viernes, 17 de mayo de 2024

EL CIELO ROJO (AFIRE)

 


El engreído escritor León (Thomas Schubert) viaja con su mejor amigo, el fotógrafo Felix (Langston Uibel), para pasar unas vacaciones de verano cerca del Mar Báltico durante las que pretende acabar su segunda novela. Cuando llegan, descubren que su casa ya está ocupada por una vitalista mujer que desafía a León a abrirse. Mientras tanto, los incendios forestales azotan a su alrededor y se aproximan anunciando un desastre inminente.


Con un tema tan actual como las consecuencias del desarrollo incontrolado y del cambio climático, ambos aunados en ese fuego que acecha y en el que la película refleja muy bien lo que buena parte de la sociedad piensa, resumido en una frase de uno de los personajes: "El viento siempre sopla del mar, no hay por qué preocuparse, aquí estamos a salvo, el fuego no llegará". ¿Cuántos de nosotros vemos así las cosas que están ocurriendo, con tal de estar a salvo, nos importa poco que se queme la casa del vecino, ni te digo si las cosas ocurren en el país de al lado o los desastres climáticos se producen a miles de kilómetros.


Además de esa denuncia, el alemán Christian Petzold, guionista y realizador del film, utiliza el incendio (que tiene mucha importancia en la película, como se verá hacia el final), como una metáfora sobre la propia existencia del protagonista, un tipo egoísta y solitario, que no ve o no quiere ver, lo que ocurre a su alrededor, qué les sucede a las personas cercanas, a quienes le aman y se preocupan por él. Da por hecho que está por encima del común y que los demás son meros acompañantes, figurantes en la historia de su vida. 
La narración tiene un tono de humor muy particular, no de los que arrancan carcajadas, sino de esos que algunos ni siquiera perciben, siempre de la mano de las meteduras de pata que acompañan la actitud de León, al que las cosas parecen salirle mal precisamente a causa de su engreimiento. Esta actitud que hace repulsivo y atractivo a un tiempo al personaje, el misterio que envuelve a Nadja (Paula Beer) y ese incendio al que apenas prestan atención, mantiene el interés de este film de argumento aparentemente sencillo, en el que a partir de cierto momento, todo lo que hemos visto hasta entonces, que nos puede resultar hasta insulso, cobra sentido y nos damos cuenta de que el film es más complejo y que navega por mundos que se nos presentan llenos de detalles como los riesgos y beneficios de profundizar en emociones tan desconcertantes como la vergüenza y tan impredecibles como el amor. 
A veces es necesaria una tragedia en nuestra vida para que aprendamos a descubrir lo necios que hemos sido desdeñando pequeños placeres porque no nos agradaba la compañía o porque considerábamos pueril a quien nos proponía acompañarle a algo tan sencillo como acercarse a la playa a contemplar el mar.




6 comentarios:

  1. Parece una buena película , Te mando un beso.

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  2. Parece ser que su director se inspiró en el cine de Éric Rohmer a la hora de planificar la puesta en escena.

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    1. Al parecer, Christian Petzold repasó de cabo a rabo todo el cine de Rohmer.

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  3. Casi nunca vemos venir el desastre final, y luego tomamos un montón de precauciones con lo que pasa de largo.

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