TODO VA BIEN

Suzanne (Jane Fonda), una corresponsal americana en Francia, y su marido Jacques (Yves Montand), un director vanguardista venido a menos, se ven envueltos en una huelga de trabajadores en una fábrica en la que quedan atrapados. La crisis que atraviesa su relación coincide con la crisis social y política que dejaron los rescoldos del Mayo Francés.

Película con mucho de experimental y vanguardista, repetición de planos, travellings que avanzan y retroceden, entrevistas en que el entrevistado se dirige a la cámara situada en el punto de vista del espectador y con las preguntas fuera de la banda sonora, decorados llamativos, composiciones que no lo son menos, un mismo plano en que vemos diferentes estancias del edificio de la fábrica, como las viñetas en que veíamos 13 Rue del Percebe...

Godard, muy participativo en el movimiento de Mayo del 68, nos traslada su desencanto tras los cuatro años transcurridos en los que le ha dado tiempo a reflexionar sobre la verdadera dimensión de lo que aquello supuso, una especie de cambio para que todo siguiera igual, la sociedad de consumo en pleno auge y la clase obrera devuelta al redil tras adquirir conciencia de que una cosa es predicar y otra dar trigo. 

Un meritorio y original experimento narrativo que se convierte en un interesante documento sobre la sociedad francesa y por extensión, europea, de los primeros 70, con una magnífica Jane Fonda que, por cierto, se desenvuelve muy bien en las escenas en las que tiene que hablar francés, idioma que domina a la perfección.