miércoles, 20 de noviembre de 2024

EN TIERRA DE NADIE

 


Guerra de Bosnia, 1993. Dos soldados de bandos distintos, un bosnio y un serbio, se encuentran atrapados entre las líneas enemigas, en tierra de nadie. Un sargento de los cascos azules de las Naciones Unidas se dispone a ayudarlos contraviniendo las órdenes de sus superiores, pues hay un tercer soldado herido, tendido en el suelo, que tiene debajo una mina antipersona que estallará al menor movimiento. Los medios de comunicación no tardan en convertir el asunto en un show mediático de carácter internacional. Mientras la tensión bélica crece y la prensa espera pacientemente nuevas noticias, los dos soldados intentarán por todos los medios salir con vida de tal situación.


Galardonada con el Oscar a la Mejor Película en habla no inglesa en 2001, con el argumento de que equiparaba a agredido y agresor, la película no fue del todo bien recibida, ni comprendida en el territorio de la antigua Yugoslavia, aún con la guerra recién acabada y todas las heridas abiertas. Sin embargo, hay que poner en valor que ya en aquel lejano 2001, además de representar la inutilidad e ironía de la guerra, es una llamada abierta a la reconciliación. 
Danis Tanovic, realizador y guionista del film, plantea la guerra como un círculo vicioso del que resulta imposible salir convida. Un asunto en el que los culpables no son solamente los contendientes, sino también quienes teniendo los medios para imponer un poco de cordura, vuelven el rostro hacia otra parte, como esperando a que las soluciones lleguen solas o a que se maten todos unos a otros y cuando no quede nadie, se acabó el problema; o los medios de comunicación, que tampoco salen bien parados de la crítica que la película plantea hacia sus métodos de buscar, más que la noticia, el sensacionalismo.


Los personajes son meros títeres en manos de las ideologías, la política y los postulados, a veces irracionales, de los nacionalismos. A pesar de lo terrible del argumento y aunque parezca un contrasentido, Tanovic consigue que, en algunos momentos nos parezca estar contemplando una comedia, eso sí, con tono de esperpento, sin perder de vista la seriedad del asunto que trata, ironizando y burlándose abiertamente de la guerra al mismo tiempo que la condena por absurda y cruel.




martes, 19 de noviembre de 2024

EL ABISMO DEL OLVIDO

 

El dibujante Paco Roca y el periodista Rodrigo Terrasa, nos acercan en esta obra la tragedia de las fosas comunes de la Guerra Civil y lo que estas representan.
A través de dos historias, la de Pepica Celda, cuyo padre fue fusilado cuando ella apenas contaba 8 años y cuyo indulto llegó cuando llevaba tres meses muerto. Ella había prometido a su madre que trataría de lograr que el cuerpo de su padre reposara junto al de ella, para lo que emprendió una titánica lucha contra la burocracia y la desidia política y administrativa, para que le permitieran exhumar el cuerpo de su padre.
Y la del enterrador del cementerio de Paterna entre 1940 y 1945, Leoncio Badía, antiguo maestro, voluntario en el ejército republicano tras el estallido de la guerra, condenado a muerte, que fue rescatado de la cárcel por intervención del cura de su pueblo y únicamente encontró trabajo como enterrador: ¿Quieres trabajar?, pues a enterrar a los tuyos, sentenció el alcalde. Leoncio ayudó en lo que pudo a las familias de las víctimas, incluso jugándose la vida para que pudieran dar un último adiós a sus familiares fusilados cuando los llevaban a enterrar al cementerio y siempre a espaldas de las autoridades. Después de tantos años, hijos o nietos de los fusilados, aún saludan con afecto a su hija Maruja, recordando y agradeciendo la humanidad que demostró su padre para con las familias.
El libro de Roca y Terrasa, reconoce la barbarie de los dos bandos y las represalias que hubo en ambos, pero, en el caso de los muertos, los del bando franquista ya tuvieron su reconocimiento, en lo posible, algo que se ha negado de manera sistemática a los represaliados y soldados republicanos, una vez llegada la democracia, bajo la excusa de no remover el pasado, negando a las familias que puedan cerrar el ciclo del duelo.
Claramente, los autores toman partido, pero lo hacen desde la reflexión y argumentado que es de justicia que las familias, sin duda las otras víctimas del rencor, puedan cerrar una herida que lleva tantos años abierta y cuya solución en ocasiones, llega demasiado tarde. Negar a los allegados que puedan llorar a sus muertos, es el peor de los castigos.



lunes, 18 de noviembre de 2024

LA BAHÍA DE LOS ÁNGELES

 


Durante unas vacaciones en Niza, Jean Fournier (Claude Mann), un modesto empleado de banca, conoce a Jackie Demaistre (Jeanne Moreau) y se enamora de ella. Se trata de una joven ludópata que se juega todo cuanto gana y que abandonó a su marido y a su pequeño hijo por el juego.


Aunque es cierto que el film trata sobre las adicciones y, más concretamente sobre las que acarrean los juegos de azar, es también una metáfora sobre el juego de la seducción.


Un film brillante con guion y dirección de Jacques Demy (por cierto, asistido por Costa Gavras), con una atractiva fotografía de Jean Rabier y la banda sonora de Michel Legrand, protagonizado por una deslumbrante Jeanne Moreau vestida por Pierre Cardin.
La historia de una amarga pasión.




viernes, 15 de noviembre de 2024

LOLA

 


En Nantes, Lola (Anouk Aimée), una bailarina de cabaret, espera el regreso de su novio Michel (Jacques Harden), que es el padre de su hijo y hace siete años que emigró a las colonias con la promesa de volver cuando se hiciese rico. Durante su ausencia, Lola es cortejada por Roland (Marc Michel), un amigo de la infancia, y por el marinero americano Frankie (Alan Scott), mientras ella se las apaña como puede para criar a su hijo.


Repleta de referencias cinematográficas como El ángel azul o Al final de la escapada, a los musicales de Hollywood, a la obra de Max Ophüls (a quien Jacques Demy dedica la película), entre otros, es una especie de cuento con personajes cuyas historias se entrecruzan acompañadas por la banda sonora de Michel Legrand.


El amor alocado y aventurero en la adolescencia; el más reflexivo de la juventud y planteado como una necesidad en la madurez. Una historia amable cargada de sentimientos, quizá la más olvidada de las películas de la llamada Nouvelle vague.




jueves, 14 de noviembre de 2024

MASCULINO, FEMENINO

 


Paul (Jean-Pierre Léaud), un joven recién desmovilizado del servicio militar en el ejército francés, conoce a Madeleine (Chantal Goya), una joven atractiva que aspira a ser cantante pop, y trata de conquistarla. Ambos salen juntos y terminan viviendo en la misma casa cuando Paul tiene que dejar el apartamento en que vive alquilado, aunque con dos amigas de Madeleine, Elisabeth (Marlène Jobert) y Catherine (Catherine-Isabelle Duport). Paul se aísla cada vez más de sus amigos y compañeros  y de sus políticas sociales y emocionales.


Retrato de la juventud de postguerra, al menos de una parte de ella, los que asistieron al nacimiento artístico de los Beatles o Bob Dylan; la comercialización de la pastilla anticonceptiva; 'los hijos de Marx y Coca Cola', como dice una de los títulos de texto del film. Jóvenes que hablan de la alienación de la clase obrera, seguramente revolucionarios de boquilla, pero, por otra parte, interesados por la situación social de los menos favorecidos o por los conflictos bélicos del mundo. Y ellas, pendientes de la moda, de su aspecto físico, del maquillaje, pero también hablando de amor libre, de control de la natalidad, de erotismo o de amistad; quizá algo alocadas e ingenuas, pero sinceras, divertidas y muy atractivas.
 

Jean-Luc Godard se aleja de las convenciones con diálogos a manera de entrevistas, series de preguntas e incluso adivinanzas. Quizá la mayor virtud del film es que habla de cosas que están ocurriendo y sabe captarlas, todas aquellas situaciones y vivencias que desembocarán en el Mayo del 68 y que Godard va dejando caer como pequeñas píldoras a lo largo de la película.


miércoles, 13 de noviembre de 2024

FRESA Y CHOCOLATE

 


David (Vladimir Cruz) es un comunista convencido que estudia en la Universidad de La Habana. Diego (Jorge Perugorría) es un artista homosexual acosado por la homofobia del régimen castrista. A pesar de las abismales diferencias que los separan, entre ellos surge una profunda amistad.


Junto a comentarios elogiosos, he leído alguna crítica acerada contra esta película porque ataca al socialismo, a la revolución y al régimen castrista. Supongo que será de algún acérrimo a estas ideologías que no acepta muy bien las críticas. 
Por si alguno no lo sabe, Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, realizadores del film y Senel Paz, guionista del mismo, en uno de cuyos relatos se apoya la historia, son cubanos y hablan de lo que saben, de lo cercano, de su país, que es lo que mejor conocen y la mejor manera de que su trabajo salga bien, porque cuando hablas de lo lejano y desconocido, tienes más papeletas para hacer un mal producto. 
Así que igual que Brokeback Mountain, por ejemplo, aborda el asunto de la homosexualidad en EE.UU. y habla de las obstáculos, incluso las desgracias, que han de soportar los homosexuales en ese país porque sus autores son norteamericanos; este film lo centra en Cuba, porque sus autores son cubanos, ni más, ni menos. Ver más allá es querer rizar el rizo y eso de que en otros sitios del planeta ocurría lo mismo en los años setenta, siendo cierto a medias, pues en ningún país occidental estaban los gays para tirar cohetes en los años 70, no quita para que en Cuba las cosas fueran, más o menos, como las cuenta la película. 
En la parte positiva, hay que señalar que, habiendo aportaciones económicas de España y México, la película está producida por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).


La película navega entre algún momento dramático, duro incluso y un cierto tono de comedia y, sin renunciar a su mensaje reivindicativo, es un grito que clama libertad, pero, sobre todo, comprensión. Hasta que no conoces al otro, debes abstenerte de criticarlo y, desde luego, mucho menos en plan fanático y sectario. Cuando David conoce a Diego de verdad, descubre a la persona y ello le lleva, en primer lugar, al respeto y en algunas cosas, incluso a la admiración.




martes, 12 de noviembre de 2024

CREACIÓN

 

Ciego, frágil, muy viejo y bastante harto de oír que en el Odeón de Atenas se aplaude la versión de la historia de Heródoto, Ciro Spitama decide dictarle su propia historia a su sobrino Demócrito. Estamos en el año 445 a. C. 
Amigo de reyes, filósofos, emperadores, generales y sabios; compañero de escuela de Jerjes, empleador de Sócrates, llegó a conversar con Confucio, al que le unió algún tipo de amistad. Nieto de Zoroastro, en cuya muerte estuvo presente y escuchó sus últimas palabras. La temprana muerte del padre persa de Spitama lleva al joven muchacho y a su madre griega a buscar el cobijo de la corte persa en Susa. Durante una cacería, un jabalí ataca a Ciro y Jerjes, que es su contemporáneo, le salva la vida. A partir de entonces serán, en algunos aspectos, casi como hermanos. El rey Darío le encargará que viaje a la India y en sus viajes, acabará llegando a China. 
Es una novela larga y su protagonista es un buscador de la verdad que vive en una época que le permite conocer a grandes personajes de la historia. No cabe duda que resulta interesante, como lo es en sí misma la prosa de Gore Vidal, pero quizá las largas charlas filosóficas y morales y las elipsis a que acude algunas veces («El viaje de Lu a Magadha por la ruta de la seda duró casi un año. La mayor parte del tiempo estuve enfermo» o «Ya no recuerdo, con ningún detalle, la ruta exacta que tomamos...», por ejemplo), hacen que durante algunos pasajes, el atractivo por la misma decaiga y le falte algo de ese encanto de algunas novelas históricas que nos sumergen en detalles, incluso aunque sean cotidianos.