En Bedford Stuyvesant, uno de los barrios más humildes de Brooklyn, viven varias familias de raza negra, algunos hispanos, una pareja de comerciantes vietnamitas y una familia italoamericana que tiene una pizzería. Mookie (Spike Lee), un chico que trabaja de repartidor de pizzas, conoce bien a los vecinos y es testigo privilegiado no sólo de la vida cotidiana del barrio, sino también de las tensiones y del racismo de algunos de sus habitantes.
Con una llamativa y variada banda sonora que incluye desde temas gospel hasta hip hop, pasando por música sinfónica o de jazz, Spike Lee nos introduce en esta peculiar calle del neoyorkino Brooklyn que es una auténtica olla a presión siempre en trance de estallar en cualquier momento. El realizador norteamericano no tiene empacho alguno en repartir culpas y no tiene reparos para poner en solfa los defectos de algunos miembros de su propia raza.
Es el odio lo que se masca, es cierto que lo llamamos racismo, pero es odio al otro, al que no es como nosotros y al que no tratamos de entender, únicamente deseamos que se evapore de lo que consideramos nuestro espacio exclusivo.
Salvo unos pocos personajes que realmente conviven y les da igual cuál sea la procedencia o el color de la piel de su vecino, el resto no paran de quejarse, de echarle la culpa al otro en plan victimista y cuando la violencia se desata, descubrimos que lo que hay detrás es frustración, incultura y unas ganas tremendas de que todo salte por los aires para ver si se produce una catarsis. Pero a la postre el odio solo engendra odio y no resuelve problemas.
Muy interesante. Un beso
ResponderEliminarCreo que lo es.
EliminarLa mejor película de Spike Lee.
ResponderEliminarProbablemente.
EliminarUno de esos directores cuya estrella se ha ido desinflando con los años. Aquí aún hacía películas prometedoras.
ResponderEliminarPues sí.
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