Isaías (Miki Esparbé), 40 años, era un prometedor arquitecto. Ahora pasa sus días entre su estudio de arquitectura, en el que apenas tiene trabajo, y el parque donde juegan sus hijos a la salida del colegio. Dondequiera que esté, Isaías siente que no está donde debería. En la relación con su mujer, Ainhoa (Olaya Caldera), se nota el paso de los años y lo agotadores que pueden ser los niños. Isaías entabla amistad con Sonia (Ana Polvorosa), madre de otro niño del cole, una relación que le llevará a reflexionar sobre su propia existencia.
Dicen algunos críticos, yo pienso que con razón, que el film es el retrato de una parte de una generación ya no tan joven, que se debate entre la competencia y el consumismo, en esa especie de obligación de obtener el éxito que se les ha predicado, aquello de que lo que se desea se puede conseguir y que debido a estos principios de los que acaban imbuidos, no encuentran su lugar en la sociedad.
Félix Viscarret saca adelante esta película que, según él, en algún momento le resultaba lenta y aburrida, de forma profesional, con un argumento atractivo que profundiza en el comportamiento humano, con personajes que viven situaciones complicadas típicas de sociedades desarrolladas (desempleo o poco trabajo, frustración por no obtener éxito profesional, desesperación por lo que consideran una vida monótona...) y lo hace con un exiguo presupuesto, prácticamente con unos pocos decorados y un mensaje final de esperanza basada en el amor y la familia.
Gracias por la reseña. Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias a ti.
EliminarUn saludo.
Pues a mí me pasó como al director, que la encontré falta de ritmo y con poco que contar (y que conste que no discuto su valor como reflejo de la precariedad y falta de valores de la época que nos ha tocado vivir).
ResponderEliminarNo he tenido ocasión de verla aún, pero tiene pinta de trabajo de encargo. De ahí, quizá, que a muchos no les haya convencido del todo.
ResponderEliminarPuede ser.
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