La fachada norte de esta construcción (la que se conserva), se asoma a la población leonesa de Valencia de Don Juan, mientras detrás está flanqueada por la ubérrima vega del río Esla que proporciona frescor y riqueza a la ciudad.
Amenos paisajes los que rodean el sitio que son lugar idóneo para el solaz y la contemplación de las bellezas que la naturaleza proporciona.
Aunque el castillo es su santo y seña, Valencia de Don Juan es mucho más que la antigua fortaleza y la visita a ella ofrecerá al visitante agradables y curiosos lugares para contemplar y pasar una jornada de lo más entretenida y provechosa.




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