Comanche Todd (Richard Widmark), hijo de un misionero blanco criado por comanches, mata a los hombres que violaron a su esposa y la asesinaron, a ella y a sus hijos. Capturado, el sheriff que le lleva detenido quiere que llegue vivo al pueblo más próximo para ser colgado y cobrar la recompensa. En el camino se unen a una caravana, que será emboscada y atacada por los apaches cuyas familias fueron asesinadas por los blancos. Ahora, los seis jóvenes supervivientes no tienen otra opción que confiar en su dudoso protector, Todd, mientras cientos de apaches vengativos los persiguen sedientos de sangre.
Dirigida por Delmer Daves, la película ofrece una hermosa fotografía de paisajes naturales de Arizona y narra una historia de supervivencia en la que los personajes van evolucionando, de forma que los más reticentes al liderazgo de quien tienen por un asesino, van siendo conscientes, poco a poco, de que su única salvación es la lealtad de unos con otros y la unidad del grupo para aprovechar las pocas oportunidades de salir con vida del difícil trance en que se hallan.
Con un claro discurso contra los prejuicios raciales, tiene magníficas secuencias en las que la cámara de Davis sabe buscar los mejores ángulos para sacar partido del entorno.
Vista con criterios actuales, tal vez a algunos les resulte ingenua en algunos pasajes y en su resolución final.
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