lunes, 18 de abril de 2022

LADRÓN DE BICICLETAS

 


En la deprimida Roma de posguerra, Antonio Ricci (Lamberto Maggiorani), un obrero en paro, consigue un sencillo trabajo municipal pegando carteles a condición de que posea una bicicleta. A duras penas, tras empeñar la lencería de las camas, consigue rescatar la bici que tiempo atrás había empeñado también,  pero en su primer día de trabajo se la roban. Junto a su hijo Bruno (Enzo Staiola), Antonio comienza toda una aventura para recuperar su bicicleta mientras su esposa María (Lianella Carell) espera en casa junto con su otro hijo, apenas un bebé.


El reparto está compuesto de actores no profesionales (como en otros films del realizador) y está ambientada en escenarios reales, aunque la apariencia documental de algunas escenas, es solo eso, porque todo (o casi todo), estaba absolutamente planificado por De Sica
La película obtuvo un Oscar honorífico por su conmovedor poder y los valores que transmite.


El guión, de Cesare Zavattini, el propio De Sica y un grupo de colaboradores, se basa en la novela "Ladrones de bicicletas", de Luigi Bartolini, publicada en 1946.  


Hablar de esta película es hacerlo de uno de los grandes títulos del cine mundial de todos los tiempos, de esos que consiguen aunar el parecer de crítica y público y emblema del neorrealismo italiano. Un argumento sencillo perfectamente desarrollado, midiendo el tempo y sublimando las formas hasta alcanzar la perfección, de manera que este relato de unos tiempos material y moralmente miserables en un país devastado por la guerra y sus inmediatas consecuencias, se transforma en una parábola de la miseria y la desgracia humana, en una película que sabe encontrar belleza en el desastre, la inmoralidad, y la pobreza. 
El otro argumento de la película, el más entrañable, es el conocimiento mutuo al que llegan padre e hijo "gracias" al infortunio, que nos regala algunos de los momentos más bellos y evocadores vistos en una pantalla, hasta llegar a esa escena final, todo un homenaje al cine chaplinesco, que encoge el corazón y nos deja perturbados y convencidos de que hemos asistido a la proyección de toda una obra de arte.




10 comentarios:

  1. Hay épocas que parecen ya pasadas, y en cuanto nos descuidamos, las tenemos aquí otra vez, y hasta tal vez aumentadas.
    Recuerdo imágenes de bombardeos en Ucrania con bicicletas derribas junto a sus dueños.

    ResponderEliminar
  2. Una de las historias más humanas que jamás se hayan filmado.

    ResponderEliminar
  3. Qué maravilla, adoro esta película.
    Gracias por recordármela y feliz semmana.

    ResponderEliminar
  4. Un título esencial, contundente y emocionante.

    Saludos.

    ResponderEliminar