Vincent Parry (Humphrey Bogart), un hombre que ha sido injustamente encarcelado por el asesinato de su mujer escapa de la prisión con la intención de probar su inocencia. Irene Jansen (Lauren Bacall), una joven artista, le presta ayuda, porque su padre también fue víctima de un error judicial.
El fugitivo, al comprobar que su fotografía aparece en todos los periódicos, decide acudir a la cirugía plástica para cambiar sus rasgos, por eso, la primera parte del film está rodada con cámara subjetiva, en que la acción se nos muestra desde el punto de vista del protagonista. No vemos su rostro hasta que no está en el apartamento de Irene recuperándose de la operación, al cabo de una hora de metraje, hasta entonces únicamente le contemplamos de espaldas o bien su cara está en sombras u oculta tras las vendas.
El guion, del propio realizador, Delmer Daves, adapta la novela Dark Passage, del estadounidense David Goodis, publicada por entregas en la revista The Saturday Evening Post, poco antes de su traslado a la gran pantalla.
Con una más que llamativa fotografía de Sidney Hickox, con escenas en las que se mezclan interiores con otras de las calles de San Francisco y su famoso Golden Gate, sin embargo el guion del film es bastante endeble, plagado de situaciones tan inverosímiles que, en ocasiones, rayan lo ridículo al pretender que la narración avance mediante giros caprichosos, cuando no directamente inexplicables y poco o nada creíbles.
Tras retirar el vendaje que cubre el rostro de Vincent y comprobar los resultados, éste le advierte a Irene que no tenga ninguna ocurrencia: "No te cambies la cara, me gusta tal como es".