jueves, 21 de abril de 2022

UMBERTO D

 


Umberto Domenico Ferrari (Carlo Battisti) jubilado de un empleo de funcionario, intenta sobrevivir con su miserable pensión. Sumido en la pobreza, vive en una pensión, cuya dueña lo maltrata porque no consigue reunir el dinero necesario para pagar el alquiler de su habitación. Domenico es demasiado orgulloso para mendigar y decide vender su reloj y sus libros para poder hacer frente al pago, aunque una dolencia de garganta le lleva al hospital y retrasa sus gestiones financieras, además cuando recibe el alta, descubre que la casera está a punto de echarle y ha desaparecido su perro Flicke, el único amigo que tiene junto con María (Maria Pia Casilio), la joven criada de la pensión, embarazada de uno de los dos soldados con quienes estuvo, ninguno de los cuales admite ser el padre de la criatura.


De Sica presenta la historia de este jubilado que intenta sobrevivir en una Italia inmersa en plena recuperación económica tras la guerra. Mantener su dignidad resulta complicado en una ciudad en la que la amabilidad y la solidaridad entre personas parece haber sido engullida por el empuje de la modernidad y llegar a fin de mes con las necesidades básicas cubiertas se torna en tarea titánica y prácticamente imposible.


Última entrega del ciclo neorrealista del actor y realizador italiano, quizá la menos conocida de ellas y, probablemente la menos lograda, en ella se notan algunas situaciones un tanto artificiales y una mayor propensión de De Sica al melodrama. Sin embargo, aunque en opinión de algunos la película haya envejecido, yo pienso que conserva intactos gran parte de sus valores, mostrando el desvalimiento de un colectivo que ya no tiene fuerza para presionar (al menos no la misma que los trabajadores en activo) y hacer valer sus derechos y que debe confiar en la buena voluntad de los demás, algo que, como sabemos, es demasiado confiar. 
La congoja que siente Umberto, un hombre digno, íntegro, cuando se ve en la calle, abandonado, sin nadie a quien recurrir y resistiéndose a vivir de la caridad, traspasa la pantalla y consigue llegar al espectador que siente su abandono y la desesperanza de un anciano que, pese a estar en plenitud de fuerzas mentales y en un relativo buen estado físico, tira la toalla porque no ve salida para su situación desesperada. 
Digo que sigue vigente porque, aunque nos parezca que en nuestro llamado estado del bienestar, estas situaciones son impensables, sigue habiendo ancianos poco menos que abandonados, seguro que sin llegar al extremo que narra la película, pero, sobre todo en las grandes urbes, donde todo está más deshumanizado, hay gente mayor que lo está pasando francamente mal. 
Con un argumento sencillo y transparente, sin artificios, contemplamos todo un drama social y humano emocionante y conmovedor, un film repudiado por el que posteriormente fuera Primer Ministro, el democratacristiano Giulio Andreotti, a la sazón subsecretario de estado, a cuyo cargo estaba, entre otras instituciones, la Oficina Central de Cine. Para recibir un préstamo, un comité dependiente de dicha Oficina, tenía que aprobar el guión, favoreciendo así las películas apolíticas, mientras que las licencias de exportación se negaban a las películas que podían dar mala imagen de Italia. El comité la consideró una película peligrosa debido a la escena de apertura que muestra a la policía disolviendo una protesta de jubilados y la escena final que muestra el intento de suicidio abortado de Umberto. En una carta pública a De Sica, Andreotti criticó al director por su "miserable servicio a la patria" y su falta de "optimismo saludable y constructivo que realmente ayude a la humanidad a avanzar y tener esperanza".




8 comentarios:

  1. Otra obra maestra de De Sica y, en general del cine italiano. Imposible no conmoverse con la historia. ¡Ese perro! Debería ser de obligada visión en colegios e institutos.

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    1. Y, como digo en la entrada, a mi parecer, el asunto es bastante más actual de lo que pudiera parecer a primera vista.

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  2. Pocas películas me emocionan tanto como ésta. Por cierto, en respuesta al comentario de Ethan, yo la pasé hace algunos años en una sesión de cinefórum con mis alumnos (aunque tampoco creáis que les entusiasmó demasiado...).

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    1. Un corrupto, típico ejemplar de los que no tienen reparo en llevarse lo que puedan y trapichear desde el poder, pero se escandalizan por lo que ellos creen que es una apología del suicidio. Pura hipocresía.

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  4. Que tal Trecce!
    Palabras mayores. Nada que añadir, solo me queda aplaudir a esta maravilla de película.
    Saludos!

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