Eginardo (770-840) fue un alto funcionario de la corte de Carlomagno. De origen germánico, se educa en la abadía de Fulda, desde donde pronto pasa a la denominada escuela palatina de Aquisgrán (que acabará dirigiendo). Muy joven entró en la corte de Carlomagno, el cual le encomendó algún asunto de importancia. Tuvo ocasión, pues, de conocer íntimamente y de tratar con asiduidad al famoso emperador, cuya fisonomía desfigurarán, engrandeciéndola y casi convirtiéndola en un mito, las tradiciones posteriores. Su Vita Karoli Magni Imperatoris, escrita originalmente en latín, es un documento que, si bien en algunos trechos no ofrece una garantía segura, tiene el gran valor de constituír la biografía de una persona perfectamente conocida por el biógrafo, en la que son constantes las reminiscencias de la biografías de los emperadores romanos escritas por Suetonio.
La obra está compuesta, además de por el prólogo, por una introducción y cinco libros. En la introducción, Einhard presenta su trabajo y sus objetivos. En el libro I habla de la caída de la dinastía merovingia y de los primeros carolingios, anteriores a Carlomagno. El libro II trata de las campañas militares y los problemas políticos de Carlomagno. El libro III describe la vida del emperador y de su familia. El libro IV se centra en los últimos años de su reinado y el libro V recoge una transcripción del testamento de Carlomagno y un elogio de Luis el Piadoso.
Hacia 828, cuando comienzan los graves enfrentamientos entre los nietos de Carlomagno que darán lugar a la división del Imperio (e indirectamente al nacimiento de lo que con el tiempo serán Francia y Alemania), Eginardo se retira a la vida privada y es entonces cuando escribe el libro sobre Carlomagno, en el que, además de los acontecimientos históricos más importantes de su reinado, se nos proporciona información muy precisa acerca de sus hábitos personales y sus gustos, sobre los que el autor tenía información directa.
A lo largo del libro, da otros detalles sobre su comportamiento, gustos, educación, aficiones, estudios, incluso su forma de vestir. Reproduzco aquí unos párrafos en los que Eginardo traza el retrato del Emperador:
De ancha y robusta complexión, era de estatura elevada, sin nada que le fuese, por otra parte, excesivo, pues media siete pies de alto, la cabeza, redondeada por su parte superior, grandes ojos vivos, la nariz un poco más larga que el término medio de los demás, hermosos cabellos blancos, fisonomía alegre y abierta. Daba también, exteriormente, sentado o de pie, una fuerte impresión de autoridad y dignidad, con lo que apenas se notaba que su cuello era grueso y su vientre un poco demasiado abultado, tan armoniosas eran las proporciones de su cuerpo. Sus gestos eran seguros y en conjunto, viriles. La voz era clara, sin concordar, no obstante, enteramente, con su aspecto físico. Dotado de buena salud, solo estuvo enfermo los cuatro últimos años de su vida, en que fue sorprendido por frecuentes accesos de fiebre y acabó incluso por cojear. Pero seguía todavía en sus trece, en vez de escuchar el consejo de sus médicos, a los que había aborrecido porque le aconsejaban renunciase a las carnes asadas, que le gustaban, sustituyéndolas por carnes hervidas.
Carlos I el Grande, Carlomagno, logró restaurar un imperio enorme en la Europa occidental. Ha sido en realidad un predecesor destacado de la Unión Europea, tal como la conocemos hoy. Contaba con una dimensión humana, como ya no queda entre los dirigentes de la actual Europa.
ResponderEliminarEn efecto, su reinado y su idea de una Europa unida, está reconocido como un precedente de la actual Unión Europea.
Eliminargracias+
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