lunes, 6 de julio de 2020

EL RITMO DE LA VENGANZA



Stephanie Patrick (Blake Lively) sufrió la pérdida de su familia en un accidente de avión. Cuando descubre que el accidente no fue tal, su rabia encontrará un nuevo sentido a su vida y se adentrará en una peligrosa misión para intentar descubrir la verdad y vengar a su familia.


El guión de Mark Burnell, está basado en la novela del mismo título que el film, primera de las que el propio guionista ha escrito con el personaje de Stephanie Patrick como protagonista.
He leído que tuvieron problemas para acabar el rodaje (la protagonista se rompió una mano en una escena), que el estreno se iba retrasando una vez tras otra y que hubo inconvenientes con el montaje y esto sí que se nota muchísimo.
No he leído las novelas de Burnell, así que no se si la película es un reflejo más o menos fiel de las mismas o qué es lo que ha sucedido, pero el guión resulta inconsistente y teniendo en cuenta que es el propio novelista el que lo hizo, desconozco si es que la realizadora (Reed Morano), pasó de sus indicaciones, si la adaptación deja qué desear o simplemente que la novela está construída también de esta manera un tanto chapucera.
Yo pienso que quizá la directora ha querido darle un enfoque diferente a este tipo de historias, presentando a una protagonista que no es, ni mucho menos, una James Bond femenina, tratando de explorar nuevos caminos con un cierto toque artístico. Sea como fuere, el experimento ha salido mal, puede que con el tiempo sea considera como una de esas películas infravaloradas, no lo se, el caso es que el fracaso en taquilla ha sido estruendoso y a la Paramount le ha supuesto una pérdida de unos 30 millones de dólares. 


El caso es que la idea es buena, pero la historia está contada de mala manera, aunque resulta entretenida por momentos a pesar de una primera parte en la que el retrato que hace de la protagonista se vuelve lento y poco o nada creíble, igual que muchas de las situaciones que vienen después que están desarrolladas de cualquier manera y sin ofrecer mayores explicaciones, simplemente las cosas pasan porque sí. 
Como curiosidad decir que parte del film se rodó en España, en localizaciones de Almería, Cádiz, Madrid capital y San Martín de Valdeiglesias.




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