miércoles, 11 de marzo de 2020

YOYO

Un hombre muy rico, lo tiene todo, docenas de sirvientes, un palacio, vastos bosques, jardines, un inmenso estanque, juguetes mecánicos, un grupo privado de entretenimiento compuesto por músicos y bailarines..., pero se aburre mortalmente y le falta el cariño, el amor.
Cuando se queda solo, se sienta ante su escritorio, suspirando y mirando la fotografía de una hermosa mujer, su único gran amor, de la que ignora su actual paradero.
Un día, un circo pasa ante su palacio, y lo contrata para que le ofrezca una función privada, en medio de toda la diversión que trae, reconoce a la amazona que evoluciona sobre un caballo blanco, es la chica de la fotografía.
La joven es ahora la madre de un niño pequeño, Yoyo (Philippe Dionnet). El muchacho, hijo del millonario, del que este desconocía su existencia, recorre fascinado las estancias del palacio asombrado ante tanta riqueza y las numerosas estancias que conforman la mansión.
Tras el colapso bursátil de 1929, el hombre pierde su inmensa fortuna y se ve libre de unirse a su amada y al hijo al que adora, para recorrer el mundo con el nuevo espectáculo que montan.
El tiempo pasa, y un día Yoyo (Pierre Étaix), ya convertido en un joven, será el dueño del palacio de su padre que sueña con reconstruír. Comenzando desde cero, lo remozará tras haberse convertido en un cómico y empresario de gran fama que triunfa en la televisión y que ha logrado amasar una gran fortuna. Sin embargo, algo no acaba de ir del todo bien...


Un homenaje al mundo del circo, al que el realizador, coguionista y protagonista del film, Pierre Étaix siempre ha estado muy vinculado y también al mundo audiovisual, desde el cine mudo, hasta la televisión, pero con especial interés por el cine y concretamente por el su etapa muda a la que homenajea en la primera parte del film, rodada como un film anterior a la llegada del sonoro.
La película está repleta de homenajes a los grandes del cine cómico de la primera época (Buster Keaton, Harold Lloyd, Laurel y Hardy, Chaplin), pero no sólo remeda sus gestos y su forma de actuar o de hacer humor, sino que penetra en el espíritu de su trabajo.


Un sinnúmero de gags salpican el film que, de forma reconocida por el propio realizador, se inspira en algunos tramos en Fellini y, como decimos, en los grandes clásicos del cine cómico, a veces solo con breves referencias que quizá no todo el mundo capte, pero sí los cinéfilos que las reconocerán inmediatamente.
La primera parte de la película alcanza un nivel realmente majestuoso y las escenas de humor están conseguidísimas, algunas de ellas resultan inolvidables.
Una película que no desata la carcajada, pero que nos invita a mantener la sonrisa a lo largo de toda ella. Film diferente, inteligente, muy bien planificado, con un a estética y una creatividad digna de un gran realizador, por más que su trabajo resulte poco conocido, incluso olvidado.




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