viernes, 17 de enero de 2025

KES

 


Billy Casper (David Bradley), un chico de 15 años que vive en un pequeño pueblo minero del Condado de Yorkshire, no va bien en el colegio, donde sufre las burlas de sus compañeros, y en casa ha de lidiar con la indiferencia de su madre y un hermano mayor maltratador. Domestica y entrena a su mascota, un halcón, al que llama Kes. Ayudado y alentado por su profesor de inglés, el Sr. Farthing (Colin Welland), Billy finalmente encuentra un propósito positivo para su infeliz existencia, hasta que ocurre una tragedia.


Basada en la novela A Kestrel for a Knave, de Barry Hines, el propio escritor y el realizador Ken Loach, son los autores del guion que adapta el libro.


Despojado de ese maniqueísmo de que se le acusa en algunas de sus películas, el realizador británico nos acerca este drama social con un niño como protagonista y reflejo de una sociedad, la de los sesenta, en que la enseñanza era muy otra a la que conocemos en la actualidad, con algunos profesores (insisto en lo de algunos, ni mucho menos pretendo generalizar) que aplicaban el "ordeno y mando" cuando las situaciones se ponían complicadas o, sencillamente, no eran capaces de arreglar las cosas de otra forma. Sin dramatismo, acudiendo a la naturalidad en la narración, con una puesta en escena que se acomoda a un entorno real, Loach nos muestra cómo la potenciación de las capacidades y no la imposición, ni la rigidez de un sistema, pueden ayudar a encauzar con éxito la vida de alguien en un entorno que ofrece pocas expectativas de futuro. No hay mensaje ni soluciones en esta historia de gran carga emocional.




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