Ree Dolly (Jennifer Lawrence) vive en una zona rural de los montes de Missouri. Es una chica de 17 años que tiene que hacerse cargo de su familia en una situación de extrema precariedad. Su padre, tras salir de la cárcel en libertad condicional, ha desaparecido misteriosamente y, si no aparece para presentarse al juicio al que está citado, en pocos días perderán la casa donde Ree vive con su madre enferma y sus dos hermanos pequeños. Encontrar a su padre se convierte entonces para la joven en una cuestión vital.
El guion adapta la novela del mismo título del norteamericano Daniel Woodrell, publicada en 2006, cuatro años antes del estreno de la película.
A algunos, al ver esta película, lo que más les llama la atención es la ambientación y empiezan a especular, porque, lógicamente, ya que así es, ven muchos rastros de cine negro, pero quedan despistados, porque todo transcurre en un entorno que no es el clásico del género. Hay que aclarar que esto ya está en la novela de Daniel Woodrell, que podemos encuadrar en un subgénero, típicamente norteamericano y más concretamente sureño, conocido como Country noir, con escenarios como la Meseta de Ozark, los Apalaches, el medio oeste (Michigan) o el sur (Texas), con características bastante concretas: espacio apartado, agreste, comunidades pobres, rurales y con marcados rasgos culturales muy diferentes de lo típicamente estadounidense. Comunidades que acostumbran a estar al margen de la ley y sobreviven con plantaciones de marihuana o cocinando metanfetaminas, igual que sus antepasados lo hacían con la destilación de moonshine ("luz de luna", porque este whisky, con graduaciones que alcanzaban los 95°, destilado ilegalmente, se distribuía de noche) o el contrabando. La verdad es que novelas y películas que podrían encuadrarse en este subgénero, ya existían (El cartero siempre llama dos veces o Fargo, por ejemplo, cabrían perfectamente aquí). La mayoría de la producción cinematográfica y televisiva en torno al Country noir ha sido estadounidense, aunque hay ejemplos en otros países como 1280 almas (producción francesa dirigida por Bertrand Tavernier, basada en la novela homónima de Jim Thompson). Así que estamos ante un film en el que vemos lo que podríamos llamar el patio trasero de los Estados Unidos, lejos del ambiente de las zonas típicas en que se desarrolla el noir clásico, con las grandes urbes (Nueva York, Chicago, etc.), aquí nos vamos a la conocida como América profunda y las peculiaridades que la diferencian del resto del país. Este llevar los códigos del género a otro entorno bien diferente, en el que nada es lo que parece, resulta, quizá, lo más llamativo del film en el que destaca la gran interpretación de Jennifer Lawrence.
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