jueves, 10 de noviembre de 2011

CALLEJÓN SIN SALIDA

Rip Murdock y Johnny Drake, dos veteranos de la II Guerra Mundial, viajan a Washington en tren. Durante la marcha, Drake desaparece y Murdock se entera de que su amigo se enroló en el ejército para huír de una acusación de asesinato. A medida que investiga la desaparición y posterior muerte de su amigo, Murdock cada vez tiene más claro que la verdadera asesina en el crimen por el que fue inculpado Drake, es la esposa del difunto, Coral, una cantante de un club nocturno.
Coral se ha puesto en manos de un tipo que tiene negocios en el mundo del juego y que ha prometido ayudarla para deshacerse de pruebas que la puedan incriminar, pero todo lo que ha hecho es quedarse con la pistola con la se que cometió el crimen para tener en sus manos a la mujer.

Película de 1947, dirigida por John Cromwell, en plena época de esplendor del género, cuenta con una buena idea y con buenos actores, buena fotografía y un guión agudo, con ingeniosos diálogos. A pesar de todo ello, ni en su momento, ni con el paso de los años, ha logrado el reconocimiento de otros filmes de temática similar.

Es evidente que no alcanza el nivel de gran película, porque la trama es un tanto enrevesada y carente de fuerza por momentos, y con un ritmo muy irregular. Un buen ejemplo es la escena inicial, muy prometedora, con un tipo que parece herido, huyendo de sus perseguidores por las calles de una gran ciudad, pero de repente, se mete en una iglesia y, mira por donde, se encuentra allí con un sacerdote que ha sido paracaidista como él y al que se pone a contarle sus problemas, ahí se fastidia el embrujo, porque aquello resulta un tanto absurdo.

Cuenta con la presencia de Lizabeth Scott, una actriz prácticamente desconocida, que a mí me encanta. Es uno de esos casos en los que uno no sabe por qué unos triunfan y otros no. Guapa, con una voz ronca, muy en la línea de Lauren Bacall, pero es que además es una gran intérprete. No sé por qué, siempre que la veo me recuerda a Mariel Hemingway, no es que se parezca especialmente, pero así es.
Espectacular el plano en el que nos la presentan, con la cámara ascendiendo desde sus pies, lentamente pierna arriba, una imagen de lo más simbólico y que me pareció de lo mejor de la realización.
La peli, a la postre, es Bogart, interpretando ese personaje que es el suyo, el tipo duro americano, moralmente ambiguo y que va un poco sobrado, con frases lapidarias y castigando a las mujeres con su mirada oblicua.
Un film que parece desaprovechado para lo que pudo haber dado de sí y con un magnífico final que no se deja llevar por sentimentalismos y en el que la amistad puede al amor.




8 comentarios:

  1. El paradigma del cine negro. Lo tiene todo: la femme fatale, el duro, el bueno que no lo es tanto, las luces y las sombras,...

    De acuerdo contigo: Liz Scott es una actriz estupenda (no tan desconocida, creo)

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  2. No tan desconocida porque se ha convertido en eso que llamamos una actriz de culto, Ethan y en los ambientes y para quien haya quedado prendado de su buen hacer, su físico y su voz, es conocida.
    Pero fuera de eso, pregunta. No la conoce nadie, creo.

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  3. Hola Trece. Una actriz de cine negro y te llevo la razón,muy poco conocida.A saber los porqués de Hollywood que entre ideas políticas y prácticas sexuales no bien vistas hacía su selección.Esta mujer es que fue muy reservada con su vida.Yo estoy de acuerdo contigo Trece en cuanto a la peli y de esa actriz.Saludos! ¡¡feliz tarde!!

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  4. Son esos misterios que uno no sabe explicar. Quizá sea cuestión de suerte.

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  5. El guión es muy,pero que muy flojito,y de ahí que la historia no sea creible, se derrumbe y no enganche.
    A pesar de todo, se deja ver, sobre todo por la presencia de Lizabeth Scott,una estimable actriz que no tuvo una carrera a la altura de su talento.

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  6. Pues la chica hizo más de una veintena de películas y bastante buenas, además trabajó con los grandes, pero ningún taquillazo. Yo creo que sí tubo una carrera bastante buena, pero corta y poco agradecida por parte del público.
    A mí la escena del garito con ella cantando me parece impagable.

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  7. Como digo en la entrada, es uno de esos casos en los que uno no sabe por qué unos triunfan y otros no.

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