martes, 12 de abril de 2022

UN MARIDO IDEAL

 


Sir Robert Chiltern (Hugh Williams) es un político brillante, un auténtico gentleman y el marido ideal de la seductora Lady Chiltern (Diana Wynyard). Todos admiran la armonía de su matrimonio. Cuando se apresta a hacer público un escándalo financiero, la malévola Laura Cheveley (Paulette Goddard), que ha invertido mucho en el turbio negocio, lo amenaza con revelar un oscuro secreto de su pasado y su felicidad se tambalea. Acorralado, pide ayuda a un viejo amigo, el inteligente Lord Arthur Goring (Michael Wilding), que pronto se encontrará atrapado en una red de mentiras y secretas tentaciones.


El guión adapta la obra teatral del mismo título de Oscar Wilde, estrenada en el Reino Unido el 3 de enero de 1895.
Hay dos aspectos de la película que llaman poderosamente la atención: Los magníficos decorados, que reproducen toda la riqueza y esplendidez de las mansiones nobles británicas, obra de Vicent Korda (hermano menor del realizador) y el vestuario, recreando la complicada belleza y exuberancia de los vestidos victorianos; su diseño se debe a un nombre mítico en la industria del cine, el diseñador Cecil Beaton (My fair lady y Gigi).


Reflexión alrededor de la hipocresía y la intransigencia. La esposa de Sir Robert, que ha colocado a su marido en un pedestal, es incapaz de asumir que éste pueda haber cometido cualquier error en su pasado, para ella, una mácula en el historial personal de alguien, es algo imperdonable por más que su conducta posterior sea irreprochable. La narración nos conduce hacia un final en que se impone la necesidad de perdón y de saber aceptar y disculpar, en lo posible, los defectos de los demás. 
Ni que decir tiene que los diálogos, tomados de la obra de Wilde, son de lo mejor del film, con ese especial y personal sentido del humor con que el autor irlandés sabía adornar las páginas de sus escritos. Algunos de los pasajes son realmente geniales y a ello acompañan unas interpretaciones más que dignas que saben esquivar esa tendencia a la declamación y cierto acartonamiento que se observa en algunos actores que interpretan adaptaciones teatrales, para conseguir naturalidad y soltura en su trabajo. 
No es una gran película, pero sí una buen film, entretenido y digno de verse y disfrutarse.




2 comentarios:

  1. Desde luego, toda la ambientación decimonónica está muy lograda.

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    1. Con el fin de la guerra aún cercano, se podría escribir todo un tratado sobre las dificultades que tuvieron para confeccionar el vestuario por la escasez de telas. Hubieron de recurrir incluso a antiguos cortinajes para conseguir los suntuosos y complicados vestidos victorianos.

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