CORAZONES DE ACERO (FURY)

 

Abril de 1945. Con la guerra a punto de acabar, mientras los Aliados tratan de alcanzar sus últimos objetivos en territorio europeo, un sargento del ejército curtido en el combate llamado Wardaddy (Brad Pitt) comanda un tanque Sherman -el Fury- y su tripulación de cinco hombres en una misión casi suicida detrás de las líneas enemigas. Superados en número, en armamento y con un soldado novato en su pelotón, Wardaddy y sus hombres tratan de superar los abrumadores inconvenientes en su heroico intento de atacar el corazón de la Alemania nazi, enfrentados a un enemigo desesperado que da por descontada su derrota.

Por supuesto en la película vemos la guerra en los últimos coletazos del avance aliado por Europa, pero sobre todo contemplamos la particular batalla que libra un grupo de hombres que vive en una especie de microcosmos, el tanque que conducen por los campos de batalla y cuya forzosa convivencia dentro de él, les ha convertido en una especie de familia, un tanto peculiar, eso sí, pues se desarrolla en medio de peleas y diferencias entre ellos.

El film, a mi modo de ver, resulta desigual, con buenos momentos y otros bastante mediocres, en concreto gran parte de las secuencias que se desarrollan en casa de las dos alemanas, dejan bastante que desear, pero bueno, como digo siempre, eso son opiniones, habrá a quien le haya parecido otra cosa. No digamos ya las secuencias del final, con alemanes cayendo como moscas en su descerebrado ataque al tanque inmovilizado.

Muy cuidados los detalles de ambientación, pero todo con un resultado que le deja a uno un poco frío, sin llegar a sentirse sumergido en la historia, quizá por un guión que no consigue transmitir emociones y cuando lo hace, uno se revuelve un poco en el asiento porque no acaba de conseguir lo que probablemente pretende. 

Una película entretenida, pero poco más.