Herta Müller, autora del libro, explica que el título del libro viene de «...un giro rumano. En este idioma es relativamente frecuente decir "He vuelto a ser un faisán", que significa: "He vuelto a fracasar", "No lo he logrado". Es decir, en rumano el faisán es un perdedor, mientras en alemán es un arrogante fanfarrón. Es sabido que el faisán es una ave incapaz de volar, vive en el suelo. Cuando empiezas a cazar y todavía no sabes hacerlo bien, cazas faisanes, la presa más fácil, puesto que el faisán no puede escapar. Los rumanos han incorporado ese rasgo a su metáfora. ¿Y cuál han tomado los alemanes con la suya? Las plumas, el plumaje, lo cual no deja de ser muy superficial. La vida del animal no interesa a la metáfora alemana; a los rumanos les interesa la existencia del ave, y eso me fascina.»
El libro, compuesto de breves capítulos, narra la espera de una familia rumana para conseguir los papeles que les permitan emigrar a Alemania durante el régimen de Nicolae Ceaușescu, algo que le ocurrió a ella misma. Perteneciente a una familia de Suabos del Banato (minoría germano-parlante de la región de Timișoara, en Rumanía). Su padre, Josef Müller, que se ganaba la vida como camionero, fue formado como nazi y sirvió durante la II Guerra Mundial en las Waffen-SS. Su madre, Katharina Müller, fue deportada a la Unión Soviética en 1945, donde pasó cinco años en un campo de trabajo realizando "trabajos de reparación", y su abuelo, que era granjero y comerciante, había sido expropiado bajo el régimen comunista rumano.
La obra comentada responde al estilo de su autora, muy influenciado por la poesía, utilizando repeticiones, paralelismos, elipsis y otros recursos más propios de la poesía. Escrito de forma hermosa y concisa, plagado de imágenes poéticas, a veces un tanto surrealistas, si se quiere y desafiando la interpretación que les de el lector.
La historia aborda también la corrupción del régimen rumano, algo que estaba instaurado y asimilado por la población (¡qué remedio!): Las mujeres se acuestan con policías, o se dan regalos para obtener los papeles de salida del país. También se habla de la situación de la minoría germano-parlante, hay un párrafo, por ejemplo en el que un paisano se sorprende de que aún hubiera alemanes después de Hitler. En 1987, Herta Müller consiguió el permiso para marcharse de Rumanía y se fue a Alemania Occidental con su marido –el novelista Richard Wagner– y su madre. A pesar de hallarse en otro país, ella asegura que la Securitate (la policía política rumana) no dejó de intimidarla.
El 8 de octubre de 2009, se anunció que había ganado el Premio Nobel de Literatura, que reconocía su capacidad para describir «con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, el paisaje de los desposeídos».
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