lunes, 17 de junio de 2024

20.000 ESPECIES DE ABEJAS

 


Cocó (Sofía Otero), de ocho años, no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre, Ane (Patricia López Arnaiz), sumida en una crisis profesional y sentimental, aprovechará las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa materna, donde residen su madre Lita (Itziar Lazkano) y su tía Lourdes (Ane Gabarain), estrechamente ligada a la cría de abejas y la producción de cera. Este verano que cambiará sus vidas, obligará a estas mujeres de tres generaciones distintas a enfrentarse a sus dudas y temores.


No es nuevo en el cine, sobre todo en los últimos años, el tema de la disforia de género, ese estado de ansiedad que produce en la persona no encontrarse a gusto con el género asignado al nacer conforme a sus características físicas y en el que no se reconoce. 
La realizadora y guionista del film, la alavesa Estibaliz Urresola Solaguren, elige para acercarnos a la situación de la protagonista la propia voz de la niña y desarrolla con naturalidad situaciones que se dan en la sociedad y entre las familias y allegados que han de lidiar con lo que a día de hoy, por desgracia, continúa siendo un problema, entre otras razones, porque no estamos preparados o lo estamos de forma insuficiente, cuando no equivocada, para afrontarlo.


Primer largometraje de la directora vasca que ha obtenido multitud de premios y reconocimientos y que pone sobre la mesa una situación que nunca está de más volver a traer al primer plano. Lo mal que lo pasan las personas que se ven en esta tesitura, desde fuera, solo podemos intuirlo y más cuando algunas decisiones de personas que parece que pretenden obtener otros réditos, se apuntan al cambio de género sin que esté claro por qué lo hacen, pero que lo que sí consiguen es hacer muchos daño a quienes de verdad sufren este problema, generando debates en la sociedad sobre si la situación se debe a la educación, al entorno, si los menores están capacitados para percibir su verdadera realidad, etc. Urresola plantea estas dudas al espectador, por supuesto que lo hace desde su propia visión y que podemos decir que no es imparcial, ella lo tiene claro, pero, al tiempo, deja que nosotros nos impliquemos y nos invita a que nos planteemos la realidad que nos narra. 
Muy interesante también la situación de la madre, inmersa ella misma en una crisis existencial y el papel de la tía que parece que es la única que se da verdadera cuenta del drama que está viviendo la pequeña. 
Un tema complicado tratado con cierta amabilidad, sin excesivos dramatismos y en el que al final, lo que ha de cambiar no es la actitud de la niña, sino que será la familia la que tiene que adaptarse a la realidad.




6 comentarios:

  1. Parece una película interesante Trecce. Gracias.

    Un abrazo.

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  2. Una interesante ópera prima que, aparte de la identidad sexual, abarca también otros temas en torno al ámbito familiar.

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  3. El caso es que estas películas con protagonista femenina que atraviesa un trauma y se refugia en un entorno rural me producen cierta sensación de déjà vu.

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