miércoles, 24 de noviembre de 2021

VIVAMENTE EL DOMINGO

 


Julien Vercel (Jean-Louis Trintignant), propietario de una agencia inmobiliaria, es el principal sospechoso del asesinato de Claude Massoulier (Jean-Pierre Kalfon), que aparece muerto cuando había ido a cazar patos y, como descubre más tarde, era amante de su mujer. La situación de Julien empeora cuando se le imputa el asesinato de su esposa, que aparece muerta en su casa tras haber discutido el matrimonio, lo que le obliga a desaparecer antes de que la policía le detenga. Será su fiel secretaria, Barbara Becker (Fanny Ardant), secretamente enamorada de él, aunque no del todo convencida de su inocencia, la que comience a investigar por su cuenta para descubrir al verdadero culpable, primero, tratando de aclarar lo que pudo ocurrir en la relación entre Massoulier y Marie-Christine, lo que la lleva a sospechar del hermano del difunto. Barbara, sin experiencia como investigadora, deberá enfrentarse a situaciones imprevistas en su afán por descubrir la identidad del verdadero asesino.


El guión se basa en la novela The Long Saturday Night, del norteamericano Charles Williams.
La fotografía, en blanco y negro, es de Nestor Almendros y en el film se mezclan diferentes géneros: comedia, intriga, policiaco...


Seguramente no es la mejor película de Truffaut, pero en ella, que a la postre sería su último trabajo como realizador, vemos muchas de las constantes de su cine, la sencillez y naturalidad con que transcurre la narración, el sonido directo, el recuerdo de que vemos una obra de ficción que nos traen los ensayos teatrales a los que acude la protagonista y la obsesiva presencia de la mujer, tanto como mujer fatal, como en el de ser inteligente por encima del varón. Como comedida tampoco es que sea realmente brillante, aunque tiene algún momento de cierto nivel; el misterio y la intriga apenas lo son y dejan de interesarnos como tales al poco de comenzado, cuando vemos que las pesquisas de los protagonistas avanzan mediante ocurrencias que nada tienen de brillantes o logradas, sino de casualidades introducidas de cualquier manera en un guión que da la impresión de estar deliberadamente descuidado. 
Y sin embargo, el espectador asiste a un film que le cautiva como obra de arte, en el que lo demás casi carece de importancia. Muchos han visto en la película un homenaje a Hitchcock, del que Truffaut, además de admirador, se convirtió en el mayor especialista de su obra y asistimos también a un explícito homenaje cinéfilo a Stanley Kubrick (Senderos de gloria), además de a un espléndido trabajo de interpretación de Fanny Ardant a la que la cámara sigue con delectación. 
Un film para disfrutar, como seguramente lo hizo el propio Truffaut, para ver una película en la que lo primordial es el arte que contiene, la maestría de uno de los grandes, una especie de regalo que el realizador francés ofrece a sus incondicionales.




8 comentarios:

  1. No la recuerdo muy bien pero seguro que me gustaría porque me gusta todo Truffaut.

    Saludos.

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  2. No la he visto y tomo muy buena nota porque me gusta Truffaut y aunqu eno sea la mejor siempre merece la pena echar un vistazo.
    Feliz tarde.

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    1. Ya sabes que con estos grandes directores, decir que no es su mejor película no es decir mucho, ya que hasta sus peores films pueden estar por encima de la media.

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  3. Lo de Truffaut va más allá del cine: para él, el hecho de hacer películas era más una forma de entender la vida que no un oficio. Incluso en el caso de títulos supuestamente menores como éste.

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  4. Hola Trecce!
    Anotada queda. Madre mía la cantidad de asignaturas pendientes que tengo...
    Saludos!

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