lunes, 31 de mayo de 2021

MINARI

 


Anhelando poseer una pequeña parcela de tierra y ser algo más que un simple sexador de pollos, el ambicioso Jacob Yi (Steven Yeun), traslada a su familia coreano-estadounidense, compuesta por la escéptica esposa, Monica (Yeri Han), y sus hijos, David (Alan S. Kim) y Anne (Noel Cho), desde California a las zonas rurales de Arkansas en los años 80, para comenzar de nuevo y alcanzar el escurridizo Sueño Americano. Sin embargo, los nuevos comienzos siempre constituyen un desafío, y descubrir qué es lo mejor para la familia y, mucho más, poner en marcha una granja de 50 acres para cultivar y vender frutas y verduras coreanas, es más fácil de decir que de hacer. Pero, en medio de promesas sinceras, malestar cultural, esperanzas fugaces y la amenaza constante del desastre financiero, Jacob está convencido de que ha encontrado su propia porción del Edén en la tierra rica y oscura de Arkansas.


Minari no es un nombre común, al menos para la cultura occidental. Pero si nos trasladamos a la oriental, veremos que están un poco más familiarizados con el término. Conocido también como perejil japonés o apio chino, es un vegetal que, una vez muere y llega su segunda temporada, renace y crece aún con más fuerza. Según Lee Isaac Chung, realizador y guionista del film, “hay un elemento de eso en la película, porque crece de manera muy expansiva sin necesidad de muchos cuidados. Es una planta poética en cierto modo para mí”. 
La actriz Yuh-Jung Youn, que interpreta a Soonja, la abuela sabia de la familia en la película, sostiene que también el Minari tiene diferentes usos en la cocina según se vaya combinando con otros alimentos. Pero remarcó que no tiene un aroma muy rico. “Es maloliente” afirma.


Como ha reconocido el realizador, la película tiene mucho de autobiográfica y el añadido al título que se le puso en España, "Historia de mi familia", es acertado, pues en ella cuenta sus propias experiencias como niño de una familia coreano-estadounidense que vivió situaciones similares. 
Es un film con un cierto tono intimista y reflexivo en el que se nos narran cosas cotidianas, nada extraordinario, como mucho pequeños héroes anónimos, luchadores sencillos, como tantos y tantos, porque la vida misma plantea un diario desafío, sobre todo ante imprevistos y ante situaciones que pueden antojarse nimias pero que suponen un gran obstáculo para quienes las sufren en ese momento. El film reposa básicamente en los personajes, aunque técnicamente esté bien hecho y su fotografía sea más que digna, tampoco es que se dedique a sacar demasiado partido del paisaje o el entorno, aunque cuando lo hace, lo haga con gusto, así que es la historia en sí misma y la de quienes la protagonizan lo que destaca del film, descollando esa relación entre abuela y nieto, cada vez más estrecha y afectuosa partiendo del absoluto rechazo del niño por una abuela que, para él, no lo es tal, pues no sabe hornear galletas, dice palabras malsonantes y viste ropa interior de hombre. Ambos son un encanto y los tiras y aflojas entre ellos, con ese tratamiento humorístico que los preside, resultan entrañables. 
Por oposición, el matrimonio se va alejando cada vez más, sus visiones contrapuestas les empujan en contrarias direcciones. Él convencido de que su sueño de haber encontrado el Edén en la Tierra, va a ser una realidad y ella, más pragmática, abogando por no endeudarse y sacar adelante a su familia en un entorno más seguro como el que les ofrecía California, de donde han venido para embarcarse en una aventura a la que no le ve futuro. Y de fondo, el desmontaje del Sueño Americano, algo que se convierte en una especie de entelequia para muchos y que solo alcanzan unos pocos, precisamente a los que se pone de ejemplo entre sus defensores. Pero, ¿cuántos no lo alcanzan y se ven devorados por el implacable sistema? Y algunos de los que lo hacen, es a costa de dejar su vida entera para que, en el mejor de los casos, sea la siguiente generación quien lo disfrute o, quien haya de seguir peleando por no perder lo poco que han conseguido en relación a lo mucho que han invertido en tiempo, dinero y salud. Entiendo a quienes esta película no les diga demasiado, de hecho pasó sin pena ni gloria por la SEMINCI vallisoletana, pero para otros muchos supone una pequeña joya, un relato sin estridencias del día a día de una familia normal en un ambiente no siempre amable, pero tampoco hostil, al menos no más que para otros tantos y, aunque plantea el problema de la diferencia de culturas, lo hace sin melodramas y sin buscar confrontaciones que molesten al espectador. 
Yo creo que es una película sencilla, pero no simple, con algo poético en su construcción sin caer en la pedantería y de la que se puede disfrutar, como se disfruta de las pequeñas cosas cuando se consigue apreciar lo mucho que encierran dentro.




domingo, 30 de mayo de 2021

¡JO, QUÉ NOCHE! (AFTER HOURS )

 


Al finalizar su jornada laboral Paul Hackett (Griffin Dunne), un solitario programador de una compañía de informática, se ve envuelto en una serie de extrañas circunstancias que le llevan a un barrio de Nueva York en el que no sabe moverse. Allí vivirá una interminable y alocada noche intentado regresar a su casa en el Upper East Side.


A estas alturas aún hay quien piensa que Scorsese solo sabe hacer películas cuando trata sobre la mafia. Se olvidan de Taxi driver, por citar tan solo un ejemplo o ni siquiera han oído hablar de films como el que hoy traemos a colación.


Es cierto, al menos a mi juicio, que se trata de una obra menor en el conjunto de su obra, esta historia sobre las desafortunadas vicisitudes que vive este apocado yuppie en su alucinante viaje al Soho neoyorkino. Él solo pretende llevarse a la cama a Marcy (Rosanna Arquette), una chica que no parece muy equilibrada a la que ha conocido por pura casualidad en una cafetería, pero desde que pierde su billete de 20 dólares en su viaje en taxi, el único dinero que llevaba encima, comenzará su esperpéntica aventura que empieza cuando conoce a la enigmática compañera de piso de Marcy, una escultora llamada Kiki (una jovencísima Linda Fiorentino), pasando por los variados y peculiares personajes y situaciones que van apareciendo y acabando por ver peligrar su vida literalmente. Todo narrado con un ritmo que no encuentra pausa y teñido de un negrísimo humor. Situaciones llevadas al extremo, puras caricaturas que, sin embargo, nos harán correr al lado del angustiado protagonista, para lograr salir del atolladero a que nos van llevando la serie de erradas decisiones que va tomando, en ocasiones llevado de absurdas coincidencias que son pura mala suerte. 
Una de esas películas que nos da la impresión de que los grandes realizadores acometen cuando no tienen nada mejor entre manos, pero que, sin apenas quererlo, les sale una cinta impregnada de ese genio que llevan dentro. Cuando acabamos de verla, se nos han quitado las ganas de salir a pasar una noche loca buscando un ligue fácil que alegre un poco nuestras vidas y solo deseamos regresar a nuestra zona de confort y disfrutar de esa monotonía que adorna nuestras vidas y que solo sabemos apreciar cuando el mundo se nos vuelve del revés.




sábado, 29 de mayo de 2021

CHICOS BUENOS

 


Después de ser invitados a su primera "fiesta del beso", organizada por el más popular de sus compañeros de secundaria, tres buenos amigos, Max (Jacob Tremblay), Lucas (Keith L. Williams) y Thor (Brady Noon), destrozan por casualidad un dron que tenían prohibido tocar. Para reemplazarlo, se ausentan de clase y toman una serie de decisiones erróneas, involucrándose en un caso que incluye drogas y policía.


A veces uno se ve en situaciones comprometidas por culpa de haber tomado malas decisiones y cosas que se podrían solucionar simplemente con reconocer un error y pedir disculpas a los posibles afectados, se van enrevesando de manera que echamos de menos no haber puesto fin a aquello cuando no era más que un asunto de importancia menor que hemos convertido en un gran problema al tratar de arreglarlo. 
Algo así les ocurre a los tres protagonistas de la historia que, entre su inexperiencia y la casualidad desafortunada, observan como su problema va tomando dimensiones que se les van totalmente de las manos.


La película tiene un objetivo primordial: Divertir. 
A partir de esas premisa que logra en muchos momentos del film con gags y chistes graciosos que nos arrancan una sonrisa, incluso alguna carcajada (muchas, a los adeptos a este tipo de producciones), el film también nos envía un mensaje sobre la amistad y sobre algunas de las situaciones que, a posteriori, vemos como graciosas, que se producen en esa época de nuestras vidas que llamamos preadolescencia, en la que llegamos a creer que sabemos mucho y, realmente, no sabemos nada y muchos de esos problemas (vistos después son problemillas), vienen de ese no ser ni una cosa ni otra, hemos sido expulsados de la infancia y aún no se nos permite ingresar en la adolescencia. 
Entretenida y, por momentos, graciosa.




viernes, 28 de mayo de 2021

CASINO

 


Las Vegas, 1973. Sam "Ace" Rothstein (Robert de Niro), un profesional de las apuestas, es el eficaz director de un importante casino que pertenece a un grupo de mafiosos. Su misión es controlar el funcionamiento del negocio y garantizar que la corriente de dinero que va a parar a manos de sus jefes siga fluyendo. Las Vegas es un lugar ideal para millonarios y políticos, pero es también lugar de paso de tahúres, prestamistas, traficantes de drogas y matones. Un día el violento Nicky Santoro (Joe Pesci), al que sus jefes han encargado que cuide de Sam, llega a Las Vegas con la intención de quedarse.


El guión adapta la novela Casino. Love and Honor in Las Vegas, de Nicholas Pileggi y está escrito por el propio autor de la novela y el realizador del film Martin Scorsese. Se da el caso curioso de que Pileggi y Scorsese habían acordado adaptar la novela cuando aún no estaba concluída, de hecho, Pileggi la acabó de escribir cuando el rodaje ya había comenzado.
El libro tiene algo de reportaje, ya que Pileggi entrevistó a algunos de los personajes que aparecen (con los nombres cambiados). Crónica y documento de los métodos mafiosos y del impulso destructor del ser humano, pues el negocio estaba pensado para que todo fuera como la seda y, entre todos, como dice uno de los personajes, lo mandaron al infierno. Y es que Santoro, lejos de cumplir de forma estricta las instrucciones de sus jefes de velar por las actividades de Rothstein, comienza a desarrollar sus propias actividades delictivas, formando una banda de extorsionadores, atracadores y asesinos, con lo que se convierte en un problema (y ya sabemos cómo se resuelven los problemas en estos ambientes). Por si fuera poco, la hermosa mujer de Rothstein, Ginger McKenna (Sharon Stone), acaba liada con Santoro. Si lo aderezamos con su buena dosis de crímenes, problemas legales y financieros, drogas, armas y sexo, tenemos un más que suculento menú.


La película tiene unos cuantos ingredientes de esos que la convierten en algo diferente: Una buena historia muy bien contada, interpretaciones a la altura y un ritmo narrativo que hace que sus casi tres horas de duración no se hagan largas, sino todo lo contrario. 
A esa voz en off que aparece en otras películas de Scorsese, en esta ocasión, el realizador une una segunda voz, la de Nicky Santoro, que no solo complementa la del protagonista, sino que nos ofrece otro punto de vista, en ocasiones incluso dentro de la misma secuencia, un recurso que da viveza a la narración pero que hace más complicada la labor de montaje que, por cierto, está muy conseguida. También resulta muy interesante ese tono documental que tiene en unas pocas escenas en que se nos cuenta cómo se desenvuelve la mafia en sus negocios, los trucos de los que echan mano y toda una pléyade de recursos que les hacen ir por delante de la policía. Todo esto lo cuenta con un cierto aire humorístico y de una manera que resulta muy atractiva para el espectador. 
Un film que te atrapa desde la primera escena, seguida por los títulos de crédito, las imágenes y la música que los acompañan, el último trabajo del mítico Saul Bass, en este caso junto a su esposa Elaine, para algunos de las mejores escenas de apertura de una película en las que sabe captar todo el espíritu del film, en el que Ace se eleva y cae dentro del ardiente purgatorio de Las Vegas. Entre su ascenso y descenso, las llamas se disuelven en un montaje de luces de neón surrealistas que capturan el palpitante asalto de la ciudad a los sentidos.




jueves, 27 de mayo de 2021

LAZOS DE SANGRE (BLOODLINE)

 


Sam Roffe, presidente de una corporación farmacéutica multinacional, muere mientras escalaba una montaña. Primero se determina que fue un accidente, pero el inspector Max Hormung (Gert Fröbe) deduce que Roffe fue asesinado. La hija de Sam, Elizabeth (Audrey Hepburn), asume el control de la empresa y, mientras viaja por Europa, también se convierte inmediatamente en un objetivo. La sospecha recae sobre los primos de Roffe, todos los cuales quieren hacer negocio con la empresa y sacarla a bolsa para poder vender sus acciones con una sustanciosa ganancia. Como esto iría en contra de los deseos de su padre, Elizabeth rechaza sus consejos y decide dejar la compañía dentro de la familia. Mientras el inspector Hormung investiga los antecedentes de los primos, se cometen más atentados contra la vida de Elizabeth. Con la esperanza de revelar quién es el culpable, Hormung consigue conectar estos intentos con una serie de asesinatos de prostitutas, que se registran en películas snuff.
Quizá lo más llamativo de esta película es su cartel, plagado de estrellas de talla internacional, aparte de los ya citados, encontramos nombre como Ben Gazzara, James Mason, Claudia Mori, Irene Papas, Romy Schneider u Omar Sharif, entre otros. Pero no solo son los actores, también encontramos a Ennio Morricone, autor de la banda sonora o Terence Young, realizador del film, muy conocido por haber dirigido las primeras entregas de James Bond (Agente 007 contra el Dr. No, Desde Rusia con amor y Operación Trueno) o filmes como Sola en la oscuridad
El guión adapta la novela del mismo título del norteamericano Sidney Sheldon


Pero es justamente ahí, en los nombres, donde se acaban todos los atractivos de la película. Una lástima ver actores y actrices de tanto renombre desaprovechados en una historia típica de "¿Quién es el asesino?", carente de alma, con un soso desarrollo y situaciones que van desde lo previsible hasta lo sonrojante por cómo está planteada y su pobrísimo devenir.




miércoles, 26 de mayo de 2021

SAINT JACK, EL REY DE SINGAPUR

 


Jack Flowers (Ben Gazzara), un estadounidense que intenta hacer su fortuna en la década de 1970 en Singapur con el proxenetismo, sueña con ganar dinero dirigiendo el negocio y poder regresar a los Estados Unidos para llevar una vida de lujo. Inteligente y hábil en las relaciones con los demás, entabla amistad con William Leigh (Denholm Elliot), un decente inspector de cuentas que viaja a Singapur todos los años. En última instancia, el trasfondo de la guerra de Vietnam entra en escena cuando la CIA le ofrece a Jack la oportunidad de dirigir un burdel para los soldados estadounidenses con licencia en Singapur.


Producida por Roger Corman, el guión adapta una novela de Paul Theroux, que participa también en la elaboración del mismo, junto a Howard Sackler y el realizador del film Peter Bogdanovich.
 

Con esa naturalidad con que solo los grandes consiguen hacer sus trabajos, Peter Bogdanovich nos trae una historia aparentemente trivial y sencilla que tiene bastante más fondo del que pueda aparentar. Protagonizada por Ben Gazzara, un buen actor que no alcanzó la relevancia de las grandes estrellas, pero que tiene en su haber títulos muy interesantes, bien secundado por otro que tal, Denholm Elliot, casi siempre en papeles de secundario de lujo, un actor eficaz y de gran nivel interpretativo. Jack Flowers es uno de esos personajes desencantados y de vuelta de todo, curtido por la vida, al que interpreta Gazzara con esa media sonrisa tan suya, entre lo sardónico y lo benévolo, que le va muy bien al personaje que, sin querer establecer comparaciones, me ha recordado en algunos aspectos al Rick de Casablanca. También Jack conoce a todo el mundo y, parece que todo el mundo le estima y respeta, menos los chinos que no quieren que se meta en el negocio y les quite parte de las ganancias. Es servicial y atento con los clientes y las chicas se sienten a gusto con él y con trabajar para él, pues dentro de la dureza de su ocupación, al menos se sienten tratadas con cierta dignidad. A pesar de que sus relaciones con los demás son superficiales, aunque sean de lo más cordial, pero siempre con un trasfondo de hipocresía, Jack encuentra un verdadero amigo en William Leigh, la antítesis de lo que él representa. Buena persona, eficiente en su trabajo, aparentemente insobornable, sin dobleces y fiel a su esposa con la que espera regresar más pronto que tarde a su añorada Inglaterra. 
Todo un universo de personajes muy bien dibujados, con esa relación de amistad en primer plano y, de fondo, Singapur, su belleza y esplendor entre lo salvaje y lo civilizado, sus bajos fondos peligrosos, en los que mafias de todo tipo campan a sus anchas compitiendo en corrupción con la propia policía. Singapur, que Bogdanovich pinta como lo que fue en los setenta: el burdel del ejército americano que mandaba allí a sus muchachos con unos días de permiso desde Vietnam para que se desfogaran con las prostitutas y se pusieran de droga hasta las cejas. Como dice Jack al intermediario del ejército que le envía a los jóvenes clientes (interpretado por el propio Bogdanovich): Los engordamos para enviarlos al matadero. 
Película prácticamente olvidada, incluso dentro de la propia filmografía de su realizador, a pesar de lo cual, tiene mucho de fascinante por la manera en que está contada, con ese personaje central, escéptico, pero que, en último término, es capaz de sacrificarlo todo por mantener ese poso de dignidad que aún le queda y seguir siendo fiel a un autoimpuesto código de conducta que le hace diferente de los delincuentes de poca monta.




martes, 25 de mayo de 2021

LO QUE JODE ENCONTRARTE UN CALCETÍN DESPAREJADO

 

Andrés es un tipo tímido, inseguro, hipocondriaco y miedoso hasta el extremo. Cualquier cosa que suponga un peligro potencial le da pavor y si no hay peligro, él se lo inventa.
Vive feliz en su burbuja junto a su esposa Gloria y sus dos hijos pequeños, Paula y Martín, sin ser muy consciente de que Gloria está llegando al límite y cada vez soporta menos sus neuras, hasta que le pide el divorcio, bueno, más que pedir, se lo impone, porque Gloria es la antítesis de su marido.
Así que, de buenas a primeras, Andri, como le llaman sus hermanos y su madre, se convierte en un calcetín desparejado, un despojo, porque su vida, según su propia percepción, no es nada sin su familia y aún no comprende muy bien qué es lo que ha ocurrido.
El caso es que este ser enclenque y asustadizo, por cosas del destino, se ve inmerso en una espiral de despropósitos que le llevan a convertirse en un asesino en serie, él que nunca fue capaz de matar una mosca, se transforma en un ser bipolar y, sin saber de dónde le vienen las fuerzas para llevar adelante sus desmanes, se encuentra metido en un buen lío que puede dar con sus huesos en la cárcel y, lo que más le preocupa, perderse toda la infancia de sus hijos entre rejas.
¿Es una novela negra con mucho humor como envoltorio o es una novela de humor que se sirve de la narrativa negra? Pues ambas cosas, pongan el apellido que quieran, pero es un libro muy divertido que, en cierto modo, se convierte también en una reivindicación de los débiles frente a los abusones, porque a Andrés le pasan todos por encima, se ríen de sus manías y se mofan de que sea una persona carente de ambiciones, pero cuando azuzamos al animal que todos llevamos dentro y se encuentra acorralado, no sabemos por dónde va a salir.
A Nando Abad no le importa no ser demasiado complejo a la hora de montar su argumento, aunque sí está muy bien trabajado en líneas generales, se ve que lo suyo son las gracias y las ocurrencias y en ese terreno se desenvuelve muy bien, hasta el punto de que su novela es un libro muy divertido, cuyos golpes de humor no decaen y no falta en todo momento situación que nos haga estar con la sonrisa permanente, desde la descripción de los miembros de su familia (me refiero a su madre, hermano y hermana), hasta las situaciones que vive a causa a del divorcio, a cual más disparatada y narradas de una forma muy ingeniosa.
El protagonista es un tipo peculiar, de esos que nos caen bien y que esperamos salga airoso de los líos en que se ve involucrado, algo que no parece nada sencillo a medida que las cosas se van embrollando más, pero quién sabe, el destino a veces te sorprende.
Fue Mamen quien me llevó a leer este libro a través de la reseña que hizo en su blog (Las crónicas de una cinéfila, cuya visita recomiendo desde aquí) y, por ello, le agradezco la sugerencia de lectura que desde allí lanzó. Al igual que le ocurrió a ella en su lectura, a mí también me ha parecido muy visual, se ve que el autor se desenvuelve bien en el género (ha sido guionista de "7 vidas" y productor, guionista y uno de los creadores de la serie "Aída", además de haber firmado otros muchos guiones  de diferentes comedias) y no me extrañaría que acabara adaptado a la pantalla, desde luego, se presta a ello.



lunes, 24 de mayo de 2021

LÍO EN BROADWAY

 


Arnold Albertson (Owen Wilson) tiene una vida perfecta: está felizmente casado, tiene dos hijos y un magnífico trabajo como director teatral en Broadway. Pero todo cambia cuando contrata los servicios de Isabella Patterson "Izzy" (Imogen Poots), una joven y prometedora actriz que alterna su discreta carrera artística con servicios nocturnos de compañía. El flechazo es tan profundo que Arnold decide ayudarla económicamente para que se centre en el mundo de la interpretación. El plan se torna en pesadilla cuando Izzy consigue un papel en la obra que dirige Arnold, en la que también participa su mujer, y que se convierte en un trío imposible.


Además de lo contado anteriormente, resulta ser que el dramaturgo Joshua Fleet (Will Forte) también se enamora de Izzy, a pesar de que ya está saliendo con la terapeuta Jane Claremont (Jennifer Aniston), cuya madre, Vivian (Joanna Lumley), una psicoterapeuta alcohólica , está en rehabilitación en la Toscana durante seis meses, habiendo dejando todos sus pacientes a su hija. De otro lado, el actor Seth Gilbert (Rhys Ifans), partenaire en la obra teatral de Delta Simmons (Kathryn Hahn), la esposa de Arnold, ha estado enamorado de ella durante años. 
Como puede fácilmente deducirse, el enredo está servido y de eso va la película básicamente, de que estas relaciones entrelazadas, producen inevitablemente malentendidos de los que el guión trata de sacar partido, porque aún hay más coincidencias y líos de personajes cuyas vidas se entrecruzan (un juez que contrató los servicios de Izzy y está obsesionado con ella al punto de contratar a un detective para que la siga. Este juez es paciente de la misma terapeuta a la que visita Izzy y el detective es el padre del dramaturgo, etc. et., etc.)


El film significaba el regreso de Peter Bogdanovich a la gran pantalla tras trece años sin estrenar un largometraje y, ya desde su estreno, la película fue calificada como obra menor y de argumento anticuado y rancio. Puede que todo esto sea cierto, pero esta película algo tontorrona, como se puede inferir del argumento, consigue ser una comedia alocada, una pieza de entretenimiento por encima de la media de lo que nos ofrece el cine en la actualidad. Sencilla, sí, pero se nota en ella la mano de un gran director que está convencido de que las mejores películas ya han sido hechas y por eso busca constantemente referencias en ellas. De hecho, el film contiene homenajes variados a algunos de los clásicos que son citados a lo largo de la película y ese cameo de Quentin Tarantino en la escena final, es toda una muestra de respeto, hacia un realizador que, si algo demuestra, es su inmenso amor por el cine.
Una película cuya única y clara pretensión es entretener y hacer reír. Otra cosa es que, según la exigencia de cada espectador lo consiga o no, pero ese es su fin primordial.




domingo, 23 de mayo de 2021

EL FACTOR PILGRIM

 


Francisco (Alex O'Dogherty) es un español que lleva un tiempo viviendo en Londres. Sus amigos son un italiano, un sueco y un inglés. Todos malviven de trapicheos sin demasiada importancia: esencialmente, recogen, compran y venden artilugios de segunda mano. Un día, a Francisco un hombre trajeado le ofrece una gran cantidad de dinero por una simple foto que ha comprado en el mercadillo. A partir de aquí, empieza una aventura delirante para Francisco y sus amigos.


Francisco sobrevive en Londres en gran parte gracias a la basura que genera la propia ciudad, allí todo se compra y se vende y él se ha convertido en un experto en el trapicheo. En una de sus expediciones en busca de una ganga, Francisco compra en el puesto ambulante de su amigo Giusseppe (Enrico Vecchi) una foto de un pintoresco grupo de músicos y una caja de madera llena de papelajos. Todo por una libra. Buen negocio. Y mucho mejor cuando instantes después un insistente y ansioso yuppie de la city londinense le ofrece 100 libras por la cajita que acaba de comprar. Francisco es español y claro, así piensa: "si este tipo me ofrece 100 libras por esta caja es porque vale 500...". Comienza entonces una divertida aventura en la que se desvelará uno de los secretos mejor guardados de la segunda fuente de ingresos de la Gran Bretaña  en los años 60: Los Beatles.


Hay películas que deben ser enjuiciadas con cierta benevolencia y esta es una de ellas. Hecha con cuatro perras, tampoco se le pueden pedir peras al olmo, pero es que además, siempre teniendo en cuenta esto, no está nada mal. 
Con una buena idea de arranque, es cierto que hay momentos en que parece que se atasca algo, pero no cabe duda que aporta cierta frescura en su propuesta y que su ritmo de desarrollo no decae, haciendo que esa pequeña intriga que le sirve de base cale en el espectador hasta cierto momento, ya casi al final, en que todo parece quedarse un poco más plano. 
Si atendemos al posterior desenvolvimiento de la carrera de Alberto Rodríguez, uno de sus codirectores y también coguionista del film, la película cobra aún más valor, pues asistimos al inicio de la carrera del entonces joven director. Hoy, el sevillano, tiene espacio propio en el cine español y cada uno de sus estrenos es esperado con expectativa por el público que parece preveer que este cineasta aún tiene recursos, ideas y saber hacer suficientes para abrigar la fundada esperanza de que nos seguirá entregando productos de calidad e interés.




sábado, 22 de mayo de 2021

LA ÚLTIMA PELÍCULA

 

Sonny Crawford (Timothy Bottoms) y Duane Jackson (Jeff Bridges) son dos grandes amigos que viven en la pequeña localidad de Anarene (Texas), en esa especie de paréntesis que transcurre entre la II Guerra Mundial y el conflicto de Corea. 
Transitan desde la adolescencia a la madurez pasando el tiempo lo mejor que pueden y saben, entre un viejo cine, un salón de billar y... las chicas.
Jacy Farrow (Cybill Shepherd), la chica con la que sale Duane, es muy popular entre los chicos de la escuela, y ella lo sabe, desplegando toda su capacidad de manipular con ellos. Su padre es rico y su madre guapa y desinhibida, todos están de acuerdo en que quienquiera que conquiste el corazón de Jacy será un triunfador que tendrá, prácticamente, su vida resuelta, sin tener que preocuparse por lo que venga mañana. 
Pero Anarene está sufriendo una muerte silenciosa mientras la gente se dirige a las grandes ciudades para ganarse la vida y criar a sus hijos. Los jóvenes se debaten entre un futuro en algún lugar más allá de las fronteras de la ciudad o conformarse con su inevitable decrepitud. 
A medida que se acerca la graduación de la escuela secundaria, aprenden algunas importantes lecciones sobre el amor, la soledad y los celos.


Adaptación de la novela (publicada en 1966) del mismo título que el original de la película, de Larry McMurtry, que firma también el guión junto al propio realizador Peter Bogdanovich. El guión estuvo nominado al Oscar, un premio que McMurtry acabaría ganando casi 35 años después por su trabajo en Brokeback Mountain.


Peter Bogdanovich consigue hacer magia con el tedio y el pesimismo. Parca en ambientación, la película transmite las sensaciones del ocaso de una época representada en un pueblo azotado por el viento, que se muere y se hunde en el polvo y la arena que se adueña de sus calles, en la tristeza y la desesperanza que el blanco y negro subrayan. 
Jamás contemplé escenas de sexo más explícitas y desprovistas de artificio, no se muestra nada y se muestra todo, pero ese todo está despojado del glamour que inunda las pantallas o de la provocación que buscan otras películas, aquí todo es sencillo, natural y, por eso mismo, real y, en cierto modo, desapasionado. 
Anarene se muere, como se muere su sala de cine, dicen que por culpa de la televisión que ha venido a encerrar a las personas aún más dentro de sus hogares. Es cierto, también por eso, pero el cine cierra porque el pueblo está a un paso de desaparecer, como desaparecen las almas nobles y pulcras que van quedando: Billy (Sam Bottoms), el jovencito retrasado mental o Sam (Ben Johnson), esa especie de marinero en tierra , curtido en mil batallas y con una sabiduría natural que le lleva a diseccionar con precisión los males del momento. 
Llena de amargura y pesimismo, envuelta en la nostalgia de los tiempos pasados, vemos en ella retazos del cine de Ford y un tributo al cine que Bogdanovich admiraba y amaba.




viernes, 21 de mayo de 2021

EL CONDUCTOR

 


Hans (Jeroen Spitzenberger) tiene tanta seguridad en sí mismo que raya en la prepotencia. Un día, estando en la carretera con su familia, discute con otro conductor, Ed (Willem de Wolf). El hombre, resentido por los malos modos de Hans, empieza a seguirlo, dispuesto a llegar a extremos inimaginables para aplicar un correctivo moral al protagonista que acabará perdiendo el control hasta quedar a merced de su perseguidor.


Entretenida película, sobre todo en su primera mitad, bueno, quizá un poco más, porque lo cierto es que al final decae algo, se torna previsible y es como si se les acabase un poco la inspiración y decrece el interés que hasta entonces mantenía. Igual ocurre con la tensión que, en algunos tramos está muy conseguida y sabe transmitirla al espectador, pero, más o menos, a partir del recorrido urbano que hacen tratando de huír de su perseguidor, aquello cambia de tono, de hecho esa persecución parece un poco de El Gordo y El Flaco, pero en vez de hacer gracia, resulta un tanto penosa. En ciertos aspectos, sobre todo pasadas las escenas de arranque en que se nos presenta a Ed, a mí me ha recordado a El diablo sobre ruedas, de Spielberg, pero ya digo que no logra mantener el tono, pese a lo cual, no está nada mal.


Fue Pedro Rodríguez quien me recomendó el visionado de esta película y desde aquí se lo agradezco y aprovecho para invitaros a visitar su interesantísimo blog Conexión Travis Bickle.




jueves, 20 de mayo de 2021

LA COLUMNISTA

 


La columnista y escritora Femke Boot (Katja Herbers) sufre todos los días una interminable cantidad de amenazas anónimas de todo tipo, a través de las redes sociales. Un día, cansada del acoso a que es sometida y ante la indiferencia de la policía a quien había acudido, decide vengarse.


La irrupción en nuestras vidas del mundo virtual, con sus redes sociales, sus plataformas, etc., ha venido para quedarse, nos ha facilitado el acceso a todo tipo de información sin salir de nuestras casas y nos pone en contacto con gente afín, amigos o no, que comparten inquietudes y afanes. Pero al mismo tiempo, nos deja expuestos a quienes no encuentran tasa ni medida en inmiscuírse en la vida de los demás para molestar o hacer daño, pues, como dice la protagonista del film, las palabras también duelen. Hasta tal punto sucede esto que a veces da miedo y para personas con cierto grado de vulnerabilidad o que no son capaces de abstraerse y separar el mundo real del virtual, pueden suponer un verdadero trauma que empuja a más de uno (cada día lo vemos más), al suicidio virtual (desaparecer de las redes), cuando no, en casos extremos, pero cada vez menos infrecuentes, a tener graves consecuencias en casos de acoso o de ver su vida más íntima y secreta, aireada a los cuatro vientos por malvados desaprensivos.


Trufada de humor negro, el holandés Ivo van Aart nos acerca esta reflexión alrededor del mundo cibernético que, es cierto que tiene los hilvanes un poco deshilachados, pero creo que, más que una película sobre violencia y asesinatos, lo que pretende es mostrarnos este mundo que te puede sacar del equilibrio, a través de la exagerada respuesta de una persona aparentemente tranquila y mesurada. La película se presenta con un marcado tono feminista, con varios personajes encarnados por mujeres independientes y que no se dejan doblegar en la consecución de sus objetivos o en la defensa de sus ideas. Un film muy entretenido y muy interesante por la propuesta, un tema cercano y actual tratado de manera muy original.




miércoles, 19 de mayo de 2021

COLORADO JIM

 


Durante la guerra Civil (1861-1865), Howard Kemp (James Stewart) pierde su granja mientras lucha en el frente, pues la había puesto a nombre de su novia y cuando regresa, ésta se ha casado con otro hombre y ha vendido la propiedad. Con el fin de reunir el dinero suficiente para recuperarla, trabaja como cazarrecompensas en el territorio de Colorado. Su primer objetivo será Ben Vandergroat (Robert Ryan), acusado de asesinar a un sheriff, que huye acompañado de Lina Patch (Janet Leigh), la hija del amigo de Vandergroat, que murió a tiros al intentar robar un banco en Abilene. En la búsqueda le ayudará Jesse Tate (Millard Mitchell) un viejo buscador de oro y tras acorralarlo en las Montañas Rocosas, se unirá a ellos Roy Anderson (Ralph Meeker ), teniente del ejército de la Unión recién licenciado sin honor del Sexto de caballería. Ambos personajes querrán también participar de la jugosa recompensa.


Con un pequeño elenco de buenos actores, Anthony Mann construye una historia más compleja de lo que a primera vista pudiera parecer en la que los personajes muestran diferente caras que vamos descubriendo a lo largo del film que se transforma en algo más que una mera película del oeste.


Envueltos en el paisaje que rodea las Montañas Rocosas, con una naturaleza exuberante, Mann profundiza de manera magistral en la forma de ser de cada uno de los personajes, dibujados con maestría y detalle. Sus gestos, sus diálogos, sus pensamientos y lo complejo de las relaciones que se establecen entre los cinco, centran el devenir de la película. Una narración en la que los detalles son mero acompañamiento a pesar de que, como en el caso del combate contra los indios (plagado de tópicos, por cierto), sean escenas de cierto peso. Pero a Mann eso no le interesa mas que como adorno estético y para dar forma a su discurso narrativo en el que los actores llevan casi todo el peso de la historia. Un western rodado con aparente sencillez, pero que, como ya he señalado, es más complejo de lo que parece. Una película que nos traslada a la época dorada del cine del oeste, con estos personajes solitarios y contradictorios, con un corolario de redención en la pareja principal que buscará integrarse de nuevo como personas normales en una sociedad de la que se han visto apartados. 
Una magnífica película.
 



martes, 18 de mayo de 2021

VIAJES DE ALÍ BEY

 

Es realmente curiosa la personalidad de Domingo Badía y Leblich, nacido en Barcelona en 1767, quien con la ayuda de Godoy, realizó su fantástico proyecto de viajar por el mundo musulmán fingiendo ser un príncipe abasida llamado Alí Bey el Abassí. 
Conocedor del árabe, previamente circuncidado y vistiendo ricas ropas musulmanas, Domingo Badía, o sea Alí Bey, emprendió su viaje desde Tarifa en abril de 1803. Su gran habilidad, sus notables conocimientos científicos, su simpatía y su sangre fría, le hicieron triunfar en su aventura y, por todas partes, fue recibido y honrado como si realmente se tratara de un príncipe mahometano.
A través de Marruecos, Argelia, Trípoli y llegando hasta La Meca, Palestina, Siria y Turquía, terminó el viaje en 1807; pero desgraciadamente, cuando llegó a España dispuesto a poner al servicio de la nación sus experiencias y, sobre todo, sus impresiones para desarrollar una eficaz política exterior en países musulmanes, se encontró con los inicios de la Guerra de la Independencia.
Ni Carlos IV, ni Fernando VII, con los que se entrevistó en Bayona, le hicieron el menor caso, incluso le recomendaron que prestara sus servicios a Napoleón. Éste, en efecto, comprendió el gran valor de la experiencia de Badía y lo puso a disposición de su hermano José, rey intruso de España. Debido a ello, Badía tuvo que emigrar acabada la ocupación francesa y pasó a residir en Francia. Posteriormente realizó un nuevo viaje a Oriente en el transcurso del cual murió en Damasco en 1822.
Este interesante libro sobre su viaje de 1803-1807, del que hoy hablamos, se publicó en francés en 1814, obteniendo un extraordinario éxito y mereciendo varias traducciones, no cabiendo duda alguna que con él contribuyó a que otros exploradores y científicos europeos posteriores se iniciaran en el deseo de conocer tan lejanas tierras y culturas. El encargo de Godoy tenía unos objetivos científicos y políticos muy concretos, pero en esta obra, Ali Bey, como buen ilustrado y con una amplia cultura, realiza numerosas observaciones de carácter científico sobre botánica, astronomía, geografía o zoología, todo ello acompañado de ilustrativos dibujos realizados por él mismo.