martes, 16 de noviembre de 2021

EL HOMBRE DE MÁRMOL

 


En 1976, Agnieszka (Krystyna Janda), una joven de Cracovia que está realizando su diplomatura en cine, investiga la vida de un obrero, llamado Mateusz Birkut (Jerzy Radziwilowicz), quien en los años 50 fue, de manera fugaz, un héroe proletario. Su objetivo es investigar cómo se originó esa leyenda y qué efectos provocó en él. Revisa tomas descartadas y metraje censurado y entrevista a los amigos del hombre, a su ex esposa y al cineasta que lo convirtió en un héroe. Surge así el retrato de un hombre que creía en la revolución obrera, en la construcción de viviendas para todos, y al que sus mismas virtudes condujeron a su ruina. Su estilo duro y el contenido de la película ponen nervioso al supervisor del trabajo de la joven estudiante que da por terminado el proyecto con la excusa de que está por encima del presupuesto. ¿Hay alguna forma de que pueda llevar la película hasta su finalización?


Película de 1977 en la que el polaco Andrzej Wajda, uno de los más prestigiosos realizadores del cine europeo, lleva a cabo una crítica acendrada sobre el pasado reciente y la actualidad del momento en su país bajo el régimen comunista.


Lo hace siguiendo a una joven realizadora que realiza su trabajo de fin de carrera. Se nos muestran falsos documentales en los que podemos ver al protagonista, el joven albañil Mateusz Birkut, realizando trabajos a destajo y convertido en un héroe del stajanovismo imperante en los 50 en los regímenes de la órbita soviética. Su integridad le llevará a la perdición al no plegarse a los consejos de que se olvide de la situación de un compañero que ha sido detenido. 
Trasladados al momento actual (los años 70), la joven Agnieszka, se encuentra con que, aunque el estalinismo ha desaparecido y algunos de los perseguidos han sido rehabilitados, no todo ha cambiado y abundan los silencios, las advertencias de represalias y las cortapisas y prohibiciones para su trabajo de investigación. 
Las interpretaciones son correctas, quizá un tanto estresante la de Krystyna Janda, que parece afectada de hiperactividad y sus movimientos y deambulaciones casi histéricas, llegan a ser agobiantes. Magnífico el trabajo de montaje para un film que quizá a alguno le pueda parecer que ha quedado algo desfasado, pero que, en su momento, supuso una crítica acertada y valiente, hecha desde dentro, de los excesos de la dictadura disfrazados de progresos sociales y de defensa de la revolución a cualquier precio, lo que servía a las autoridades para llevar a cabo sus planes, fueran equivocados o no, pasando por encima de cualquier convención que supusiera contradecir o poner en peligro sus dictados. No está demás echar un vistazo al pasado reciente de cada país para tener una idea de cómo era la vida entonces en cada uno de ellos y lo que ha costado llegar hasta aquí, cuando algunos nostálgicos parece que añoran ciertos regímenes de los que solo ven lo que les interesa.




4 comentarios:

  1. Ese último párrafo es lapidario. Más aún hoy en día cuando las dictaduras de izquierda alantadas por China y los mal llamados "PROGRES" están mutando para acabar a la Democracia desde adentro.

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    1. Puede ser que se estén adaptando a los tiempos simulando una especie de pseudodemocracia.

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  2. Que tal Trecce!
    Una película muy recomendable y de la que poco se habla. Me quedo muy grabado el detalle de los ladrillos cuando se quema las manos. A mi con Krystyn Janda me paso algo parecido, me ponía nervioso por momentos.
    Saludos!

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