martes, 30 de noviembre de 2021

EL DIOS DE LA LLUVIA LLORA SOBRE MEXICO

 

No deja de resultar curioso que una de las mejores novelas sobre la conquista de México y la figura de Hernán Cortés, fuera escrita por un húngaro, László Passuth, un hombre de larga y prolífica trayectoria literaria que, sin tener ninguna relación especial con España, sin embargo, se ve que se sintió atraído por nuestra cultura.
Además de su interés como novela histórica, lo tiene también como obra literaria, está bien escrito y, en algunos pasajes nos regala un cierto tono poético muy conseguido que no resulta empalagoso en absoluto.
Como digo, no solo asistimos a la conquista del país azteca por los españoles, sino que acompañamos a la figura de Cortés desde sus tiempos de estudiante en Salamanca hasta su visita a la corte toledana de Carlos I para defenderse de los agravios que contra él arrojaban sus enemigos y poner a los pies del emperador los nuevos territorios conquistados llamados por entonces Nueva España.
No voy a meterme en discusiones, tan en boga en los últimos tiempos, sobre el carácter que la conquista de América despierta en algunos, ya saben, que si fue un genocidio, que si los españoles llevaron la ruina a los nuevos territorios descubiertos y todo eso. De verdad que respeto cuantas opiniones se tengan sobre aquel acontecimiento sin parangón, pero no es el objeto de esta humilde reseña meterme en esos caminos tortuosos.
Passuth nos retrata en su libro a un Hernán Cortés bastante humanizado, a medio camino entre el terrible guerrero y el excelso conquistador con que lo pintan otras crónicas. Este hombre que, pese a pertenecer a una sencilla familia hidalga, poseía cierta cultura para la época (alcanzó el grado de bachiller en Salamanca y en su mochila llevaba un ejemplar de La Biblia y otro de La Conquista de las Galias, de Julio César), tras una juventud nada pacífica, en la que más de una vez hubo de salir por pies tras ciertas aventuras galantes, llega a las tierras recién descubiertas, como tantos otros españoles de la época, en busca de fortuna, primero en La Española y más tarde en Cuba, donde obtiene algunas posesiones que se dedica a cultivar y comienza lo que podríamos llamar su carrera política, hasta el punto de organiza una expedición hacia las costas de lo que más tarde sería México que, por su enemistad manifiesta con el gobernador de Cuba, es suspendida a última hora, una orden que Cortés ignoró y, por su cuenta, asumiendo los riesgos que conllevaba desobedecer esas órdenes, emprende el viaje de lo que, a la postre, sería una de las gestas más increíbles y llamativos de la conquista americana.
Y a partir de aquí, se nos va narrando cómo, al mando de un reducido grupo de españoles y merced a una hábil política de alianzas con tlascaltecas, totonecas y otras tribus que se sentía sojuzgadas por la tiranía azteca y a una serie de casualidades que supo aprovechar, la conquista siguió adelante. Conocemos a los personajes que acompañaron a Cortés, sus capitanes, Malinali (bautizada como doña Marina por los españoles), la indígena intérprete y concubina del conquistador y también a sus enemigos, con los que hubo de enfrentarse en no pocas ocasiones. También nos acercamos a las culturas indígenas, tradiciones, supersticiones y el gran desarrollo que habían alcanzado en algunos aspectos y a las reacciones de sorpresa, incredulidad y admiración que despertaron en los españoles algunas de las grandes ciudades que encontraron, como Tenochtitlan o Tlatelolco, que superaban cuanto hubieran podido imaginar de quienes esperaban fueran unos seres salvajes y culturalmente atrasados y encontraban de buenas a primeras estos impresionantes tesoros urbanísticos.
La conquista se nos presenta como un hecho heroico, pero también encontramos el respeto de Cortés por sus enemigos, la tragedia que supuso la muerte de Moctezuma, llorada por los españoles por la bondad y generosidad que había mostrado con ellos y tantos otros episodios conocidos de la historia que salpicaron aquellas jornadas en las que gloria y dolor se entremezclan dependiendo de la perspectiva desde la que sean observadas. 
El libro no está exento de épica, pero también baja los pies al suelo para mostrar miseria, muerte, humillación y desconsuelo, tanto por parte de los indígenas, como de aquellos hombre, aventureros, pero humanos al fin y al cabo, que muchas veces pagaron con su sangre sus conquistas que, sin embargo, al emperador le saldrían gratis.
Un libro atractivo, sobre todo para quienes tengan interés sobre los relatos históricos o para los que quieran acercarse a algunos de los hechos y circunstancias que rodearon aquellos días. Las conclusiones de lo que supuso, tanto para sus protagonistas de un lado u otro, como sobre la posteridad, quedan a juicio de cada cual.



10 comentarios:

  1. El libro es magnífico, lo leí hace un montón de años, más bien me lo bebí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo lo recuerdo, siendo un niño, en la estantería de libros de mi padre.

      Eliminar
    2. Qué gracia: me acabo de dar cuenta de que yo también lo tengo en una estantería (y no era consciente de ello). Buena ocasión para leerlo. Gracias por la entrada.

      Eliminar
    3. Mira lo que he tardado yo en leerlo después de haberlo tenido delante durante toda mi infancia y juventud.

      Eliminar
  2. Hola.
    Muchas gracias por la reseña, me parece interesantísima.
    Feliz día.

    ResponderEliminar
  3. Hola Trecce!
    Tomo buena nota del libro. Si me permites, una pequeña sugerencia que espero encuentres interesante, es un programa que suele emitir contenidos de muy buena calidad, este en particular guarda relación con esta entrada.
    https://www.rtve.es/play/audios/documentos-rne/1521-conquista-mexico-19-11-21/6209642/
    Saludos!

    ResponderEliminar
  4. Sería interesante que el presidente de México, López Obrador, y también, por qué no, el papa Francisco leyeran esta novela histórica de László Passuth, donde da a entender claramente, que la expedición española dirigida por Hernán Cortés no fue allí a dominar a los mexicanos de entonces. En vez de eso, los liberó de la tiranía a la que les tenían sometidos los aztecas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabes que ahora lo que se lleva es reescribir la historia.

      Eliminar