parecía curado de su obsesión, ocurre que, cuando regresa a Veracruz para reencontrarse con su prometida, la muerte le arrebata a Jane, víctima de imprevisto accidente. El pesimista por principio ve confirmada su sombría percepción de la vida. Lo que siempre le había imposibilitado todo goce vital, la idea de que fatalmente, como ocurre en la mayoría de las parejas, uno de los dos ha de enterrar al otro, se cumple.


Basada en la novela del mismo título de Miguel Delibes, Premio Nadal 1957, la película discurre por los caminos que traza la novela, si bien lo hace de manera desigual. Con dos partes claramente diferenciadas, en la primera, que corresponde a la infancia de Pedro en Ávila, todo queda engullido por la potente interpretación de Emilio Gutiérrez Caba en su papel de don Mateo, el maestro en cuya academia estudian Pedro y Alfredo, uno huérfano, el otro, también lo es de padre y su madre vive con un hombre al que el niño odia. Don Mateo y su particular modo de enfocar la vida, influyen decisivamente en la personalidad de Pedro. La segunda parte del film desmerece totalmente, con unas actuaciones planas, pierde fuerza y acaba por desinteresar al espectador pues la narración carece de vigor.
La película, como ocurre con la novela, guarda en el fondo una metáfora que representa la tristeza que dejó la Guerra Civil en Delibes. Una película con mensaje un tanto fatalista aunque al final se descubre un rayo de esperanza con la vuelta de Pedro a la vida sencilla de la ciudad provinciana.
Solo por la actuación de Gutiérrez Caba merece la pena verla.




viernes, 2 de septiembre de 2016

EL SEÑOR DE LAS MOSCAS

Un avión sufre un accidente y se estrella en medio del océano, cerca de una perdida isla, a bordo viajan niños de diversas edades, alumnos de una academia militar y el piloto, a quien estos rescatan, pues está gravemente herido.
Enseguida se organizan de manera jerárquica, y democraticamente eligen un jefe y se van adjudicando roles: Los cazadores, los que mantienen la hoguera, los que construyen refugios… etc. Se organizan reuniéndose en asambleas que convocan con el sonido de una caracola. Esta caracola cobra un protagonismo mágico: No sólo convoca las asambleas mediante su sonido al que todos responden al unísono, sino que además concede la palabra en estas asambleas al que la sostiene entre sus manos.
Poco a poco surgen los celos, las rencillas y la lucha por la jefatura del grupo. Al líder -Ralph (Balthazar Getty)-, aclamado casi por unanimidad como tal en la primera asamblea, le sale un opositor -Jack Merridew (Chris Furrh)- con el que mantiene una lucha de poder a poder, de principio a fin de la película. Ralph, pretende representar la organización, la prudencia, la sensatez; mientras que el opositor, jefe de los cazadores, representa la fuerza, la arrogancia, la valentía y la diversión.
Mientras la preocupación casi absoluta de Ralph es conseguir que los rescaten y en ello emplea todas sus fuerzas, Jack, poco a poco se va asilvestrando, hasta convertirse en un verdadero bárbaro, cruel e irracional.


El guión se basa en la obra más carismática y conocida del Premio Nobel Sir William Golding, publicada en 1954 con el mismo título que lleva el film.
Rodada en Port Antonio, en Jamaica, la fotografía se beneficia de los espléndidos paisajes, con una exuberante vegetación y un mar cristalino. Toda la película está salpicada de estupendas tomas, puestas de sol y retratos casi de postal.


No voy a entrar en la polémica de siempre, si la la adaptación es buena o mala, sólo señalar que es bastante fiel al relato y que el film resulta entretenido y el mensaje sobre el mal innato del ser humano creo que se transmite de sobra al espectador.
Cuando le concedieron el Nobel a Golding, el jurado comparó su obra con la de Herman Melville, no sé si es para tanto, pero es cierto que en sus obras se mezclan las reflexiones morales con la aventura y el film recoge bastante bien este espíritu del que se nutren los trabajos de Golding.
Película entretenida y bastante bien interpretada, a pesar de la dificultad añadida que supone trabajar con un elenco compuesto por niños en su totalidad.




jueves, 1 de septiembre de 2016

LADY SMITH

Durante la Guerra de los Bóers, allá a principios del pasado siglo, los bóers tuvieron encerrados a los ingleses en Ladysmith, la tercera ciudad en importancia de la provincia de Natal, en lo que hoy es África del Sur.
Lo que no todo el mundo conoce es que la ciudad se llama así en honor de una española, Juana María de los Dolores de León, una joven que, junto a su hermana, se presentó en el campamento que las tropas inglesas del general Wellington tenían en Badajoz, durante la Guerra de la Independencia española. Ambas jóvenes venían a pedir amparo ante las tropelías de la soldadesca británica que las había dejado literalmente en la calle, pues de su hermosa casa, no les habían dejado dónde posar la cabeza, cambiarse de ropa o comer un bocado. El caso es que aquella jovencita de apenas 14 años, robó el corazón al Harry Smith, entonces joven teniente del ejército británico, que contaba 25 años.
La tomó por esposa y ambos salieron de Badajoz, él dedicado a sus obligaciones militares y ella, siguiendo a su marido, primero en la memorable jornada de los Arapiles, junto al Tormes y, más adelante en Arganda, Madrid o Alcalá.
Harry (Enrique, como su esposa le llamaría), había servido anteriormente en Ultramar, concretamente formando parte de una misión enviada a Montevideo como avanzadilla de la que el general Whitelock iba a llevar a Buenos Aires. Harry se vio atacado de gran fiebre y disentería y fue asistido por una familia española que, según dice él mismo, le salvó la vida. El episodio sirvió para que el joven teniente aprendiera español y se ejercitara en los modos de ser españoles, conocimientos que, a lo que se ve, le sirvieron durante lo que los ingleses conocen como Guerra Peninsular (para nosotros de Independencia) para conquistar a su nueva esposa.
Salvo algunos meses en los que Harry sirvió en América durante la Guerra de Independencia Norteamericana, Juana siempre siguió a su marido en cuantos destinos tuvo, incluso durante las peligrosas jornadas de Waterloo, donde, por cierto, se dio una curiosa anécdota que no me resisto a reproducir: Juana tenía una perrita, su doguita, como ella la llamaba por la raza de la perra, cuando sonaron las alarmas porque empezaba la batalla, había que salir a escape y Juana, montada en su yegua (era una excelente amazona), pidió al ayudante de su marido que le alcanzase a la perra, para llevarla en su regazo, pero al recogerla, perdió las riendas y la yegua, nerviosa por el ambiente que la rodeaba, salió a galope tendido, hasta que dio con los huesos de Juana en el barro.
Un húsar inglés, de Los Rifles de Hannover, le dijo a Juana que no merecía compasión llevando siempre a ese perro. Tírele al suelo, añadió. A lo que Juana respondió: No merecería compasión si lo tirase. El mundo al revés, como se ve, porque si la simpatía con los animales, halla en los ingleses su encarnación más activa, no cabía hacerse ilusiones, al menos a principios del siglo XIX, sobre la indiferencia del español corriente para con los sufrimientos de los animales.
Pero volviendo a las peripecias de nuestra heroína, diremos que tras la derrota napoleónica en Waterloo, estuvo en París, donde conoció al Zar de todas las Rusias, entabló cierta amistad con Wellington, a quien ya conocía de España. Más adelante formó parte de la delegación británica que asistió a la boda de Pedro V de Portugal y asistió como invitada a algún banquete ofrecido por la reina Victoria. Cabalgó junto a su marido por los dispersos territorios del Imperio, lo mismo en la India que, ya con Henry como procónsul, en El Cabo, allá en Sudáfrica, en la época de las guerras contra los cafres (xhosas, zulúes y sothos).
En esos años, anteriores a su definitivo retiro en Manchester, fue cuando su marido, que siempre estuvo profundamente enamorado de ella, como se puede comprobar en sus memorias (The autobiography of lieutenant-general sir Harry Smith, Baronet of Alinwal on the Sutle G.C.B.), nombró a la mejor de las ciudades que fundó como Ladysmith.