lunes, 1 de octubre de 2018

LA RUTA DEL TABACO

En Georgia, cerca del río Savannah, vive Hillter Jeeter Lester (Charley Grapewin), un tipo pícaro y perezoso. Junto a su casa, que también habitan su esposa Ada (Elizabeth Patterson), su hijo Dude (William Tracy) y su hija Ellie May (Gene Tierney), una joven de 23 años que no está bien desarrollada mentalmente, discurre la llamada ruta del tabaco. Cuando el banco decide hacerse cargo de sus tierras para resarcirse de las deudas de su antiguo propietario, su amigo, el capitán Tim Harmon (Dana Andrews), convence al banquero George Payne (Grant Mitchell) para que arriende la tierra a Jeeter por una cantidad de 100 dólares al año. Jeeter pretende sacarle el dinero a la viuda Bessie Rice (Marjorie Rambeau) que acaba de recibir 800 dólares de la compañía de seguros de vida. Sin embargo, Bessie decide casarse con Dude y usa el dinero para comprar un auto nuevo para Dude. Jeeter trama un medio para vender su automóvil mientras trata de casar a Ellie May con su yerno Lov Bensey (Ward Bond) al que ha abandonado su actual esposa (también hija de Jeeter), huyendo a la ciudad para trabajar en las fábricas.
El guión adapta una obra de teatro de Jack Kirkland basada en la novela de Erskine Caldwell.
El peso de la historia recae en el personaje de Jeeter Lester, un tipo decadente y haragán, que se hace simpático al espectador. Casi todos los personajes están dibujados de forma exagerada y la única persona que parece guardar un gramo de cordura es Ada, la esposa de Jeeter.
Cuenta una historia dura y llena de desesperanza, pero el aire de bufonada que le da Ford y la caricaturización de los personajes, hace que esto quede suavizado, algunos lo llamarán así, otros dirán que queda desvirtuado.
A pesar de ser la menos significativa de esa especie de trilogía de películas con conciencia social (junto a Las uvas de la ira y ¡Qué verde era mi valle!, esta historia de los decadentes blancos de Georgia, no deja de tener sus momentos mágicos.


Una anécdota un poco larga: El coche que  Bessie le compra a Dude, un Ford Super de Luxe Convertible Club Coupe de principios de 1941, sobrevivió, de manera increíble a su terrible experiencia en la película. Durante el rodaje, varias veces choca y derriba vallas de madera; roza un árbol y se estrella contra otro, que derriba y debajo del cual ha de salir; embiste por detrás al viejo auto de Jeeter; choca lateralmente contra una camioneta a la que saca de la carretera;  chocó contra un cobertizo para herramientas (una imagen que fue cortada); lo cargan de madera, tirando los troncos sin ningún cuidado sobre el asiento trasero; Jeeter le lanza piedras y le arranca un faro y, casi al final de la película, Lov Bensey, se arrastra bajo el coche, lo levanta y lo queda volcado con las ruedas hacia arriba. Después de esto, el conductor acrobático Harvey Parry, encargado de pilotar el auto en muchas de esas tomas, lo devolvió al estudio. Un empleado del estudio, Arthur Webb, compró el convertible muy dañado a la 20th Century-Fox y, con su hermano Don, comenzó a repararlo invirtiendo cientos de horas de trabajo personal y 125 dólares en piezas nuevas de un concesionario de Beverly Hills.




4 comentarios:

  1. Jodó con la fortaleza de aquellos FORD del XX. Eran de piedra y acero.

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  2. Buena película con una Gene Tierney bellísima pese a sus astrosos ropajes.

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    1. Cargada de erotismo la escena en que se arrastra hacia Ward Bond para que le de comida.

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