Amanda (Katharine Hepburn) y Adam (Spencer Tracy) son un idílico matrimonio de abogados cuya paz conyugal se ve afectada cuando un caso los enfrenta en los tribunales como defensor y fiscal respectivamente: una mujer es juzgada por disparar contra su marido y la amante de éste. Adam no duda de la culpabilidad de la acusada, pero Amanda no es de la misma opinión.
Al parecer, el guion se inspira en la historia real de los abogados William Dwight Whitney y Dorothy Whitney, esposos que representaron a Raymond Massey y a su esposa Adrianne Allen en su divorcio. Tras el divorcio de los Massey, los Whitney se divorciaron y se casaron con sus respectivos Massey.
Seguramente algunas de las situaciones que plantea el film suenen algo añejas vistas ahora, al menos en las formas, otras, por desgracia, no tanto. De cualquier modo, George Cukor sabe sacar partido de un guion con sugestivos diálogos y de los momentos divertidos que se suceden a lo largo de la narración, apoyándose en las interpretaciones de la pareja protagonista. Para calificar la labor de Tracy y Hepburn, seguramente la palabra más repetida que encontraréis en las críticas es "química".
Una película con momentos y secuencias muy divertidos e ingeniosos que la convierten en una comedia de alto nivel.
Está sí que la he visto. Un beso
ResponderEliminarUn saludo para ti.
EliminarLa verdad es que esta pareja ha funcionado siempre muy bien, aunque los dos actores por separado son geniales, juntos bordan la perfección. Me permito contar la anécdota que leí de su primer encuentro (igual ya la sabe).
ResponderEliminarEn su primer encuentro Katherine, por no sentirse muy intimidada, le dijo a Spencer Tracy:
- No se si en la pantalla pareceré muy alta para usted.
A lo que el actor replicó:
- No se preocupe, en seguida se sentirá más pequeña.
El caso es que de aquí surgió una gran amistad e, incluso, el amor.
Un saludo.
Hay muchas anécdotas de su larga y fructífera relación tanto dentro como fuera de la pantalla.
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