jueves, 12 de diciembre de 2024

CALLEJÓN SIN SALIDA

 


El capitán de paracaidistas Rip Murdock (Humphrey Bogart) y su amigo, el sargento Johnny Drake (William Prince), vuelan hasta Washington desde Berlín, donde se recuperaban de sus heridas en el hospital. Cuando se entera de que, por recomendación del capitán va a recibir la Medalla del Congreso, el sargento huye del tren en que realizan la última etapa del viaje, y desaparece. Murdock le buscará, descubriendo que se alistó bajo un nombre falso y que estaba acusado de asesinato, aunque todo suena a que alguien le tendió una trampa y Murdock está dispuesto a lavar el buen nombre de su amigo. Cuando Drake aparece muerto, presumiblemente asesinado, Rip se pone en contacto con Coral Chandler (Lizabeth Scott), la viuda del hombre a quien se supone que Johnny ha asesinado; pero, cautivado por su belleza, se deja atrapar en una maraña de mentiras.


Mediante un largo flashback que ocupa gran parte de la película y la recurrente voz en off del capitán Rip, se nos van relatando los hechos pasados que nos acercan al punto en que la voz del narrador ya no es necesaria. La forma en que se introduce este recurso narrativo me ha parecido un tanto forzada y hay un par de trucos más a lo largo del film que tampoco están demasiado conseguidos.


Apreciaciones personales aparte, estamos ante un film que recurre a todos los estereotipos del cine negro, es como si fuera un compendio del género: La rubio platino, bella y de doble cara; los malos sin escrúpulos; la sala de fiestas donde transcurren algunos de los momentos más interesantes y en cuyo ambiente los protagonistas juegan al gato y al ratón; el policía que no se entera de casi nada y cae en todas las trampas que le tienden; jerga machista, muy de la época y, por supuesto, el protagonista, un tipo de moral ambigua, sarcástico, irónico y con cierto ingenio en su discurso que atrae al espectador. Un personaje interpretado con maestría por Bogart, con ese aspecto de estar de vuelta de todo, desencantado de la vida, desconfiado y con pinta de saberse de memoria todas las lecciones que una existencia en ambientes turbulentos puede darnos. 
Un relato sobre asesinatos, chantajes e infidelidades, en que el protagonista, al final, prefiere salvar el honor puesto en entredicho del camarada muerto que caer en brazos de la chica, en cierto modo, una exaltación de la lealtad y la amistad por encima del interés personal y las pasiones fugaces.




miércoles, 11 de diciembre de 2024

HORAS DESESPERADAS

 


Tras escapar de prisión, Glenn Griffin (Humphrey Bogart), su hermano Hal (Dewey Martin) y un tercer recluso, Sam Kobish (Robert Middleton), eligen al azar una casa en un suburbio acomodado de Indianápolis para esconderse. La casa pertenece a la familia Hilliard, Dan (Fredric March) y Ellie (Martha Scott), que viven allí con su hija Cindy (Mary Murphy), de 19 años, y su hijo pequeño Ralph (Richard Eyer). Planean quedarse solo hasta la medianoche, ya que Griffin está esperando a su novia que les llevará algo de dinero. Pero ella no llega y su estancia allí se prolonga varios días. Dan Hilliard tratará de encontrar alguna manera de burlar a los secuestradores sin poner en peligro a su familia, ya que es consciente de que si intenta contactar con la policía, sus vidas estarán en peligro.


Basada en una novela publicada en 1954, llevada al teatro un año después, inspirada libremente en un caso real y escrita por Joseph Hayes, que alcanzó el éxito en Broadway, interpretada, entre otros, por Paul Newman y Karl Malden. La representación teatral fue galardonada con el Tony en 1955.  El propio Joseph Hayes es el autor del guion y también firma el del remake que en 1990 realizó Michael Cimino, con Mickey Rourke y Anthony Hopkins en el reparto.
El vestuario del film fue diseñado por la mítica Edith Head.


Un buen guion para una historia que no es novedosa, a la que William Wyler sabe darle la suficiente dosis de intriga y tensión para que mantenga la atención del espectador en todo momento a pesar de su previsible final. Con algunas tomas que demuestran el dominio de la técnica y esa minuciosidad con que Wyler aborda sus trabajos, composiciones realmente logradas y magníficamente planificadas y gran dominio de la amplitud de campo con la que compensa el hecho de que gran parte de la trama se desarrolle en un único escenario en el interior de la casa de los secuestrados. Ello unido al duelo interpretativo entre Fredric March y un Humphrey Bogart soberbio que da vida a un despiadado villano, carente de escrúpulos y malvado, por el que nos hace sentir auténtico odio y un absoluto desprecio.




martes, 10 de diciembre de 2024

LOS INQUILINOS DE MOONBLOOM

 

Norman Moonbloom trabaja para su hermano Irwin, propietario de varios edificios medio ruinosos. Norman pasa sus días intentando cobrar los alquileres de los vecinos de estos apartamentos mientras soporta como buenamente puede sus quejas y escucha pacientemente sus desventurados dramas domésticos. 
Norman, que fue estudiante hasta los treinta y dos años, virgen no solo físicamente hablando, sino prácticamente en su relación con el mundo que ahora le toca vivir en una barriada marginal de Nueva York, es definido por uno de los inquilinos como el cobrador de alquileres con mejor educación de la ciudad. Su vida personal resulta tan lamentable como su trabajo diario. Solitario y sin dinero, las noches de Norman giran en torno a comida enlatada y lectura en la cama mientras los cláxones rugen en las calles de abajo. 
El viernes es el día de cobro del alquiler y nuestra oportunidad de conocer a los inquilinos. Edward Lewis Wallant, autor de esta novela, es brillante en su irónica descripción de un grupo dispar, generalmente unido por quejas sobre sus apartamentos destartalados. En un par de horas, Norman ha esquivado las preocupaciones sobre un ascensor que es una trampa mortal y no ha pasado la última inspección, grifos que gotean o fregaderos y retretes que no tragan; ha rechazado una solicitud de aire acondicionado con el argumento de que incluso el uso de una tostadora sobrecarga el viejo cableado del edificio y ha reprendido amablemente a un par de músicos libertinos, cuya habitación "como de costumbre, mostraba signos de una orgía reciente". Más tarde, nos presentan al señor Basellecci, un caballero italiano que lleva mucho tiempo quejándose de la pared de su retrete, alarmantemente hinchada y húmeda. Le dice a Norman que le da miedo usarlo. En otro apartamento, Sheryl Beeler tiene una forma muy provocativa de aumentar la agitación de Norman; su seductora manera de recibirlo, ataviada con un kimono, hace que Norman pase por alto el hecho de que sus pagos del alquiler se quedan cortos cada semana. Muchos de los inquilinos, además de sus quejas, intentan compartir con él sus cuitas, incluso sus más íntimos secretos. Norman rechaza sus intimidades, es indiferente a sus vidas. Hasta el día en que deja de serlo. 
Tras una breve enfermedad, siente una especie de epifanía y decide tomar cartas en el asunto a espaldas de su avaricioso hermano, sabe que no va a arreglar el mundo, pero, al menos, intentará arreglar el pequeño mundo que lo rodea e ir solucionando los pequeños (a veces no tan pequeños) problemas que acucian a sus inquilinos, sabiendo que esto le reportará el despido por no ingresar a su hermano las cantidades que espera recoger de su negocio. 
A menudo sórdido, pero siempre vívido, el divertido relato de Wallant sobre la humanidad urbana y la salvación ofrece una instantánea maravillosamente original de esta Nueva York decadente de principios de los cincuenta del pasado siglo. Una lectura excéntrica y conmovedora que bien merece la pena. 
Pese a su prematura muerte, con apenas 36 años, y su escasa producción literaria, Edward Lewis Wallant fue considerado como uno de los más prometedores miembros de la generación judeoamericana de posguerra, entre los que se hallaban Saul Bellow, Norman Mailer, Bernard Malamud o Philip Roth. Su segunda novela, The Pawnbroker (El Prestamista), llevada al cine por Sidney Lumet, le consagró definitivamente.



lunes, 9 de diciembre de 2024

LLAMAD A CUALQUIER PUERTA

 


Andrew Morton (Humphrey Bogart) es un abogado surgido de los barrios bajos y la pobreza que ha alcanzado una posición destacada, siendo muy respetado en la profesión. Nick Romano (John Derek) es su último cliente, un joven con un largo historial de antecedentes penales, acusado ahora de haber asesinado a un policía.


El guion se basa en la novela Knock on Any Door, del afroamericano Willard Motley, publicada por entregas en los periódicos de William Randolph Hearst.


Escribía el crítico Thom Andersen que películas como esta, más que cine negro son "film gris" (cine gris), por el contenido y el mensaje de denuncia social que, desde un punto de vista político es considerado por algunos, sobre todo en sociedades como la estadounidense, como de izquierda o, como se dice ahora, progresista. 
Y es que la película que, mediante flashback, nos relata la caída a los infiernos de Nick Romano, pone el énfasis en que la culpa de que personas como el joven, que viven en entornos degradados, acaben en la delincuencia, es de todos, de la sociedad en su conjunto. 
Lo cierto es que este tipo de películas, bien sea que el protagonista acabe como Romano o que, por contra, se redima, las hemos visto otras veces y, en esta ocasión, opino yo, el mayor atractivo del film está en la realización de Nicholas Ray, que sabe ir jugando con el espectador, enseñando sus cartas, volviendo a barajar, mostrando y escondiendo, creando incertidumbres y dando giros que hacen que no sepamos muy bien si el acusado en culpable o inocente hasta el final; en el placer que supone para los cinéfilos ver viejas películas como esta, un cine que ya no se hace, con una ambientación tan peculiar y esa exquisita fotografía en blanco y negro y, por último y sobre todo, en la presencia de Humphrey Bogart, en un papel, el de abogado defensor, que resulta diferente a los que solía representar y con el que, una vez más, da una lección magistral interpretación que resulta fascinante para el espectador.




viernes, 6 de diciembre de 2024

MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA

 


Después de 17 años como reconocido y respetado periodista deportivo en la ciudad de Nueva York, Eddie Willis (Humphrey Bogart) se queda sin trabajo cuando su periódico cierra. Un importante promotor de peleas, Nick Benko (Rod Steiger), le propone que actúe como relaciones públicas de su nuevo boxeador, Toro Moreno (Mike Lane). Eddie sabe cómo funciona el negocio de las peleas y, después de ver a Toro en el ring, se da cuenta de que no es más que un paquete que no tiene ninguna posibilidad de triunfar. Benko le ofrece un salario considerable y una cuenta de gastos ilimitada y, dada su situación financiera, Eddie acepta. El plan consiste en montar una serie de peleas amañadas para que Toro consiga ascender en el ranking y pueda pelear por el título. Si consiguen esa pelea, los promotores obtendrán unos buenos dividendos.


El guion se basa en una novela de Budd Schulberg, ganador de un Oscar como guionista por La ley del silencio
Esta fue la última película de Bogart.


Película ambientada en el mundo del boxeo, con una espléndida fotografía en blanco y tomas que, además de las peleas sobre el ring, incluye algunas panorámicas muy interesantes de la ciudad de Nueva York. Algo similar puede apuntarse del montaje que cobra gran importancia y está resuelto de manera brillante. 
El personaje de la película, evidentemente, es Eddie, al que Bogart, ya enfermo, solventa con gran profesionalidad, dotándole de ese aire de cinismo e insolencia que requiere un tipo que ya está en el camino de regreso, porque se conoce todos los chanchullos de la vida y al que engañar, lo que se dice engañar, no van a conseguirlo, si se deja llevar es porque le interesa o porque no tiene más remedio ("tengo que comer", le dice a un colega de profesión), pero sabe de sobra dónde se mete, tiene más recorrido que cualquiera de los sinvergüenzas con los que trata. 
Al final, se deshace del escudo con el que se protege de tanta basura como le cae encima y desde lo más profundo de su ser, allá abajo, en algún lugar recóndito de su conciencia, encuentra algo de humanidad que le empuja a echar una mano a este gigantón argentino que no sabe moverse entre las doce las cuerdas y que tiene mentalidad de niño pequeño, al que han tendido una trampa y al que tratan como carne de matadero, cuyos restos van a ir directamente al estercolero en cuanto deje de ser rentable. 
Cine negro cuando ya estamos en los años postreros de la época dorada del género, con un mensaje final que no deja lugar a interpretaciones: "El boxeo tiene que desaparecer". Así lo teclea Eddie Willis en su máquina de escribir. 
Un mensaje tan claro y rotundo que difería de lo que pensaba el autor de la novela en que se basa el film, pues Budd Schulberg, que la escribió basándose en personajes y hechos reales tomados de aquí y allá, aún creía en la nobleza de este deporte corrompido por los manejos de gente sin escrúpulos. 
En la película interviene dos leyendas del boxeo, Max Baer y J.J. Walcott, ambos ya retirados cuando se hizo el film, en el que interpretan a sendos boxeadores. Max Baer fue campeón del mundo tras derrotar al italiano Primo Carnera al que derribó 11 veces durante el combate. Antes había alcanzado fama por la soberana paliza que le propinó a otra leyenda del boxeo, el germano Max Schmeling. Por su parte, Walcott, fue campeón del mundo de los pesados hasta su derrota ante Rocky Marciano.




jueves, 5 de diciembre de 2024

LA PROMESA

 


La vida de Igor (Jérémie Renier), un adolescente belga, es plácida. Trabaja en un taller mecánico como aprendiz y ayuda a su padre, Roger (Olivier Gourmet), un tipo sin escrúpulos que alquila alojamientos insalubres a inmigrantes ilegales a los que facilita trámites y documentación a cambio de cantidades abusivas y, si no tienen trabajo, los utiliza en la construcción de un edificio con salarios irrisorios. Cuando unos inspectores de trabajo se presenta de improviso en la obra, uno de los empleados sufre un terrible accidente y, antes de morir, arranca a Igor la promesa de que protegerá a su esposa e hijo.


El film se convierte en un relato despiadado de las condiciones terribles que soportan los inmigrantes ilegales que llegan a Europa desde los países pobres, a veces desde nuestro mismo continente, sujetos al manejo de las mafias y ante la falta de respuesta adecuada de las autoridades.


Aunque es cierto que estamos ante una película de denuncia social, es también una reflexión sobre el despertar moral de un niño que, de buenas a primeras, es consciente del desprecio que una serie de personas, muchas veces victimas asimismo de una determinada situación socioeconómica, tienen hacia sus semejantes, a los que tratan como verdaderos esclavos, sin importarles lo más mínimo, no ya su bienestar, sino sus propias vidas. 
Un film desolador que pone sobre el tapete unos hechos inhumanos y el dilema moral de un adolescente que se debate entre la lealtad a su padre o denunciar una terrible realidad.




miércoles, 4 de diciembre de 2024

ROSETTA

 


Rosetta (Émilie Dequenne) es una joven de 17 años que vive en una caravana con su madre alcohólica, y lo único que desea es encontrar un trabajo digno. 


La protagonista acaba de ser despedida de su último empleo tras completar su periodo de prueba, cuando precisamente ella lo que desea es un trabajo que la permita salir del pozo al que se asoma su vida. Buscará un empleo de manera desesperada, algo que la lleva incluso a cometer deslealtades.


La cámara sigue de manera constante a Rosetta durante toda la película, buscando que el espectador se sumerja de lleno en sus problemas y que participe de sus anhelos y de su complicado modo de vida. Denuncia social que nos acerca al drama que viven algunas personas, sobre todo en el entorno de las grandes urbes, que se ven abocadas a la marginalidad porque no acaban de encontrar acomodo en el sistema de manera que las ayude a conformar un plan de vida que les de cierta estabilidad. 
El guion es sencillo y la acción, que tiene algunas secuencias que se repiten de manera recurrente, es constante, buscando apoyo de manera predominante en el discurso visual antes que en los diálogos.




martes, 3 de diciembre de 2024

NO ME TOQUES LOS BORBONES

 

Hablar de los Borbones es sinónimo de hacer un recorrido por la historia de España desde 1700 hasta el presente. 
Ellos han sido la dinastía más poderosa de Europa y aquí encontramos, tras un somero relato de su entrada en la historia como rama segundona de los Capeto y de aquellos que reinaron en Francia, una crónica mucho más detallada y precisa de la rama que ha gobernado España desde Felipe V, hasta Felipe VI, el actual monarca español.
Un relato violento en el que David Botello habla de guerras, crímenes, conspiraciones, asesinatos, ejecuciones, inteligencia política, envidias, rencillas, pocos escrúpulos y algún que otro golpe de suerte que, más de una vez, cuando todo parecía perdido para ellos en este país, les acababa devolviendo, una y otra vez, al primer plano y a detentar la más alta magistratura del estado. Hubo, al menos, un par de ocasiones en que España se los quitó de encima, pero, como un mal sueño, siempre acababan retornando.
Botello escribe en un tono presidido por el humor y nos acerca a esta dinastía tan particular a través de la trayectoria de personajes como Felipe V (el primero de ellos que aquí reinó) y que se volvió medio loco, llegando a creerse una rana; Carlos III, un rey sobrevalorado, y sus negocios esclavistas; el carácter chaquetero de Fernando VII; María Cristina, la reina más corrupta de nuestro país (que ya es decir) o las dos barajas a que jugaba Don Juan, padre del Emérito, haciendo la pelota a Franco y coqueteando con la oposición.
Un sin fin de anécdotas, historias, historietas, aventuras, rumores y chascarrillos, cuentan con veracidad y con gracia la historia de toda una dinastía que, como digo, es al tiempo la historia de España. Un libro que, además de enseñar historia, lo hace de manera amena y divertida, aunque a quienes estamos en estas tierra de Dios, nos de un poco de pena y, en ocasiones, bastante rabia haber tenido a estos tipos al frente de los designios de la nación, supongo que, ni más ni menos que les ocurrirá a otras naciones con quienes han tenido de dirigentes. Eso sí, los nuestros, al menos algunos de ellos, muy campechanos.



lunes, 2 de diciembre de 2024

LOS HERMANOS MARX EN EL OESTE


S. Quentin Quale (Groucho Marx), acompañado de Joe (Chico Marx) y "Rusty Panello" (Harpo Marx), a quienes ha conocido en el camino, se dirige al Oeste a hacer fortuna. Los hermanos Panello dejan en préstamo diez dólares al viejo Dan Wilson (Tully Marshall) que, en garantía, les entrega la escritura de propiedad de la Cañada del Muerto, una mina sin valor pero cuyo terreno es muy codiciado por una compañía de ferrocarril.


Con varios números musicales, alguno de ellos de cierto mérito, la película incluye algunas escenas memorables dentro de la filmografía de los famosos hermanos. Seguramente no es la mejor película de los Marx, pero tiene algunas secuencias dignas de recordar, bien es cierto que es el film que marca el inicio del fin de la fórmula que les había llevado al éxito.


El film es, en cierto modo, una parodia sobre las películas del oeste que tanto éxito alcanzaron en la época. Con algunos gags muy logrados dentro de lo que es el particular humor de los famosos cómicos, hay que señalar que Buster Keaton participó en el guion, aunque no figura en los créditos.


 


viernes, 29 de noviembre de 2024

UNA TARDE EN EL CIRCO

 


Un joven renuncia a la vida acomodada con su tía para enrolarse en el circo donde trabaja su novia. Cuando el anterior dueño del circo, al que debe dinero, roba la cantidad con la que iba a saldar la deuda, el joven recurre a Attorney Loophole (Groucho Marx), un peculiar abogado.


Con números musicales que exhiben el virtuosismo de Chico y Harpo al piano y arpa respectivamente, nuevamente recurre a gags y situaciones disparatadas para trasladar el particular humor de los famosos hermanos al público.


Entretenida y divertida película para quien guste de la manera de hacer de los Marx, con una escena que ha pasado a la historia en la filmografía de los hermanos, cuando Groucho interpreta la canción "Lydia, la dama tatuada".




jueves, 28 de noviembre de 2024

EL HOTEL DE LOS LÍOS

 


Gordon Miller (Groucho Marx), un productor de teatro de tres al cuarto, quiere estrenar la obra de un joven autor novel, pero necesita encontrar un capitalista que la financie antes de iniciar los preparativos de la función. Mientras tanto, se ha instalado, con los 22 miembros de su compañía, en el hotel que regenta su cuñado. Para evitar que les echen por la deuda contraída, simulan que el autor de la obra sufre una enfermedad contagiosa y no puede ser trasladado.

                             

El guion adapta la obra teatral Room Service, de gran éxito en Broadway, escrita por John Murray y Allen Boretz, estrenada tan solo un año antes de su traslado a la pantalla y que, con posterioridad, sería convertida también en musical.


El film no alcanza el nivel de películas precedentes de los famosos hermanos, a pesar de contener algunos diálogos chispeantes. 
Salvo un par de breves escenas, gran parte de la trama transcurre en la habitación del hotel que ocupa Gordon Miller, como único escenario.




miércoles, 27 de noviembre de 2024

UNA NOCHE EN LA ÓPERA

 


Por mediación de un promotor, la rica viuda Mrs. Claypool (Margaret Dumont), a la que acompaña Otis B. Driftwood (Groucho Marx), contrata a un cantante de ópera para la temporada que se inicia en Nueva York. En el barco que les llevará a Norteamérica, se cuelan tres polizones: Tomasso (Harpo Marx), Fiorello (Chico Marx) y Riccardo Barone (Allan Jones), este último, un modesto cantante que aún no ha triunfado y está enamorado de la prima donna de la obra que se va a representar.


Primera de las películas que los Marx, esta vez sin Zeppo, rodaron para la Metro-Goldwyn-Mayer. Una sátira contra la altanería y la vanidad, que se acompaña, en ocasiones, con alguna coreografía bien trabajada.


Contiene algunos de los momentos más recordados en la carrera de los hermanos, como el del contrato (ya saben: La parte contratante de la primera parte...) o la famosa escena del camarote.




martes, 26 de noviembre de 2024

BIRLIBIRLOQUE

 

Despedido por transmitir valores antiestadounidenses, tales como la inevitabilidad del fracaso, en un instituto escolar para disléxicos al que llegó por una concatenación de sucesos, Eugene Debs Hartke, veterano de Vietnam, acaba recalando como alfabetizador en la prisión de máxima seguridad ubicada cruzando el lago y ahora está a la espera de juicio en su contra acusado de ser el autor intelectual de una fuga de presos y el posterior asesinato de varias personas. 
Como muchos personajes que se convierten en narradores de las obras de Kurt Vonnegut, Hartke no es culpable de los crímenes que le imputan, aunque sí de otros. Encarcelado en la biblioteca del colegio en el que diera clases y escribiendo en trozos de papel, Hartke garabatea fragmentos de la historia que no figurarán sino como una nota al pie en los archivos oficiales. Corre el año 2001 (la novela fue publicada en 1990), unos Estados Unidos endeudados han vendido la mayor parte de sus activos a capitales extranjeros, la industria cultural embota la capacidad de discernimiento y la creatividad de los ciudadanos, la cultura del entretenimiento aplana cualquier posibilidad de reflexión crítica. Frente a la pérdida de capital y su deriva financiera, frente a la captura del pensamiento por la uniformidad discursiva y de la realidad por el simulacro, Vonnegut se erige en una especie de quincallero que recoge los restos del desastre, convencido de que la idiotez puede ser ilimitada y que su función es dar testimonio de ello. 
El libro es una sátira distópica y muy ácida sobre algunos aspectos de la sociedad estadounidense. 
Hay un pasaje que no me resisto a reproducir resumido:

Un alumno del colegio del que ha sido expulsado el protagonista, le contó una historia que le sucedió tiempo atrás, cuando acudió a unos grandes almacenes con su niñera haitiana, que deseaba comprar juegos de cama y enviárselos a sus familiares de Haití. El ascensor, abarrotado de gente, se quedó atascado y en el tiempo que tardaron en rescatarlos (seguramente no más de 20 minutos), el pequeño Bruce Bergeron se imaginó estar protagonizando un gran acontecimiento en la historia de los EE.UU. Imaginó, no ya a sus padres, sino al Presidente de la Nación, siguiendo el rescate por televisión y que cuando éste acabará, saldría a recibirlos una gran muchedumbre con banda de música y todo.
El pequeño Bruce esperaba que les dieran un gran banquete y que le pusieran una medalla por haberse aguantado el miedo y no haber dicho que tenía que ir al baño.
Cuando las puertas del ascensor acabaron abriéndose, apareció el tinglado de las rebajas y unos clientes normales que esperaban tranquilamente el ascensor sin tener idea de que hubiera ocurrido algo fuera de lo común. Lo que estas personas deseaban era que salieran los ocupantes actuales para poder entrar ellos. Ni siquiera hubo nadie de la dirección de los almacenes que acudiera a pedirles perdón por lo sucedido y asegurarse de que nadie hubiera sufrido ningún daño. 
—¿Sabes a qué se ajusta perfectamente tu historia? —le pregunté yo.
—No —dijo él. 
Yo le dije: 
—A cuando volvimos de la Guerra de Vietnam.



lunes, 25 de noviembre de 2024

SOPA DE GANSO

 


El país de Freedonia se encuentra en medio de una crisis financiera y al borde de una revolución. Para conceder el préstamo que le piden, la adinerada señora Teasdale (Margaret Dumont), pone como condición que el gobierno esté presidido por Rufus T. Firefly (Groucho Marx), un tipo peculiar que se sale de cualquier estándar imaginable, la prudencia y la racionalidad no son, precisamente, sus principales virtudes. Mientras tanto, el país vecino de Sylvania está conspirando para conquistar Freedonia y envía a Pinky (Harpo Marx) y Chicolini (Chico Marx) a espiar a Firefly. La guerra parece inevitable.


Humor basado en la absoluta incoherencia de personajes y situaciones, de los que el espectador nunca sabe por donde van a salir.


Muchos diálogos que van del absurdo a lo reflexivo y tras cuyo aparente disparate, se esconde una crítica explícita al totalitarismo, la guerra o la política, con alguna parodia realmente memorable y otras que, quizá por lo reiterativo, lleguen a cansar un poco a algunos espectadores menos proclives a este tipo de humor.




viernes, 22 de noviembre de 2024

LEPA SELA LEPO GORE

 


Dos jóvenes, Halil (Nikola Pejakovic), bosnio musulmán, y Milan (Dragan Bjelogrlic), serbio, han crecido juntos cerca de un túnel desierto que une las ciudades yugoslavas de Belgrado y Zagreb. Nunca se atreven a entrar, ya que creen que allí reside un ogro. Doce años después, durante la guerra civil de Bosnia, Milan está atrapado en el túnel con su unidad, y Halil está entre los sitiadores. En el hospital militar de Belgrado, Milan, que se recupera de sus graves heridas, recuerda aquellos años de la infancia, antes de que la guerra de Bosnia rompiera el juramento de amistad eterna entre los dos niños.


Una película etiquetada por algunos como propaganda serbia, que rememora un hecho real ocurrido en tiempos de guerra, cuando siete miembros de la 3.ª compañía del batallón "Drina" recibieron la misión de proteger el puente que se encuentra fuera del túnel de Brodar, cerca de Visegrad (Bosnia-Herzegovina), en septiembre de 1992. El cuarto día de guardia, las fuerzas bosnias los obligaron a entrar en el túnel, donde quedaron atrapados los siguientes nueve días, durante los cuales tres miembros del grupo murieron, tres lograron escapar y uno se quedó para cubrirlos. Los sitiados fueron atacados cada día y se quedaron sin comida, sin agua y sin radio. La ambulancia que intentaba llevarles ayuda, también fue atacada cerca del túnel, y la joven doctora Stojana Jojović y la enfermera Ljubica Kastratović murieron en el acto. 
El periodista serbio Vanja Bulić, entrevistó a uno de los supervivientes en el hospital de Užice, reconstruyendo esos dramáticos días. Con este material, Bulić escribió un artículo publicado en la revista Duga, que sirvió de base para el guion del film.


Película que comenzó a rodarse incluso antes de que acabase la guerra en territorio de Bosnia. La historia está contemplada desde el punto de vista serbio, aunque el realizador Srdjan Dragojevic, no esconde las atrocidades cometidas desde los dos bandos. Bien ambientado, el film consigue transmitir al espectador la angustia de los cercados dentro del túnel, con gotas de humor negro y mediante flashbacks, nos traslada a los años anteriores a la guerra, por un lado, la infancia de los dos amigos, cuando ni de lejos podría imaginarse lo que iba a sobrevenir años después y, por otro, a los días en que el conflicto estalla y todos los rencores larvados durante años, salen a la luz y las comunidades que mantenían una frágil convivencia durante el mandato de Josip Broz Tito, basada en el silencio primordialmente, se desatan con toda la furia, especialmente entre serbios y musulmanes, provocando verdaderas carnicerías y episodios de crueldad y odio notablemente salvajes.