miércoles, 10 de abril de 2024

UNA VIDA MARCADA

 


Martin Rome (Richard Conte) es un astuto y peligroso delincuente que se encuentra hospitalizado en grave estado tras haber sufrido cuatro heridas de bala en el atraco a una joyería en el que ha matado a un policía. Cuando está a punto de ser operado, recibe la visita del corrupto abogado Niles (Berry Kroeger) para que asuma una acusación de robo de joyas y homicidio de un cliente suyo, ya que de todos modos Rome se enfrenta a la silla eléctrica. Martin no acepta y Niles le amenaza con involucrar en el asunto a su novia Teena Riconti (Debra Paget). El teniente de homicidios Vittorio Candella (Victor Mature), compañero de juegos durante la infancia de Rome, será el encargado de comprobar la acusación de Niles, mientras Rome, temeroso de que encuentren a Teena y le ocurra algo malo, escapa del hospital penitenciario y acude al despacho de Niles, al que también acaba asesinando.


El guion adapta la novela The Chair for Martin Rome, del estadounidense Henry Edward Helseth, que relata una historia recurrente en este mundo criminal de los años 30, el del policía y el delincuente que se criaron en el mismo barrio.


Melodrama en el que Robert Siodmak demuestra su habilidad para transformar un tema que puede resultar indiferente, en todo un brillante ejercicio de cine negro, sacando partido del rodaje en exteriores que alcanza su frenesí en las escenas finales en que el asesino huye dejando tras de sí un reguero de dolor, traición y muerte.
Con una hermosa partitura de Alfred Newman, el film nos acerca unos personajes antitéticos que a partir de una infancia común en un ambiente conflictivo, eligieron caminos diferentes. "El bueno" tiene un carácter frío y distante, pero es el que defiende la ley y la justicia; "el malo" posee un carácter despreocupado y cautivador, pero en sus actos, presididos por el egoísmo y el interés propio, no tiene piedad ni siquiera consigo mismo.
Siodmak nos conduce a través de un relato en el que la actividad es constante, la ausencia de reposo está siempre presente y trata de transmitirla al espectador por medio de la falta de sueño de los personajes que se muestran cansados y al límite de sus fuerzas físicas. 




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