El célebre escritor Miguel de Unamuno (Karra Elejalde) decide apoyar públicamente la sublevación militar de 1936, que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras, el general Franco (Santi Prego) consigue sumar sus tropas al territorio sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra. La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento de algunos de sus compañeros provoca que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios. Cuando Franco traslada su cuartel general a Salamanca y es nombrado Jefe del Estado en la zona nacional, Unamuno acude a su Palacio, decidido a hacerle una petición.
La película transcurre en gran parte, en el verano de 1936, al poco de iniciarse el conflicto civil en España. Con buenas actuaciones en general y alguna de ellas incluso destacada en papeles de difícil interpretación (sobre todo los de Millán Astray, Franco y el propio protagonista del film), por las connotaciones que conllevan.
Magnífica ambientación y Amenábar que demuestra oficio y arte a la hora de colocar y mover la cámara.
La de Unamuno es una figura controvertida en la reciente historia de España, no resultaba fácil acercarse a ella y Amenábar ha demostrado valentía al emprender este trabajo y, yo creo, que el enfoque que le ha dado es acertado.
Enfrentado a la monarquía, que llegó a desterrarle a Fuerteventura, fue uno de los valedores de la llegada de la República de la que, como les sucedió a otros intelectuales españoles que habían depositado en ella todas sus esperanzas, se mostró desencantado por la deriva social-comunista que, a su juicio, iba tomando y por los desmanes que algunos llevaron a cabo. Acogió con no menos esperanza la sublevación militar que pensó, llegaba para poner orden en todo aquello, hasta que se dio de bruces con la realidad viendo los abusos y crímenes que los sublevados estaban cometiendo.
Como le dice uno de los personajes, su amigo y discípulo predilecto Salvador Vila (Carlos Serrano-Clark), Unamuno era un hombre que cambiaba de pensamiento cada dos por tres y que se equivocaba más a menudo de lo que él quería reconocer, posiblemente llevado por un espíritu reflexivo que le conducía a mantener ideas y conceptos que una vez puestos en práctica, fuera por los mismos proyectos en sí o por las personas que los llevaban a la práctica, resultaban fallidos o diferentes a lo planteado en la teoría. De ahí esos bandazos que, en ocasiones, dejaban estupefactos a sus propios admiradores, incluso a sus amigos o seres cercanos y a los que solía responder con aquello de que él no cambiaba, que eran los demás quienes lo hacían.
Amenábar plantea una versión de los hechos que mezcla fidelidad histórica junto a situaciones inventadas, pero que, en conjunto, nos acercan a la situación del momento y a los personajes. Precisamente una de las críticas que se han hecho al film es la de cometer errores históricos. Vamos a ver, es una película, un relato de ficción, no es un documental, ni siquiera una película histórica, sino ambientada en un momento histórico y con base en hechos históricos, pero es un relato con parte de ficción y Amenábar que, si algo demuestra en el guión del que es coautor, es lo bien documentado que está, incluso en detalles aparentemente nimios, se toma licencias porque considera que le vienen bien a "su" relato, a "su" historia. De sobra sabe que Salvador Vila, en 1936 ya era Catedrático de Cultura Árabe e Instituciones Musulmanas y Rector de la Universidad de Granada, y que fue fusilado en Víznar, en el mismo lugar en que lo fue García Lorca, no en Salamanca. Y de sobra sabe Amenábar que lo que dijo o dejó de decir Unamuno en el famoso acto del Día de la Raza en la Universidad de Salamanca, no se sabe con certeza, pues hay versiones de este y aquel. Sí que sus palabras no gustaron ni a falangistas ni a militares y otras autoridades que asistieron a él y que acabaron en incidentes, que incluso pudieron derivar en agresiones al Rector salmantino si no hubiera sido rescatado de los más vehementes que pretendían darle alguna colleja o quién sabe si pegarle un tiro y que no está probado que fuera Carmen Polo (Mireia Rey) quien le rescató sacándole de la mano o fueron algunos intelectuales afines a Falange o qué puñetas pasó en realidad, pero el guión decide que fuera la esposa del Caudillo quien le rescató. Con todo este exordio, lo que quiero decir es que Amenábar no comete errores históricos, es fiel a la historia, incluso en detalles no muy conocidos, como las disputas y desavenencias entre los militares levantiscos, pero cuando le interesa, se toma esas licencias a las que todo creador tiene derecho y lo hace de forma consciente, porque considera que le vienen de perlas a su película.
A mí, en general, me ha gustado, incluso hay cosas, como el tratamiento que le da a la figura del dictador, que me han parecido, valientes, originales, arriesgadas y muy conseguidas.
Una película con una historia trágica, contada de manera sobria y sencilla, incluso contenida, huyendo de maniqueísmos, pero sin rehuír poner el acento en la barbarie y la sinrazón, incluso arriesgando a la hora de buscar cómo transmitir un mensaje de concordia y un aviso para que dejemos de recurrir a viejos enfrentamientos que sólo pueden traer nuevas miserias, y busquemos, en su lugar, rescatar la palabra y el diálogo que, por más estériles que puedan parecer, siempre son preferibles a los exabruptos, los empujones, los insultos y no digamos los tiros.
Sin duda es una película importante y su discurso resulta oportuno en estos (malos) tiempos que corren. Sin embargo, opino que Amenábar, un poco desnortado después de sus magníficas tres primeras películas, no acaba de encontrar el tono.
ResponderEliminarEn eso es muy posible que tengas razón.
EliminarEn mi opinión, Amenábar no sólo no encuentra el tono, sino que directamente no sabe cómo resolver el berenjenal en el que se mete. Lo cual, aunque pueda parecer una crítica destructiva, ni es tan grave ni tan extraño. A fin de cuentas, el Hitchcock más anodino es el de "Atormentada" (Under Capricorn, 1949), un filme histórico en manos del Mago del suspense.
ResponderEliminarLo que pretende hacer Amenábar, es muy complicado y tratar de ser respetuoso con un personaje con tantos claroscuros es el mayor problema con que se encuentra.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarEra este un proyecto no exento de riesgo. He vuelto hace poco a verla otra vez y diría que me gusto mas que la primera. Le dieron estopa desde ambas orillas.
Saludos!
Suele ocurrir.
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