Cuando tenía trece años, Marcello Clerici (Jean-Louis Trintignant) le disparó a Lino (Pierre Clémenti), un adulto homosexual que intentó seducirlo, un hecho que dejará vinculados para siempre sexo y violencia en la mente de Marcello. Años más tarde, Clerici es un ciudadano respetable, profesor de filosofía y va a casarse con Giulia (Stefania Sandrelli). Pero ideológicamente Clerici es fascista, tiene contactos con el servicio secreto y se muestra dispuesto a combinar su luna de miel en París con un atentado contra un exiliado político italiano que había sido profesor suyo.
El guion, del propio realizador del film, Bernardo Bertolucci, adapta la novela del mismo título del escritor italiano Alberto Moravia, publicada por primera vez en 1951, en la que, con el trasfondo histórico de la Italia de Mussolini, intenta explicar un comportamiento moral: el conformismo. Un deseo de confundirse en la masa y no destacar aun a costa de perder la libertad individual. Un fenómeno capaz de convertir a sociedades cultas y críticas en masas indeterminadas capaces de seguir los dictados de cualquier caudillo "redentor". El viaje de novios de Marcello, su biografía y la descripción de su entorno, se transforman así en un alegato en contra de los mecanismos del Estado totalitario.
Al parecer, el escritor admiraba la adaptación de su novela, a la que Bertolucci despoja de sus anotaciones psicológicas (excepto el trauma vivido en la infancia por el protagonista a manos de un homosexual), presentando al personaje de Marcello como un hombre turbio y, al tiempo, con deseos de vivir una vida normal, un conformista que voluntariamente se convierte en instrumento anónimo del Estado.
El film no es un alegato antifascista al uso, apenas vemos a quienes mueven los hilos, si es que los vemos, a cambio, su poder, la manera en que manejan los resortes del poder, se nos presentan a través de metáforas visuales: La inmensa y fría grandiosidad de los edificios; el personaje ciego que lee en la radio las directrices del fascismo (somos un movimiento antidemocrático y antiparlamentario); el padre del protagonista internado en un sanatorio para enfermos mentales... La historia incide en la circunstancia de que son las clases medias, ciegas a una realidad que no quieren ver o son incapaces de hacerlo, quienes sustentan a esos nuevos gobernantes que no entienden más que de ricino y cachiporra cuando topan con alguien que piensa diferente.
Con una estructura no lineal gracias a un gran trabajo de montaje de Franco Arcalli y en la que se han inspirado algunos grandes realizadores posteriores, también es destacable la fotografía de Vittorio Storaro, que nos ofrece algunas tomas realmente llamativas gracias a la magnífica técnica y el sentido artístico de este maestro en el uso del color. Muy recordada es la secuencia con las hojas otoñales barridas por el viento, pero hay otros cuantos momentos muy logrados.
Estamos ante la que es tenida por una de las mejores obras de Bertolucci, un trabajo deslumbrante visual y narrativamente hablando.
Pese a ser su primera incursión en el cine de gran presupuesto, está claro que el autor de LA ESTRATEGIA DE LA ARAÑA supo mantener el (difícil) equilibrio entre el comprometido discurso personal y el cine-espectáculo. El film viene a ser, a través del recorrido de su “conformista” e indeciso protagonista, un afilado estudio sobre las cobardías e incertidumbres morales, ideológicas y amorosas; todo un tratado, en fin, sobre la incapacidad del indivíduo para elevarse sobre la influencia de un entorno social y político degradado por la corrupción y el autoritarismo. Todo esto y mucho más, a través de un estilo formal de depurada belleza, por momentos, fascinante.
ResponderEliminarUn gran retrato, en formato artístico, de la Italia del momento.
EliminarSin duda, una de las mejores obras de Bertolucci (la mejor, tal vez). Tan desesperanzada como "El último tango en París", y tan didáctica como "Novecento".
ResponderEliminarEs una gran película.
EliminarMe temo que eso del conformismo sigue siendo bastante actual.
ResponderEliminarY tanto.
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