Corren tiempos tempestuosos en la Francia de 1963, el gobierno ha concedido la independencia a Argelia un año antes y muchos franceses consideran que De Gaulle (Adrien Cayla-Legrand) les ha traicionado y algunos extremistas, casi todos ex-militares, agrupados en la OAS (un grupo terrorista que se opone a la autodeterminación argelina), pretenden ir más allá y eliminar al Presidente.
Ante los sucesivos fracasos que han tenido a la hora de ejecutar sus planes y con la seguridad de que en la Organización hay varios infiltrados que mantienen informada a la policía, la cúpula de la OAS decide encargar el "trabajo" a un profesional, para lo que, tras estudiar distintas alternativas, se ponen en contacto con un inglés que se hace llamar Chacal (Edward Fox), que está dispuesto a eliminar al presidente si le pagan 500.000 dólares.
La OAS pone a su servicio las informaciones que le llegan a través de la novia de un antiguo paracaidista que murió en Argelia, que ha logrado entablar una relación con un alto cargo del gabinete francés.
Los servicios de seguridad detectan que algo grande se está preparando desde el grupo terrorista, porque se han producido varios atracos a entidades bancarias que llevan el sello de la OAS, pero ninguno de los detenidos sabe qué está pasando, porque no han sido informados para qué es el dinero que roban.
Los responsables de la seguridad del presidente, deciden acudir al mejor detective que hay en la policía, el inspector Lebel (Michael Lonsdale) que dispondrá de carta blanca para conseguir parar el atentado que sospechan se está preparando.
Basado en la famosa novela del mismo nombre del británico Frederick Forsyth al que le bastaron seis semanas (el tiempo que tardó en escribir la novela), para entrar por la puerta grande en el mundo de los escritores de best sellers.
Aunque los productores pensaban en un actor conocido para el papel protagonista, con objeto de atraer la atención del público (se llegó a pensar en Robert Redford, Michael Caine, Jack Nicholson o Roger Moore), Fred Zinnemann deseaba contar con un rostro poco conocido, para contribuír a crear el clima de misterio alrededor del personaje y los cierto es que Edward Fox logra una buena interpretación, transmitiendo la frialdad y el método profesional con que opera el personaje.
El maestro Zinnemann, consigue mantener el pulso de lo que es una buena historia de base, haciendo que las más de dos horas de película se nos hagan amenas y conciten nuestro interés. Gracias a algunas secuencias rodadas como si fuera un documental (sensacionales los largos minutos que preceden al desenlace final), a lo bien engarzados que están los hechos reales con los de ficción y a un montaje que le valió una nominación al Oscar, la gente que no conozca la Historia reciente de Francia, llegará a pensar que nos están contando una historia real y que Chacal no es un personaje de ficción.
Salvo en el acompañamiento a los títulos de crédito, toda la música que suena en el film se oye en la calle o en la radio y como dato curioso señalar que las autoridades británicas cambiaron a partir de la novela y la película, los requisitos para obtener pasaporte, endureciendo las condiciones, ya que se vió que cualquiera podía seguir el método de Chacal para obtener un visado legal con un nombre supuesto.