SABEN AQUELL

 

En la Barcelona de finales de los 60, Eugenio Jofra (David Verdaguer), un joven joyero, conoce a Conchita (Carolina Yuste) y el flechazo es instantáneo. Eugenio aprende a tocar la guitarra para acompañar a Conchita, para lo que tendrá que luchar contra el miedo escénico. Empieza así la carrera musical de ‘Els dos’. Cuando Conchita se tiene que ausentar durante dos semanas de Barcelona para acompañar a su madre que tiene los días contados, convence a Eugenio para que lleve a cabo las actuaciones él solo. Cuando regresa, Eugenio se ha convertido en un fenómeno del humor underground de la ciudad. Poco a poco, entre los dos irán construyendo al personaje: las gafas, la camisa negra, el taburete, los cigarrillos y el vaso de tubo, que convertirán al personaje en un éxito inesperado en una España deprimida que busca desesperadamente reírse con ese singular cómico que empieza todos sus chistes con "Saben aquell que diu…".

El guion adapta los libros "Saben aquel que diu..." y "Eugenio", escritos por Gerard Jofra, hijo de Eugenio que colaboró como asesor en el film y también tiene una breve aparición en el mismo. 

Publicados 10 y 18 años después de la muerte de Eugenio respectivamente, la voz de su hijo nos descubre en los libros la persona que se escondía tras el personaje. ¿Cómo llegó a los escenarios? ¿Quiénes fueron sus referentes? ¿Cómo empezó en el mundo del espectáculo? ¿Cuándo empezó a tener éxito y por qué? ¿Por qué fue tan importante Conchita Alcaide, su mujer? ¿Por qué vestía siempre de negro? ¿Por qué abandonó los escenarios? ¿Cómo fue su proceso autodestructivo? En definitiva, ¿quién era realmente Eugenio?

Hablar de Eugenio es hacerlo de la memoria colectiva de un país en tiempos bien recientes, un personaje conocido, entrañable incluso para aquellos a quienes no gustaba su humor. David Trueba sabe traernos al hombre y al personaje de forma acertada, en buena medida gracias a la conseguida ambientación, al buen trabajo de los intérpretes y a la sabia mezcla de humor y drama que logra hacernos reír y emocionarnos a partes iguales, haciendo un retrato en el que nos presenta a un hombre que a mi me recuerda a aquellos payasos de tragedia que llevaban dentro el dolor, la pena y las contradicciones y cuando se pintaban la cara escondían tras la máscara, como Eugenio tras sus gafas, todas las contradicciones del ser humano que son. 

Magnífica película por lo acertado de la narración y lo atractivo del personaje de quien su realizador sabe sacar todo el partido posible.