miércoles, 9 de febrero de 2022

EL FUEGO Y LA PALABRA

 


Elmer Gantry (Burt Lancaster) es un hombre atractivo, oportunista y absolutamente inmoral. Tras asistir, por casualidad, a una reunión religiosa, se da cuenta de lo fácil que es ganar dinero anunciando la fe y se convierte en una especie de predicador. Con la hermana Sharon Falconer (Jean Simmons) a su lado, Elmer pronuncia unos estremecedores sermones que le permiten conseguir fama y dinero. Pero el periodista Jim Lefferts (Arthur Kennedy) sigue sus pasos para desenmascararlo. Su situación se complica aún más cuando reaparece en su vida una antigua amiga, Lulu Bains (Shirley Jones), ahora una prostituta, que hará que Gantry tenga que afrontar su turbio pasado.


El guión se basa en la novela "Elmer Gantry", del Premio Nobel Sinclair Lewis. En el guión, del propio realizador del film, Richard Brooks, se introdujeron algunos cambios tratando de disfrazar, incluso de omitir, los aspectos más controvertidos del libro, en un intento de no chocar con las prohibiciones del Código Hays. 
La película obtuvo tres Oscar: mejor actor (Lancaster), mejor actriz de reparto (Jones) y mejor guión adaptado.


La película presenta una crítica sobre la burguesía norteamericana y sus inquietudes mercantiles y religiosas. Maravillosamente interpretada, a pesar del gran nivel del resto del elenco, es la presencia de Burt Lancaster la que llena la pantalla, en un papel de esos que, si se sabe sacar partido de él, da para el lucimiento de un buen actor y Lancaster aprovecha cada una de sus apariciones en pantalla para hacerlo.
La sátira contra el fariseísmo es descarnada, con esos tipos, representantes de la buena sociedad ciudadana, respetados contribuyentes, fervientes y, a veces, intransigentes en el aspecto religioso que, sin embargo obtienen beneficios de turbios negocios o, sencillamente, de negocios legales, pero nada compatibles con las enseñanzas religiosas que defienden.
El film representa el triunfo de la hipocresía, pues el protagonista, como señaló Richard Brooks, es un hombre que quiere lo que todos: dinero, sexo y religión. Un perfecto chico americano. Lo que ocurre es que alcanza sus metas anunciando el infierno para todos los demás.




3 comentarios:

  1. Lo mejor de la película es que los personajes protagonistas, a priori unos desaprensivos, resultan profundamente humanos.

    Saludos.

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  2. Un buen ejemplo del fanatismo religioso y la doble moral americana.

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