miércoles, 23 de junio de 2021

LA TRINCHERA INFINITA

 

Higinio (Antonio de la Torre) es sastre y concejal de una remota localidad del interior de Andalucía, casado recientemente con Rosa (Belén Cuesta). 
Tras el estallido de la Guerra Civil Española y la llegada al pueblo de las tropas nacionales, Higinio se esconde en su propia casa esperando el momento oportuno para escapar con su esposa. Pero es atrapado en su intento por su vecino, Gonzalo (Vicente Vergara), quien culpa a Higinio de la muerte de su hermano y busca venganza. 
Capturado por los soldados de Franco, Higinio es conducido en camión, junto con otros presos, a una prisión cercana. Pero una distracción involuntaria de sus vigilantes provocada por la reacción de uno de los prisioneros, le da la oportunidad de escapar. Corre a través de la ciudad hasta su casa, donde permanecerá escondido en un agujero excavado en su propio domicilio. Mientras tanto, Gonzalo visita ocasionalmente a la esposa de Higinio porque cree que conoce su paradero. 
Cuando la guerra civil llega a su fin en 1939, Higinio se entera por Rosa que hay una recompensa por capturarlo a él y a otros considerados desafectos al nuevo régimen político. 
El miedo a las posibles represalias, así como el amor que sienten el uno por el otro, transformará un encierro que preveían como provisional en una condena de aislamiento que se prolongará durante más de 30 años.


Los libros de historia dicen que la Guerra Civil española concluyó en 1939. Pero, tras el último parte de guerra fechado el 1 de abril de ese año, muchos combatientes, cargos públicos y simpatizantes del legítimo gobierno republicano se vieron obligados a huir de la represión franquista y esconderse como “topos”. A finales de los años sesenta, tras el decreto de amnistía concedido por el dictador, los topos salieron, como hongos después de la lluvia, del agujero donde habían vivido escondidos, todavía con el temor a las represalias. 
Hay un libro de Jesús Torbado y Manu Leguineche, titulado precisamente "Los topos" que habla de este asunto, no muy conocido, en el que los autores, tras ocho años de investigación, recogen testimonios de estas personas y sus familias, en el que hablan de las experiencias de su cautiverio y del de otras personas que no pudieron contar su historia y que recomiendo a quien esté interesado en el tema. 
Esta es la historia que narra la película de Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, muy bien construída, con un magnífico guión que consigue lo impensable, que una película de dos horas largas, rodada en apenas un par de escenarios y con pocos actores, no resulte aburrida ni pesada, sino todo lo contrario. En ella se refleja el sufrimiento de una persona, la que teme por su vida, pero también el desamparo y las consecuencias terribles que sufren quienes se ven implicados en el triste asunto, en este caso, la esposa y el hijo del protagonista, víctimas de ese largo cautiverio que sufren en sus propias carnes y que les dejará marcados de por vida.


Es una reflexión sobre el miedo y sus consecuencias, un miedo permanente de quienes viven enterrados en vida desconfiando de todo el mundo e inermes ante los peligros que acechan. Situaciones tristes y claustrofóbicas que desatan crisis recurrentes provocadas por ese miedo, por la desconfianza y la desesperación de no saber qué puede ocurrir en el minuto siguiente. 
La película tiene muchos aciertos, uno de ellos huír del victimismo exacerbado, nunca queda claro qué es lo que hizo Higinio durante su etapa de concejal, si hizo o no daño a otras personas y está esa acusación durísima de cobardía que le lanza su hijo en un momento de desaliento, no tanto por haberse escondido, como porque durante el principio de la contienda se quedara en la retaguardia cuando otros iban a pegar tiros al frente. Para rematarlo, las buenas interpretaciones de la pareja protagonista (Belén Cuesta se llevó el Goya a la mejor actriz), que hacen de esta película una de esas obras que merece la pena ver.




8 comentarios:

  1. Muy buena e interesante. El miedo es poderoso. Me hizo pensar hasta qué punto el miedo era al Régimen o al vecino, una Guerra Civil en toda regla.

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    1. Ambas cosas. La situación política hacía que algunos encontrasen el camino abonado para saldar cuentas pendientes.

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  2. Hola Trecce!
    Muy de acuerdo con tu estupenda critica. Me parecio una pelicula extraordinaria, me mantuvo en vilo de principio a fin. Pocas veces he sentido esa angustia ante la pantalla, la presencia del vecino y como lo vemos desde los ojos de Higinio hace que nos tiemblen las rodillas. Recuerdo que la criticaron bastante pues había quien se quejaba de que no entendían por el acento tan cerrado, si bien es cierto que hay que afinar el oído diría que es precisamente ese uno de los detalles que aporta realismo, había leído en una entrevista a sus directores que precisamente pusieron mucho énfasis en este aspecto de los acentos.ç
    Saludos!

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    1. Algunas veces da la impresión de que hay quien anda a la caza de sacarle defectos a las películas sin ton ni son.

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  3. Hay varias películas españolas que han abordado este mismo tema. Recuerdo, especialmente, "El hombre oculto" (1971) de Alfonso Ungría y "Mambrú se fue a la guerra" (1986) de Fernán Gómez.

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  4. Me da un poco de reparo confesar que todavía no la he visto.

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