miércoles, 1 de octubre de 2025

EL GRAN DESFILE

 


Jim (John Gilbert) es un niño rico que nunca ha trabajado. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, Jim, presionado por su novia, se alista junto a otros dos jóvenes, Bull (Tom O'Brien) y Slim (Karl Dane). Cuando llegan a Francia se dan cuenta de que la guerra no es lo que esperaban.


Dirigida por King Vidor, fue la película más taquillera de la Metro, hasta Lo que el viento se llevó.
La historia tiene dos vertientes, si se quiere bastante diferentes entre sí, por un lado la historia romántica que transcurre en la retaguardia, cuando el protagonista se enamora de una joven francesa, y la parte puramente bélica. Ambas están bastante bien hilvanadas y esa es una de las razones por las que el film obtuvo tanto éxito en su momento.


En cuanto a película de guerra, es bastante atípica para la época, no es que sea declaradamente antibelicista, aunque tenga algunos pasajes en que critica explícitamente el sinsentido de la guerra, pero tampoco es, ni mucho menos, un film propagandístico ni que se dedique a exaltar el espíritu guerrero. Vidor opta por el camino intermedio que da como resultado una visión bastante realista de lo que puede ser verse inmerso en un conflicto armado para un soldado cualquiera. En primer lugar, destacando la desaparición de las fronteras sociales, una vez enfundado en el uniforme, nada distingue al noble del plebeyo, desaparecen los privilegios de clase y comienza la dura realidad. Lejos de la épica del combate, en esa primera parte del film, vemos la dura vida del soldado en la que transcurre la mayor parte del tiempo que pasará en el ejército: Dormir en establos que previamente hay que sanear, comer donde y como se puede, lavar la ropa en un río o en cualquier lugar donde pueda encontrarse agua, igual sucede con el aseo personal. Sacrificio, trabajo duro y repetitivo y poco brillo en el día a día. 
La parte bélica está muy bien concebida, los combates transcurren en parte por la noche, si bien se mira, con el juego de luces y sombra y el magnífico empleo de los efectos especiales, podemos presenciar bombardeos aéreos, por ejemplo, sin necesidad de ver aviones, basta con el estallido y el resplandor de las bombas. La tensión y el peligro están muy bien conseguidos igual que ocurre con las espléndidas escenas del final, una vez que Jim ha regresado, tremendamente evocadoras que sugieren al espectador la dureza del retorno a casa con las secuelas del conflicto en el cuerpo y la memoria de la tragedia vivida y las vidas perdidas en la cabeza. La vida y la forma de verla de Jim, ya no será la misma nunca más. 
Esto lo hemos visto en unas cuantas películas posteriores, la desmitificación de la guerra, donde no hay héroes, sino supervivientes en el mejor de los casos, films que posiblemente superen a este, pero King Vidor fue el primero que lo hizo y en tantas películas bélicas que se han sucedido y que el aficionado guarda en su memoria por lo bien que está plasmada esa otra cara de la guerra, está la huella que dejó este film.




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