TIERRA DE TODOS

 

Las tropas nacionalistas está a punto de tomar una posición republicana al otro lado del río, pero las condiciones meteorológicas y la eventualidad de una crecida les hace desistir del ataque. Patrullas de ambos bandos se destacan para intentar conocer las fuerzas con las que cuenta el enemigo. Es así como Juan (Manuel Gallardo) y Andrés (Fernando Cebrián) sobreviven a una sangrienta escaramuza. Juan hiere a Andrés y lo hace prisionero. Bajo un auténtico diluvio, buscan refugio en una casa en la que viven tres mujeres: una anciana, una embarazada y una chica joven. Pernoctar bajo el mismo techo les lleva a conocerse un poco y a pensar de otra manera.

Supongo que como todas las películas que abordaban el tema de la Guerra Civil desde una óptica no del todo complaciente con la historia oficial, tendría sus problemas con la censura que no se hasta que punto cambiarían los planteamientos iniciales del film. Sea como fuere, Antonio Isasi-Isasmendi, realizador y productor de la película parte de un guión que podemos considerar valiente para la época (1961) en el que trata con cierta ecuanimidad a los dos bandos contendientes. Siempre se ha dicho al comentar este film que es de los primeros, si no el primero, que hace un intento serio por ser objetivo con ambos contendientes huyendo de la clásica división en buenos y malos. Para poder abordarlo de esta manera, la película recurre a una historia paralela en la que salvar la vida de una parturienta y su criatura hacen que los protagonistas dejen a un lado sus antagonismos y pongan por delante las razones humanitarias.

Además de lo bien fotografiada que está y de cómo consigue transmitirnos la sensación de agobio, incomodidad y cierta desesperación por la lluvia, casi un personaje más del film, hay un par de cosas que me han llamado la atención: Por un lado lo bien rodadas que están las escenas iniciales de la escaramuza entre ambas patrullas, que nos recuerdan más al cine de Hollywood que a lo cutres que eran esas escenas en las películas españolas de la época, algo que, por otro lado, era una marca de identidad en el cine de Isasi, considerado el más hollywoodense de los realizadores españoles del momento. El caso es que más parece que estemos viendo escenas de las pelis americanas en las selvas de Birmania o en el conflicto de Corea. El segundo asunto es que dentro del tono conciliatorio entre ambos bandos que se quiere dar a la película, éste, en todo caso, se refiere solo a los combatientes, porque hay un personaje que casi pasa desapercibido, incluso algunos critican que aparezca porque les parece extemporáneo, el del civil que se esconde en casa de las mujeres. Este personaje sirve para hacer una furibunda crítica sobre quienes se negaron a combatir en la guerra que, mira tú por donde, quizá eran los más lúcidos de todos. Su actitud sirve para lanzar una soflama despiadada contra quienes se negaban a pegar tiros en aquella guerra cruel, se le tacha de cobarde y miserable y es despreciado por ambos protagonistas, de manera que se hace una apología desmedida por quienes están en el frente matando o muriendo. 

En cualquier caso, más allá de interpretaciones, estamos ante una película que busca caminos diferentes en una época en que hacerlo era complicado cuando no imposible, bastante bien hecha y que merece ser rescatada del olvido a que estuvo abocada, víctima de los tiempos y de una distribución penosa que apenas hizo nada porque fuera exhibida con dignidad.