lunes, 31 de agosto de 2015

LOS LIRIOS DEL VALLE

Homer Smith (Sidney Poitier), un jornalero itinerante que viaja hacia la costa oeste de los Estados Unidos, se detiene en un convento situado en medio del desierto buscando agua para el coche. María (Lilia Skala), la madre superiora del mismo, ve en él la respuesta a sus plegarias y le pide que arregle el tejado del convento. Homer no recibe su salario y, poco a poco, la religiosa le va enredando en diferentes tareas, hasta acabarle pidiendo que construya una capilla, pues los habitantes de la zona escuchan misa junto a una gasolinera, en el altar improvisado que el padre Murphy (Dan Frazer) monta en la trasera de su furgoneta.
Aunque no le gusta la actitud de la madre superiora, entre las monjas católicas, llegadas allí desde Alemania Oriental tras una larga peripecia (incluída la huida clandestina a occidente), y Homer, cristiano baptista, se irá forjando una entrañable amistad, así que, tras desaparecer una temporada, Homer regresa con el firme propósito de acabar la capilla contra viento y marea. Algunos de los habitantes de la zona, en buena parte inmigrantes mexicanos, le ayudarán en la tarea, aportando materiales y su propio trabajo, bajo la supervisión de Homer e impulsados por la fe inquebrantable de la hermana María y sus compañeras.


Historia sencilla, pero también un tanto increíble, porque el pobre Homer, aguanta lo indecible el carácter autoritario de la hermana María. El guión se basa en la novela del mismo nombre del escritor norteamericano William E. Barrett, cuyo título está tomado de un pasaje del Sermón de la Montaña: “Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del valle, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos”. Esta cita adquiere un claro doble sentido en el argumento de la película, sirve para justificar a la superiora en su afán de que el jornalero negro le de su trabajo a cambio de nada y a la vez, hace referencia a las cinco monjitas, los lirios de aquel árido valle.
El film tiene una magistral fotografía en blanco en negro y una preciosa banda sonora firmada por el siempre interesante Jerry Goldsmith que incluye canciones religiosas, gospel y country.
Pero sin lugar a dudas el gran atractivo de la película es la interpretación de Sidney Poitier, su imponente presencia hace que, por momentos, pensemos que sobra todo lo demás, a pesar de que en algunos pasajes, su duelo interpretativo con Lilia Skala alcanza cierto nivel.


Un film entretenido, con una historia amable y una curiosa visión del ecumenismo entre confesiones cristianas.
La Academia de Hollywood también entendió que Poitier hacía una interpretación maravillosa y, encima estaba guapo de cara y de cuerpo, y le concedió el Oscar al mejor actor, fue el primer actor de color en conseguirlo, pues Hattie McDaniel, lo había logrado como actriz secundaria.




sábado, 29 de agosto de 2015

LOS POLÍTICOS EN SU BURBUJA

Todavía hay ingenuos que piensan que en los aparatos de los grandes partidos hay gente (asesores los llaman) que trabaja para advertir al líder de turno cuando las decisiones concretas o las grandes líneas políticas que siguen, están equivocadas.
Nada de eso, se toman las decisiones, se emprende determinado camino y de ahí en adelante, todo se vuelve un coro de aplaudidores que jamás sabrá reconocer y mucho menos apuntar a su líder, que se han equivocado. El político que llega a un alto puesto, vive a partir de su encumbramiento en una burbuja que le aísla de la realidad, rodeado de una serie de personajes de mayor o menor relevancia que lo único que buscan es mantener su estatus. Las decisiones que toman, en el mejor de los casos, están fundamentadas en su buena voluntad, ni siquiera niego eso, pero si ven que aquello no da resultado, lo último que harán es admitir su error, cuando no empecinarse en seguir el rumbo equivocado.
Comentaba hace poco el escritor Alex Rovira que una persona muy cercana a Zapatero, le había dicho que nadie (NADIE) del entorno del presidente le decía nunca (NUNCA) que lo estaba haciendo mal. Y es que en las esferas del poder, seas del color político que seas, te acabas aislando de la realidad.
Está bien que quien gana unas elecciones lo celebre, incluso es humano que se regodee en el triunfo, pero convendría que pasado un tiempo prudencial, pusiera los pies en el suelo y escuchara a la gente, a los ciudadanos en general y no solo a los aduladores.
Siempre recuerdo, a cuenta de esto, al esclavo romano que acompañaba al general victorioso en su cuadriga, cuando celebraba el triunfo por las calles de Roma y, al tiempo que sujetaba la corona de laurel sobre la cabeza del héroe, le repetía la famosa frase "Respice post te, hominem te esse memento".
Convendría que alguien cercano les dijera de vez en cuando, cuando viniera al caso, claro, no por que sí: No te creas que los estás haciendo todo bien.



viernes, 28 de agosto de 2015

EL GATOPARDO

Una tórrida tarde de primavera, la familia Salina reza el rosario en su residencia de Palermo, hasta que un inesperado suceso interrumpe la oración: en el huerto aparece el cadáver de un soldado.
Las tropas de Garibaldi han desembarcado en Marsala y la conmoción se adueña de los sicilianos. Tancredi "Alfonso" Falconeri (Alain Delon), se apresta a unirse a los camisas rojas, su tío y tutor, el Príncipe Don Fabrizio Salina (Burt Lancaster), se muestra contrariado porque su sobrino predilecto comulgue con los revolucionarios en contra de los principios de la clase a que pertenece, la más rancia nobleza italiana.
Pero Falconeri le explica a su tío, a quien respeta y admira, que si quieren que todo siga como está, es preciso que todo cambie.
Don Fabrizio capta enseguida la esencia de ese pensamiento y se apresta a enfrentar los nuevos tiempos con la visión de un escéptico que sabe que su tiempo y el de su clase ha llegado a su fin, que una nueva clase emergente está en disposición de ocupar el lugar del que ellos van a ser desalojados. Por eso, cuando su sobrino le escribe para que solicite la mano de Angelica (Claudia Cardinale), la hija del alcalde de Donnafugatta, el lugar donde tienen su residencia veraniega los Salina, comprende que aquel es el camino lógico para que el poder siga en las mismas manos que lo han tenido hasta entonces en alianza con los recién llegados.


Adaptación de la novela del mismo nombre, única que escribió Giuseppe Tomasi de Lampedusa, en un guión que firman, además del propio realizador del film, Pasquale Festa Campanile, entre otros.
La novela, tenida por una de las cumbres literarias del Siglo XX, es una obra de rara belleza, sin que los críticos sepan determinar de manera concluyente la causa, quizá porque es un conjunto de razones lo que hace que el libro resulte atractivo: la excelencia de su prosa, su gran poder de evocación y la habilidad para recrear en el plano ficticio la época histórica del Risorgimento italiano.
La película acaba antes de lo que lo hace la novela, que explica algunos sucesos posteriores y nos vuelve a traer a algunos de los personajes después de pasados unos cuantos años, cuando ya son ancianos.


Con una espléndida partitura de Nino Rota que, aparte de las composiciones originales, adapta polcas, mazurcas y un vals inédito de Verdi.
La fotografía, no menos brillante, muestra algunas tomas muy conseguidas del paisaje siciliano y se recrea en la suntuosidad de los decorados y el vestuario. En general, la película tiene un aire pictórico en muchas de las escenas que se ve han sido planificadas por Visconti al detalle, en cuanto al entorno, distribución de los personajes, colocación de la cámara, etc.


Bendita sea la imposición que le hicieron a Luchino Visconti para que incluyera a un actor norteamericano entre los protagonistas del film. Las iniciales reticencias del italiano, se trocaron en una estrecha colaboración cuando se dio cuenta de que Lancaster era el Don Fabrizio perfecto y es que el actor logra una interpretación de magnífico nivel difícilmente superable.
Me sonrío al leer ciertas críticas que tachan al film de aburrido y de falto de acción. Creo que quien dice estas cosas no ha leído la novela, en ella no ocurre gran cosa, los sucesos históricos, los grandes cambios que sufre la Italia del momento, ocurren fuera del marco de la narración, porque al autor lo que realmente le interesa presentar en ella es el fresco de una sociedad determinada que pueda ilustrar su propia noción de la historia.
Eso lo capta muy bien el film, por eso es abundante en texturas, en aromas, en ilusiones y en la visión casi onírica de la realidad del protagonista.
Una magnífica película, con muchos momentos de gran brillantez y una escena, de 45 minutos nada menos, que es la de la fiesta y el baile final llena de simbolismo y en la que Lancaster/Don Fabrizio, a través de miradas y gestos nos ofrece toda una lección interpretativa.




jueves, 27 de agosto de 2015

LA CHICA DEL TREN

Un best seller publicitado sin ambages como el libro del año, el vade retro para algunos lectores que ven este tipo de publicaciones como sospechosas de mucho ruido y pocas nueces.
Cuando lo vi en el escaparate de las librerías me llamó la atención y pensé que podía ser una buena alternativa lectora para el verano. Antes de nada he de señalar que no me arrepiento, al menos no tienes la sensación de haber echado tu tiempo a la basura.
Bien escrito, con buen manejo de los tiempos y de la tensión narrativa que requiere cualquier thriller que se precie, el relato gira en torno a la desaparición de uno de los tres personajes que juegan como narradores de la novela, tres mujeres, Rachel, Megan y Anna cuyos nombres encabezan los capítulos en los que nos van relatando partes del todo que conforma la obra.
Rachel, una vida inestable, pasando por un momento nefasto tras su separación de Tom, acude todos los días a trabajar a Londres, desde una de las ciudades perífericas. Su tren, siempre el mismo, el de las 8,04 h., se detiene casi a diario ante un semáforo en rojo desde el que Rachel ve el barrio donde vivía. Tres o cuatro casas más arriba de la que fue su hogar, vive una pareja a la que no conoce, pero para la que se inventa una historia de felicidad e incluso unos nombres: Jess y Jason. Un día Rachel ve a Jess en actitud cariñosa con otro hombre que no es Jason, sus esquemas de felicidad para la desconocida pareja se rompen, pero lo que más llama su atención es la desaparición de Jess tras aquel episodio. Rachel tiene sospechas de que algo raro ha ocurrido e incluso llega a hablar con la policía, pero hay un problema, Rachel se ha convertido en una alcohólica y no deja de acosar a su antigua pareja y a su actual esposa, su testimonio es poco fiable.
A la manera de otros libros de intriga, el relato nos va llevando por caminos que mantienen la tensión y siembran la duda en el lector sobre qué es lo que ocurre y quien o quienes son los culpables y las víctimas de la situación creada y qué ha ocurrido alrededor del asesinato de Megan (verdadero nombre de Jess).
El lector menos avisado sabe a ciencia cierta quién es el culpable cincuenta páginas antes del final, pero eso no influye en que, a esas alturas, se vea impelido a llegar hasta el final del libro, porque entonces ya estamos implicados en la historia y los personajes se han colado en nuestro imaginario.
No creo que sea el libro del año, pero es un buen libro, no está nada mal, su construcción narrativa, sin ser nueva, es bastante original, conformando una especie del puzzle que se irá completando poco a poco. Además la novela tiene un extra que es el retrato interior de los personajes, sobre todo de las relaciones de pareja y sus consecuencias en cada uno de los protagonistas, algo que forma parte sustancial de la trama, mujeres atrapadas por el amor hacia hombres manipuladores, que no perciben los defectos, incluso el peligro que suponen para ellas, personajes un tanto paranoicos, cuando no directamente inestables.
Desde luego, como lectura vacacional es perfecto, aunque si eres lector ávido, te durará poco, es más, puede que te enganche, sobre todo cuando te aclares un poco con los personajes y te lo leas de un tirón acuciado por resolver el enigma.




miércoles, 26 de agosto de 2015

LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO

Colin Smith (Tom Courtenay) es un joven de clase obrera que vive en un barrio de Nottingham con su madre viuda, el amante de esta y sus tres hermanos pequeños. Tras padecer una dolorosa enfermedad, su padre murió, después de haber trabajado toda su vida en una fábrica de la localidad por un salario de miseria que no le iba a permitir salir de una vida sin ningún tipo de lujos, esto y las continuas discusiones en el hogar familiar, entre su padre que reprocha a su esposa que le engaña con otros y ella que le echa en cara que no trae suficiente dinero, harán que la vida de Colin no sea precisamente ejemplar, pero lo será aún menos cuando robe una panadería junto a un amigo. En lugar de gastar el dinero, lo esconden con objeto de recuperarlo más adelante, cuando el asunto se haya enfriado, pero la policía sospecha de ellos y no para de acosarles, hasta que, por una situación de mala fortuna para ellos, acaban encontrando el dinero, lo que lleva a Colin directamente al reformatorio. Una vez allí, se aficiona a correr y, gracias a sus cualidades como atleta, obtiene unos privilegios que no desea para sí. Hasta que finalmente tendrá que elegir entre el éxito como héroe deportivo y la soledad del corredor de fondo.


El guión está basado en un relato del escritor británico Alan Sillitoe, un hombre que había nacido en Nottingham y cuya beligerancia social y claridad de ideas son propias de un autor que evoca un paisaje obrero que conoce desde niño. Sillitoe había comenzado a escribir a mediados de los cincuenta del pasado siglo, durante su estancia en Mallorca, animado por su amigo Robert Graves y cuando ya había conocido a la que sería su compañera de por vida, la poeta norteamericana Ruth Fainlight. Sillitoe es tenido por uno de los más importantes escritores británicos de su generación.


El film, producido y dirigido por Tony Richardson, supuso la eclosión del llamado "FreeCinema" en el Reino Unido y técnicamente hace unos cuantos experimentos, no todos brillantes, ni mucho menos.
Tiene cosas llamativas, como la banda sonora que incluye temas de jazz libre y que en algunos pasajes está bastante bien; mezclas bastante logradas de tomas con cámara fija y móvil y un cierto aire de documental.
Pero sin duda, lo mejor del film es el espléndido uso del flashback, pocas veces se podrá ver una utilización más natural y lograda de esta técnica.


Pocas cosas menos poéticas que los barrios de las localidades que rodean Londres, en zonas industriales construidas sobre los escombros de los bombardeos de la II Guerra Mundial, sin embargo, la película consigue darle a la narración un aire entre poesía y realismo mediante la historia de este joven fruto de una sociedad dominada por el sombrío aislamiento de la clase obrera, los pequeños delitos que se cometen para salir adelante y la profunda ira que domina a los habitantes de las ciudades industriales.
La película logra seducir al espectador mediante su lenguaje sencillo y consigue transmitir la idea de cómo funcionaba en los 60 (quizá no haya cambiado tanto) el universo que nos propone: la vida sin esperanza, los prejuicios, los daños colaterales de la industrialización, la ubicuidad del delito, las ilusiones del laborismo político, el clasismo, los simulacros de la felicidad, la desconfianza, los rituales del grupo... y también, el vacío existencial que se refleja en la actitud ante la vida del protagonista que sabe que ha de correr, que la suya es una carrera de fondo, pero ¿hacia dónde? y, no menos importante, ¿con quién?.
¡Ah!, un último apunte, los aficionados al atletismo, que no se dejen engañar por el título, la carrera no es más que una disculpa, una gran metáfora, en ningún caso es una película deportiva.




martes, 25 de agosto de 2015

¿COMUNIDADES HISTÓRICAS?

En una de esas perversiones del lenguaje de las que tanto se sirven los políticos y otras personas interesadas, oímos hablar repetidamente de las Comunidades Históricas de este país (antes llamado España), hasta el punto de que algunos, sobre todo las nuevas generaciones que se han alimentado con este lenguaje desde la cuna, llegan a pensar que algunos de los que hoy aspiran a la independencia tienen una base histórica como antiguos reinos o estados soberanos en el pasado, o como si otros no tuvieran historia, o mejor Historia, porque de la que se escribe con minúsculas tenemos todos, muchas veces inventada.
¿Qué ocurre que Extremadura o las Islas Canarias, por ejemplo, no tienen Historia?
De la configuración por regiones actual, algunas comunidades jamás fueron estado como tal, comenzando por Cataluña o el País Vasco (ahora llamado Euskadi); la primera pasó de los Carolingios, dentro de la llamada Marca Hispánica, a pertenecer al Reino de Aragón (Cataluña, Valencia, Baleares, Sur de Italia, y otros territorios tan lejanos como los ducados de Atenas y Neopatria); en cuanto a las Vascongadas, unas veces dependiendo de la corona navarra, algunos territorios de los francos y últimamente, siempre como territorios de la corona de Castilla (esto dicho así a grandes rasgos).
Quizá Galicia, que de vez en cuando se asoma a las veleidades del independentismo, pudiera argumentar su condición de reino allá en las primeras épocas de la Reconquista.
Otros que, en ocasiones reivindican su condición de antiguo reino, son los andaluces, pero es menester apuntar que en época del califato, las posesiones del mismo eran bastante más amplias, si incluímos las tierras de frontera, que la actual región de Andalucía y que en los últimos periodos, aquello se circunscribía al reino nazarí de Granada.
Otro de los argumentos que se emplea es el del idioma propio. Me parece que es un derecho que se defienda y se cultive la lengua vernácula, pero quizá no sea argumento definitivo para pretender hacer de aquello un arma arrojadiza a la hora de buscar la independencia o mayores cuotas de autogobierno y, en el caso catalán, ni siquiera el idioma es exclusivo de ellos y, fuera de cuatro iluminados, dudo mucho que las gentes de Baleares, Valencia o las comarcas aragonesas que lo hablan, estén por la labor de ser incluídas en un hipotético estado catalán, en el que cambiarían Madrid por Barcelona y me parece que se encuentran mejor tal y como están ahora (pero esta es una opinión personal).
Otros lugares de España que fueron reino, o no son contemplados como regiones históricas (Asturias) o ni siquiera son comunidades autónomas (León).
Pero a lo que vamos, que lo de comunidades históricas, por el hecho de que sus estatutos fueran aprobados o tramitados en época de II República, me parece, si no ofensivo, sí un adjetivo que lleva a confusión, porque Historia hay en otras comunidades y quizá sería mejor llamarles de otra manera, aunque seguramente quedará menos correcto políticamente.



lunes, 24 de agosto de 2015

DULCE PÁJARO DE JUVENTUD

Chance Wayne (Paul Newman), regresa a la ciudad donde nació, una población del sur de los EE.UU. Lo hace acompañando a una pretendida Princesa Kosmonopolis, nombre tras el que se esconde Alexandra del Lago (Geraldine Page), una actriz que no lleva bien los estragos que el paso del tiempo deja en su físico y que trata de escapar de la realidad por medio del alcohol y de las drogas. Chance es su último acompañante de una larga lista de cuerpos jóvenes en los que refugia su frustración.
En la ciudad hay un hombre que dirige los destinos de la misma, incluso los de todo el condado, poniendo y quitando alcaldes y gobernadores, se trata del todopoderoso Tom "Boss" Finley (Ed Begley), un tipo que de la nada ha llegado a lo más alto, en el más puro estilo del sueño americano. Se vanagloria de haber sido llamado por Dios para librar a sus paisanos de la corrupción, cuando él mismo es un corrupto en el sentido moral, pero también en el material, que controla a sus adversarios mediante el chantaje, la amenaza y, cuando esto falla, la agresión directa.
Chance fue novio de Heavenly (Shirley Knight), la hija del Jefe Finley, de la que este le alejó interpretando que era demasiado poco lo que podía ofrecerle a su hija. Ahora, el joven pretende que Heavenly marche con él, pero el Sr. Finley no está por la labor y, tras amenazar a Chance, como ya hizo en el pasado, para que se olvide de su hija, ordena a su hijo Thomas (Rip Torn) que se deshaga de él.


El guión se basa en la obra de teatro del mismo nombre escrita por Tennessee Williams y en la que ya habían actuado, interpretando los mismos papeles, los principales actores, bajo la dirección de Elia Kazan. La versión cinematográfica está realizada por Richard Brooks.


Apoyada en unos diálogos de gran calado y en unas interpretaciones magníficas, el film critica, como en otras obras de Williams, las cerradas sociedades sureñas y a esos dirigentes clasistas y retrógrados que dominan los resortes del poder mediante la corrupción y un comportamiento hipócrita y falsamente moralista.
Chance Wayne es la representación de la otra cara del sueño americano: el fracaso y la inocencia perdida a manos de un espejismo, la búsqueda infructuosa de ese sueño que le han prometido y que le está vedado.


Los códigos morales de la época, obligaron a cambiar el final de la obra original, que queda aquí tremendamente suavizado y tergiversado. El duro final de la obra de Williams, explica la obsesión de la cámara por el espléndido torso desnudo de Newman, que pierde buena parte de su sentido con el cambio adoptado.
Maravillosa Geraldine Page interpretando a la desquiciada estrella que no sabe envejecer, dotando a su personaje de una fuerza y de una credibilidad que lo convierten en uno de los puntos fuertes de este drama, bien rodado y que sabe captar la atención del espectador.




sábado, 22 de agosto de 2015

HABLAR POR HABLAR

No te vayas sin hablar, parece el eslogan de cabecera de algunos periodistas que son enviados por sus medios a cubrir noticias.
Se plantan en medio de la calle y entrevistan al primero que pasa por allí para que hable sobre lo que se tercie, da igual, porque esa es otra, no es lo mismo decir tonterías sobre un partido de fútbol de la máxima rivalidad, que sobre un caso de asesinato, un secuestro o un caso de violencia de género, algunas temas deberían ser tratados con un mínimo de delicadeza, pero nada, ni por esas, ellos (y ellas), desenfundan la alcachofa y la plantan delante de la cara del primer insensato que pasa por allí para que escuchemos las frases recurrentes: "Parecía un buen chico", "es una familia muy buena, no comprendo cómo pudo hacerlo"... En fin, las tontadas de costumbre para que el entrevistador, que suele ser el que menos culpa tiene, porque se está jugando las habichuelas como vuelva de vacío, pueda regresar a la sede de su emisora o periódico, con la satisfacción del deber cumplido y algunos, me consta, con la sensación de que se han pasado cuatro años en la facultad y dos haciendo másters, para servir de comparsa a los fabricantes de la carnaza que demanda la sociedad y sentir vergüenza por formar parte del circo mediático.




viernes, 21 de agosto de 2015

MATAR A UN RUISEÑOR

Scout (Mary Badham), es una niña huérfana de madre, que vive con su padre, el abogado Atticus Finch (Gregory Peck) y su hermano Jem (Phillip Alford), en una pequeña localidad de los Estados Unidos.
Durante las vacaciones veraniegas, se dedica a jugar con su hermano, con ropa de chico, como a ella le gusta, descubriendo los misterios del mundo que la rodea. Es en uno de esos veranos, cuando se producirá un hecho que conmociona a la comunidad de la ciudad que vive sumida en las consecuencias de la Gran Depresión: Un joven de raza negra, Tom Robinson (Brock Peters) es acusado de haber violado a una muchacha blanca. El juez local, piensa en el Sr. Finch para que se haga cargo de la defensa de oficio del detenido y va a consultárselo. Atticus acepta el caso movido por sus convicciones morales y por la creencia en la igualdad de todos ante la ley, aunque sabe de sobra las consecuencias negativas que aquella decisión le va traer con algunos de sus vecinos.
Mientras los niños aprenden a apreciar los valores que encierra la manera de ser de su padre, el caso de Tom Robinson sigue adelante, no sin algún que otro sobresalto, hasta que se produce el juicio, al final del cual Tom será declarado culpable en una decisión a todas luces injusta, pues todas las pruebas presentadas en su contra carecen del más mínimo fundamento y solamente los prejuicios raciales explican que el jurado condene a Tom.


Adaptación de la novela del mismo título de la norteamericana Harper Lee, que le había valido el Pulitzer y que, hasta hace breves fechas (en España hasta este mismo año), era su única obra publicada.
El guión consigue hacer un gran trabajo, respetando y transmitiendo al espectador el espíritu de la novela y la maravillosa ambientación hace el resto, transportándonos a la época y el momento de la acción logrando sumergirnos en el ambiente de aventura, descubrimientos, miedos y odios, que rodean la vida diaria de los niños, los dos hermanos y su amigo Dill Harris (John Megna).
Si los niños consiguen espléndidas interpretaciones, la de Gregory Peck es para algunos, la mejor de su carrera, en este papel que le valió el Oscar de Hollywood. Y es que todos ellos logran darle esa naturalidad que separa la buenas, de las grandes interpretaciones.


La película, como la novela, contiene un alegato contra el racismo, pero permítanme que deje de lado ese asunto, de sobra estudiado en las apologías sobre el film, para alabar la parte que siempre me ha llegado más al corazón que nos es sino el estupendo relato que hace sobre el paso de la infancia a la madurez y, en este punto, la actuación de los niños, pero especialmente de Mary Badham, siempre me ha cautivado, por lo enternecedora que resulta, sin caer en ningún momento en ningún tipo de exceso.
Un film del que siempre que lo veo disfruto y que me sigue emocionando.




jueves, 20 de agosto de 2015

HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES

El libro es un vasto tratado sobre la historia de las herejías en España y de los herejes españoles. Herejes desde el punto de vista de la fe católica, claro, fé que, como en otras religiones, sirve de base a muchos de los argumentos que esgrime el autor y que van más allá de la razón, pues encuentran su fundamento en la fuentes de la ortodoxia católica que, en último caso, descansa en esa fé, en ese creer en lo que no se ve o no se puede probar desde la razón, es más, que en ocasiones, va contra ella.
Lo que podría haber sido una obra de investigación en este apartado de la Historia, se convierte en un libro militante que se hará harto indigesto, incluso para personas observantes en la Iglesia, ya que los conceptos y la visión que la propia Iglesia tiene sobre algunos de los asuntos aquí tratados, ha cambiado, al menos ha evolucionado en estos años (más de cien) que transcurren desde la aparición de aquella obra de juventud de Menéndez Pelayo.
Todo aquello que se sale del canón de la Iglesia Romana, es tratado incluso de forma inmisericorde por el autor que ve en todos los heterodoxos, incluídos judíos y moriscos, a gentes equivocadas, cuando no directamente perversos en sus doctrinas y creencias y con argumentos realmente desfasados y caducos a la hora de justificar la catolicidad española y el motivo de los fracasos de otras religiones o sectas en el territorio penínsular, aduciendo que el español es católico per se, por su propio carácter y calificando de actos de justicia la ejecución de las sentencias del Santo Oficio o de la justicia civil cuando se aplican a los no católicos y de martirio, cuando quien lo sufre es el ortodoxo. "Con unas pocas gotas de sangre se acabó con las sectas de Valladolid y Sevilla", dice cuando rememora los autos de fe contra los protestantes españoles.
Obra voluminosa, documentada hasta hacerse prolija, pero de de esos documentos saca el autor las conclusiones que se avienen a su propio pensamiento y propósito al escribir el libro que lo fue de cabecera del sector más rancio de la catolicidad hispana hasta hace bien poco.
La primera edición, en tres volúmenes, publicada entre 1880 y 1882, tuvo una tirada de 4.000 ejemplares, que se agotaron con relativa rapidez, al punto de convertirse en una verdadera rareza bibliográfica por la dificultad para encontrar un ejemplar a la venta, todo un éxito y más si tenemos en cuenta que es una de esas obras llamadas de erudición que no suelen tener tanta salida.




miércoles, 19 de agosto de 2015

EL PROCESO

Josef K (Anthony Perkins), un oscuro empleado de una oficina, despierta una mañana sobresaltado cuando ve que la puerta del cuarto de la pensión en la que se aloja, comienza a abrirse lentamente. Por ella penetra un hombre con gabardina y sombrero, algo que extraña sobremanera al Sr. K, dado que son las 6 de la mañana y la puerta por la que ha entrado es la que separa su cuarto del de otra inquilina, la señorita Burstner (Jeanne Moreau), que aún no ha regresado, pues trabaja en un cabaret y suele hacerlo muy tarde.
Aunque el intruso no llega a decirlo con claridad, Josef sabe que es un policía y sospecha que ha ido a interrogar a Marika Burstner, sin embargo, tras unos diálogos llenos de despropósitos, el hombre le comunica que a por quien ha ido es a por él y que debe acompañarlo en calidad de detenido. Por más que lo intenta, Josef no consigue que se le hagan saber los cargos que pesan sobre él y, aunque es dejado en semilibertad para que pueda acudir a su trabajo, al final se le obliga a comparecer ante un tribunal con el fin de dilucidar si se inicia el proceso. Josef se muestra valiente y decidido ante el peculiar tribunal, denunciando la irregularidad en la que le han puesto, sin ningún tipo de garantía procesal.
A pesar de que no desea ponerse en manos de abogado alguno, un tío suyo, el familiar más cercano que le queda, le convence para que visite a un letrado conocido suyo, el Sr. Hastler (Orson Welles), otro peculiar personaje en el que Josef nunca llegará a confiar, convencido de que todo forma parte de una conspiración.



Adaptación de la novela homónima de Franz Kafka, uno de los títulos fundamentales de la literatura del siglo XX.
Welles, realizador del film y autor del guión, respetando el mensaje final de la misma, hace un traslado libre del texto a la pantalla.


La banda sonora, de Jean Ledrut, repite, desde el mismo inicio, el famoso Adagio en sol menor, del veneciano Tomaso Albinoni, que a pesar de ser una obra del XVII/XVIII, había sido publicada solamente cuatro años antes del estreno del film y que, como otras cosas en él, tiene un fuerte carácter simbólico.
Welles no toma el papel protagonista, que interpreta con brillantez Perkins, sino que se reserva un papel secundario, pero de gran importancia y con diálogos de peso en la narración.
Actores destacados del film, son, además de los mencionados, Romy Schneider, en una interpretación que causó polémica entre sus fans, por lo alejado que está de sus interpretaciones edulcoradas en otras películas; Jeanne Moreau y el gran secundario Akim Tamiroff, para mi gusto, de lo mejor de la película, interpretando al Sr. Bloch, otro cliente del abogado que defiende a Josef K y que se halla en una situación similar a la de éste.


Welles contó con absoluta libertad en este film, que él calificó como su preferido, pero con la cortapisa del limitado presupuesto.
Hace gala de un sin fin de recursos técnicos, con movimientos de cámara que recorren un amplio abanico (primeros y primerísimos planos, picados y contrapicados, planos-secuencia...); los decorados que mezclan el ambiente opresivo de algunos escenarios, con otros de inmensidad desorbitada (grandes espacios, edificios grandiosos, pasillos interminables...). Es memorable la escena de los 600 empleados de la oficia en que trabaja K, en un espacio único, rodada en la antigua Gare d'Orsay justo antes de que se convirtiera en museo. Y, por contra, el de la escena inicial, la habitación de Josef, con el techo bajo, de manera que en el mismo fotograma podemos ver suelo, techo y paredes del recinto.


De esos films que no están hechos para todos los paladares, muchos espectadores la encontrarán tediosa y aburrida, sin embargo estamos ante todo un monumento de la cinematografía. Para Welles, a través de su adaptación, lo importante no es el proceso, ni siquiera la crítica al sistema judicial que es uno de los argumentos de la novela de Kafka, él se centra en la alienación del hombre por el poder, en la crítica premonitoria de Kafka hacia acontecimientos que estaban por venir y que él adivinó con absoluta clarividencia. Las referencias al Holocausto, a la misma guerra, son constantes en el film que se convierte en un brillante ejercicio cinematográfico, ante el evidente desafío que supone llevar esta obra a la pantalla.




martes, 18 de agosto de 2015

LA TIENDA ROJA

Reyes, guerreros, escritores, artistas, sabios, descubridores, científicos, inventores... Ellos ha escrito la Historia de la humanidad y sus hazañas, logros o crímenes, son los que figuran en los relatos que han llegado hasta nosotros. Grandes colectivos han quedado fuera de esa Historia escrita o relegados a rincones oscuros de la misma, desde el pueblo llano a círculos incluso más amplios, como el de las mujeres que no figuran en los libros, salvo contadas excepciones, mas que como esposas, madres o amantes de aquellos grandes protagonistas.
Sin embargo existieron, estaban allí, sufriendo o gozando, temiendo o riendo y, aunque en muchas ocasiones, privadas de algunas de las capacidades reconocidas a los hombres, en otras con voz propia y con medios a su alcance para desarrollar su propia vida.
A ellas, a las grandes olvidadas de la Historia, a las mujeres de ahora, pero sobre todo a las del pasado, es a quienes da voz Anita Diamant en esta peculiar y original novela, en la que Diná, la única hija de Jacob, el patriarca bíblico padre de doce varones, relata las experiencias de su vida y desgrana los recuerdos de "sus madres", la propia, Lía, la segunda esposa en importancia de su padre, Raquel, y las dos esclavas de estas.
Magnífico recorrido por este mundo de hombres en el que las mujeres encuentran su propio espacio a base de ser solidarias unas con otras y comportarse como hermanas en determinados momentos cruciales de sus vidas: la maternidad,el matrimonio, las tareas domésticas...
Un libro para todos, en el que los hombres aprendemos a apreciar más a nuestras compañeras y en el que ellas disfrutarán de esas claves que forman parte del mundo femenino en una época histórica muy difícil para sus congéneres.




lunes, 17 de agosto de 2015

CINCO SEMANAS EN GLOBO

El profesor Fergusson (Cedric Hardwicke) y su ayudante Jacques (Fabian), prueban su nuevo invento, un globo que no necesita del manejo del lastre para ascender o descender, sino que mediante un mecanismo, consigue calentar o enfriar el aire del aerostato produciendo el efecto deseado en cuanto a la altura de la navegación.
Para hacer la prueba definitiva, se prepara un largo viaje sobre África bajo los auspicios de un magnate de la prensa norteamericana, sin embargo, a última hora, Fergusson es llamado por el primer ministro inglés, para que cambie los planes de su viaje, atraviese el continente negro de este a oeste y llegue a la costa atlántica a fin de plantar allí la bandera británica y reclamar aquellos territorios para la corona, antes de que lo consiga un grupo de esclavistas que pretende crear allí un estado libre de las leyes británicas y poder dedicarse así al tráfico de esclavos.
La película adapta la novela del mismo título, escrita por Julio Verne y lo hace de una manera bastante libre. Lo que es un viaje de exploración de tres individuos, lo transforma en una especie de vacaciones de fin de curso, con un sinnúmero de pasajeros en la barquilla que más parece una autocaravana colgada de un globo y añadiendo un par de señoritas que cubrirán la "inevitable" presencia femenina en la película.


Con algunos actores de cierto nombre, la banda sonora del film tiene una canción muy pegadiza, con el mismo título del film y que se repite de forma recurrente a lo largo de la película; fue compuesta por Paul Sawtell.
Me ha parecido una película un tanto delirante, con una historia, que es la que pretende darle emoción al film, en el que se plantea una carrera hacia las costas occidentales de África por ser el primero en plantar la bandera en un territorio inexplorado, por una lado los ingleses y por otro, un grupo de esclavistas que yo me pregunto ¿qué bandera van a plantar?, ¿la del estado libre de piratalandia?
Las gracietas que se repiten a lo largo de la peli, sobre todo las que tienen que ver con la ineptitud de Red Buttons (Donald O'Shay), dan más pena que risa y todo eso de incluír al monito y a las dos chicas, transforman casi totalmente el relato de Verne.
El film incluye algunas imágenes de archivo para ilustrar paisajes de la sabana africana.


La película pretende ser una mezcla de comedia y film de aventuras, quedando a medio camino de ambos, sin lograr brillantez alguna en la parte cómica y sin transmitir la tensión necesaria en un buen film de aventuras.
Es entretenida, pero bastante penosa, de esas que se ven una vez y con ello es suficiente.




sábado, 15 de agosto de 2015

EL VOTO DEL MIEDO

Por dos veces hemos acudido los españoles al rescate del Partido Popular "gracias" a las nefastas políticas económicas del PSOE que estaba dejando al país (antes llamado España) como unos zorros.
En la época de Aznar los votantes agradecieron que el rumbo de la economía hubiera dado un giro a mejor y sólo la equivocada gestión de otros asuntos, como el de la Guerra de Irak, apeó a los populares del gobierno. Sin embargo, en esta ocasión, con Rajoy al frente del gobierno, las políticas adoptadas han pasado una factura tremenda al gobierno y amenazan con repetir la debacle de las municipales, en las generales de fin de año. ¿Por qué? Bueno, no soy ningún experto en política, ni en economía, pero sí que soy un ciudadano y un votante y bajo mi humilde percepción, una de las razones es que ante la disyuntiva que se le presentaba, con los incontables casos de corrupción que desangraban al país, Mariano y su equipo se pusieron del lado de los fuertes, primordialmente bancos y grandes corporaciones de servicios, precisamente quienes más daño han causado a la masa social, a la que se ha dejado de lado en sus reclamaciones y solicitudes de justicia.
Ahora apelan al voto del miedo ante lo que va a venir, haciendo ver que los pactos son malos y que los que llegan nos van a hundir y no tienen ideas claras, sino populismo puro y duro. Pero mientras tanto, como señalaba el otro día Fernando Garea en El País, el ciudadano ve un parlamento en el que se sienta en este momento un diputado que recibía pagos de una constructora sin que se haya querido actuar contra él; otro que ocultó a la Cámara que trabajaba para una entidad financiera, lo que está expresamente prohibido por la ley; otra que dimitió como ministra y que será juzgada como beneficiaria en un caso de corrupción; otra que dijo desde su escaño “que se jodan” mientras se debatían en el pleno recortes para los parados; otros dos que fueron condenados por conducir bajo los efectos del alcohol; uno de ellos, además, ocultó al juez que era diputado y hubo que anular la condena y repetir su procedimiento en el Tribunal Supremo; otro que fue expulsado de su grupo parlamentario y está pendiente del suplicatorio para que pueda actuarse contra él por un caso de fraude millonario a los parados; una vicepresidenta de la Cámara que fue sorprendida jugando al Candy Crush mientras presidía un pleno importante; un presidente del Gobierno que envió mensajes de apoyo a un extesorero cuando ya se sabía que tenía cuentas en Suiza
Y ahora, para acabar de rematar la faena de lo que el ciudadano medio considera un desprecio prepotente por parte del poder hacia los administrados, el ministro del Interior recibe en su despacho oficial a un imputado en varios procedimientos económicos con gran repercusión social y contra el que se manifiestan pensionistas que perdieron sus ahorros, pretendiendo justificarlo al aducir que es un ejercicio de transparencia haberlo recibido allí, en vez de entrevistarse con él en un restaurante, cuando el único ejercicio que han hecho es cometer una imprudencia con visos de chulería despreciativa.
Hoy, aquel partido que daba confianza a millones de ciudadanos, se ha convertido en el mayor valedor de quienes atentan contra el estado del bienestar, nos ha traído una recuperación económica a base de contratos basura, de una deuda galopante, de millones de parados y de engaños como aquel con el que comenzó su andadura al subir los impuestos cuando había predicado como receta lo contrario.
Creo que en lugar de recurrir al miedo, debería buscar otros argumentos para hacer más atractivo su mensaje, aunque quizá ya sea un poco tarde, o tal vez es que se han alejado tanto de la realidad que están orgullosos de su actuación.



viernes, 14 de agosto de 2015

LA VENGANZA DE DON MENDO

Don Mendo Salazar, Marqués de Cabra (Fernando Fernán Gómez), tiene amores con Magdalena (Paloma Valdés), hija de don Nuño Manso de Jarama (Joaquín Roa), que a su vez, ha prometido a su hija en matrimonio a don Pedro Collado, Duque de Toro (Juanjo Menéndez) que una noche, sorprende a Don Mendo en los aposentos de doña Magdalena, a donde ha llegado por una escala que ella le tendió.
Para preservar el honor de Magdalena, don Mendo declara que ha ido hasta allí a robar y para probarlo, muestra un collar propiedad de Magdalena que, en realidad, le había entregado ella para satisfacer unas deudas de juego, sin embargo, con este ardid, el honor de su dama quedará a salvo a pesar de que tal confesión le va a acarrear a don Mendo un desdichado destino: será emparedado.
El día de la boda entre Magdalena y el de Toro, será el elegido para ejecutar la sentencia, sin embargo, el Marqués de Moncada (José Vivó), se las arregla para sustituír a don Mendo por un cadáver que será a quien empareden, mientras el reo consigue huír disfrazado de fraile.
Mendo es consciente de que Magdalena se ha aprovechado de que su condición de caballero le ha llevado a mantener su palabra más allá de lo debido y que ella es una coqueta impenitente, por lo que jura no descansar hasta tomar cumplida venganza.


Fernán Gómez adapta para el cine la conocida obra de D. Pedro Muñoz Seca, una pieza maestra del subgénero conocido como astracán, en el que el autor, asesinado por los comunistas en una saca de la cheka en la que estaba recluído, quiere hacer una crítica divertida de los modos del teatro clásico, no sólo el calderoniano español, sino incluso del europeo de autores como Shakespeare.
Fernán Gómez no pretende ocultar el origen teatral de la obra, lo remarca desde el inicio, en el que los actores son presentados con el fondo de un telón de teatro, con dibujos de Enrique Herreros, famoso por sus colaboraciones en La Codorniz, pero muy vinculado al mundo del cine en su faceta de cartelista.
El director se imbuye del espíritu de Muñoz Seca y echa su cuarto a espadas, añadiendo su particular astracanada sobre las adaptaciones al cine, los decorados, etc.
En el film intervienen algunos actores del renombre en la escena española, encabezados por el propio Fernán Gómez y la guapísima Paloma Valdés.


Una película muy divertida, en la que veo antecedentes del humor posterior de gente como los Monty Python, en el que la palabra tiene especial relevancia a la hora de conseguir la sonrisa, incluso la carcajada del espectador, con esos ripios maravillosos y los conseguidos dobles sentidos y juegos de palabras que mantienen al público atento al desarrollo de la narración.
Original y conseguida adaptación que hará las delicias de quien contemple la cinta.




jueves, 13 de agosto de 2015

¿ARTE O EXHIBICIONISMO?

Preguntas de esas que se hace uno sobre la condición humana, en este caso a raíz de un suelto de prensa en el que leía que un vecino (o varios, no recuerdo), de un lugar que no he retenido en la memoria, iba a "decorar" las paredes del pueblo.
Este hombre quizá sea un artista, seguramente un artista menor, en todo caso, de lo contrario, la noticia habría aparecido más destacada, lo más probable es que en sus genes haya rastros de los hombres prehistóricos que se dedicaron al arte rupestre.
Cuando leía la nota de prensa me preguntaba si sería alguien que tenía poco que hacer, a quien las labores domésticas le causan repelús y se las deja a su santa esposa o es que realmente se siente tocado por las musas y piensa que lo suyo es un arte con mayúsculas. Porque lo que realmente me llamó la atención es por qué este hombre decide en un momento dado que quiere pintar las paredes que dan a la calle y no se conforma con pintar para él y para quien quiera verlo.
De esto hay mucho por ahí, ese cierto afán de exhibicionismo, empezando por este mundo de los bloggers en el que algunos pululamos. ¿Por qué escribimos aquí, para que lo vea cualquier hijo de vecino y no nos dedicamos a hacerlo en privado, en el cuaderno de toda la vida que después guardaremos en un cajón?
En fin, preguntas que dejo en el aire, quizá el que tenga poco que hacer, al menos en este momento, sea yo y no ese artista que va a "regalar" a sus vecinos con sus pinturas que quizá sean muy alabadas o tal vez a alguno le lleven a pensar que mejor hubiera decorado las paredes del salón de su casa.




miércoles, 12 de agosto de 2015

EL AMO DEL MUNDO

La localidad de Morgantown, en Pennsylvania, es un lugar tranquilo de vida monótona, hasta el punto de que algunos de sus habitantes se quejan de lo aburrido que resulta el transcurrir del tiempo. Un día, en una montaña próxima, comienzan a verse extraños fenómenos y se escucha una voz que recita pasajes de la Biblia, lo que despierta el interés de los diarios nacionales y del propio gobierno de los EE.UU., que envía al agente John Strock (Charles Bronson) a entrevistarse con el Sr. Prudent (Henry Hull), un fabricante de armas que posee un globo aerostático, con el fin de que se lo preste para sobrevolar la montaña y observar cuál es el origen de los misterios que provienen de su cima.
Prudent accede y comienzan una ascensión en la que, además de los dos mencionados, viajarán Dorothy (Mary Webster), la hija de Prudent y el prometido de esta, Phillip Evans (David Frankham). Cuando están próximos a su objetivo, reciben un ataque y el globo es derribado, sufriendo todos sus ocupantes una conmoción que les deja inconscientes. Al despertar, se encuentran en un lugar desconocido que resulta ser un artefacto volador al mando del Capitán Robur (Vincent Price), que les hace saber la imposibilidad de regresar a la civilización por miedo a que revelen su secreto.
Robur es un convencido antibelicista, resuelto a acabar con los conflictos armados en todo el planeta, seguro de que son el origen de buena parte de los males de la humanidad.


El guión se basa en dos novelas poco conocidas de Julio Verne. "Robur el conquistador" y "El amo del Mundo", que no es sino una especie de secuela de la anterior.
El refrito de ambas narraciones no es necesariamente brillante. Altera bastantes cosas del original, desapareciendo la competición que hay en la primera de ellas por conquistar el espacio aéreo y modificando la nave, el Albatros, que aparece en la segunda, que de ser un vehículo que se mueve por tierra, mar y aire, pasa a ser solamente un aparato volador.


La película arranca con una especie de documental de más de tres minutos en los que se hace un somero recorrido por los intentos del hombre para volar, unas imágenes que, para mi gusto, no aportan gran cosa y que dan pie a pensar que se tenía pensado hacer una cosa y se ha hecho otra, pues el film se centra en la manía u obsesión de Robur por acabar con las guerras, para lo cual, por cierto, no duda en llevarse por delante a quien se interponga en su camino a base de lanzar pepinazos a diestro y siniestro.
Unos efectos especiales bastante penosos, intentan hacer ver al espectador las posibilidades del ingenio en que vuela el peculiar capitán, pero todo ello queda bastante mal, incluso para una película de principios de los 60.


Tanto en las imágenes de presentación, como en la cartelería que sirvió de propaganda al film se hace mención de otras obras de Verne, entre ellas La vuelta al mundo en 80 días 20.000 leguas de viaje submarino y precisamente de esta última, parece que fusila literalmente grandes tramos de guión, como si los personajes hubieran sido trasladados tal cual a este film, tornando al sueco Ned Land, por el agente Strock, convirtiendo a la tripulación del Albatros en marineros de origen multiétnico (como los del Nautilus), y al capitán Robur en una especie de Nemo.
La película es bastante floja, con unos personajes que dan grima, tienen reacciones simplonas e infantiles y sus actuaciones son incluso malas, en parte debido a los penosos diálogos y a las patéticas situaciones en las que les coloca el guión.
¿Para pasar el rato?, creo que ni para eso vale.