lunes, 28 de julio de 2025

LOS ROJOS Y LOS BLANCOS

 


Frontera rusa cerca del Volga durante la Primera Guerra Mundial. Los Blancos zaristas se enfrentan a los Rojos bolcheviques, que son apoyados por voluntarios húngaros. En la inmensa planicie se produce la caza del hombre, la ejecución de prisioneros, incluso de heridos, los caballos en desbandada...


La película fue es una coproducción húngaro-soviética que pretendía celebrar el quincuagésimo aniversario de la Revolución de Octubre rusa de 1917. Los preparativos comenzaron en 1966 y para la parte soviética, incluso cuando se estaba escribiendo el guion, era cada vez más evidente que no obtendrían la película heroica y laudatoria que la política cultural oficial esperaba. El entonces director de MAFILM (el estudio cinematográfico más grande e importante de Hungría), István Nemeskürty, defendió al director y su visión artística. La parte húngara también insistió en que se asignaran puestos clave en el equipo a húngaros. El estilo único de Miklós Jancsó requería un método de trabajo especial, algo nuevo para los participantes rusos. La parte húngara también estipuló que el material filmado se revelaría en Hungría y que la película se montaría allí. Las escenas exteriores se filmaron en los alrededores de Kostromá, en la actual Rusia europea, a orillas del río Volga. Finalmente, se realizaron dos versiones durante la posproducción. La versión soviética, mucho más corta, eliminó las escenas más violentas y con desnudos.


Planos generales, escenas multitudinarias, paisaje infinito, jinetes al galope, los habituales planos-secuencia de Jancsó, están presentes en esta particular parábola antibelicista de desarrollo que puede resultar confuso, deliberadamente buscado por el realizador magiar, pues al fin y al cabo, la guerra lo es y dependiendo de la situación, la línea del frente se vuelve aún más peligrosa precisamente por la confusión. Los personajes aparecen y desaparecen sin que tengamos la posibilidad de familiarizarnos con ellos y los violentos de ahora pasan a ser los violentados en la secuencia siguiente, de manera que lo que vemos es lo que se pretende que veamos, que todos son parecidos y que en ambos bandos hay gente que mantiene unas mínimas reglas y otros que se dejan llevar por una crueldad insensata.
Una manera diferente de hablarnos de la violencia humana dejando de lado efectismos y centrándose en lo absurdo de los comportamientos que una y otra vez repetimos a lo largo de la historia.




4 comentarios:

  1. La verdad es que la revolución bolchevique no terminó con la guerra en Rusia, se mantuvo unos años más como contienda civil. Me extraña una intervención húngara, y más del lado rojo, lo que debe tener mucho de licencia histórica que permite una narración como testigo y no como un revisionista.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues al parecer la hubo, claro que no eran tropas regulares, sino voluntarios y la verdad es que yo no veo nada extraño. En la Guerra Civil Española hubo voluntarios de países que, como tales, no estaban alineados con el bando al que dichos voluntarios servían.

      Eliminar