martes, 29 de abril de 2014

VISITE ESPAÑA. LA MEMORIA RESCATADA

El libro del que hablamos está editado con motivo de la exposición que sobre los inicios del turismo en España, se puede contemplar en Madrid hasta el próximo 18 de mayo y que se celebra conjuntamente en la Biblioteca Nacional de España y el Museo Nacional del Romanticismo.
En realidad, el libro contiene el catálogo de la exposición, pero en esta ocasión, es mucho más que eso. Contiene varios artículos muy bien escritos y espléndidamente documentados en los que se nos propone un viaje, por otro lado apasionante, a los orígenes del turismo en nuestro país con numerosas referencias a las primeras iniciativas institucionales, el desarrollo de infraestructuras, las publicaciones específicas (mapas y guías)... además de abundantes ilustraciones de las obras expuestas en las dos sedes de la muestra.
Un nombre se repite por encima de otros, el de Benigno de la Vega Inclán y Flaquer, Marqués de Vega Inclán (Valladolid 1858-Madrid 1942), un hombre que fue militar, formado en la Academia de Caballería de Valladolid, donde alcanzó el grado de coronel en 1920, fecha en la que dejó el ejército para dedicarse a recorrer Asia, América, Europa y África e implicarse en el estudio de las artes y la política, en la que llegó a ser diputado durante el gobierno de Canalejas. Nombrado por Alfonso XIII comisario regio de turismo y cultura popular, entre 1911 y 1928, fue promotor de la red de Paradores Nacionales, pero también fundador y patrono de la Casa de Cervantes en Valladolid o del propio Museo Romántico. Apasionado por el arte y verdadero precursor del turismo nacional, faceta en la que vio el enorme potencial que representaba para nuestro país, fue un gran gestor cultural tal y como hoy entendemos el término y un innovador que colocó las bases de los conceptos modernos del turismo en nuestro país. Ahora que se está celebrando el IV Centenario de la muerte del Greco, hay que señalar que el Marqués de Vega Inclán, está muy vinculado a Toledo por haber fundado en esta ciudad la casa del Greco, en inmuebles comprados de su propio peculio y por haber reivindicado la figura del genial pintor junto a Santiago Rusiñol, Martín Rico, Zuloaga o Cossío.



lunes, 28 de abril de 2014

LA PASIÓN DE CRISTO

Jesús (Jim Caviezel), hijo de María (Maia Morgenstern), es un humilde carpintero que vive en Nazaret, pequeña población de Galilea que se ha dedicado durante los últimos años a recorrer Israel predicando que es el hijo de Dios, el Mesías que su pueblo estaba esperando y que ha venido a este mundo para redimir a la humanidad de sus pecados.
Las autoridades religiosas le ven como un hereje y un blasfemo, por lo que recurren a uno de sus discípulos llamado Judas (Luca Lionello), al que sobornan para que traicione a Jesús y prenderlo. Conducido ante el Sanedrín, es condenado a muerte, pero como quiera que los romanos, potencia ocupante, no les dejan emitir condenas de muerte, se lo llevan al gobernador romano Poncio Pilatos (Hristo Shopov) para que ratifique la condena. Éste declara que no le encuentra culpable de ningún delito, pero ante el temor de que se produzca una revuelta instigada por los sacerdotes, decide someterle a un castigo, dejándolo en manos de los verdugos que le tratan como a un vulgar delincuente, le azotan salvajemente y le someten a todo clase de vejaciones. Sin embargo los sacerdotes judíos no se conforman con esto y Pilatos acaba claudicando, ordenando que sea crucificado.


El guión se basa en los textos evangélicos, desde los momentos inmediatamente previos al prendimiento, hasta la muerte de Cristo. A través de breves flashbacks, asistimos a algunos instantes concretos de la vida del Mesías y el film se cierra con un mensaje de esperanza, mediante una breve alusión visual a la resurrección.


Técnicamente la película está muy bien realizada, otra cosa es el empleo de ciertos recursos y que su uso pueda agradar más o menos, por ejemplo, la utilización recurrente de la filmación a más de 24 fotogramas/segundo, lo que transmite ese efecto de cámara lenta, o el también recurrente recurso a la sangre que acaba salpicando a todo aquel que esté alrededor de la figura de Jesús (María, el Cirineo, los sayones...)


La violencia de las imágenes ha sido criticada por un cierto sector del público y la crítica. En primer lugar, recuerdo que ya cuando se estrenó la película, la gran mayoría de la gente que iba a verla sabía del hiperrealismo del film y en segundo que es posible y hasta probable que las situaciones que se nos muestran fueran más o menos parecidas, en aquellos tiempos, con los condenados a morir en la cruz. Tal vez lo que rechina un tanto es que se centre en demasía en el sufrimiento físico y no logre transmitir al espectador el sufrimiento emocional del protagonista. Tal vez sea un recurso buscado, lo que sufre el cuerpo es visualmente más fácil de transmitir, el otro tipo de padecimiento es muy difícil de plasmar, por ello precisamente, quien lo logra, aunque sea fugazmente, salta la línea de la maestría, algo que aquí, en ese aspecto, no ocurre.


Trabajos como este, se topan con el problema de que hay quien no distingue entre los dogmas religiosos y la obra de arte, esto es, por encima de otras cosas, una película y debemos tenerlo presente. De hecho, el autor introduce figuras extravagantes (tómese la palabra en sentido literal) y situaciones que no están recogidas en ningún texto histórico o religioso.
Si logramos verla con cierta perspectiva, veremos que estamos ante un film que narra situaciones bastante más actuales de lo que se podría pensar, seguimos crucificando a gente por el delito de ser molestos, por decirnos cosas como las que predicaba Jesús: Habéis oído que fue dicho: Amaras a tu prójimo y aborrecerás a tus enemigos. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos. Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen eso también los publicanos? (Mt 5,44-46). Palabras, como se ve, altamente perturbadoras, para muchos, sobre todo para los poderosos, pero también para los fundamentalistas, gravemente subversivas.
Cuando veía a los sayones repartiendo porrazos; a los soldados dando con el látigo al mismo Jesús cargado con la cruz, incluso caído en el suelo, pero también a quienes estaban conteplando su viacrucis o al propio Simón de Cirene (Jarreth J. Merz), a quien habían obligado a ayudar a Jesús y que simplemente pasaba por allí ¿qué imagenes creen que se me venían a la cabeza?, pues eso, algunas que tenemos bien recientes en nuestras retinas.
Película correcta en su realización, llamativa en cuanto a su forma de contar las cosas, efectista si se quiere, pero yo pienso que obedece a la idea que tenía Mel Gibson en la cabeza, cuenta lo que quiere contar y como quería contarlo, huyendo del envoltorio amable y buscando la crudeza.
Después están los gustos de cada cual para juzgar hasta qué punto estamos dispuestos a que se nos cuenten las cosas con ese hiperrealismo del que hablaba o preferimos lo edulcorado. Aunque es cierto que en el cine siempre ha existido la elipsis para sortear estos caminos extremos y golpearnos igualmente la conciencia.

viernes, 25 de abril de 2014

UN CAPITÁN DE QUINCE AÑOS

Las aventuras del bergantín-goleta Pilgrim y sus ocupantes, embarcados en Nueva Zelanda tras una decepcionante campaña en la que no han conseguido pesca, actividad a la que se dedica el barco.
El navío recorrerá el Pacífico con rumbo a San Francisco, donde tiene su base, pero a última hora embarcará a tres pasajeros inesperados, la Sra. Weldon, esposa del armador del buque, su pequeño hijo y el primo de ésta.
Durante la travesía, se les presenta la oportunidad de cazar una ballena que se cruza en su camino, pero en la pelea con el cetáceo, perecen el capitán y buena parte de la tripulación, quedando el barco en manos del grumete Dick Sand, un muchacho de 15 años que habrá de apañarse para gobernar el Pilgrin, con un grupo de negros a los que han rescatado de un naufragio y que no tienen experiencia marinera.
Debido a la traición de cocinero, Negoro, un ser de oscuro pasado, que altera el funcionamiento de la brújula, el barco irá a parar a las costas africanas, donde se verán inmersos en aventuras y peligros, sobre todo tras ser capturados por los negreros.
Verne elige como protagonista de la novela a un adolescente, seguramente buscando el acercamiento a una parte de su publico que tenía esa edad y que se verá reflejado en el muchacho, un chico con poca experiencia, debido a su corta edad, pero inteligente y decidido, que no duda a la hora se sentirse responsable del futuro de las personas que se han puesto a su amparo, aunque no siempre las cosas saldrán como desea.
El autor opta por una trama sencilla de buenos y malos que se desarrolla en paisajes exóticos, con personajes arquetípicos, algún giro realmente increíble, intriga y un final aleccionador.





jueves, 24 de abril de 2014

EL PRECIO DE LA VERDAD

The New Republic es una revista que compite con las grandes cabeceras estadounidenses a base de ofrecer a sus lectores información de interés seriamente contrastada y artículos de cierto nivel, huyendo de sensacionalismos y procurando mantener la independencia frente a los círculos de poder. Se precia de tener su presencia asegurada en el avión presidencial y de que sus opiniones, como mínimo, pueden ser tenidas en cuenta entre las personas que toman las grandes decisiones.
Entre sus redactores, cuya media no supera los 26 años, está Stephen Glass (Hayden Christensen), un joven y prometedor periodista de Washington, muy apreciado entre sus compañeros por su actitud servicial y cuyos artículos son celebrados por divertidos e ingeniosos cuando se debaten en el consejo de redacción.
Sin embargo, poco después de ser nombrado director Charles Lane (Peter Sarsgaard), una sombra se dibuja en el brillante futuro de Glass, existen serias sospechas de que un artículo suyo titulado "Hack Heayen", una historia de rabiosa actualidad sobre el mundo de los hackers informáticos, es fruto de la imaginación del periodista y no un reportaje sobre hechos y personas reales como fue presentado por la revista, que había confiado en las notas del autor como única prueba de la veracidad de lo que se contaba.


El guión se basa en el artículo que hizo Buzz Bissinger para Vanity Fair.
El protagonista de la historia, Stephen Glass, era redactor de plantilla de la prestigiosa revista de actualidad y política The New Republic y articulista asociado de publicaciones como Rolling Stone, Harper's Magazine y George, quien después de una extraña cadena de acontecimientos recogidos en el artículo de Buzz Bissinger publicado en septiembre de 1998 en Vanity Fair, vio como su fulgurante carrera se interrumpía.


La película supuso el debut como realizador de Billy Ray, experimentado guionista, pero que jamás se había puesto tras la cámara y yo creo que se nota, en el sentido de que está mejor escrita que dirigida.
Es cierto que el film no es nada fácil de llevar adelante, pues al estar basado en acontecimiento reales, el trabajo de contraste de informaciones supone una tarea ardua y más en este caso, cuando lo que se pone en solfa es el deficiente control de las fuentes.


Sin embargo el guión se nota muy bien trabajado, con una primera parte del film en el que se nos va definiendo la peculiar forma de ser del protagonista, aparentemente un ingenuo, con muchos gestos infantiles y con una tremenda necesidad de ser querido, siempre atento con sus compañeros, llevándoles café, con una palabra amable hacia el vestido o los pendientes de las compañeras; disculpándose cada vez que alguien pueda pensar que ha hecho algo mal... Sin embargo todo es fachada de una personalidad compleja.
En ciertos momentos, cuando Glass está intentando tapar sus mentiras con más mentiras, el film funciona como una especie de thriller.
Una pregunta queda abierta a la interpretación del espectador ¿por qué Glass hizo lo que hizo?, ¿era un vago o un mentiroso patológico o, simplemente, le fascinaba la idea de engañar a la gente haciéndole creer las historias que él fabricó? Seguramente la respuesta es una mezcla de todas esas razones.


El film es una especie de cuento con moraleja acerca de la debilidad de una profesión que se supone debe proteger nuestras libertades, pero que debe tener exquisito cuidado con el mantenimiento de su credibilidad. Si la pierde, quien les tiene como fuente fiable de opinión, pierden algo más que la fe en el periodismo.




martes, 22 de abril de 2014

IMPERIO (STEVEN SAYLOR)

Tras el éxito de su novela Roma, en la que Steven Saylor hace un recorrido por los 1.000 primero años de la ciudad del Tíber, el autor nos presenta esta especie de continuación en la cual, de la mano de la familia Pinario, también protagonista de la primera entrega, nos adentramos en los entresijos de la época dorada del Imperio, desde la muerte del divino Augusto hasta Antonino Pío, aproximadamente 150 años en la historia de la entonces capital del mundo civilizado.
La novela sigue centrada en la propia ciudad y lo que se nos cuenta de otros lugares es a modo de referencias.
El periodo tratado presenta al novelista un peculiar problema, pues si bien en la novela anterior, las fuentes son mucho más limitadas, son mucho más ricas en la variedad de personajes y situaciones, sin embargo en la época del Imperio, todo está referido al emperador de turno. La historia de Roma se convierte en la historia de sus emperadores. Teniendo en cuenta que Saylor lo que pretende, por encima de otras consideraciones, es mostrarnos la vida de la calle y de la gente, esta situación supone una cortapisa. Para obras que se centran en la figura de los emperadores, como el "Yo, Claudio" de Graves o las "Memorias de Adriano" de Yourcenar, la cosa pinta bien, pero cuando pretendes retratar la vida de las familias, las clases pudientes, el pueblo, la milicia, etc., te encuentras con que hay menos documentación sobre esos aspectos, la totalidad del poder se concentra en muy pocas personas y alrededor de sus vidas giran los tratados de la época, ya no hay un Escipión, ni unos hermanos Graco, ni un Espartaco; los consulados son cargos nominales igual que otros muchos y quienes los ejercen carecen de relevancia por sus propios méritos.
Saylor ha ido entresacando cosas de los escritos históricos de Suetonio, Tácito, los Plinio, Flavio Josefo; pero también de las obras de Virgilio, Horacio, Ovidio, Petronio, Séneca, Lucano, Quintiliano, Marcial y Juvenal, hallando en los poemas y obras dramáticas abundantes detalles e imágenes de la vida diaria.
El conjunto es una novela muy bien escrita, dinámica, intrigante en algunos pasajes y de lectura amena. Desde luego, para los no versados, es una magnífica oportunidad de adentrarse en el mundo de la Roma imperial, conocer cómo se vivia o como se sobrevivía, sobre todo en los periodos de incertidumbre y peligro real que supusieron los que transcurrían bajo el mandato de alguno de los emperadores, verdaderos paranoicos, como Domiciano, Nerón o Calígula.
A mí me ha gustado incluso más que la anterior novela, quizá porque ya sabía lo que quiere transmitirnos el autor y estaba más preparado y predispuesto para disfrutarlo.




lunes, 21 de abril de 2014

SEABISCUIT

Charles Howard (Jeff Bridges), es un adinerado hombre de negocios que representa el sueño americano por excelencia. Llegado a San Francisco con unos pocos dólares en el bolsillo, se da cuenta del potencial que representan los automóviles, suponen el futuro y vendiendo coches alcanza un más que notable éxito, ascendiendo rápidamente de condición social.
Un accidente de automóvil se lleva por delante a su único hijo, un pequeño de apenas 10 años, la madre del muchacho siempre culpará su marido del trágico accidente y acaban separándose. A pesar de su fortuna, Howard se siente un hombre acabado, sin incentivos, hasta que en una visita a México, conoce a Marcela Howard (Elizabeth Banks), una belleza morena de espíritu vitalista con la que acabará casándose. El amor de Marcela por los caballos, induce a Charles a entrar en el mundo de la competición hípica y decide buscar un entrenador y un caballo para disputar carreras.
El hombre elegido será un vaquero solitario y testarudo llamado Tom Smith (Chris Cooper), que comienza a buscar un caballo al que entrenar. Descubre a Seabiscuit, un caballo glotón y holgazán, postergado desde su nacimiento, demasiado pequeño para correr. El jockey que montará a Seabiscuit es Red Pollard (Tobey Maguire), un joven jinete de carreras frustrado y resentido, golpeado duramente por la vida y con un pasado familiar que le ha dejado marcado.
Este trío de personas casi desahuciadas, encontrará en el caballo, tan marcado como ellos mismos, el aliciente para seguir peleando en la vida.


El guión se basa en el best seller de Laura Hillenbrand "Seabiscuit. Más allá de la leyenda", que en su primera semana a la venta ocupó el número 8 entre los más vendidos y dos semanas después se encaramaba a la primera posición. Si la respuesta del público fue contundente, la de la crítica fue igualmente abrumadora: más de veinte publicaciones lo eligieron entre los libros del año, entre ellas los periódicos y revistas más prestigiosos de EE.UU.


La película comienza con unas imágenes documentales que apoyan las siguientes palabras:
Lo llamaban el coche para todos, el propio Henry Ford lo llamó el coche de la gran masa, era funcional y sencillo, como la máquina de coser o el horno de hierro, se podía aprender a conducirlo en menos de un día y se fabricaba en cualquier tono... en cualquier tono de negro. El primer modelo T concebido por Ford se tardó 13 horas en montar, cinco años después, de su fábrica salía un vehículo cada 90 segundos. Claro que el invento más importante de Ford no fue el coche, sino la cadena de montaje. Muy pronto otros negocios empezaron a aplicar esa misma técnica: montones de costureras se convirtieron en pegabotones, muchos ebanistas en operarios de maquinaria. Fue el nacimiento y la muerte de la imaginación, todo al mismo tiempo.
Unas frases que resumen el espíritu de aquello que nos va a narrar el film: El futuro está ahí, no podemos volver la espalda al progreso, pero tampoco debemos renunciar a los sueños.


El film nos lleva a los años de la Gran Depresión, cuando millones de norteamericanos se quedaron en el paro (una triste realidad para nosotros 90 años después), el país está plagado de perdedores, tres de ellos (cuatro, si contamos al caballo), se ven unidos por el destino en la persecución de un sueño imposible que llevarán adelante contra viento y marea. Como dice uno de los personajes, la gente creía que habíamos recogido un caballo y le habíamos curado y dado de comer, pero en realidad, fue él el que nos curó a nosotros.


Ambientada con detalle, con una fotografía brillante y un plantel de actores que cumplen bien en sus papeles, "Seabiscuit" es el retrato de la superación en tiempos difíciles y circunstacias adversas, la historia de las segundas oportunidades, la paciencia y la constancia, el trabajo y el cariño ensamblados para superar las zancadillas de la vida.


La banda sonora está firmada por Randy Newman, plagada de pasajes melódicos, con solos de flauta y trompeta a los que adicciona trozos de swing y música popular mexicana, con una melodía interpretada por el Mariachi Reyna de Los Angeles. Un trabajo de gran nivel que acompaña a la perfección la narración visual.


Laura Hillenbrand, la autora de la novela, es una apasionada de los caballos, lleva montando toda su vida y ha escrito sobre el tema en muchas revistas, incluso ha realizado crónicas de carreras.
El director Gary Ross es también un fan de las carreras de caballos. De religión judía, hay una anécdota que lo resume todo, pues les preguntó a sus padres si podía celebrar su bar mitzvah en un hipódromo.
Así que cuando comenzó la carrera para hacerse con los derechos del libro, Ross decidió llamar a Laura. Estuvieron dos horas al teléfono y la escritora apreció el entusiasmo de Ross por los caballos y comprendió que el cineasta sentía interés en la historia por las mismas razones que ella, y no sólo por el atractivo de resucitar la figura de un caballo sin futuro alguno y que se convirtió en el vencedor más popular de sus tiempos.


Seabiscuit se conviritó en un héroe para muchas personas en la Norteamérica de los años 30, a muchos de ellos les produjo algún beneficio a través de las apuestas, un dinero rápido y fácil en un momento en el que la gente estaba muy necesitada. Fue todo un fenómeno de masas y su desafío contra War Admiral, llevado a cabo en la pista de carreras de Pimlico, fue seguido a través de la radio por cuarenta millones de personas, en un día en el que muchas empresas concedieron horas libres a sus empleados para que pudieran seguir el evento.
Los aficionados al mundo de la hípica sabrán apreciar algunos detalles que al común del público le parecerán cosas inventadas o recursos del guión, pero que en realidad son cosas tomadas de la realidad.


Las escenas de las carreras, sin que supongan un hito cinematográfico, sí que fueron todo un desafío técnico que la realización ha resuelto con solvencia, consiguiendo algunos planos de relevante plasticidad.
La película se mueve constantemente en el filo de la sensiblería y de la lágrima fácil, pero sabe salir de la trampa cada vez que se aproxima peligrosamente a ella, sin llegar a caer en la misma en ningún momento.
Quizá hubiera quedado más redonda con menos minutos de metraje y si hubiera conseguido dar con el punto para acabar de emocionarte del todo. Entretenida, pero sin llegar a conseguir la empatía del espectador.
En el paddock del hipódromo de Santa Anita (California), se puede contemplar una estatua erigida en honor a Seabiscuit.


sábado, 19 de abril de 2014

REDENCIÓN



Una de las imágenes más señeras de la Semana Santa zamorana que este año, por aquello de las retransmisiones televisivas, ha procesionado, además de con su cofradía habitual, con la de la Vera Cruz, que es cuando pude tomar esta instantánea en la Calle Corral Pintado, fachada posterior del actual Museo Etnográfico de Castilla y León. El escudo en piedra que puede verse, corresponde a la entrada de la antigua Cárcel Real, construída en el siglo XVI y único resto que se conserva de la misma.
El grupo fue encargado por la cofradía de Jesús Nazareno al escultor valenciano Mariano Benlliure y el paso cuenta con otras dos imágenes, además de la de Jesús: Simón de Cirene que le ayuda a llevar la cruz, y María Magdalena que está postrada en el suelo. Es una talla tremendamente moderna para la época y el artista consiguió unos efectos de luz tan novedosos con el uso de diferentes maderas y la chapa de latón que añadió a la cruz, que todavía hoy despiertan admiración.
El paso fue bendecido el 31 de marzo de 1.931 y desfiló por primera vez la madrugada del Viernes Santo de ese año. Su autor le puso como título El Redentor camino del Gólgota, pero los zamoranos siempre lo han conocido por el más breve de Redención.
 
 
 

viernes, 18 de abril de 2014

LUTERO

Martín Lutero (Joseph Fiennes), es un joven que despunta por su inteligencia. Contradiciendo los deseos de su padre, abandona los estudios de leyes y decide seguir el camino espiritual ingresando en la orden de los Agustinos y consagrándose sacerdote.
Bajo la dirección de Johann von Staupitz (Bruno Ganz), alcanza cierta relavancia entre los miembros del monasterio. Von Staupitz, como muestra de confianza, le envía a Roma, donde Lutero descubre un mundo que no le gusta, quedando horrorizado por las prácticas corruptas de los funcionarios eclesiásticos, en particular la venta de "indulgencias", mediante las cuales los ricos podían comprar el perdón para una amplia variedad de pecados.
A su regreso de Roma, abandona el monasterio para estudiar teología en Wittenberg, en cuya universidad acaba enseñando, ganándose el favor de Federico III de Sajonia, conocido como Federico el Sabio (Peter Ustinov).
Cuando un nuevo Papa, León X (Uwe Ochsenknecht), asume el trono en el Vaticano, ordena la construcción de la Basílica de San Pedro. Para recaudar fondos, un monje ambicioso, Johann Tetzel (Alfred Molina), es enviado a vender indulgencias tanto a ricos como a pobres; Tetzel subraya, en sus predicaciones, los terribles suplicios que esperan en el otro mundo a quienes no aflojen el bolsillo en éste. Un Lutero enfurecido escribe sus famosas "95 tesis" (el título en realidad, es Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum), clavándolas, de acuerdo a la tradición, en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg el 31 de octubre de 1517. Gracias a la reciente invención de la imprenta, las palabras de Lutero pronto circularon por toda Europa, dando lugar a un conflicto que amenazaba con romper la iglesia en dos.

 
El guión se basa en la biografía de Martín Lutero, padre de la reforma protestante. Algunos hechos son transformados, si bien es cierto que, a grandes rasgos, respeta lo que los libros de historia nos narran sobre los acontecimientos que convulsionaron el orbe cristiano a principios de XVI.
La película está coproducida por la "Thrivent Financial for Lutherans".

 
El film nos presenta a un personaje atormentado, cuya familia está decepcionada por haber escogido el camino eclesiástico en lugar de dedicarse a la leyes. Lutero está obsesionado con el diablo y sus tentaciones, pero es, al mismo tiempo, un personaje tremendamente inteligente que se cuestiona, no ya las enseñanzas de la Iglesia, sino la manera de proceder de sus representantes. Su idea es la de un Dios bueno y misericordioso, en lugar del ser despótico y vengativo que presenta la doctrina oficial.
Cuando escribe sus tesis, no es consciente del revuelo que van a armar, en primer lugar por su difusión, algo totalmente inesperado y, después, por sus repercusiones políticas y sociales que obligarán a Lutero a tener que explicarlas de nuevo en vista del cariz violento que están tomando los acontecimientos que se desarrollan al socaire de sus ideas.
 
Una magnífica fotografía y una banda sonora que se apoya en la música sacra y en los aires populares del renacimiento alemán, acompañan a la excelente ambientación que es de lo mejor del film.
Quizá una de las cosas más interesantes de la película es lo relativo al personaje de Federico de Sajonia, un papel interpretado por Peter Ustinov en la que sería su postrer intervención en la pantalla. El gran actor está soberbio, una vez más, en una actuación llena de matices.
Película que sostiene un buen ritmo narrativo, entretenida, muy didáctica, pero sin resultar descaradamente doctrinaria aunque, lógicamente, arrime el ascua a su sardina.

 
La realización es correcta para un film cuyo visionado no está de más, sobre todo porque nos narra unos acontecimientos en los que nos vimos involucrados a través de Carlos V y lo hace desde "otro punto de vista".
A mí me ha resultado muy interesante y, además, entretenida.
 
 
 
 

jueves, 17 de abril de 2014

EL PRUSIANO QUE DERROTÓ A NAPOLEÓN

Que la derrota de Napoleón en Waterloo significó el fin de su época gloriosa, es sabido, aunque los aficionados a la Historia conocen que la resolución de la batalla a favor de un bando u otro, fue incierta y que quien inclinó la balanza en el momento crucial, fue la carga de caballería liderada por un general prusiano que antes había sido húsar. Este general fue Gebhard Leberecht von Blücher, que con aquella acción evitó que las líneas prusianas fueran quebradas y dio la victoria final al duque de Wellington.
Pero Blücher, que a la sazón rozaba la setentena, al parecer estaba algo tocado del coco, aparte de ser un jugador compulsivo, era tenido por un desequilibrado y hacía "cosas raras", propias de un paranoico, como desplazarse de puntillas o saltar para no quemarse los pies, en el convencimiento de que los franceses habían sobornado a sus servidores para que calentaran el suelo de la habitación.
Los verdaderos comandantes en la sombra del ejército prusiano eran Scharnhorst y Gneisenau, dos de sus hombres que sí tenían en mente la aniquilación de Napoleón Bonaparte y apuntalaban a Blücher para que su desequilibrio mental no terminara en tragedia para sus tropas.
Blücher murió el 12 de septiembre de 1819 poniendo con su muerte fin a un estilo de líder militar más propio de épocas anteriores que cargaba sable en mano al frente de sus tropas en contraposición con la nueva generación de jefes militares de estado mayor más burocratizados.
 
 
 

miércoles, 16 de abril de 2014

COLD MOUNTAIN

El 30 de julio de 1864, el ejército unionista de los EE.UU., hizo saltar por los aires las fortificaciones que las tropas del sur habían levantado en los alrededores de la ciudad de Petersburg, lo que en principio supuso, además de las consiguientes bajas, el desconcierto de los defensores, circunstancia que no fue aprovechada por los sitiadores que se empeñaron en atacar de frente las defensas, cayendo en uno de los fosos que estaban preparados para repeler los ataques, donde quedaron atrapados en manifiesta desventaja. Uno de los defensores es el soldado Inman (Jude Law), que resulta herido de gravedad y enviado a un hospital para recuperarse de sus heridas. Allí recibe una carta de su prometida, Ada Monroe (Nicole Kidman), que le espera en el pueblecito de Cold Mountain, en Carolina del Norte, sobreviviendo en duras condiciones, en buena parte gracias a la ayuda de Ruby Thewes (Renée Zellweger), una joven montañesa que será clave a la hora de que Ada, educada como una señorita y sin tener conocimientos prácticos para desenvolverse en la vida, se transforme y aprenda a desempeñarse en el nuevo ambiente que la guerra y la muerte de su padre la ha deparado.
En la carta, Ada suplica a Inman que regrese junto a ella. Éste decide desertar y se fuga del hospital, emprendiendo un largo viaje hasta Could Mountain en el que su vida estará en juego.


El guión adapta la novela del mismo título de Charles Frazier y aunque contó con el visto bueno de Frazier, es evidente que hay muchas diferencias entre la película y la novela que obligan a hablar de creaciones distintas. Anthony Minghella se quejaba de que no podía abarcar en dos horas y media toda la riqueza de matices que emanaba de una lectura detenida de la novela. De hecho, por cada minuto que vemos en la pantalla, se rodaron, nada menos, que 60 minutos de película.


El argumento tiene una clara lectura en clave mitológica que quienes hayan leído la novela tendrán aún más claro, pues Frazier hace menciones explícitas al mundo griego, mientra en la película, el espectador no adentrado en ese mundo de la cultura clásica, puede que ni siquiera detecte los innumerables paralelismos entre el viaje de Inman y el relato de Ulises. Y es que el film, contiene casi todos los ingredientes, adaptados, por supuesto, que vemos en la obra de Homero: El soldado que va a la guerra y deja en casa a su amada previendo una corta separación que se traduce en largos años; el peligroso viaje de regreso, salpicado de aventuras, con muchos personajes arquetípicos; el ciego que adivina las intenciones de Inmman en el hospital (como Tiresias con Ulises); ese mismo hospital convertido en un trasunto del Hades; las sirenas que encantan al viajero y a su compañero (el episodio en el que son apresados por las milicias locales); la travesía del río, donde ha de dar dinero a la barquera (Caronte y la moneda que se pone en la boca de los muertos); la anciana que le da cobijo y comida mientras se recupera de sus heridas (¿Nausicaa?); y para colofón, cuando se reencuentra con Ada, ésta no le reconoce a primera vista y el protagonista ha de enfrentarse a sus rivales, igual que ocurre en la Odisea cuando Ulises llega a casa.


Solamente hay una escena bélica en la película, la recreación de la llamada Batalla del Cráter, que hemos referido al principio, pero resulta suficiente para que el espectador perciba claramente la barbarie desatada entre ambos bandos contendientes.
Muchas de las escenas posteriores, sobre todo las referidas a la crueldad de las milicias locales, acaban de dar ese aire antibélico al film que se posiciona de forma contundente en este aspecto.


Con una maravillosa fotografía que nos muestra los supuestos paisajes naturales de Carolina de Norte (en realidad estamos en Rumanía) y una banda sonora en la que la mayor parte de las canciones insisten en el tema del regreso del héroe. Así, letras como You walk unscathed, no ploughman’s blade will cut thee down. No cutler’s horn will mark thy face. I’ve gone to find my ain true love, o I know my pathway is rough and steep... I’m going home to see my father, I’m going home no more to roam.
De las actuaciones, me van a permitir que deje a un lado a los dos protagonistas principales y destaque la actuación de todos y cada uno de los secundarios, maravillosos, y son muchos, grandes interpretaciones, algunas con apenas diálogos, pero tremendamente profundas, comenzando por Donald Sutherland y Renée Zellweger, con un papel, el de ésta, sin el cual la película no sería lo mismo y perdería gran parte de su frescura e interés.
Un film de esos que, yo personalmente, no tengo inconveniente en ver más de una vez.

 
 
 

martes, 15 de abril de 2014

PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

Ya se ha comentado aquí alguna vez la debilidad que tiene el parlamento español de legislar a troche y moche, dando la impresión de que hacen para que parezcan que hacen, pero en realidad no hacen nada, sino enredar la madeja y volver loco al ciudadano.
De las últimas cosas que han alumbrado es la futura Ley de Defensa de los Consumidores, cuyo proyecto ya ha sido puesto en solfa por las asociaciones de consumidores nada más hacerse público y con razón, creo yo. Las leyes, cuando se hacen, hay que procurar hacerlas bien, pues cambiarlas lleva su tiempo y no se puede estar legislando a golpe de fallo o de enmienda, sería el cuento de nunca acabar y la desprotección absoluta del ciudadano que no sabría qué está vigente y qué no.
Los dos fallos principales de esta Ley son la falta de sanciones a las empresas incumplidoras y la ambigüedad.
Y es que si no se imponen contraprestaciones económicas cada vez que una empresa de telefonía, por ejemplo, cambia la tarifa a un cliente sin avisarle o le cobra servicios que no ha pedido, la compañía seguirá haciéndolo porque le sale barato, como señalaba un portavoz de Facua, y es que, desde luego, si no hay multas disuasorias, estas leyes no sirven para nada.
En cuanto a la ambigüedad, un ejemplo de los varios que hay: El texto establece que las líneas habilitadas por las empresas para comunicarse con sus clientes (habitualmente con el prefijo 902) no podrán suponer un coste superior a la tarifa básica, pero no especifica qué se considera tarifa básica. Con la variedad de contratos que hay ahora en el mercado de la telefonía, es imposible saber qué es una tarifa básica.
¿Creen ustedes que se trata de que las asociaciones de consumidores son unas protestonas y no hacen sino dar la lata? Pues va a se que no y que tienen razón en sus quejas, cuando desde la Unión Europea, le han dado un tirón de orejas al Gobierno español precisamente por el débil sistema sancionador de la futura Ley de Comercio Electrónico que entrará en vigor en junio.
Como señalan desde la OCU, tenemos mucha legislación sobre consumo, pero falta control.
 
 
 

lunes, 14 de abril de 2014

EL GRAN HOTEL BUDAPEST

Narra las aventuras de Gustave H. (Ralph Fiennes), legendario conserje del Gran Hotel Budapest, famoso establecimiento europeo del período de entreguerras, y de Zero Moustafa (Tony Revolori), un botones al que Gustave decide enseñar el oficio y acaba convirtiéndose en su amigo más leal.
Acudiendo al flashback, un ya maduro Moustafa (F. Murray Abraham), rememora sus recuerdos ante un escritor hospedado en el hotel. La historia incluye el robo y recuperación de una pintura renacentista de incalculable valor que ha sido legada por Madame D. (Tilda Swinton) a monsieur Gustave, pero Dimitri (Adrien Brody) familiar de la difunta, se opone a que la joya más preciada salga del clan. Gustave, a instancias de Zero, se hace con el cuadro y lo oculta, mientras se entabla una frenética batalla por la fortuna de Madame D. Denunciado por Dimitri, Gustave es detenido e ingresa en prisión.
Asistimos también al inicio de la más dulce historia de amor entre Zero y Agatha (Saoirse Ronan), empleada de una exclusiva pastelería, que ayudará a Zero a preparar la fuga de Gustave.
Como telón de fondo, un continente que está sufriendo una rápida y drástica transformación, en tanto se ve sumido en un conflicto armado.


El guión del film se basa en algunos textos del escritor austriaco Stefan Zweig, un personaje peculiar con una curiosa biografía, muy conocido en la década de los 30 del pasado siglo, cuya obra ha ido cayendo en el olvido y que fue uno de los primeros en oponerse a la escalada bélica alemana, enfrentándose con convicción al nazismo del que estaba seguro que acabaría extendiéndose por todo el mundo, algo que le llevó a tomar la decisión de suidcidarse.


La película recuerda mucho a las películas de la época del cine mudo, con ese ir y venir incesante de los personajes que acaba por producirnos un dulce mareo, sin solución de continuidad, en el que las escenas se suceden frenéticamente, a veces de forma disparatada.
La estética de colores llamativos, exuberante, y deliberadamente kitsch, junto a una espléndida banda sonora de uno de los más destacados compositores del cine actual, Alexandre Desplat (del que hemos hablado aquí hace poco a propósito de La joven de la perla), complementan a la perfección una historia atractiva y divertida.


Original, entretenida, con un plantel, en el que si bien es cierto que algunos tienen fugaces intervenciones, se reúnen, nada menos, que diecinueve nominados al Oscar, la película ofrece ese sabor del producto bien hecho, cuidada en sus más mínimos detalles, con encuadres estudiados, planos maravillosos, decorados magníficos y la sensación de que uno ha visto algo distinto que ha merecido la pena.

jueves, 10 de abril de 2014

LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DÍAS

En ocasiones vemos a Julio Verne como ese autor visionario que adelantó avances de la humanidad que sólo se harían realidad en el futuro, o como ese escritor que "inventaba" artilugios que no existían, cosa inexacta de todo punto, pues lo que hacía era elucubrar sobre aparatos existentes y sus posibles aplicaciones, dotándoles, a veces, de propiedades que aún no estaban desarrolladas.
Pero hay otro Verne, el gran escritor, el novelista de gran capacidad literaria y de una técnica y estilo de primer nivel. Quiero imaginar lo que debió suponer esta novela en su momento, porque ahora tenemos una idea contaminada, por así decirlo, ya que todos la conocemos de sobra, sabemos de qué va, cómo acaba y, más o menos, las cosas que ocurren durante el viaje de los protagonistas, aunque sólo sea por la famosa serie de dibujos animados. Y es que estamos hablando de una de las dos obras más conocidas del autor francés de la que se han hecho todo tipo de adaptaciones a los diversos medios de expresión artística.
Pero si, por un momento, fuéramos capaces de sustraernos a lo que ya sabemos, podemos suponer lo que para alguien que no supiera nada de ella, supondría descubrir este relato que, como novela de aventuras, lo tiene todo. 
La historia es simple: Phileas Fogg realiza una apuesta con algunos de los notables y refinados miembros del Reform-Club, él sostiene sin titubear que es capaz de atravesar el mundo entero en apenas ochenta días, tiempo que para dicha época constituía una velocidad inusitada. Sus colegas de club aceptan gustosamente la propuesta, aún cuando les parece que juegan con ventaja, pues la consideran alocada e irrealizable, y de esta forma comienza el itinerario alrededor del mapamundi. Hay que destacar que el apostador ponía en juego la mitad de su fortuna, dado que preveía gastar el restante cincuenta por ciento en las vicisitudes del, para toda la sociedad londinense, “inejecutable proyecto”.
Los viajeros recorren lugares tan diversos y fascinantes como Suez, Bombay, Calcuta, la isla de Singapur, Hong-Kong, Yokohama, San Francisco y Nueva York, con los consiguientes apuntes geográficos y culturales que va introduciendo el autor y que demuestran, una vez más, sus amplios conocimientos.
Los dos protagonistas, Phileas Fogg y su criado Passpartout, son pintados por el autor a la manera cervantina, como el agua y el aceite, caracteres totalmente diferentes que enriquecen y dan dinamismo al relato. Fogg es un gentleman que habita en el Londres de fines del siglo XIX, un hombre metódico en sus actos, ordenado hasta en lo más ínfimo, enigmático y excesivamente puntual, flemático y distante, de vida sistemática y monótona, pero sobre todo, dueño de un corazón solidario y generoso que muchas veces le cuesta descubrir. Passpartout aparece como el personaje cómico que con frecuencia habita las novelas de aventuras. Con un pasado señalado por la multiplicidad de ocupaciones (cantor ambulante, artista de circo, profesor de gimnasia y sargento de bomberos), este francés es un verdadero trotamundos de carácter simpático, trato afectuoso y cortés, auténtico bonachón dispuesto a ser útil.
Verne logra ir contagiando al lector de la tensión propia, originada por la duda de si llegará o no a tiempo de ganar su apuesta, algo que nos pone sobre ascuas en más de una ocasión por las contrariedades que surgen en el camino. Además, realza esa intriga con la introducción de un personaje, Fix, agente de policía, que persigue a Fogg de manera implacable, en la creencia de que se trata del autor de un robo al Banco de Inglaterra y que, cuando el viaje llega a su fin, de regreso a Gran Bretaña, pondrá el último y definitivo obstáculo en la carrera del gentleman que creíamos concluída con éxito. Pero Verne se saca de la manga ese final maravilloso, última vuelta de tuerca de los acontecimientos increíbles que hemos ido viviendo y que proporcionan al relato el colofón que merece una novela de este nivel.




miércoles, 9 de abril de 2014

SOLDADOS DE SALAMINA

Lola (Ariadna Gil), es profesora universitaria y colaboradora de una publicación periodística a la que envía sus artículos.
Lola escribió una novela en el pasado, pero ahora se siente incapaz de volver a escribir un libro, es una de sus frustraciones. En el periódico le han pedido que escriba algo relacionado con la Guerra Civil española, ella, por medio de un conocido, tiene acceso a la increíble historia del fusilamiento de Rafael Sánchez Mazas (Ramon Fontserè), escritor y político falangista, cautivo de los republicanos durante la guerra y que el 30 de enero de 1939, con la guerra casi acabada, fue conducido, junto a otros prisioneros, a un bosque en los alrededores del monasterio de Santa María de Collell para ser fusilado, pero aprovechando la confusión del momento, salió huyendo. Cuando salen en su persecución y en la de otro fugado, uno de los soldados da con Sánchez Mazas que se ha refugiado en un hoyo, después de mirarse ambos y ante las preguntas de otros compañeros de si hay alguien ahí, el soldado responde: Aquí no hay nadie, y se da la vuelta sin disparar al prisionero fugado.


El guión se basa en la novela del mismo título del escritor Javier Cercas editada por Tusquets.
Con respecto al eterno dilema de si una película que se basa en un texto literario debe respetarlo o no, apuntar que Fernando Trueba, apuesta por un camino intermedio. Él mismo ha señalado que para ser fiel al espíritu de la novela, la película debe alterar el texto y respetar la esencia. En fin, ya digo que esa es la eterna cuestión.


El trabajo de documentación se ve que no ha sido demasiado exhaustivo, por poner un ejemplo, se atribuye a José Antonio Primo de Rivera la famosa frase del filósofo alemán Oswald Spengler "al final es siempre un pelotón de soldados quien salva la civilización". Una cosa es que José Antonio la utilizara como cita en alguno de sus discursos y otra cosa es que fuera de él. Como esta, hay más cosas a lo largo del film que denotan, a mi modo ver, lo superficial del trabajo previo.
Aparte de esas cuestiones, que ya le previenen a uno, la intención del film no está mal: destacar a los héroes anónimos por encima de aquellos a quienes les serán dedicados calles y monumentos en pueblos y ciudades, aunque al final, resulta un tanto sesgada, parece señalar que los buenos eran unos y los malos, ya sabemos quiénes, ensalzando como heroicidad el hecho de no matar a alguien. Creo, en ese sentido, que el argumento se va inclinando del lado que le interesa. 
Una de las mayores tragedias de la Guerra Civil, fue el ensañamiento con la población no combatiente, en ambos bandos se cometieron verdaderas purgas por motivos políticos, pasando por las armas a cientos de personas por el delito de pensar diferente, incluso sólo por ayudarles o por ser familiares de un personaje destacado. Las atrocidades del bando vencedor las hemos conocido con el paso de los años, aunque en el sentir popular estaban presentes, las del bando republicano son conocidas de sobra por haber sido aireadas por la propaganda del régimen. Al final, lejos del respeto a las convenciones internacionales para con los prisioneros de guerra, estos civiles eran tratados como mercancía y su vida y destino estaban sometidos al albur del cacique de turno, muchas veces auténticos psicópatas sanguinarios.
Como dice uno de los personajes del film: Las guerras siempre las pierden los mismos.


Para mi gusto, lo mejor de todo es la interpretación de Ariadna Gil, que sabe transmitirnos el complicado mundo interior de la escritora protagonista y su evolución con respecto al tema de la Guerra Civil, la misma que vamos teniendo nosotros, pasando del interés por los grandes acontecimientos a dar importancia a las pequeñas historias de los seres anónimos que sufrieron en sus carnes lo peor del conflicto y para quienes no habrá reconocimiento, sólo olvido.