jueves, 29 de agosto de 2013

EN LA JAULA

Una joven trabaja en una pequeña oficina de correos y telégrafos en un importante barrio de la ciudad de Londres, lo que le permite escudriñar en la vida y secretos de sus clientes pertenecientes a la alta sociedad del distrito de Mayfair. La oficina tiene una malla metálica entre los trabajadores y sus clientes, de ahí su impresión de estar confinada en una jaula. Mantiene un noviazgo aburrido y rutinario con un joven que se entretiene haciendo planes futuros que nunca cumple, relación a la que se ha ido acostumbrando y que no le causa la menor angustia. La chica se siente atraída por el Capitán Everard y a través de los telegramas en clave que envía a su amante imagina historias en su mente sobre los asuntos sentimentales de su cliente. Es demasiado lista para enamorarse de él, en realidad su relación es un tanto equívoca, aunque creo que queda claro que no es una relación romántica. Ella decide ayudarle cuando se ve envuelto en un enredo, la condición privilegiada de su trabajo como telegrafista, le permite poner al capitán en la pista de lo que ha sucedido con un telegrama enviado hace unos meses y que fue interceptado antes de llegar a su destino, de que algo en el contenido del texto esté equivocado o no depende la salvación de la reputación del capitán, si lo que figura en el telegrama está equivocado, nada ocurrirá, pero si se escribió correctamente...
«En la jaula» es una lección magistral sobre el arte del punto de vista, la chica que, para sus clientes, no tiene más sentimientos de los que pudiera tener un simple buzón de correos, en realidad, sin ser una chismosa o una cotilla, es una aguda observadora capaz de descubrir los secretos e intimidades de los clientes a través de los oscuros textos de sus telegramas.




miércoles, 28 de agosto de 2013

LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO

Marco Aurelio (Alec Guinness), el último de los llamados cinco emperadores buenos (los otros cuatro fueron Nerva, Trajano, Adriano y Antonino Pío), reúne a los gobernadores de sus provincias en Vindobona (Viena); tiene en mente anunciarles que nombrará como sucesor a su hijo adoptivo Cayo Metelo Livio (Stephen Boyd), en detrimento de su hijo legítimo Cómodo (Christopher Plummer), algo a lo que este último no se plegará.
Tanto Marco Aurelio como Livio, son partidarios de atraer mediante tratados a los pueblos de más allá de la frontera norte, la más inestable del Imperio, mientras Cómodo preferiría entrar a sangre y fuego, pues considera que esa es la única forma de someter a los bárbaros.
Cuando Marco Aurelio muere, Livio reconoce a Cómodo como nuevo emperador, sus actuaciones despóticas darán lugar a graves problemas tanto en la frontera norte como en la oriental, donde algunas provincias se alían con los persas, debido al descontento de los ciudadanos con los nuevos impuestos.



La película se rodó en los estudios Bronston de Madrid y en escenarios naturales de Sagunto y la sierra de Madrid y Segovia. Este paraje natural permitió pasar de un entorno brumoso y nevado localizado en los pinares de Valsaín como si estuvieran en Centroeuropa, a las áridas tierras de Siria, para lo cual las cámaras se trasladaron a la zona de La Pedriza.


Es muy interesante ver las maravillosas imágenes que, en parte gracias a este entorno, logró el director de fotografía Robert Krasker, algo que sólo se intuye en las ediciones del film en DVD y que causa verdadero goce a quien haya tenido la ocasión de ver la película en pantalla grande.


La película, en general, resulta bastante desigual, con momentos realmente brillantes, como la carrera de cuádrigas por un camino de montaña, con los caballos a galope tendido, toda una maravilla de planificación y realización, una escena muy difícil y meritoria; algunas partes del guión, sobre todo las intervenciones de Timónides (James Mason), o los soliloquios de Marco Aurelio; la escena inicial con la aparición de Lucilla (Sophia Loren), la hija de Marco Aurelio, muy evocadora; algunas de las escenas de masas, impresionantes por el despliegue de medios humanos y materiales (el decorado del foro romano sigue ostentando el récord de mayor decorado jamás construído). Todo esto, como digo, se alterna con algunas fases un tanto anodinas y una historia de amor entre Livio y Lucilla que no acaba de tener mucho gancho.


Magníficas actuaciones de Alec Guinness y James Mason, incluso de un jovencísimo Christopher Plummer, que dotan al film de un especial sello de calidad, pues están bastante por encima del resto del reparto, por más que haya otros nombres de relumbrón, comenzando por el de Sophia Loren y las intervenciones casi decorativas de Omar Sharif o Mel Ferrer, entre otros.


Espectacular film que se aleja bastante de lo que los textos históricos nos relatan, pero que, a cambio, ofrece un grandioso espectáculo visual, con una puesta en escena tan esmerada como colosal, con algunas escenas muy interesantes, como queda dicho, y que nos hará pasar un rato entretenido a pesar de la pobreza de su guión.




martes, 27 de agosto de 2013

EL ÚLTIMO DE LOS VALERIO

De nuevo la confrontación entre el viejo y el nuevo continente, esta vez a través de la historia de una joven norteamericana que contrae matrimonio con el conde Valerio, el último de los de su estirpe que vive en un viejo palacete romano, decadente y semiabandonado en cuyo jardín, a instancias de la nueva dueña de la casa, comienzan unos trabajos de prospección arqueológica, fruto de ellos, sale a la superficie una extraordinaria escultura de tamaño natural que representa a una hermosa mujer, probablemente la diosa Juno.
Relato de fantasia sobrenatural en el que, al igual que en otros del autor, cada situación está cargada de simbolismo.

lunes, 26 de agosto de 2013

BECKET

Thomas Becket (Richard Burton), nacido en el seno de una familia burguesa, ha sido promovido a la nobleza por el rey Enrique II (Peter O'Toole), con el que le une una amistad que se extiende más allá de los lugares de la corte, pues le acompaña en sus juergas y correrías amorosas de las que más de una vez ha de rescatarle cuando se avecinan problemas.
Su condición de nuevo noble le granjea la animadversión de los representantes de las familias con mayor raigambre, situación que se agrava cuando es nombrado canciller del reino.
Enrique se halla enfrentado con la iglesia de Inglaterra porque desea que ésta sufrague parte de los gastos de la guerra que le enfrenta con Francia, algo a lo que se oponen los obispos. En lo que cree una jugada maestra, el rey postula a Becket para que sea elegido arzobispo de Canterbury, primado de la iglesia en Inglaterra. Con lo que no cuenta Enrique es con que Thomas verá en su nuevo cargo (nombramiento al que se había opuesto fervientemente) una escapatoria a la insatisfacción que se había adueñado de su vida y se opondrá a los deseos del rey para defender "el honor de Dios".



Magnífica traslación a la pantalla de la obra teatral "Becket o el honor de Dios" del francés Jean Anouilh. El guión respeta, en líneas generales, el texto en el que se basa, incluidos algunos de los errores históricos, que Anouilh reconoció, quizá el más flagrante presentar a Becket como sajón, cuando su familia era normanda; algunos de los párrafos de la obra teatral, han sido trasladados casi íntegramente a la película.


El film tiene una notable puesta en escena, con un gran trabajo de vestuario y unos decorados, tanto de estudios, como reales, que acompañan la acción a la perfección.
La música de Laurence Rosenthal, incluye algunos pasajes de música sacra, sobre todo el que sirve de introducción al film, realmente notables.
El guión, firmado por Edward Anhalt, se llevó el único Oscar que consiguió el film de los 12 a los que estuvo nominado.


Pero sin lugar a dudas, lo más interesante del film, es el gran trabajo de interpretación de todos y cada uno de los actores, con el descollante trabajo de Peter O'Toole; seguido de la brillante interpretación de Richard Burton, más contenido, pues su papel requiere de menos histrionismo al presentar a un personaje con un perfil más contemplativo que el del rey.
Magnífica la dirección de Peter Glenville, un director que proviene del teatro, algo que creo que le ha venido muy bien al resultado final de esta película hecha con ese cuidado especial que ponen los británicos en estos films de corte histórico.


La obra de teatro de Anouilh en la que se basa el guión, tiene su pequeña historia, en Broadway fue interpretada por Laurence Olivier como Thomas Becket y Anthony Quinn como Enrique II, dirigida por el mismo realizador que la película, Peter Glenville, se llevó cuatro premios Tony.
En Madrid la obra se estrenó en el Teatro Español, el 17 de febrero de 1962 con dirección de José Tamayo e interpretación de Francisco Rabal (Enrique II) y Fernando Rey (Becket).
Una película muy bien hecha y magníficamente interpretada, que nos muestra a las mil maravillas el sempiterno enfrentamiento entre poderes, pero también retrata algunas de las constantes de las relaciones humanas: La amistad, la envidia, los celos, el despotismo...




sábado, 24 de agosto de 2013

EL SITIO DE LONDRES

Según algunas versiones titulado también "El asedio de Londres", es uno de tantos relatos cortos de Henry James, en el que se nos narra el encuentro fortuito de un par de amigos que asisten a una representación de ópera.
Uno de ellos reconoce a una mujer a la que ya había visto en Norteamerica, de donde son todos ellos, aunque están viviendo en Europa por diversos motivos. El de la mujer, una persona que se entrevé que no ha llevado una vida demasiado edificante, es el de introducirse en la buena sociedad inglesa contrayendo matrimonio con algún hombre honorable. Para ello desplegará toda su belleza y desparpajo.
Un tema recurrente en James que, a veces, es como si repitiera el argumento de sus relatos introduciendo variantes. En esta ocasión, el simbolismo se centra en dejar atrás un pasado que no resulta del todo agradable y buscar un nuevo comienzo, algo que no resulta fácil, nuestro pasado acaba reapareciendo en forma de alguien a quien conocimos en otro tiempo.

viernes, 23 de agosto de 2013

CLEOPATRA


En la batalla de Farsalia, Julio César (Rex Harrison) derrota a Pompeyo y se convierte en el hombre más poderoso de Roma. Aunque sus generales quieren que regrese a la capital para celebrar su triunfo y recibir la aclamación del pueblo, César considera que debe encaminar sus pasos a Alejandría, allí se vive un enfrentamiento entre los dos hermanos que deben reinar conjuntamente. Ptolomeo ha despojado de sus derechos a su hermana Cleopatra (Elizabeth Taylor). Roma es la encargada de velar por el cumplimiento del testamento del padre de ambos y está dispuesta a ejercer su papel de árbitro, además sus intereses económicos en la zona, hacen que tenga especial interés en establecer un gobierno en el que no haya disputas.
César conoce a Cleopatra que se ha introducido clandestinamente en el palacio envuelta en una alfombra, ella conseguirá conquistar los favores del poderoso mandatario, con su ayuda depondrá a su hermano y tendrá un hijo con el romano al que llamará Cesarión.



Película que forma ya parte de la historia del cine, en muchas ocasiones más por todo aquello que rodeó su filmación que por la misma película en sí.



Anécdotas que son conocidas por los aficionados porque han sido comentadas hasta la saciedad, desde el hecho de que fuera la película más cara de todos los tiempos, hasta el nacimiento de la tórrida y conflictiva historia de amor entre Richard Burton y Liz Taylor, una de esas parejas que figuran en las antologías y que tanto dieron de sí en el papel couché.



La película es todo un derroche de medios, con decorados faraónicos (y no es un chiste), gran número de extras y una puesta en escena impresionante.



Buena banda sonora a cargo del maestro Alex North; una fotografía que llena nuestras retinas de color y un diseño de vestuario que, en el caso de Liz estuvo a cargo de la mítica Irene Sharaff que se llevó uno de los cuatro Oscar que consiguió el film.



A pesar de todos los esfuerzos de Joseph L. Mankiewicz para dotar al film de un contenido que le diera cierta altura más allá de los medios ingentes utilizados, la película me ha resultado un tanto pesada. Es cierto que hay diálogos de un cierto nivel y que se ha tratado de alternar las escenas de acción con las más intimistas, pero creo que el producto final no está logrado en estos aspectos.
La tan cacareada relación entre Liz y Richard, tampoco es que se note en la pantalla, supongo que dejarían las efusiones para los fuera de plano, pero ella parece un tanto acartonada, sí muy bella y llamativa, pero como más preocupada por que el pliegue del vestido quede en su sitio y los complicados peinados y aderezos no se le caigan de la cabeza, que por la interpretación en sí; y Burton, tampoco es que esté para tirar cohetes.



Alguna que otra licencia histórica un tanto sonrojante, aunque, como he dicho alguna vez, esto es cine y el espectáculo manda.
El film llama la atención más por lo excesivo y desbordante de su puesta en escena que por el retrato de la época y los personajes.
El fin de una época y de una manera de hacer cine, aquella de las grandes superproducciones a base de talonario que, en este caso, no se vio recompensada por las recaudación posterior y que a punto estuvo de mandar a la Fox Nilo abajo para siempre.
Para concluír, una de esas frases que hace sentirse orgullosos a los guionistas (con razón). Es la escena inicial del film, Julio César contempla la pira en la que van depositando los cadaveres de las tropas de Pompeyo y dice: El humo de los romanos es igual de negro que el de los demás... y su hedor, también.





miércoles, 21 de agosto de 2013

EL MEJOR DE LOS LUGARES

Publicado por primera vez en la revista Scribner en 1900, su protagonista, George Dane, es un escritor que se siente agobiado y que sueña con escapar a un lugar donde pueda descansar y recuperarse antes de volver a la rutina de su vida sobrecargada. Dane consigue su deseo, por lo menos en una fantasía inolvidable. Después de una larga noche de trabajo sin terminar, una nueva mañana amanece para George Dane, este hombre cuya vida se ha vuelto demasiado ocupada con su carrera y las relaciones, se ve transportado a un nuevo entorno, el mejor de los lugares, el lugar del título. James describe este lugar como un paraíso real, una especie de hotel en el que los huéspedes ni siquiera tienen que pagar por el servicio. El lugar se parece más a un uno de esos resort que ahora están tan de moda, donde Dane recupera finalmente su paz mental.



martes, 20 de agosto de 2013

EL GUANTE DE TERCIOPELO

Que alguien conocido y estimado tenga la intención de pedirnos escribir un prefacio para su próximo libro no tiene por qué ocasionar necesariamente raptos de angustia. Pero esto es lo que le ocurre al protagonista del relato, John Berridge, que se siente cautivado por la dama que acaba de ver y es lo suficientemente ingenuo para pensar que ha sido objeto de un flechazo amoroso, hasta que la hermosa dama que le va dando carrete hasta hacerle creer que se interesa por él, le pide un prólogo para su nueva obra. El cuento sugiere que el escritor sueña con conocer una mujer que no haya a su vez escrito un libro, o varios, y a la que no le interese hacerlo.
 
 
 

lunes, 19 de agosto de 2013

55 DÍAS EN PEKÍN

China 1900, durante las revueltas conocidas como levantamiento de los boxers, los representantes de las potencias extranjeras en Pekín, son "invitados" por las autoridades para que abandonen la ciudad.
Los representantes diplomáticos se reúnen y, a instancias del embajador británico, deciden quedarse, para ello se ponen en manos de los agregados militares, que preparan la defensa del reducto donde se reúnen los occidentales.
Los chinos atacan en el convencimiento de que van a conseguir una rápida victoria, pero los extranjeros resisten, animados por las noticias de una pronta llegada de tropas que van a rescatarles, aunque se encuentran con dificultades en su avance. Mientras tanto, los sitiados van ganando tiempo a base de golpes de mano y de gestos de valor en la defensa de sus posiciones.



Película producida en España en los estudios madrileños de Samuel Bronston, dirigida por Nicholas Ray, aunque algunas escenas fueron filmadas cuando el director estaba enfermo y fue el equipo de filmación el encargado de rematar el trabajo.


Desigual producción, pues las escenas de acción funcionan bastante correctamente y resultan muy atractivas, sin embargo las diversas subtramas son muy flojas, las historias de la vida familiar del embajador inglés, la historia romántica entre Charlton Heston y Ava Gardner, o la de la niña china cuyo padre norteamericano fallece en el asedio, llegan a resultar incluso tediosas.


Es uno de esos films que, en mi caso, ya no son vistos igual que cuando era un crío y, en esta ocasión, es para peor, pues toda la épica que envuelve el asedio, no logra tapar las carencias que yo aprecio. Las escenas de los ataques de los bóxers parecen un ir y venir de chinos arriba y abajo, correteando por la escena. Las escenas del principio, con el recorrido por las diversas embajadas mientras izan cada cual su bandera y suenan sus himnos, y las del final, con el desfile de las tropas liberadoras por naciones, me resultan un tanto penosas, incluso horteras vistas ahora.
Los actores están bien, pero sin pasarse. David Niven en su línea impecable, Heston cumpliendo más o menos y la pobre Ava Gardner, en la cuesta abajo de su carrera.


Como film de aventuras, no está nada mal, el problema es que tiene muchos, pero muchos minutos, que no son de acción y están rellenados con escenas y subtramas que no enganchan en absoluto, al contrario, aburren. Quizá media hora menos de película hubiera ayudado a un producto final menos pastoso.





domingo, 18 de agosto de 2013

LA PALABRA DE FUEGO

Thriller histórico ambientado en tres épocas diferentes cuidadosamente elegidas que corresponden con el inicio de los tres últimos milenios, pues se ambientan en la Pompeya de la época de la erupción del Vesubio que enterró la ciudad (79 d.C.) y de la de la supuesta llegada de Maria de Betania (la hermana de Lázaro) a las costas francesas (48 d.C.); la segunda época, se ambienta en los monasterios franceses de Cluny y Vézelay, pues en este último se veneran las reliquias de María Magdalena, que la tradición católica identifica con María de Betania, y se desarrolla en los años del siglo XI; y, por último, la época actual, cuando una arqueóloga, Johanna, está realizando prospecciones arqueológicas en Vézelay.
La arqueóloga tiene una hija, Romane, que sufre alucinaciones en las que revive los sucesos de Pompeya y se ve impelida por una tal Livia para que recupere la palabra perdida de Jesús de la que ella era portadora. Al tiempo, en unas excavaciones que se realizan en la ciudad italiana, se suceden una serie de asesinatos que, al principio, Johanna, que ha sido llamada por un amigo que dirige las excavaciones, cree relacionadas con esa palabra escondida.
El relato se hace ameno y atractivo, a lo que contribuyen, en cierto modo, ciertos ingredientes de novela negra que salpican la novela.
La mejor historia es la de la esclava Livia y su amo Javoleno Saturno Vero, un patricio romano exiliado en Pompeya, que acabarán enamorándose. Menos atractivas las otras dos historias y un tanto chocante el recurso a las situaciones paranormarles que vive Romane y que son el nexo de unión con Pompeya.
Pero bueno, aunque muy bien documentada y respetando, dentro de lo posible las épocas históricas, yo creo que los autores, Frédéric Lenoir y Violette Cabesos, pretenden por encima de otras cosas escribir una novela entretenida.
Si bajo esta capa de entretenimiento y novela negra, aprendemos algo de historia, pues mejor que mejor.
Lectura recomendable, muy apropiada para esta época del año en la que quienes tengan la suerte de disfrutar de vacaciones, encontrarán en este libro un buen compañero de los momentos de relajo.
 
 
 

sábado, 17 de agosto de 2013

EL ECO

Henry James definió este relato como un "jeu d'esprit". En El eco se anticipa un cuadro internacional típicamente jamesiano: Un rico viudo norteamericano alojado en un hotel de París junto a sus dos hijas, una de ellas prometida a un joven de una familia de cierta alcurnia. Disparidades de cultura, modales, sinceridad y aspiraciones, tendrán que ser delicadamente vencidas para consolidar el compromiso entre los dos jóvenes antes de que el voraz periodismo se inmiscuya dispuesto a airear "todo lo que es privado y espantoso".
El ingrediente que sazona este contexto se llama frivolidad. Lo frívolo  es lo que busca George Flack, un periodista de sucesos siempre tras la noticia más escandalosa, a costa, incluso, de poner en juego el amor de la bella Francie Dosson. Para quitarle la joven al apuesto Gaston Provert, Flack publica una serie de injurias sobre la familia Provert, quienes finalmente deben huir para evitar las acusaciones y comentarios de la alcurnia parisina. En este caso la realidad no sólo ha sido seleccionada bajo un criterio personal, sino que fue exagerada de tal forma que en absoluto tiene que ver con lo real. El jamesiano tratamiento de lo frívolo nos demuestra cómo una versión de la realidad pasa a ser “la” realidad. Henry James fue el primero en interesarse por el mundo del tráfico de intimidades –tráfico que hoy superpuebla los medios– incluso mucho antes que los paparazzi fellinianos, aquellos deudores de nuestro pionero Flack.
En El eco –una obra de ficción–, Flack le dice a Francie “Intento darle a la gente lo que quiere. Lo que quiere la gente es justo lo que no se cuenta, y yo voy a contarlo”. Lo dijo hace ciento diez años, pero parece sacado de un manual actual de muchas de nuestras publicaciones, o de alguna cadena televisiva sin escrúpulos de esas que cada día se cuela en nuestras casas.


viernes, 16 de agosto de 2013

EL MILAGRO DE ANNA SULLIVAN

Hellen Keller (Patty Duke), un bebé de apenas 19 meses, sufre lo que los médicos de entonces llamaban fiebre del cerebro o congestión cerebral (posiblemente escarlatina o meningitis) y aunque, contra todo pronóstico, logra sobrevivir, su madre pronto se da cuenta de que la niña no responde a estímulos exteriores, ni oye, ni ve.
A causa de su discapacidad, la pequeña crece aislada del mundo que la rodea, sumida en su propio universo interior y bajo la sobreprotección de su familia que, no estando preparada para otorgarle una educación que la ayude a superar sus limitaciones, lo centra todo en darle cuantos caprichos se le antojan, víctimas ellos mismos de la lástima que les produce.
Sin embargo, jamás renuncian a la posibilidad de solucionar el problema de Hellen y fruto de sus gestiones es la llegada al domicilio familiar de Anna Sullivan (Anne Bancroft), una joven con un duro pasado que acaba de concluír sus estudios como maestra y que se dedicará en cuerpo y alma a trabajar con Hellen, consiguiendo dotarle de la disciplina que faltaba en su vida, primer paso para conseguir que Hellen pueda comprender y comunicarse con el mundo que la rodea.



Pocos comentarios pueden hacerse a este film, salvo la ferviente recomendación de que quienes no lo hayan visto se tomen un tiempo para hacerlo, porque este sí que es de esos films que no se olvidan.
Si es cierto que la realidad supera la ficción y que, en ocasiones, hechos o circunstancias de la vida son el mejor guión para una película, lo difícil es plasmarlo después en el celuloide y no estropear la historia.
En esta ocasión, Arthur Penn, tomando como base el guión de William Gibson, que adapta su propia obra teatral, consigue uno de esos productos redondos en los que la perfección asoma por cada ángulo.
El peligro de caer en el sentimentalismo barato es evidente, sin embargo, Penn sortea con éxito esta tentación dotando al film de un realismo casi documental.
Magníficamente interpretada por todos y cada uno de los integrantes del reparto, con una Anne Bancroft en el papel de Anna, sublime y una difícil, extenuante y lograda interpretación de Patty Duke como Hellen, que les valió a ambas llevarse el Oscar a las mejores interpretaciones principal y secundaria respectivamente.
El acompañamiento musical de Laurence Rosenthal me ha resultado especialmente llamativo, muy logrado y una espléndida fotografía en blanco y negro del cubano Ernesto Caparros, de gran calidad, desde las imágenes que acompañan a los títulos de crédito, con la sobra de Hellen aproximándose a la barandilla de la escalera, hasta los efectos visuales que distorsionan la imagen volviéndola borrosa para mostrarnos los recuerdos de Anna Sullivan y su triste y duro pasado en el orfelinato en el que se criaron su hermano y ella.


Película brillante y, además, entretenida, de esas que te atrapan y con algunas secuencias que merecen figurar entre las mejores del cine, como la del comedor, en la que Anna se encierra con Hellen para tratar de enseñarle a comportarse en la mesa, rodada con tres cámaras durante más de cinco días; y una secuencia final bellísima que transmite la esperanza y la ilusión con la que Hellen y quienes la rodean van a afrontar el futuro gracias a los frutos de la constancia y el trabajo de Anna Sullivan.




jueves, 15 de agosto de 2013

EL BANCO DE LA DESOLACIÓN

Entre octubre de 1909 y enero de 1910, James publicó en Putnam's Magazine la que sería su última novela corta: The Bench of Desolation (El banco de la desolación).
Muertos la esposa y los hijos de Herbert Dodd, habiendo naufragado su pequeña librería de un balneario de la costa sur, el hombre vuelve una y otra vez después de sus paseos por la playa, a un banco solitario donde se sienta a meditar. Allí lo reencuentra Kate Cookham, quien le cuenta la extraña historia de cómo reservó el dinero que él le diera.
El banco de la desolación es una tortuosa historia de amor que reincide en el tema de la vida dilapidada y las pasiones que habrían podido ser.

miércoles, 14 de agosto de 2013

EL CID

Rodrigo Diaz de Vivar (Charlton Heston) caballero castellano, mantiene una escaramuza con los moros cuando se dirige a Burgos para contraer matrimonio con Jimena (Sofía Loren). D. Rodrigo decide perdonar la vida de su prisionero Al-Moutamin (Douglas Wilmer), lo que le enemista con el Conde Ordóñez (Raf Vallone), que deseaba llevarlo a presencia del rey para que fuera ajusticiado y acusa a Rodrigo de traición.
El padre de Jimena cancela la boda de su hija precisamente a raíz de esta acusación y, a su vez, ofende el honor del padre de Don Rodrigo. Cuando éste solicita una satisfacción, se produce un duelo en el que Rodrigo da muerte al padre de Jimena.
Para restituír su honor, Rodrigo se ofrece para participar, como alférez del rey, en el combate que va a decidir el futuro de Calahorra, plaza que se disputan Castilla y Aragón.
 

 
Que la película se salta a la torera el momento histórico en el que vivió el protagonista, es algo más que evidente y sobre todo para el público español, las licencias sobre los personajes y situaciones son constantes y aunque los nombres de personajes y lugares son reales en su mayoría, no se corresponden con los que aparecen en el film. Pero es que partimos de la base de que El Cid es un personaje que nace tanto de la leyenda como de la propia historia en sí y que, ya en su momento, los hechos históricos fueron acomodados en beneficio de la épica y la aureola de leyenda que envolvía al personaje.
 
 
El Cid es uno de los personajes más atractivos de la historia de España para el público del otro lado del Atlántico, y el controvertido productor Samuel Bronston consideró que sería un buen punto de partida para la nueva aventura que emprendía, que no era otra que comenzar a producir películas desde nuestro país, para lo cual montó unos grandiosos estudios en la capital de España de donde saldría unas cuantas superproducciones. Quizá esta película, junto con algunos momentos de "55 días en Pekín", fue lo mejor que salió de aquellos estudios.

 
Llevar al cine la historia del Cid no era algo nuevo, ya a principios de los 50, el realizador español Rafael Gil se había hecho con los oportunos derechos y estaba dando vueltas al proyecto con un guión de Vicente Escribá y en 1955 buscó localizaciones en Burgos, Santo Domingo de la Calzada y San Pedro de Cardeña.
Bronston le compró los derechos, descartó el guión de Escribá y le encargo uno nuevo a Philip Yordan. Del elenco que Gil tenía previsto, con Paco Rabal para el papel del Cid, no quedó nadie y se cuenta que el realizador, Anthony Mann, llegó a pensar en su esposa, Sara Montiel, para el papel de Doña Jimena.
Al final, se confecionó un cartel de relumbrón, con Charlton Heston, Sophia Loren, Raf Vallone o Geneviève Page entre otros.

 
Lo cierto es que la película es un producto más que digno, con unas buenas interpretaciones, sobre todo la de Heston, muy convincente en su papel; una no menos buena partitura que lleva la firma de un clásico como Miklós Rózsa y una cuidada puesta en escena, con algunas secuencias muy conseguidas como el duelo entre Rodrigo y el alférez del rey Ramiro de Aragón, uno de los mejores momentos del film, junto al asalto y posterior defensa de Valencia, en el que tropas cristianas y moras se enfrentan a los árabes africanos de Ben Yussuf (Herbert Lom), con el evocador combate final en el que la presencia del Cid, ya muerto y sujeto a su caballo Babieca, da la victoria a las tropas cristianas.

 
Un film entretenido, con una bonita historia de amor/odio entre Loren y Heston y que quizá rechine un tanto al público español, pues enseguida vemos que Peñíscola ha sido reconvertida en Valencia o que el cerco de Zamora se rueda en un lugar que nada tiene que ver con la ciudad del romancero, además de ese cambio constante entre lo que sabemos por los libros de historia y lo que se nos cuenta en el film. Pero como digo siempre en estos casos, el cine es el cine y la película no desea contarnos la Historia, sino contarnos "una historia", algo que, a su modo, también hace el romancero, cuando convierte a quien en realidad fue un señor de la guerra que destacó por encima de otros debido a su habilidad como militar y estratega, en un héroe de leyenda que ha trascendido a los tiempos.
La película se estrenó en Londres el 5 de diciembre de 1961 y el 27 de ese mismo mes, con toda la pompa y la parafernalia del Régimen Franquista, se produjo su estreno en España, en el cine Capitol de Madrid.

 
No suelo incluír imágenes que no correspondan genuinamente al film, salvo que alguna de las que encuentro me parezca especialmente curiosa y esta que va a continuación es una de ellas, con Charlton Heston, el inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente y D. Ramón Menéndez Pidal en un descanso del rodaje.

 
 
 

martes, 13 de agosto de 2013

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

Peter Brench se cuida mucho de emitir juicio alguno sobre las esculturas de su amigo Morgan Mallow, un artista que se cree un gran creador y que no pasa de ser un mediocre productor de estatuas. Brench está secretamente enamorado de la Sra. Mallow, ella es el auténtico motivo de su pertinaz soltería. Brench es, además, padrino de Lancelot, el único y muy querido descendiente de los Mallow.
A medida que va creciendo, Lance siente vocación por los pinceles y expresa su deseo de irse a París para estudiar y estar en contacto con los mejores artistas, algo a lo que se opone su padrino, pues teme que, de este modo, Lance descubra la mediocridad del trabajo de su padre.
Una reflexión sobre la fatuidad del mundo artístico, en el que creadores sin demasiado talento se ven, en ocasiones, rodeados de críticos y amigos interesados que les ponen en un pedestal que no les corresponde.



lunes, 12 de agosto de 2013

LA HERENCIA DEL VIENTO

Bertram T. Cates (Dick York) es profesor en la escuela secundaria de una ciudad de Tennessee llamada Hillsboro. En una de sus clases de biología, explica a los alumnos la teoría evolucionista de Darwin, lo que provoca la reacción de las fuerzas más conservadoras de la localidad, con el reverendo Jeremiah Brown (Claude Akins) a la cabeza, que le acusan de ir en contra de la llamada Ley Butler (Butler Act) que prohibía la enseñanza en escuelas y universidades sostenidas, en todo o en parte, con fondos públicos, cualquier teoría que niegue la historia de la Creación Divina del hombre tal como se enseña en la Biblia , y enseñar, en cambio, que el hombre desciende de un orden inferior de animales.
El profesor es detenido por orden de la autoridad judicial y sometido a juicio.



El guión adapta la obra de teatro del mismo título ("Inherit the wind"), basada en hechos reales ocurridos en Dayton (Tennessee), donde tuvo lugar en 1925 el llamado juicio Scopes, también conocido como "Juicio del mono"
El planteamiento del film no puede ser más atractivo, el enfrentamiento entre evolucionistas y creacionistas y el retrato de la primera batalla legal entre ambos bandos en Estados Unidos, un enfrentamiento que, aunque parezca mentira, aún hoy en día sigue dando algunos coletazos.


Sin embargo, tras ese prometedor planteamiento, el asunto se diluye y Stanley Kramer nos entrega un producto con cierta carga de maniqueísmo y que sirve más para la discusión posterior que para sacar conclusiones por sí mismo.
Los hechos reales se cambian a gusto de los autores para presentar dos bandos enfrentados, unos firmes defensores de la libertad de pensamiento y cuya fe es la de la ciencia y otros intransigentes y retrógrados para quienes todo lo que se salga de la interpretación literal de la palabra revelada, está mal.
En realidad las cosas no sucedieron de una manera tan simple como nos las relata el film, pues el abogado de la acusación, Matthew Harrison Brady (Fredric March), se inspira en un político americano llamado William Jennings Bryan que, como se dice casi de pasada en la peli, había peleado intensamente por el voto femenino y no era un creyente intolerante como nos lo presenta el film, conocía las teorías evolutivas, pero sobretodo las teorías del Darwinismo social a las que se oponía fervientemente. El Darwinismo social desarrollado por Herbert Spencer (1820–1903) y Francis Galton (1822– 1909) afirma que las leyes sociales forman parte de las leyes naturales y que por lo tanto la lucha entre civilizaciones o grupos humanos es la fuente del progreso. Esta teoría nunca fue defendida por Darwin y es una puerta moral a todos los movimientos fascistas o imperialistas.


Lo mejor de la película, la excelente fotografía en blanco y negro y las actuaciones, sobre todo Spencer Tracy en su papel de abogado defensor, inmenso, como siempre y la curiosidad de ver a Gene Kelly fuera de sus habituales papeles en films musicales, interpretando a un periodista, un mundo éste, el de la prensa, que quizá sea el que peor parado sale del film.
Los diálogos son de gran nivel, con un sútil sentido del humor, muy inteligente y que descarga un tanto la tensión dramática de la historia y algunas secuencias muy buenas. Me llamó la atención una de ellas en la que se ve desfilando a un grupo de ciudadanos con antorchas, pancartas y una efigie colgada y ardiendo del acusado, con el símbolo de la justicia (la mujer con la balanza y los ojos vendados) en primer plano y de espaldas a ellos.
Un buen retrato de ciertos tics de la llamada Norteamérica profunda que, no olvidemos, es mayoría a pesar de la imagen que vemos normalmente en el cine que nos presenta las sociedades más progresistas de los grandes núcleos urbanos.