viernes, 29 de octubre de 2021

ZATOICHI

 


Zatoichi (Takeshi Kitano) es un vagabundo ciego que vive del juego y de dar masajes. Pero además es un maestro con la espada, rápido y preciso como el mejor samurái. En una pequeña ciudad del interior de Japón, en la que la banda de Ginzo impone su ley, Zatoichi y su fiel amigo Shinkichi (Guadalcanal Taka) conocen a un par de geishas, bellas y peligrosas. Una de ellas en realidad es un hombre, Okinu (Yûko Daike), que viaja junto a su hermana Osei (Daigorô Tachibana), han llegado a la ciudad a vengar el asesinato de sus padres, y su única pista es el misterioso nombre de Kuchinawa.


El guión se basa en un relato del escritor japonés Kan Shimozawa, que creó una saga con el personaje de Zatoichi, el samurai ciego, que ha servido de inspiración para varias películas y una serie de televisión.


Escrita, dirigida y protagonizada por Takeshi Kitano, el multifacético artista nipón, nos acerca un relato en que las constantes del cine de samuráis, se mezclan con unas gotas de humor, muy bien repartidas y que despojan de dramatismo a la historia. Humor que puede parecer simplón, pero que Kitano maneja muy bien. También tenemos en la película varios números musicales muy originales, el primero, con unos labradores cavando la tierra y moviéndose al son de la música, al tiempo que los azadones se transforman en instrumentos musicales, ya digo, muy original, hasta llegar al número final que tiene algo del estilo de Bolywood. 
La historia está magníficamente llevada, con buen ritmo y de esas que concitan la atención del espectador, con duelos espectaculares, muy bien coreografiados y de desarrollo y resolución rápida, no son de esas peleas que se alargan durante varios minutos. Sin duda resultará agradable a los seguidores del género de samuráis y artes marciales, pero es también muy atractiva para cualquier tipo de público y muy divertida por momentos.




jueves, 28 de octubre de 2021

EL BUEN PATRÓN

 


Julio Blanco (Javier Bardem), el carismático propietario de una empresa que fabrica balanzas industriales en una ciudad española de provincias, espera la inminente visita de una comisión que decidirá la obtención de un premio regional a la excelencia empresarial, para el que, además de la suya, hay otras dos empresas finalistas. Todo tiene que estar perfecto para la visita. Sin embargo, las cosas parecen conspirar contra él. Las tensiones comienzan a aumentar cuando José (Óscar de la Fuente), un empleado recientemente despedido, se presenta con sus dos hijos y comienza a hacer demandas para ser readmitido en su empleo. Cuando el equipo directivo de Blanco se niega, el empleado comienza una cruzada en solitario para desacreditar a Blanco y evitar que gane el codiciado premio.Trabajando a contrarreloj, Blanco intenta resolver los problemas de sus empleados, cruzando para ello todas las líneas imaginables, y dando lugar a una inesperada y explosiva sucesión de acontecimientos de imprevisibles consecuencias.


Película seleccionada para representar a España en la 94 edición de los Premios de la Academia de Hollywood.
Su realizador y guionista, Fernando León de Aranoa, mezcla con habilidad drama y comedia, sabiendo enlazar a la perfección, con buenos diálogos y la ayuda de conseguidas interpretaciones, el humor ácido y la parte, digamos seria de la historia.


El mundo de las relaciones laborales es controvertido y conflictivo, al fin y al cabo es el sucesor natural de la relación amo/esclavo que el progreso de la civilización logró reconducir a situaciones más equitativas. Es cierto que hay excepciones en ambos sentidos, pero lo que predomina es que el empleado nunca esté del todo satisfecho con su remuneración y que el patrono contemple aquella como una sangría para sus potenciales ingresos y no sólo me estoy refiriendo a la contraprestación económica, sino a otros beneficios que jamás acaban de satisfacer a unos y otros por razones opuestas.
De algo de esto va la película, con un tipo en apariencia paternalista (veremos que no lo es sino de forma interesada) que está convencido, y así lo quiere transmitir a sus empleados, de que aquello es una gran familia. Una utopía que no cuela porque es forzada, ya que el señor Blanco es un cínico y un hipócrita que va a lo suyo aunque pretenda hacer ver lo contrario. Como veréis reflejado por todos lados y en todas las críticas, la actuación de Bardem es impresionante, parece que el tío va sobrado, una auténtica lección interpretativa en la que el canario consigue lo que sueña todo actor, lograr que olvidemos que es él y solo veamos a su personaje. 
La película es una sátira muy lograda, con buenos momentos de humor que consiguen arrancarnos alguna que otra carcajada, una narración dinámica que cuenta la historia de un tipo sin escrúpulos y con grandes dotes para manipular a quienes se encuentran a su alrededor que, sin embargo, tiene carisma y consigue caernos simpático por momentos a pesar de que sabemos de qué va, algo que, por otra parte, responde al patrón de este tipo de gente de los que todos conocemos alguno en la vida real. 
Dado el panorama y aunque el tirón de Almodóvar sea innegable, pienso que es una elección acertada para representar a España en los Oscar, otra cosa es hasta dónde consiga llegar.




miércoles, 27 de octubre de 2021

SERENITY

 

Siglo XXVI. Tras ganar la guerra Civil Galáctica, las dos grandes potencias mundiales, EE.UU. y China, se unen para formar un gobierno totalitario llamado Alianza Universal. 
El Capitán Malcolm Reynolds (Nathan Fillion) es un curtido veterano de la guerra que se gana la vida alquilando su nave, la Serenity y buscando trabajos al margen de la ley. Su única familia es una pequeña y leal tripulación de disidentes y rebeldes. Cuando Malcom embarca a dos nuevos pasajeros, un médico, el Dr. Simon Tam (Sean Maher) y su inestable hermana, que está dotada de poderes telepáticos, enseguida descubre que ambos son fugitivos de la Alianza y que ésta no se detendrá hasta dar con la chica. 
Y, en efecto, la tripulación de la Serenity se verá atrapada entre el poderoso ejército de la Alianza y los Ravers, salvajes bárbaros que vagan por los confines del espacio. Así las cosas, empiezan a darse cuenta de que quizá el mayor peligro se encuentra a bordo de la propia nave encarnados en su nueva pasajera, River Tam (Summer Glau), cuyos notables poderes intelectuales y físicos la Alianza está más que interesada en explotar y si ella los emplea para ayudar a la tripulación del Serenity en lo que quiera que hagan ello podría llamar la atención de la Alianza sobre su paradero.


El guión sigue la historia de la serie de televisión en la que se basó ("Firefly"), una serie, por cierto, cuya emisión fue cancelada antes de llegar a su final, concretamente tras el episodio 11, aunque al final fueron emitidos los 14 de que constaba. 
El inesperado éxito que obtuvo tras ser lanzada en DVD, impulsó a Universal Pictures a producir en 2005 la película de la que Joss Whedon es director y guionista como lo era también de la serie.


Al contrario de lo que ocurre en algunas ocasiones, la película va ganando en intensidad a medida que transcurre, pasando de un inicio en que parece que todo va a ser demasiado estereotipado a ir subiendo a partir de cierta elipsis que se produce a los pocos minutos del comienzo. Combina bastante bien la acción que preside el tono del film, con ciertos toques de humor y una historia que consigue mantener el interés del espectador y que se sigue con comodidad, sin demasiados personajes que, por otra parte, resultan entrañables. Las escenas de acción son de muy buen nivel, igual que las persecuciones entre las naves, bien diseñadas y sabiendo aplicar la tecnología al alcance para crear tensión y espectáculo. Un final que se sale de lo habitual, original y para llegar al cual, no existe inconveniente en sacrificar personajes cuando lo consideran oportuno, lo que concede mayor fuerza y realismo a la narración. Una película entretenida, vibrante, con buen ritmo y que, sin duda, hará las delicias de los aficionados al género y resultará muy interesante para los demás.




martes, 26 de octubre de 2021

CON LAS HORAS CONTADAS

 


Frank Bigelow (Edmond O'Brien) irrumpe en la jefatura de policía para denunciar que ha sido víctima de un asesinato. Al principio, el Comisario Jefe cree que se trata de un loco. Sin embargo, a medida que Bigelow va relatando los hechos, se da cuenta de que la historia es totalmente coherente y, si es cierta, un asesino anda suelto.


Nuestro protagonista, recorre el ancho y largo pasillo de la Central de Policía de San Francisco, en una escena que tiene algo de surrealista, pasando por delante de innumerables puertas cerradas hasta llegar al despacho de la Brigada Criminal, donde un grupo de policías de paisano, parecen no estar demasiado atareados.
Frank Bigelow ha ido a la gran ciudad a pasar una semana de diversión antes de casarse con su prometida, Paula Gibson (Pamela Britton), una unión con la que parece no estar demasiado entusiasmado. En el largo flashback, que ocupa casi toda la película y que comienza tras la denuncia de Bigelow a la policía, asistimos a un continúo ir y venir de éste en busca de respuestas, quiere saber quién y por qué le ha mezclado en su bebida una toxina luminosa para la que no hay antídoto y que le condena a una muerte segura en cuestión de horas, como mucho una semana.


Película de serie B, con un argumento original y atractivo, hasta que se enreda en su propia historia, con algunas escenas muy interesantes, que denotan cuidado y aprecio por hacer un producto digno a pesar del limitado presupuesto. La sesión de swing en el club nocturno y los travellings en los que vemos la frenética carrera del protagonista por las calles de San Francisco pobladas de transeúntes, son escenas de gran nivel que le dan a la película cierto empaque y demuestran que su realizador, Rudolph Maté, sabe manejarse con cierta soltura y buen gusto. No en vano, el norteamericano-polaco, tenía tras si un largo bagaje como director de fotografía, cuatro veces nominados al Oscar en este apartado, habiendo trabajado como camarógrafo con lo más granado de cine mundial: Alexander Korda, Carl Theodor Dreyer, René Clair o Fritz Lang, en su etapa europea y, tras viajar a Hollywood, con William Wyler, King Vidor, Henry Hathaway, Alfred Hitchcock, Ernst Lubitsch o Charles Vidor, entre otros.  
Hay un remake de este film hecho en 1988, con Dennis Quaid, Meg Ryan y Charlotte Rampling en el reparto, que en España se tituló Muerto al llegar, que responde a la traducción literal de las siglas del título original (D.O.A.).




lunes, 25 de octubre de 2021

SANTOS CRIMINALES (THE MANY SAINTS OF NEWARK)

 


El joven Anthony Soprano (Michael Gandolfini) está creciendo en una de las épocas más tumultuosas de la historia de Newark, pasando de niño a hombre justo cuando los gansters rivales comienzan a levantarse y desafiar el control de la todopoderosa familia criminal DiMeo sobre la ciudad, cada vez más desgarrada por la irrupción de grupos afro-americanos. Atrapado en los tiempos cambiantes está Dickie Moltisanti (Alessandro Nivola), el tío al que idolatra, que lucha por conciliar sus responsabilidades profesionales y personales y cuyo ascendente sobre su sobrino ayudará a convertir al adolescente influenciable en el todopoderoso jefe de la mafia al que más tarde llegaremos a conocer: Tony Soprano.


Precuela de la famosa serie televisiva Los Soprano, creada por David Chase para HBO.


Nunca he visto capítulo alguno de Los Soprano, ni se de ella nada más allá de que va de una familia de mafiosos, así que poco puedo opinar sobre si lo que parece en la película recuerda en algo a situaciones que se vieron en la serie, ni si sus personajes resultan reconocibles para los seguidores de la misma. La película no pasa de ser un film más sobre la mafia aderezado por algunas circunstancias del momento, como la Guerra del Vietnam o los conflictos raciales provocados por actuaciones policiales que conducen a una especie de círculo vicioso que acaba afectando a todos los que viven alrededor de esas situaciones. Más que una película sobre la infancia y adolescencia de Tony Soprano, que también lo es, aunque de forma circunstancial, el protagonista es el tío de Tony, Dicki Moltisanti. Vemos cosas típicas que ya hemos visto otras veces en películas sobre este tema: la lucha por el poder, asesinatos, problemas y disputas familiares, líos de faldas, traiciones y lealtades, etc. En definitiva, poco o nada nuevo que resulte especialmente llamativo, aunque ya digo que no puedo valorar el impacto que pueda tener en quienes hayan visto las diversas temporadas de la serie de televisión.
No me extrañaría que, a poca acogida que tenga el film, tendremos continuación, supongo que más centrada en la vida de Tony Soprano que esta.




viernes, 22 de octubre de 2021

HORIZONTES LEJANOS

 

Glyn McLyntock (James Stewart) dirige una caravana de colonos desde Missouri hasta las fértiles tierras de Oregón, donde piensa fundar una colonia. En el camino se encuentra con unos hombres que pretenden linchar a Emerson Cole (Arthur Kennedy) por haberles robado un caballo y lo salva cuando ya tenía la soga al cuello. Ambos hombres han oído hablar uno del otro debido a que comparten un turbio pasado como pistoleros en la frontera de Missouri. Entre ellos nace una cierta amistad no exenta de desconfianza y Cole acompaña a su salvador uniéndose de manera circunstancial a la caravana. 
Tras llegar a sus nuevas tierras, los colonos tienen un problema de abastecimiento para sobrevivir durante el invierno, hasta que la llegada de la primavera les proporcione los primeros frutos de lo que han plantado, así que Glyn se dirige a Portland  a buscar las provisiones que previamente habían comprado y que el hombre que se las vendió no quiere entregarles porque su precio ha subido muchísimo debido a la llegada de gran número de mineros ante la llamada del oro que han encontrado en los alrededores. Glyn consigue embarcar los suministros y emprender el viaje de regreso al asentamiento río arriba, pero Cole, que le ha ayudado hasta entonces, organiza un motín para desviar los suministros al campamento minero y obtener una buena ganancia.


El guión se basa en la novela Bend of the Snake, de William Gulick.
Dirigida por Anthony Mann, cuenta con un plantel de buenos secundarios, entre ellos Julia Adams o Rock Hudson, en uno de sus primeros papeles. El espectador se beneficia del magnífico duelo interpretativo que protagonizan James Stewart y Arthur Kennedy. El film cuenta con muchos de los ingredientes de los westerns clásicos: Carretas con la rueda que rompe contra una piedra y hay que cambiar a puro músculo; emboscada de los indios; tiroteos; persecuciones; duelos personales a vida o muerte; partida de poker con trampas y desenfundar de armas; buscadores de oro... 


Pero bajo toda esa parafernalia típica de los films del oeste, esos que ya no se hacen (al menos no se hacen así) y que nos hacían salir del cine cuando niños soñando con ser vaqueros, encontramos esas otras cosas que hacen a un film diferente y que nos llevan a descubrir que al frente está un gran director. Lecciones de vida, como la transformación personal que vivimos en el personaje de Glyn McLyntock, una excepción a la teoría de las manzanas podridas y lo difícil que resulta rehabilitarse cuando se ha estado en el lado equivocado. Contemplamos la lucha entre el bien y el mal, entre lo moral y lo inmoral, entre sucumbir a la tentación del dinero fácil o buscar la recompensa más a largo plazo de una vida honrada basada en el trabajo y no en la especulación; la contraposición entre la corrupta ciudad plagada de tahúres, buscavidas y pistoleros y el futuro que espera a los honrados colonos en las ricas tierras del Alto Oregón. Todo ello envuelto en ese maravilloso aroma de aventura, la llamativa variedad de personajes representativos, unos exteriores bellamente fotografiados y unas interpretaciones de gran nivel que hacen de ella una de esas películas inolvidables, con escenas y situaciones de las que quedan para siempre en la memoria de los amantes del género y de quienes disfrutan del buen cine. 
Por cierto, "Nunca debimos abandonar el Mississippi" (Sí, esa frase mítica, también es de este film).




jueves, 21 de octubre de 2021

LOS CANALLAS DUERMEN EN PAZ

 


La hija de Tatsuo Iwabuchi (Tatsuya Mihashi), presidente de una importante empresa inmobiliaria se casa con Kôichi Nishi (Toshirô Mifune), un antiguo vendedor de autos, nombrado secretario en la empresa desde que se anunció el compromiso. Sin embargo, se sospecha que Iwabuchi y otros miembros de alto rango de su empresa han cometido actos ilícitos corporativos y la boda se convierte en una farsa, con la prensa pululando por todos lados. Para acabar de enrarecer el ambiente, durante el banquete circulan entre los invitados ciertos rumores y comentarios sobre un hecho ocurrido cinco años atrás, cuando un ejecutivo de la compañía murió tras caer por la ventana del último piso del edificio donde tiene su sede, mucha gente dudó de la versión oficial, según la cual se había tratado de un suicidio. Ahora, otros altos funcionarios están en dificultades y parece que está relacionado con esa muerte de hace unos años.


Una trama de corrupción urbanística en la que se adjudican obras a la oferta más cara a cambio de una suculenta mordida es el asunto alrededor del cual gira la trama, un tema que, por desgracia, no ha perdido actualidad a pesar de estar hablando de una película de 1960.
Con un blanco y negro a veces tenebroso, en las primeras escenas Akira Kurosawa nos presenta una panoplia de personajes que van desde el protagonista que busca venganza por unos hechos que ocurrieron en el pasado, hasta los empresarios que participan en los sucios negocios y que se reúnen en la boda al mejor estilo de los mafiosos clásicos, rodeados de lujo y servidos como reyes, maquinando, cuando se ven amenazados por la justicia para cargar el muerto a los de abajo en la representación más absoluta de la cobardía.


Quizá uno de los peros que pueda ponerse al film es su larga duración, dos horas y media, con un ritmo pausado, cargado de amargura irónica, es un perfecto retrato de la corrupción en las altas esferas, con un final que encierra gran simbolismo y que nos significa que nunca llegaremos a conocer a los verdaderos capos del asunto, esos que duermen en paz. Un final de lo más desalentador, al contrario de lo que ocurre en films más complacientes, este demuestra el alto precio que ha de pagar quien busca la justicia y lo fácil que resulta a los inmorales eludir sus culpas.




miércoles, 20 de octubre de 2021

DEL INCONVENIENTE DE HABER NACIDO

 


Elli (Lena Watson) es una androide y vive con un hombre al que llama padre. Es capaz de rememorar vacaciones y cualquier otra cosa que él programe para que ella recuerde. Durante el día se dejan llevar por el verano y por la noche él la lleva a la cama. Diseñada para asemejarse a uno de sus recuerdos, realmente parece estar viva, a veces incluso parece soñar, y sin embargo no deja de ser un robot, un contenedor para unos recuerdos que lo son todo para su dueño, pero nada para ella.


Lena Watson, en realidad es un seudónimo para proteger la verdadera identidad de la protagonista, que usa una máscara de silicona para parecerse al fantasma de la hija del hombre y para darle más apariencia de androide, pero también para proteger dicha identidad. 
¿Por qué todas estas prevenciones?, pues porque la realizadora, la austriaca Sandra Wollner, coautora también del guión, ya sabía que iba a provocar controversia, como así ha sido, con problemas para su estreno en algunos países y parte del público abandonando la sala escandalizado en el Festival de Berlín 2020, en el que recibió el Premio Especial del Jurado en la sección Encuentros. Al parecer, hay quien ve una invitación a la pederastia en algunas de sus escenas.


Leo en algunas críticas especializadas que el argumento es una especie de puesta al día del Pinocho de Collodi o del Frankenstein de Mary Shelley. No estoy muy de acuerdo, aunque es cierto que, si retorcemos el asunto, se pueden encontrar inspiraciones no solo en estos relatos, sino en otros muchos, porque casi todo está escrito y filmado y las inspiraciones sobre las que el arte da vueltas y vueltas en las últimas décadas son sobre asuntos que ya estaban ahí, en muchos casos, desde los clásicos griegos.
Yo pienso que la película de Sandra Wollner, discurre por otros caminos. En la primera de las dos historias que narra, un padre ha programado al androide con los recuerdos del último verano que pasó con su hija, que, al parecer, desapareció. El segundo de los relatos, comienza cuando Elli, repitiendo la historia de la niña a quien encarna, se vuelve a escapar y la encuentra un hombre que la reprograma para que haga compañía a una anciana (¿su madre?) que perdió a su hermano hace sesenta años, cuando éste fue atropellado por un tren tras haber huído de casa después de una pelea con ella en la que la chica resultó herida. Así que pienso que las reflexiones del film van sobre la pérdida, la soledad e incluso un cierto sentimiento de culpa. Elli no es el típico androide que hemos visto en otros films que sabe hacer tareas que alivian el trabajo de sus dueños o que tiene una inteligencia privilegiada, en realidad no hace nada, no tiene especiales capacidades, sirve, en todo caso, para llenar un vacío, es una especie de ilusión hecha realidad, la de resucitar a un ser que hemos perdido, pero los resultados no son los esperados, porque el androide, llevado por sus recuerdos, toma decisiones que harán revivir a sus acompañantes no solo los buenos momentos (para eso lo querían), sino también los malos y el dolor y la tragedia volverán a reproducirse.




martes, 19 de octubre de 2021

OPERACIÓN GLADIO

 

Operación Gladio fue el nombre en clave de las operaciones clandestinas de «resistencia armada» de la llamada «Red Stay Behind» planeadas por la Organización del Tratado de Bruselas, y posteriormente por la OTAN, en caso de una hipotética invasión y conquista de Europa occidental por parte del Pacto de Varsovia. 
En la novela, su autor, el poeta y novelista madrileño Benjamín Prado Rodríguez, hace que uno de sus personajes, una periodista llamada Alicia, la defina así: Gladio fue una organización terrorista creada y financiada por los servicios de inteligencia norteamericanos, al acabar la Segunda Guerra Mundial, para luchar contra el comunismo en Europa. La integraban grupos paramilitares de diferentes países, básicamente nutridos con los neofascistas de la Internacional Negra, pero donde tuvo más acogida fue entre miembros de la ultraderecha italiana
La misma Alicia incide en que Gladio fue creada por la CIA para impedir, por todos los medios, que los partidos de izquierda, especialmente los comunistas, llegaran al poder en los países de Europa occidental. La joven periodista, de 35 años, investiga para su periódico y para un libro que piensa publicar, todo lo relacionado con la Matanza de Atocha de 1977 y cree haber descubierto un vínculo entre esta organización y la muerte de los abogados laboralistas. 
En la llamada Semana Negra, en que corría la sangre por las calles, la democracia española pendía de un hilo y la novela plantea algunos interrogantes: ¿Qué papel jugó el espionaje norteamericano en aquellos momentos? ¿Qué y quiénes estaban detrás de los GRAPO, supuesto grupo maoísta que, sin embargo, parecía más interesado que nadie en una nueva rebelión militar? ¿Qué precio pagaron los comunistas por su legalización? ¿Por qué se abandonó la pista que hablaba de organizaciones de ultraderecha italianas como Ordine Nuovo y de la red paramilitar Gladio? 
Un libro muy interesante, mezcla de realidad y ficción (o suposiciones sin confirmar), dinámico y con situaciones que son pasado muy reciente de nuestra historia, aderezado con alguna no menos interesante trama paralela, en la que una arqueóloga miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y una jueza, buscan los restos de un hombre que desapareció en diciembre de 1940, un impresor asturiano afiliado al Partido Comunista que trabajó en la publicación de revistas y libros, alguno firmado por célebres escritores como Pablo Neruda o Miguel Hernández.



lunes, 18 de octubre de 2021

EL INTENDENTE SANSHO

 


A finales de la Época Heian en el siglo XII, el compasivo gobernador de un pueblo es enviado al exilio por desobedecer al shogun. A pesar de que su familia quiere ir con él, ninguno podrá acompañarle y se van a la aldea de la que es originaria la madre.  Años después, cuando se dirigen a reunirse con él, engañados por una anciana que se hace pasar por sacerdotisa, son vendidos como esclavos por separado: la madre por un lado y los hijos por otro, creciendo entre el sufrimiento y la opresión.


El guión se basa en un relato del autor japonés Mori Ōgai, una de las figuras más importantes e influyentes de la literatura japonesa. Se trata de una conmovedora historia protagonizada por dos niños que son separados de su madre y vendidos como esclavos a un despótico terrateniente. Un cuento de ficción histórica basado a su vez, en una antigua leyenda.


Duro retrato de las no menos duras circunstancias en que vivían los más desfavorecidos en el Japón feudal, sometidos al arbitrio de los poderosos y tratados como ganado, más en el caso de los esclavos, que eran marcados a hierro y mutilados cuando pretendían huír para evitar que volvieran a hacerlo. 
El genio de Kenji Mizoguchi nos acerca esta historia cruel y emotiva a un tiempo con la naturalidad y soltura habitual en él, como pareciendo que no le cuesta trabajo alguno hacerlo, con esos suaves movimientos de cámara que apenas percibimos y unas imágenes que son pura poesía, fotogramas de gran belleza plástica, en buena parte gracias al excelente trabajo del su director de fotografía, Kazuo Miyagawa, al que, según parece, concedió plena libertad para hacer su trabajo. 
Una parábola sobre el abuso de los poderosos, el sufrimiento de los débiles y la esperanza en que la fe y la resistencia ante las adversidades, pueden traernos la redención, claro, no siempre, más bien casi nunca.




viernes, 15 de octubre de 2021

LAS LLAVES DEL REINO

 


Un joven sacerdote, el padre Frances Chisholm (Gregory Peck) es enviado a China para establecer una parroquia católica entre los chinos no cristianos. Mientras Angus Mealey (Vincent Price), su amigo de la infancia, también sacerdote, continúa en Escocia progresando en su carrera dentro de la Iglesia, el padre Chisholm lucha. Encuentra hostilidad, aislamiento, enfermedad, pobreza y un mundo atrasado que le hacen sentir la humillación, pero lo impulsan con más decisión que nunca a triunfar. A lo largo de muchos años, gana aceptación entre los chinos y su congregación va creciendo gracias a su tranquila determinación, comprensión, paciencia y bondad.


El guión, de Nunnally Johnson y Joseph L. Mankiewicz, se basa en una novela del escritor y médico escocés A.J. Cronin, publicada en 1941, que narra la vida de un sacerdote escocés poco convencional, desde su infancia a su vejez, a lo largo de sesenta años, especialmente su etapa de misionero en China.


Dos caras opuestas de la Iglesia Católica, una representada por el futuro obispo Angus Mealey, que se acerca a los ricos para que financien sus sueños de grandeza, construír grandes templos, escuelas en las que enfocar de forma aprovechada el futuro de sus alumnos y conseguir muchos fieles, como si se tratara de una gran empresa que busca mejorar sus números o un partido político que persigue aumentar el número de afiliados. La otra, la que encarna el padre Chisholm que no entiende de nada eso, su misión es salvar almas y acercar el reino de Dios a los más desamparados, no quiere conversiones forzadas o interesadas que aumenten su grey y le hagan ganar enteros a ojos de sus superiores y cuando le ofrecen dinero o prebendas como agradecimiento a sus servicios, únicamente los acepta a beneficio de otros más necesitados. La película también refleja una cierta tensión romántica entre la bellísima madre María (Rose Stradner) y el no menos guapetón padre Chisholm, ella es una mujer culta, de educación esmerada y proviene de una familia noble de Austria. De cualquier modo, el film no hace hincapié en esto ni se producen escenas equívocas, sino que todo lo que se pueda adivinar es producto de la imaginación del espectador, en este caso de la mía, quizá sin motivo. 
Aún lejos de los tiempos en que la pederastia o los turbios manejos económicos vengan a ensombrecer, décadas más tarde, la imagen de la Iglesia, aquí vemos un retrato amable de ella, en un film de esos que ya no se llevan ahora y que es proclive a provocar el lagrimeo por lo emotivo de algunas de sus situaciones, como la despedida del padre Chisholm de la misión, o la revelación de la grandeza del padre que tiene el enviado episcopal al leer el diario del anciano sacerdote y que le lleva a descubrir a un personaje digno de veneración. 
La película sirvió para el despegue definitivo del entonces principiante Gregory Peck, que estuvo nominado al Oscar por su interpretación del que era apenas su segundo papel protagonista.




jueves, 14 de octubre de 2021

POLIAMOR PARA PRINCIPIANTES

 

Satur (Karra Elejalde) y Tina (Toni Acosta) son un matrimonio en el que ella sigue trabajando como vendedora de equipos tecnológicos y él se ocupa de la casa y el niño, ya que está jubilado de director de un servicio de catering. El problema es que el niño, Manu (Quim Ávila), tiene ya 28 años y es un mediocre youtuber que se dedica a intentar promocionar los equipos de su madre. Manu acude a un comic-con para encontrarse con la chica a la que ha conocido en Internet, con horribles consecuencias: no solo la chica lo rechaza, sino que un cosplayer llamado Toadman lo golpea, haciéndole daño en una mano. Satur decide convertir a su hijo en “El ranger del amor”, un exitoso youtuber enmascarado defensor del amor romántico convenciéndole para usar su disfraz de comic-con (una variante de Red Power Ranger). Manu se enamora perdidamente de Amanda (María Pedraza), una bella sanitaria a la que conoció cuando su padre le llevó al hospital para que le curaran. Lo que Manu no sabe es que Amanda es un espíritu libre, es poliamorosa y tiene relaciones con Marta (Cristina Gallego) y Esteban (Luis Bermejo), una acomodada pareja de médicos con dos hijos, y también con Claudia (Lola Rodríguez), una chica trans que trabaja en el mundo de la moda, y con Alex (Eduardo Rosa), monitor de paracaidismo y modelo cachas.


Supongo que Fernando Colomo, con esta película, de la que también es coguionista, pretende acercarse a algunas de las situaciones y circunstancias que nos rodean en el mundo actual: el lenguaje inclusivo; la diversidad sexual y de género; las nuevas tecnologías, en especial el mundo de los youtubers, etc. 
La idea no es mala, la película tampoco, pero todo se va diluyendo sin que uno acabe de encontrarle del todo la gracia y una comedia sin mucha gracia, pues tampoco es gran cosa.


Y menos cuando lo que se pretende es, precísamente, arrancar sonrisas, incluso risas, al espectador y creo que apenas lo consigue, seguramente que a muchos, ni siquiera les llegue para eso y el enredo y los equívocos, apenas funcionan tampoco. 
Colomo ha hecho buenas comedias, pero también tiene productos que son ciertamente olvidables y creo que este es uno de ellos.




miércoles, 13 de octubre de 2021

SURCOS

 

Principios de los años 40, finalizado el conflicto de la Guerra Civil Española, una familia de campesinos, "Los Pérez", deciden emigrar a Madrid convencidos por el hijo mayor de que allí podrán mejorar sus condiciones de vida. Según comenta el hijo, en Madrid el dinero se gana sin esfuerzo, y la vida es mucho más fácil que en el campo. Pero nada más llegar a Madrid, se dan de bruces con la realidad. Cada miembro de la familia, a su manera, ira descubriendo que la vida en la ciudad no es lo que esperaban, es cruel y está llena de desengaños y penalidades. El padre, Manuel (José Prada), encuentra trabajo en una fundición, pero no consigue adaptarse al extenuante ritmo de trabajo y pronto es despedido; Pepe (Francisco Arenzana), el ambicioso hijo mayor, se establece como chófer y cree que los turbios negocios relacionados con el estraperlo en los que se va involucrando le van a hacer rico, pero la realidad pronto le demuestra que no será así; Manolo (Ricardo Lucía) el hijo menor, encuentra trabajo como chico de los recados, aunque verá cómo le roban la mercancía de uno de los pedidos y se ve despedido y debiendo dinero, y Tonia (Marisa de Leza), la hermana, logra encontrar trabajo como asistenta, pero enseguida es seducida por Don Roque alias Chamberlain (Félix Dafauce) un oscuro y adinerado personaje y se deja llevar por la, en apariencia, vida fácil. Poco a poco toda la familia se ira dando cuenta de que, si eres pobre, la vida resulta dura vivas donde vivas.


No creo que haya un antes y un después de "Surcos", porque la película es una especie de verso libre en la cinematografía española de la época (1951), más que un oasis, es una palmera en medio del desierto, pero bien verde y enhiesta, como desafiando a la aridez que la circunda.
Llama la atención de muchos que sean falangistas tanto el director como los guionistas del film, pero todo esto tiene una explicación. La Falange contiene en su doctrina un corpus social al que, más o menos, se atiene el film, la sublimación de los valores del campo frente a la ciudad, la prevención contra el liberalismo económico, están en el fondo del discurso de la película. Además estamos hablando de intelectuales, falangistas, sí, pero que nadie vea en estas personas un grupo de pistoleros del alba. El realizador se había afiliado a Falange antes de la contienda civil, en la que participó con el grado de alférez provisional, pero se alineó con aquellos que se opusieron a la unificación con el Requeté ordenada por Franco y tuvo como profesor de gramática y lengua francesa durante el bachillerato, nada menos que a Antonio Machado. Eugenio Montes, aunque era uno de los fundadores de Falange Española, sus ideas políticas estaban más cerca del tradicionalismo monárquico que del fascismo. Torrente Ballester se afilió a Falange Española durante la contienda y lo hizo aconsejado por un sacerdote de su confianza para evitar posibles problemas, pues algunos de sus conocidos habían sido fusilados, estuvo muy unido al llamado Grupo de Pamplona ( Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco…). Natividad Zaro Casanova, esposa de Eugenio Montes, antes de la Guerra Civil, había creado el grupo de teatro experimental El Caracol, junto a Cipriano Rivas Cherif (cuñado de Manuel Azaña) y frecuentó con asiduidad las tertulias literarias de la época, como la que presidía Valle Inclán en El Henar,  hablamos de una mujer que nada tiene que ver con el modelo de esposa y ama de casa que predica el franquismo, con gran preparación intelectual y activa en el mundo de la cultura, conocida en los ambientes literarios por sus recitales de poesía en los que leía poemas de Juana de Ibarbourou, Dulce María Loynaz, María Enriqueta, Delmira Agustini, Gabriela Mistral y Alfonsina Storni. Surcos fue producida por Atenea Films, S.L, la productora de la que ella era presidenta.


La película estaba pensada, en origen, como una especie de sainete, supongo que al estilo de lo que haría después Paco Martínez Soria, que mostrara los peligros de la ciudad para intentar frenar el imparable éxodo rural, sin embargo acabó convertida en todo lo contrario, un duro testimonio de las penurias de la España de posguerra claramente influenciado por el neorrealismo italiano, aunque su estética tiene más que ver con el cine negro americano. La Iglesia puso trabas a su estreno y hubo que eliminar la escena final en la que los Pérez se cruzan en la estación de Atocha con otra familia campesina que se dirige a Madrid, porque claro, de ser el relato sobre una familia (aunque el apellido está puesto con toda la intención, en España decir Pérez es incluírnos a todos), pasaba a ser el de muchas otras que hacían lo mismo. De cualquier modo, no deja de llamar la atención que la película saliera adelante, ¿cómo fue posible? Pues porque se alinearon los astros, además de un elenco de intelectuales con conciencia social como el mencionado, tenemos a un Director General de Cinematografía, José María García Escudero, que en la Transición sería el Juez especial para la instrucción del caso del 23-F y que había sido comisario político de una brigada anarquista al principio de la Guerra Civil, aunque enseguida se pasó al bando sublevado, este hombre consideraba que el cine español necesitaba un cambio y, no solo bendijo el acceso al crédito sindical de la película, sino que la catalogó de Interés Nacional. Eso le costó el cargo, porque la película fue un gol por toda la escuadra al Régimen y su realizador, que venía del éxito de Balarrasa, tras esta película y sobre todo con El inquilino (1957), pasó de ser un director del Régimen a ser considerado problemático. 
La películas se rodó casi íntegramente en Madrid, y casi todo en exteriores, lo que la convierte por momentos, en una experiencia casi documental: una ciudad superpoblada que nos muestra en un recorrido por estaciones de tren y de metro, desde Príncipe Pio hasta Lavapiés. Con todos esos elementos, el cineasta segoviano construyó una profunda y densa crítica en cuya esencia se culpaba –de forma encubierta– a la situación política y económica, de los males que aquejaban a la sociedad española de los años 50.




martes, 12 de octubre de 2021

ARDOR GUERRERO

 

Lo de oír contar la  mili, era algo que, de cuando en cuando, sufríamos de algún pariente o amigo pesado que, no es que contara lo mismo, ¡qué va!, aquello iba creciendo y se iba adornando con cosas inventadas o soñadas que todos sabíamos que eran trolas o exageraciones que soportábamos con la mayor entereza posible.
Eso es lo que hace Antonio Muñoz Molina en su libro, nos cuenta su mili, claro que no lo hace de esa forma que he expuesto, sino con la elegancia de quien maneja bien el idioma y con los ojos críticos de quien no ha olvidado aquel tiempo perdido (porque eso era la mili, una pérdida de tiempo en los mejores años de tu vida) en su justa medida, desprendido del halo de aventura, camaradería y agradables recuerdos con que lo adornan quienes han olvidado las incurias que debieron soportar por parte de superiores o de compañeros veteranos, verdaderos impresentables que se aprovechaban de su posición para regodearse en la humillación ajena, casi siempre del más débil que, muchas veces, en lugar de tomar nota para no caer en las mismas miserias, iba a repetir las mismas barbaridades con quienes llegaran después.
Muñoz Molina, al tiempo que nos cuenta su mili particular, hace un retrato de lo que era el ejército del momento (años 79 y 80 del pasado siglo), aún impregnado con el perfume indeleble del franquismo del que no acababa de desprenderse, con la figura del dictador presente en el ambiente y muchos mandos que parecían calcos de aquellos africanistas de finales del XIX principios del XX. Un ejército anacrónico, impropio de un país moderno, si es que algún ejército de este tipo tiene razón de ser hoy en día en que con un pepinazo lanzado desde el otro extremo del mundo, te pueden borrar del mapa. Aquellos "juegos" que encantaban a los que sentían el ardor guerrero de marcar el paso, vestir el uniforme, combatir contra un enemigo inexistente, soportar arrestos, castigos y guardias interminables que no servían para nada.
La mili de cada uno es como los partos de las mujeres, todos iguales, pero todos diferentes, aunque hay muchas cosas comunes, así que quienes lo lean y tuvieron que pasar por ella en su momento, notarán algunos cambios con lo que ellos vivieron, pero se reconocerán en otras muchas cosas y quienes han tenido la suerte de no pasar por aquel trance, en muchos momentos ignominioso por más que os cuenten algunos, podrán tener una idea bastante aproximada de lo que era aquello del servicio militar obligatorio.