La novela transcurre durante los seis meses que precedieron a los fatales idus de marzo del año 44 a. C. "La reconstrucción histórica no está entre los objetivos principales de esta obra. Podríamos decir que es una fantasía sobre ciertos acontecimientos y personajes de los últimos días de la República romana", escribe el propio Thornton Wilder en la introducción. Pero esa "fantasía" siempre proporciona al lector una sensación de realidad, pues todo el libro está compuesto de registros contemporáneos, en su mayoría cartas o diarios, ocasionalmente en documentos oficiales, a veces de citas de historiadores posteriores.
La técnica empleada, junto al conocimiento erudito del mundo clásico que poseía el señor Wilder, da como resultado un trabajo convincente y atractivo, pues sabe alterar las reglas a la hora de manipular los detalles de manera creativa, sin desvirtuar lo que la historia real nos cuenta.
A sus ojos, el dictador severo y amenazador se convierte en un hombre de cultura, un amante de la poesía, incluso en una especie de filósofo. Wilder emplea un enfoque innovador de la novela epistolar, de este modo, destierra el tiempo pasado y la voz narrativa y, al utilizar cartas y otros textos en gran parte inventados, ayuda a que los personajes cobren vida con todas sus inseguridades, ambiciones, celos, odios y reflexiones, de forma que el lector puede sentir que los desaparecidos César, Cleopatra, Clodia, Bruto, Marco Antonio, Pompeya, Calpurnia o Cicerón, están aún entre nosotros.
Pues tendré que leerlo. Las historias que se desarrollan a partir de un hecho real siempre resultan interesantes, por lo que tienen de conjetura y porque es un ejercicio de imaginación.
ResponderEliminarUn saludo
En este caso, se respetan bastante los hechos históricos y la imaginación queda más para el comportamiento de los personajes.
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