Durante su estancia en la cárcel, George Jung (Johnny Depp), se adentra en el mundo del narcotráfico colombiano y a través de un ingenioso sistema de importación llega a comerciar la mayor parte de la cocaína que entra en Estados Unidos. Acompañado por su esposa Mirtha (Penélope Cruz) y Diego Delgado (Jordi Mollà), formarán un triángulo que compartirá situaciones límite dominadas por la pasión, el odio, la amistad y una desmedida ambición de poder.
El guión adapta la novela homónima de Bruce Porter, publicada en 1993, en la que se cuenta la historia de George Jung, un niño que crece en una familia con apuros económicos en la década de los 50 del pasado siglo. Como él no quiere que le ocurra lo mismo que a su padre, junto a su amigo Tuna (Ethan Suplee), se gana la vida vendiendo marihuana en las playas de California, pero acaba en presidio, donde se entera de las maravillas de la cocaína. Una vez libre, acabará trabajando para Pablo Escobar (Cliff Curtis), llegando a ser el mayor contacto del Cártel de Medellín en el sur de EE.UU. Su personalidad práctica, leal y poco violenta, contrasta con la del resto de sus compañeros narcos con los que se tiene que se relacionar.
A esta película la puso la crítica, al menos en su momento, a caer de un burro. No creo que sea ninguna maravilla de film, pero tampoco creo que sea para tanto. Está bastante bien hecho, perfectamente ambientado, con una buena interpretación de Johnny Depp y si algo retrata bastante bien es el despiadado mundo del narcotráfico y las deslealtades entre estos bribones que no conocen la palabra amistad, ¡menudos elementos!
George Jung, tristemente famoso por haber introducido la cocaína a gran escala en su país allá por la década de los setenta, era un tipo algo peculiar dentro de este despiadado mundo gangsteril, al parecer no era violento y en el film que, por lo que dicen, es bastante fiel a la realidad, queda patente que le engañaban una y otra vez merced a una especie de exceso de confianza en los que aparentemente eran sus amigos, que le acaban vendiendo una y otra vez.
A los críticos acérrimos yo les señalaría que quizá el problema no es la película en sí misma que, repito, a mí me parece que está bien, sino, como ya señaló en su momento Roger Ebert, el problema es George Jung y la pregunta a responder es si este personaje es suficientemente interesante como para merecer una película.