Harry Lund (Lars Ekborg), de 19 años, trabaja en un almacén de vidrio y porcelana. Cerca de ahí trabaja Mónica Eriksson (Harriet Andersson) en un almacén de vegetales. Mónica es una chica de 17 años alegre y feliz. Ella empieza una conversación con él al verlo en un café e inmediatamente empiezan a salir juntos. Mónica abandona su casa después de una discusión con su padre y Harry deja su trabajo tras una disputa con su jefe. Sin nada que los ate a la ciudad, toman prestado el bote del padre de Harry y pasan el verano en una recóndita isla. Mónica queda embarazada y Harry le ofrece matrimonio y buscar un trabajo, pero la manera en que ambos se plantean el futuro y la crianza de su hija, son bien distintas.
Basada en un relato entonces inédito del reconocido escritor sueco Per-Anders Fogelström. El mismo Fogelström escribió el guion junto al realizador del film Ingmar Bergman y, mientras se producía la película, desarrolló el texto original en una novela publicada en 1951 con el mismo título con el que se estrenó el film dos años después.
El encuentro entre un chico algo tímido, soñador, apocado y una muchacha que se mueve por impulsos, libre, poco o nada reflexiva, pero encantadora. Está más o menos claro que aquello no puede acabar bien, pero mientras duran los días de vino y rosas del verano en la isla, ambos viven con intensidad la pasión amorosa que, irremediablemente, se va apagando cuando retornan a la ciudad y, con ello, a la realidad. La vida requiere cierta dosis de compromiso y cuando una de las partes no está por la labor, aquello no tiene futuro.
La cámara de Bergman saca partido del paisaje con bellas imágenes de la naturaleza y del puerto de Oslo, en esta historia que destaca la sensualidad de la protagonista y el romanticismo de la fuga de la pareja de enamorados en contraste con la dura realidad del día a día y la necesidad de renuncia para poder subsistir.
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